Nuevos aspectos de las acciones
de los glucocorticoides.
La acción de los glucocorticoides (GC) involucra la unión a dos tipos de receptores intracelulares, el
receptor glucocorticoide tipo 1 o MR y el tipo 2 o receptor glucocorticoide
(GR). Estos receptores son factores de transcripción activados por ligando, los cuales una vez
unidos al ligando se trasladan al núcleo e interactúan con elementos de respuesta en los promotores
de genes o interactúan con otros factores de transcripción,
induciendo activación o represióntranscripcional. En condiciones basales, GR Y
MR se localizan en el citoplasma asociados con las proteínas chaperonas,
proteínas de shock térmico (HSP) 90 y 70 y proteínas co-chaperonas como la inmunofilina. La proteína ligadora de FK506, la HSP90 y
otras proteínas chaperonas y co-chaperonas son parte del mecanismo de
activación y translocación del receptor,
así como de los posteriores efectos de la transactivación del receptor. Además de estas acciones
genómicas que regulan la transcripción de genes, los GRs y los MRs también son
mediadores de respuestas no genómicas de sus ligandos. Algunas acciones
biológicas de los GCs son rápidas y mediadas por acciones genómicas (requieren
síntesis de proteínas) y dependen de receptores de membrana.
Los receptores de los GCs están ampliamente expresados en estructuras del
sistema nervioso central, incluyendo hipotálamo e hipocampo. En condiciones
normales, los GRs se encuentran esencialmente libres de ligando en el nadir del
ritmo circadiano y mayormente ocupados en situaciones de estrés. Los MR son
expresados en el riñón, donde intervienen en la reabsorción de sodio, y en otros tejidos
epiteliales y no-epiteliales. Aunque losMRs tiene alta afinidad por GCs y
mineralocorticoides, la presencia de la enzima11β-hidroxiesteroide
deshidrogenasa tipo 2 (11β-HSD2) que convierte a los GCs en 11-cetoesteroides inactivos en los tejidos
blancos de los mineralocorticoides protege al MR de los altos niveles
circulantes de GCs. Los MR también son expresados en el sistema nervioso
central, especialmente en el sistema límbico. El hipocampo es la principal
estructura del sistema límbico que expresa MRs y conjuntamente con otras
regiones del cerebro expresa la
isoenzima tipo 1 de la 11β-HSD, la cual regenera los GCs activos a partir de los 11-cetoesteroides
circulantes. En consecuencia, en este
sitio, los MRs se unen a los GCs con mayor afinidad que los GRs. Debido a la
alta afinidad por los GCs y las mayores concentraciones circulantes de GCs en
comparación con los mineralocorticoides, los MRs en el hipocampo son ocupados
por concentraciones basales y bajas de GCs. Los MRs del hipocampo juegan un
importante rol en la retroalimentación mediada por GCs del eje
hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) y se asume que están involucrados en el mantenimiento de la
actividad basal del eje HHA, especialmente en el nadir del ritmo circadiano
cuando los MRs del hipocampo están significativamente ocupados. La isoenzima tipo 2 de la 11β-HSD no es
detectable en el sistema límbico y la co-localización de 11β-HSD2 y MR sólo ha sido identificada en el núcleo
del tracto solitario (NTS), un área relacionada con la regulación cardiovascular.
Entonces, el NTS es el único sitio del
cerebro con MRs que dependen de mineralocorticoides, por lo tanto, la
activación de los MRs en las otras áreas
cerebrales es mediada por GCs y no por
MRs.
La retroalimentación inhibitoria de
los GCs juega un rol importante en la
respuesta del eje HHA en el estrés. Este importante mecanismo involucra la
modulación de circuitos directos e indirectos que controlan la actividad de las
neuronas CRH. Los GCs inhiben la expresión y secreción de CRH en el núcleo paraventricular del
hipotálamo y también inhiben la transcripción de la pro-opiomelanocortina, la
proteína precursora de ACTH, en la hipófisis anterior. La transcripción de CRH depende de la activación y unión
al promotor CRH de la proteína co-activadora, transductora, de CREB (TORC), los GCs interfieren con la activación y unión de esta
proteína. Sin embargo, aunque se
asume que los GCsreprimen la transcripción de CRH interactuando con los elementos de respuesta en el promotor, la evidencia
acumulada sugiere que tal interacción no ocurre con la concentración
fisiológica de GCs y que el principal mecanismo por el cual los GCs reprimen la
transcripción de CRH es indirecto, como resultado
de la modulación de rutas neurales que controlan la función de las
neuronas CRH. En consecuencia, la retroalimentación de los GCs es modulada por
múltiples procesos que convergen en la activación límite del eje HHA por
inhibición de las neuronas CRH del NPV. Estudios recientes sugieren tres
procesos indirectos por los cuales los GCs podrían inhibir las neuronas CRH.
