GLP2 y sensibilidad
a la insulina
El péptido similar a glucagón 2 (GLP2) es un derivado del
proglucagón de 33 aminoácidos producido por un subtipo de células
enteroendocrinas (células L) que residen en el epitelio de intestino delgado e
intestino grueso. El GLP2 también es producido en una discreta población de neuronas
en el tallo cerebral, las cuales emiten proyecciones principalmente al hipotálamo, área cerebral
que juega un rol clave en el control de la ingesta de alimentos. La convertasa
de prohormona 1/3 (PC1/3) procesa el proglucagón en el tracto gastrointestinal
y en el cerebro para producir GLP1, GLP2, péptido interventor-2, oxintomodulina
y glicentina. Los estudios sobre los
péptidos derivados del proglucagón han
servido de soporte para dos clases de
agentes que disminuye la glucemia, los inhibidores de la dipeptidil peptidasa
IV (DPP-IV) y los agonistas del receptor de GLP1, herramientas utilizadas en el
tratamiento de la diabetes tipo 2. El interés por los análogos de GLP1 como potentes incretinas ha ocultado
los esfuerzos por entender la importancia
de otros péptidos derivados del proglucagón. En efecto, inicialmente no se mencionaba al
GLP2 en la modulación de la secreción de
insulina o la homeostasis de la glucosa; sin embargo, datos experimentales
recientes sugieren que el GLP2 ejerce
efectos beneficiosos sobre el metabolismo de la glucosa, especialmente en condiciones relacionadas con incremento en la captación de energía
como la obesidad, al menos en modelos animales.
El GLP2 fue descubierto como un factor trófico del
intestino en 1996. Sin embargo, actualmente es considerado una hormona
pleiotrópica con un amplio rango de efectos, principalmente en el tracto
gastrointestinal. Las principales acciones biológicas del GLP2 están
relacionadas con la regulación de la
absorción de energía y el mantenimiento de la morfología de la mucosa, la
función y la integridad del intestino. El GLP2 es liberado en respuesta
a nutrientes luminales como glucosa, ácidos grasos y fibra dietética. El
GLP2 es convertido en GLP2 inactivo (3-33) por la DPP-IV y por
consiguiente su vida media es muy corta,
aproximadamente 7 minutos en humanos sanos. En roedores, el GLP2 (3-33), en
concentraciones farmacológicas, puede actuar
como un agonista débil -y también
es capaz de actuar como antagonista competitivo- del receptor de GLP2 (GLP2R). El
GLP2 promueve la absorción de energía en el tracto gastrointestinal a través de adaptaciones específicas y no
especificas. En efecto, induce la proliferación de células de las criptas y la
inhibición de la apoptosis, lo cual resulta en un incremento de la altura de
las vellosidades y en la expansión de la superficie de absorción de la mucosa en el intestino. Más aún, el GLP2
incrementa la captación de azúcares
aumentando la actividad y la expresión
de transportadores y aumentando la expresión de las diferentes
enzimas involucradas en su digestión.
Adicionalmente, los estudios en humanos y modelos animales sugieren que el GLP2
facilita la absorción intestinal de lípidos, y también aumenta y regula
la secreción de quilomicrones por el
intestino.
La respuesta gastrointestinal al GLP2 es mediada por el
GLP2R, un miembro de la familia de receptores glucagón/secretina acoplados a
proteína G. que se localiza en nervios entéricos y vagales, miofibroblastos subepiteliales y
células epiteliales. La activación del GLP2R
regula el crecimiento de células epiteliales, reduce la permeabilidad
intestinal, aumenta la función de barrera, incrementa el flujo sanguíneo
mesentérico e inhibe la motilidad gastrointestinal, proporcionando otro
mecanismo para la digestión y absorción de nutrientes. El GLP2R
también es expresado en el sistema
nervioso central (SNC), específicamente
en las regiones claves del
cerebro para el balance energético, incluyendo
hipotálamo, hipocampo y tallo cerebral. Como neurotransmisor, el GLP2
puede mediar la transmisión sináptica
inducida por neuronas preproglucagonérgicas que relacionan al hipotálamo
con el tallo cerebral y puede actuar como una señal de saciedad en el control de
la conducta alimenticia. En efecto, la administración intracerebroventricular
(icv) de GLP2 reduce la ingesta de alimentos en roedores. Esta
observación apoya la hipótesis de un rol fisiológico del GLP2 en la regulación de la ingesta de alimentos y
el peso corporal. Hasta ahora, los
estudios en humanos no han demostrado
una disminución en la ingesta de alimentos después de la administración periférica de
GLP2. Por otra parte, la inyección intraperitoneal de GLP2 reduce la ingesta de alimentos en
ratones, lo que sugiere un rol del
GLP2 en la regulación a corto plazo de
la conducta alimenticia. Este efecto
está relacionado con una significativa disminución de la tasa de vaciamiento gástrico, un proceso critico para el control a corto plazo de la ingesta de alimentos. Más aún, en ratones, la alteración del GLP2R
en las neuronas proopiomelanocortina (POMC) del hipotálamo acelera la tasa de vaciamiento gástrico y apoya la hipótesis que el GLP2 del SNC es una señal de saciedad
clave para el control fisiológico a corto plazo
de la conducta alimenticia.
