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domingo, 1 de agosto de 2021

 

Estradiol, sarcopenia y menopausia

La sarcopenia es una condición típica del proceso de envejecimiento que se caracteriza por un declive en la masa y la calidad musculares.  El inicio de la sarcopenia está determinado por cambios hormonales, activación de la ruta inflamatoria, infiltración grasa, apoptosis y alteración de la función mitocondrial. La incidencia de algunos síndromes geriátricos comunes  es sexo-específica y, en particular, el inicio de la sarcopenia en mujeres está íntimamente relacionada con la menopausia.

   Uno de los fenómenos más característicos en el proceso de  envejecimiento de las mujeres es la menopausia, la cual está acompañada con cambios hormonales, en particular, los niveles de estradiol. El estradiol es el estrógeno más potente, regula el ciclo menstrual y es responsable del desarrollo y mantenimiento de las características sexuales femeninas. El músculo esquelético posee receptores específicos de estradiol a nivel de las fibras y, por tanto, el estradiol puede promover la regeneración muscular estimulando la actividad proliferativa de las células satélites y contribuyendo a la salud muscular. Las células satélites representan las “stem cells” del músculo esquelético y son las responsables del mantenimiento del tejido muscular. El estrés mecánico (ejercicio físico) o el daño muscular activan la función regenerativa de las células satélites, reconstruyendo la integridad y función musculares. El estradiol está involucrado en la modulación de las respuestas inflamatorias local y sistémica que afectan la sarcopenia.

   La transición a la menopausia (etapas de desarrollo: premenopausia, perimenopausia, menopausia y postmenopausia) está asociada no solo con disminución de los niveles de estradiol sino también con incremento en la adiposidad visceral y disminución de la densidad mineral, la masa muscular y la fuerza muscular. Estos factores contribuyen significativamente al desarrollo de una condición llamada “obesidad sarcopénica” que se caracteriza clínicamente por sarcopenia y excesivo peso corporal. La obesidad sarcopénica tiene consecuencias directas sobre la salud de mujeres menopáusicas y postmenopáusicas.

   La evidencia sugiere que la menopausia está asociada con un incremento en la liberación de citoquinas pro-inflamatorias como interleuquina (IL)-6, IL-1 y factor de necrosis tumoral-α (TNF-α). Algunos estudios también sugieren que los adipocitos, a través de la liberación de IL-6 y TNF-α, pueden promover la acumulación de masa grasa y comprometer la función muscular, causando sarcopenia. Aunque hay una clara correlación entre el incremento en los niveles periféricos de IL-6 y TNF-α y la sarcopenia, las causas y mecanismos se mantienen poco claros.  No obstante, los estudios demuestran la capacidad del 17β-estradiol para inhibir específicamente la liberación mediada por inflamación de algunas citoquinas pro-inflamatorias, como TNF-α, que pueden degradar proteínas musculares y reducir la capacidad del músculo adulto para responder al daño. En este contexto, hay evidencia convincente de la capacidad de los estrógenos para actuar e influir en el tejido adiposo directamente a través del receptor de estrógenos-α (ERα). El hecho que los estrógenos puedan inhibir la respuesta inflamatoria podría ser de interés para prevenir el daño muscular. 

   Las células satélites son abundantes durante las primeras fases de desarrollo, contribuyendo al crecimiento muscular,  y luego disminuyen con el tiempo. Su contenido varía dependiendo del tipo de fibra muscular. Las fibras tipo I oxidativas tienen un mayor contenido de células satélites que las fibras tipo II porque se benefician de una significativa contribución capilar y sanguínea. En condiciones de estado estacionario, las células satélites están en estado de quiescencia. Con el daño muscular o la estimulación anabólica, las células satélites son activadas y entran en el programa miogénico para apoyar la reparación del músculo dañado a través de la reparación o el crecimiento de fibras musculares.

   El estado inflamatorio crónico relacionado con la edad impacta la proliferación y el reemplazo de células satélites. En este sentido, el rol jugado por el estradiol se vuelve de considerable interés. El estradiol estimula la activación y, por consiguiente, la proliferación de células satélites a través de receptores específicos de estrógenos (ERα y ERβ), promoviendo la reparación muscular. Sin embargo, la capacidad para mejorar la fuerza muscular depende exclusivamente de la unión de esta hormona con el receptor α.

   Hay evidencia convincente que los estrógenos, especialmente el estradiol, juegan un rol clave en la preservación de la salud muscular en la vejez. En este contexto, se han realizado varios estudios de investigación sobre intervenciones o reemplazos hormonales. En algunos casos, la suplementación  hormonal (o HRT, Hormone Replacement Therapy) con estradiol ha generado mucho interés por sus efectos potencialmente beneficiosos. Específicamente, la obesidad relacionada con la menopausia y la pérdida de masa de músculo esquelético pueden ser revertidas con la terapia hormonal con estradiol.

   El reemplazo de estrógenos tiene diferentes efectos según la fase específica de la menopausia. Por ejemplo, el uso de la HRT en el inicio de la postmenopausia, en comparación con la postmenopausia tardía, resulta en un incremento significativo en el número de células satélites y una mejoría de la movilidad y la fuerza muscular. Por el contrario, algunos estudios consideran que la HRT con estradiol es un método inefectivo contra la pérdida muscular. Otros estudios reportan una asociación de la terapia hormonal con un mayor riesgo de cáncer de mama y/o enfermedad cardiovascular.

   Los efectos de la terapia hormonal aún se mantienen controversiales. Por esta razón, las intervenciones en el estilo de vida (en particular la actividad física y las intervenciones nutricionales) son actualmente la piedra angular para el mantenimiento de la salud muscular en la edad avanzada. Algunos programas de investigación (por ejemplo, the Sarcopenia and Physical Railty in Older People: multi-component Treament Strategies Project) han sido conducidos para definir las etapas críticas que faciliten el desarrollo de intervenciones farmacológicas contra la sarcopenia. Los investigadores con estos estudios definen las oportunidades para tratar o prevenir la sarcopenia y sus consecuencias adversas. Las mujeres que no responden adecuadamente a la intervención de estilo de vida, por ejemplo, podrían combinar un programa de rehabilitación física y nutricional con ERT para mejorar su condición de salud preservando la masa y función musculares en la etapa tardía de la vida.  

   En conclusión, durante el envejecimiento y la transición a la menopausia en las mujeres, ocurre una progresiva degeneración muscular. Esta disfunción muscular causada por disminución de la proliferación de las células satélites musculares incrementa los niveles de los marcadores inflamatorios y altera los niveles de hormonas sexuales. El balance hormonal y, en particular, el estradiol  son  esenciales en la función del músculo esquelético. El estradiol tiene un efecto beneficioso en el músculo esquelético estimulando la proliferación de las células satélites. El músculo esquelético puede responder al control hormonal estrogénico debido a la presencia de receptores específicos para estradiol a nivel de las fibras musculares. Adicionalmente, el estradiol puede limitar el daño por estrés inflamatorio en el músculo esquelético. La terapia de reemplazo con estradiol, combinada con programas de actividad física y nutricional, puede representar una herramienta válida para tratar la sarcopenia en mujeres.

Fuente: Geraci A et al (2021). Sarcopenia and menopause: the role of estradiol. Frontiers in Endocrinology 12:682012.

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