La inhibición rápida de CRH por retroalimentación en el NPV por los GCses
no genómica por naturaleza y ocurre a
través de receptores asociados a la
membrana. El mecanismo de inhibición rápida involucra la liberación post-sináptica de
endocanabinoides, los cuales actúan como mensajeros retrógrados, se unen a
receptores CB1 pre-sinápticos e inhiben la liberación de glutamato. Por otra parte, datos recientes
indican que las células de NPV reciben
inervación noradrenérgicadel núcleo del tracto solitario (NTS) que controlan
las respuestas del eje HHA al estrés. La activación del eje HHA también es mediada por neuronas no catecolaminérgicas
del NTS que expresan péptido glucagonoide 1 (GLP-1), las cuales envían
proyeccionesexcitadoras a las neuronas
CRH. El sistema GLP-1 es también un blanco para la retroalimentación de los
GCs. Los GCs actúan desestabilizando el ARNm del proglucagón y por lo tanto
reducen la magnitud de la excitación de
las neuronas CRH por el GLP-1. Finalmente, es importante considerar que los
receptores de los GCs son ampliamente expresados en la periferia y pueden
ejercer efectos indirectos sobre el eje HHA vía aferentes vagales o mensajeros
hormonales. Los GCs actúan en la periferia modulando señales metabólicas para generar
mensajeros inhibitorios, como los ácidos grasos libres, los cuales pueden
inhibir la activación del eje HHA secundariamente. Los GCs también liberan
glucosa e insulina en la periferia, conocidos inhibidores de la activación del
NPV del hipotálamo.
Los GCs conjuntamente con una diversidad
de mediadores químicos liberados durante la repuesta al estrés modifican
varios aspectos de la función cerebral,
incluyendo el aprendizaje y la memoria.
Las principales áreas cerebrales de la acción de los GCs y
otras hormonas del estrés incluyen al hipocampo (mediador de la memoria declarativa), la
amígdala (mediadora de la respuesta al temor) y la corteza prefrontal
(mediadora de la memoria de trabajo). Los estudios morfológicos y
bioquímicos han encontrado que las
variaciones en los niveles circulantes de GCs inducidas por el estrés promueven
neuroplasticidad en estas estructuras,
especialmente en el hipocampo con modificaciones de la morfología neuronal y cambios en la
excitabilidad neuronal y la eficacia sináptica. En el hipocampo, los GCs
regulan el recambio neuronal a través de
efectos sobre la muerte celular y la proliferación de los progenitores neurales. La influencia
trófica de los GCs sobre la supervivencia neuronal está relacionada con la regulación de rutas de señalización apoptóticas. Por otra
parte, el incremento en la secreción de GCs inducida por el estrés agudo puede actuar como un modulador positivo o
negativo del aprendizaje y la memoria. Varios estudios sugieren que el estrés
agudo está asociado con incrementos en la neurotransmisión glutamatérgica
excitadora en el hipocampo y la corteza prefrontal. Esta acción de los GCs es
no genómica e involucra MRs. Las fluctuaciones de los GCs también modulan el
proceso de aprendizaje a través de modificaciones de los elementos postsinápticos
que reciben la mayoría delos impulsos glutamatérgicos en el sistema nervioso central. Estos
elementos post-sinápticos, llamados espinas, son pequeñas protusiones ricas en actina yestudios recientes sugieren que
la espinogénesis es modulada por GR sinápticos.
Los GCs, además de su importante papel en la regulación de la actividad
metabólica en la periferia, tienen acciones sobre el control del apetito. La
alimentación es uno de los principales sincronizadores de la ritmicidad del eje HHA y la cantidad de
alimento ingerida está asociada con la secreción de GCs. En los humanos, el
aumento de la ingesta de alimentos y la ganancia de peso corporal están
asociados con incrementos en los niveles circulantes de GCs debido a
administración terapéutica de GC o enfermedad de Cushing. El exceso de GCs en
estos casos está asociado aumento de la producción de glucosa, disminución del
transporte y utilización de glucosa, disminución de síntesis de proteínas e
incremento de la degradación de proteínas
en músculo esquelético y ganancia de peso corporal. Las acciones
centrales de los GCs sobre la conducta alimenticia han sido demostradas por
diferentes estudios. En estos estudios, la inyección de dexametasona en el ventrículo
lateral no sólo estimuló la ingesta de
alimentos sino que también aumentó la ganancia de peso en las ratas. Los
efectos centrales de los GCs sobre la
regulación de la ingesta de alimentos son mediados por la interacción de los GCs con neuropéptidos hipotalámicos
involucrados en el control de la
homeostasis energética. Los GCsincrementan los niveles hipotalámicos de los neuropéptidosorexigénicos, neuropéptido Y
(NPY) y proteína relacionada con el agouti (AgRP) al tiempo que disminuyen los
niveles de los neuropéptidosanorexigénicos, CRH y oxitocina.