Hasta
ahora, la acción del GLP2 sobre la
homeostasis de la glucosa ha sido muy
poco investigada y la importancia de la señal
GLP2R no es muy clara. La
deficiencia global de GLP2R no es critica para la homeostasis de la
glucosa en ratones normales o diabéticos
delgados porque no está asociada con cambios en la glucosa en ayunas, la
tolerancia a la glucosa o el nivel
plasmático de glucagón. Adicionalmente,
la observación que el tratamiento crónico con GLP2 (3-33), un antagonista del GLP2R, no afecta los parámetros
glucémicos, la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina o el peso
del páncreas y la masa de células β en ratones descarta un rol del GLP2
endógeno en la homeostasis de la
glucosa en condiciones normales. Es
conocido que el GLP2 no exhibe ninguna propiedad liberadora de insulina. Por el
contrario, la infusión iv del péptido incrementa la secreción de glucagón en humanos sanos no obesos tanto en concentraciones fisiológicas como
farmacológicas. El GLP2R se localiza en células α de páncreas de humanos y
roedores. La propiedad glucagonotrópica
del GLP2 podría sugerir que el
péptido exacerba la hiperglucemia
relacionada con la diabetes. Sin embargo, la hipersecreción de glucagón
inducida por glucosa oral, típica de pacientes con diabetes tipo 2, no es consecuencia de secreción exagerada –o efecto- del GLP2 y
la ausencia global de GLP2R en ratones
genéticamente obesos incrementa la
secreción de glucagón y la hiperglucemia.
Por lo tanto, la importancia del GLP2 en el control de la secreción de
glucagón en diferentes especies y diversas condiciones patológicas requiere más estudio.
La
evidencia tejido-especifica del GLP2R obtenida en ratones KO indica que la
activación del receptor en las neuronas POMC es esencial para suprimir la producción hepática de
glucosa. El GLP2 activa la liberación de hormona estimulante de melanocitos-α (MSHα)
en las neuronas POMC. La MHSα a su vez activa receptores melanocortina 4 en las
neuronas del núcleo motor dorsal del vago lo cual aumenta la descarga vagal en
el hígado para suprimir la producción
hepática de glucosa. Los ratones que carecen de GLP2R selectivamente en
neuronas POMC exhiben tolerancia a la glucosa alterada y resistencia a la insulina en el hígado (por incremento de
la gluconeogénesis), lo que sugiere un significado fisiológico de la acción
neural del GLP2 en el control glucémico. Más aún, la infusión icv de GLP2, a
través de la activación del GLP2R en neuronas POMC, incrementa la tolerancia a la glucosa y la
sensibilidad a la insulina al tiempo que suprime la producción hepática de
glucosa. Por lo tanto, el GLP2 podría ser una señal neuroendocrina crucial para la homeostasis de la glucosa. Por otra parte, el GLP2 actúa como un factor
beneficioso para el metabolismo de la
glucosa en condiciones de obesidad. La pérdida de GLP2R en ratones
genéticamente obesos provoca un incremento en la secreción de glucagón y la masa de células α, hiperglucemia y
disminución de la masa de células β, lo que sugiere que el GLP2R es requerido
para la adaptación del páncreas endocrino al estrés metabólico. En ratones
alimentados con una dieta rica en grasas, el GLP2 actúa como un factor
protector contra la desrregulación del
metabolismo de la glucosa y la reducción de la señal GLP2R acelera el proceso de resistencia a la
insulina. El GLP2 también es considerado
como responsable de la mejoría
glucémica que se observa después de una
cirugía bariátrica y puede ser considerado como una señal clave para manejar la
reprogramación intestinal del metabolismo de la glucosa. En los pacientes
obesos sin diabetes tipo 2, las concentraciones plasmáticas de GLP2 son mayores
(8500 pg/ml) que en sujetos sanos (850 pg/ml). Estos altos niveles de GLP2
pueden ser interpretados como un factor beneficioso contra el desarrollo de diabetes tipo 2.
Entonces, el incremento en las concentraciones plasmáticas de GLP2 podría ser
interpretado como una señal adaptativa
involucrada en la regulación del metabolismo de la glucosa en
condiciones de obesidad. En efecto, como el GLP2 endógeno causa un efecto trófico sobre la mucosa del intestino delgado con incremento de la
superficie absortiva en ratones
alimentados con dieta rica en grasas, la hormona podría ayudar a preservar y mejorar
los desordenes del metabolismo de la glucosa inducidos por la dieta rica
en grasas.
El
GLP2 puede también activar neuronas en el núcleo del tracto solitario a través
de impulsos vagales aferentes que expresan GLP2R para modular el metabolismo de
la glucosa. En este contexto, se propone que la activación del GLP2R
en las aferentes vagales puede
influir en las neuronas preproglucagonérgicas en el núcleo del tracto solitario
con la consiguiente liberación de GLP2
para controlar la conducta alimenticia y la homeostasis de la glucosa.
Por otra parte, es importante conocer si
el GLP2 incrementa la incorporación de glucosa en los adipocitos cuando su
respuesta a la insulina es alterada por la obesidad. Aunque hay reportes
conflictivos, la mayoría de trabajos proporcionan evidencias que indican que la incorporación de glucosa
inducida por insulina es suprimida en el
estado de obesidad y como el GLP incrementa la absorción intestinal de hexosas, se ha propuesto la hipótesis que
el GLP2 contribuye al aclaramiento de la glucosa plasmática a través de su
acción en los adipocitos. Adicionalmente, o alternativamente, el GLP2 puede
influir y modular la calidad y cantidad
de adipoquinas secretadas y el
estado inflamatorio del tejido adiposo.
Otro
hipotético blanco para el GLP2 podría ser representado por el páncreas. A pesar
que el GLP2 exógeno incrementa la secreción de glucagón, la eliminación de la
señal GLP2R en ratones genéticamente obesos provoca incremento en la secreción
de glucagón y la masa de células α, lo
cual ha sido interpretado como debido a incremento de señales proinflamatorias
como la IL-6, involucrada en la expansión de la masa de células α. Más aún,
estudios recientes sobre el polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP) y
GLP1 han demostrado
que ambas hormonas son sintetizadas y
secretadas por las células α bajo condiciones de estrés celular impuesto por
ataque citotóxico a las células β o por
demanda aumentada de insulina. En estas
condiciones, el incremento en la expresión de PC1/3 en las células α dirige la
conversión de proglucagón en GLP1. Como
GLP1 y GLP2 son producidos por la misma
convertasa en cantidades equimolares,
se puede pensar que la expresión
pancreática de GLP2 también cambia en condiciones de estrés. Es
posible también que el GLP2 actúe
directamente sobre el hígado para
modular la función hepática relacionada
con el metabolismo de la glucosa o de los lípidos. Sin embargo, el GLP2R ha
sido identificado en el hígado de ratón, pero no en el hígado de otras especies incluyendo a los humanos. Más
aún, el hígado graso está fuertemente asociado
con resistencia a la insulina y los elevados niveles plasmáticos de
triglicéridos y colesterol reducen la concentración de HDL y exacerban la
esteatosis hepática, lo que sugiere que el GLP2 endógeno puede ejercer un rol
defensivo contra el desbalance de lípidos en condiciones de obesidad. Sin
embargo, un estudio con ratones indica que la administración de GLP2 por cuatro
semanas no está asociada con un mejoramiento significativo en los parámetros circulantes relacionados
con dislipidemia y tampoco previene la acumulación de grasa en el hígado, lo
que sugiere que el efecto beneficioso del tratamiento crónico con GLP2 sobre la
sensibilidad a la insulina no es una
consecuencia de mejoramiento en el
metabolismo de los lípidos. Otro potencial
efecto protector contra la resistencia a la insulina está relacionado con la capacidad del GLP2
para reducir la permeabilidad intestinal y por consiguiente la función de
barrera del intestino. Los ratones obesos exhiben una barrera intestinal
alterada y la producción endógena de GLP2 inducida por dietas probióticas
mejora la función de barrera epitelial, limita la activación de los
procesos que disparan la inflamación y
reduce el desarrollo de resistencia a la insulina.
En
conclusión, datos experimentales recientes
sugieren que el GLP2 ejerce
efectos beneficiosos en el metabolismo
de la glucosa y la sensibilidad a la insulina, especialmente en condiciones
relacionadas con el incremento en la
captación de energía, como la obesidad, al menos en modelos animales. Los
resultados de los estudios con humanos hasta el presente son inconsistentes.
Fuente:
Amato A et al (2016). GLP2: an
underestimated signal for improving glycaemic control and insulin sensitivity. Journal
of Endocrinology 229: R57-R66.
muy buena informacion para conocer acerca de Que es la insulina es una hormona principal que regula el metabolismo de los hidratos de carbono, de las proteínas y de las grasas. Es secretada por las β-células de la islotes de Langerhans del páncreas. La principal función de la insulina es contrarrestar la acción de varias hormonas generadoras de hiperglicemia y para mantener bajos los niveles de glucosa en sangre.
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