Los GCs son reconocidos como
supresores inmunes que actúan disminuyendo la producción de citoquinas y la
respuesta inflamatoria. Sin embargo, el eje HHA y el sistema inmune exhiben
interacciones bidireccionales complejas. El estrés impacta significativamente
varias facetas de la función neuroinmune. Por ejemplo, el estrés agudo
incrementa la expresión de
interleuquina-1β (IL-1β) en el hipotálamo y la actividad de las
prostaglandinas en la corteza cerebral.
Estos cambios en los factores de señalización
neuroinmunes (citoquinas, quimioquinas, prostaglandinas, etc) están
asociados con signos de neuroinflamación como proliferación y activación de
microglias. Aunque los mecanismos precisos
que controlan la expresión de
citoquinas durante el estrés no han sido
aclarados completamente se conocen algunos mecanismos claves. La noradrenalina parece ser el principal
disparador de la expresión de citoquinas inducida por el estrés, aunque otros
neurotransmisores como el glutamato también pueden participar en la respuestaneuroinmune
al estrés. Las citoquinas por su parte estimulan al eje HHA aumentando su
sensibilidad a los estresores. Las citoquinas tienen la capacidad para inducir
(a través de acciones extrínsecasal eje) o aumentar (a través de acciones
intrínsecas) la actividad del eje HHA. El efecto primario de los GCses la supresión de la expresión de citoquinas durante el
estrés, aunque hay evidencia reciente que sugiere que los GCs bajo ciertas
circunstancias pueden aumentar la
expresión de citoquinas. Es conveniente señalar que este aumento de la
expresión de citoquinas puede: (i) ser específica de algunos tejidos del
organismo, (ii) ocurrir sólo con dosis bajas
o con concentraciones infra-fisiológicas de GCs circulantes, (iii)
reflejar una respuesta temprana, de corta duración, de la señal GC. El impacto de las consecuencias neuroinmunes del
estrés no está restringido al eje HHA. Por ejemplo, la exposición al estrés
puede alterar la función cognitiva. Por otra parte, las citoquinas relacionadas
con el estrés potencialmente pueden intervenir en el desarrollo de patologías
relacionadas con el estrés. Entonces, las implicaciones de los cambios
relacionados con el estrés en la función neuroinmune, y la interacción entre
los sistemas clásicos de la respuesta al estrés (eje HHA, sistema nervioso
simpático) y la función neuroinmune nos proporcionan elementos para el mejor
entendimiento del impacto a largo plazo
del estrés en animales y humanos.
En conclusión, Las evidencias acumuladas en los últimos años sugieren que
la regulación dependiente de GC involucra los patrones de secreción de GC y
la interacción de los GCs con otros
neurotransmisores y neuropéptidos. Esto puede observarse en los efectos de los GCs en la neuroplasticidad del hipocampo y en la función inmune. Por
otra parte, está claro que no todos los efectos de los GCs son directos y que
algunas acciones dependen de cambios en
otros factores reguladores, como ocurre, por ejemplo, con los efectos moduladores de los GCs sobre la ingesta de alimentos que
dependen en gran parte de los efectos
opuestos de los GCs sobre neuropéptidosorexigénicos
y anorexigénicos en el hipotálamo. La retroalimentación negativa de los GCs es esencial para un control
fino de la actividad del eje HHA y
evitar consecuencias perjudiciales
derivadas de la producción excesiva de CRH y GC. La nueva evidencia indica que
la retroalimentación de los GCs inhibe la actividad del eje HHA en varios
niveles anatómicos y moleculares, controlando la intensidad y duración de la respuesta al estrés.
Fuente:
Uchoa ET et al (2014). Novel aspects of
glucocorticoid actions.Journal of Neuroendocrinology 26:
557-572.
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