Endocrinología fetal
El sistema endocrino fetal comienza su desarrollo tempranamente en el
embarazo, juega un rol modulador de los sistemas fisiológicos y
prepara al feto para la vida extrauterina. Una gama de factores y eventos
epigenéticos actúan en coordinación con
hormonas y factores de crecimiento durante el desarrollo del sistema endocrino.
El hipotálamo y la hipófisis comandan, en gran parte, el proceso de maduración
del sistema endocrino fetal.
La hipófisis anterior se desarrolla a partir de la bolsa de Rathke en la 5ª
semana de gestación, alrededor de la 7ª semana comienza el desarrollo del hipotálamo, el tallo
hipofisiario y la hipófisis posterior. La formación de los vasos de la
circulación portal comienza entre la
semana 12ª y la 17ª semana. Dopamina, hormona liberadora de tirotropina (TRH),
hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) y somatostatina están presentes en
el hipotálamo a partir de la 10ª semana de gestación. Las células lactotropas,
corticotropas, tirotropas y gonadotropas son apreciables en la hipófisis
anterior a partir de la 7ª semana. La hormona de crecimiento, la prolactina, la
hormona estimulante de la tiroides (TSH), la hormona luteinizante (LH), la hormona estimulante del folículo
(FSH) y la hormona adrenocorticotropa (ACTH) son detectables entre la 10ª
semana y la 17ª semana.
Antes de la maduración de la hipófisis fetal, la gonadotropina coriónica de
la placenta estimula la actividad secretora
de la gónada masculina. Más tarde, la gónada sintetizará los esteroides
bajo el control del eje hipotálamo-hipófisis-gónada (HHG) fetal. La
gónada indiferenciada contiene (a) las células germinales primordiales de la pared del saco vitelino, (b) células
estromales del mesonefros primitivo. Entre la 4ª y la 5ª semana de gestación,
las células germinales comienzan a migrar del saco vitelino a la cresta gonadal
derivada del mesonefros y se incorporan en ella durante la 6ª semana. La
embriogénesis gonadal es programada por los genes SRY, SF-1, SOX 1, DAX-1. La
gonadotropina coriónica no es requerida para el desarrollo gonadal o la diferenciación sexual. La diferenciación de la gónada masculina
comienza en la 7ª semana, el epitelio se diferencia en la túnica albugínea y comienzan a ser
visibles las células de Sertoli y las espermatogonias. En la 8ª semana las
células de Leydig derivan del intersticio y comienzan a sintetizar andrógenos.
Entre el 5º y el 6º mes de gestación
comienza el descenso testicular. En las hembras, la diferenciación de los
ovarios comienza durante la 7ª semana. Entre la 11ª semana y la 12ª semana, la
corteza contiene oogonias y la médula, tejido conectivo. A las 12 semanas de embarazo, las células
granulosas comienzan a replicar y las oogonias de las capas más profundas de la corteza entran en la
primera división meiótica. Los folículos
primordiales comienzan a ser observados en la semana 18. Entre el 5º y el 7º mes se desarrollan
alrededor de los folículos primordiales, las células tecales con capacidad
esteroidogénica. Sin embargo, la producción de esteroides por el ovario fetal
es poca. La placenta sintetiza estrógenos a partir de los precursores
dehidroepiandrosterona y sulfato de dehidroepiandrosterona que recibe de la corteza suprarrenal fetal.
Los estrógenos incrementan el flujo sanguíneo uterino y la contractilidad del
miometrio en el inicio del trabajo de parto.
El receptor de andrógenos aparece en el mesénquima y el epitelio urogenital
en la 8ª y 12ª semanas, respectivamente. La testosterona estimula la
diferenciación de los genitales internos masculinos: conducto deferente,
epidídimo, vesícula seminal y conductos eyaculadores. La dihidrotestosterona es
formada a partir de la testosterona por la enzima 5α-reductasa y actúa estimulando
la diferenciación de los genitales externos, incluyendo la diferenciación de la
próstata, el escroto, la uretra peniana y el pene. Las células de Sertoli producen hormona antimülleriana (AMH), la
cual causa la regresión de los conductos de Müller en el feto masculino. La
expresión del gen AMH es activada por la proteína SRY. En el feto femenino, en
ausencia de AMH, los conductos de Müller
se diferencian en los genitales internos y los genitales externos, en ausencia
de testosterona, maduran en estructuras femeninas. Los estrógenos actúan a
través de dos receptores nucleares expresados en las semanas 16-23. El receptor
β es predominante en testículo, ovario
glándula suprarrenal, bazo, timo, cerebro, riñón y piel. El receptor α es
prominente en útero, pero con niveles relativamente bajos en la mayoría de tejidos.
Las glándulas suprarrenales comienzan
su desarrollo a partir del mesonefros entre la 3ª y la 4ª semana de gestación. En el feto, la glándula
suprarrenal está compuesta de una zona fetal productora de andrógenos,
una zona transicional que produce cortisol y una zona externa definitiva que
produce mineralocorticoides. La zona fetal es
esteroidogénicamente activada por la ACTH placentaria entre la 9ª y la
12ª semana. Aproximadamente dos tercios
del cortisol fetal derivan de la
glándulas suprarrenales y un tercio por transferencia placentaria. El 80% del cortisol fetal es oxidado en los tejidos fetales o en la
placenta por la enzima 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa II (11β-HSD II) a
cortisona, esto aísla al feto del
cortisol materno. En la medida que el feto madura, la actividad 11β-HSD II
aumenta. Sin embargo, hacia el final del embarazo, el hígado y los pulmones
expresan actividad 11-cetoesteroide reductasa que promueve la conversión local
de la cortisona en cortisol. La adrenal fetal secreta aldosterona en bajas
cantidades en la mitad del embarazo, posteriormente aumenta y persiste durante el primer año de vida
extrauterina. El eje hipotálamo-hipófisis-adrenales (HHA) fetal se activa
progresivamente en la gestación tardía y con ello incrementa la biosíntesis de hormona
liberadora de corticotropina (CRH) y arginina vasopresina (AVP) en el
hipotálamo, la secreción de ACTH en la hipófisis y la sensibilidad de las enzimas esteroidogénicas a la ACTH en
la corteza suprarrenal. La ACTH es secretada por las células corticotropas de
la hipófisis en respuesta a la CRH y la AVP.
Los estrógenos placentarios, a través de un asa de retroalimentación positiva, incrementan
progresivamente la actividad del eje HHA fetal, lo cual resulta en aumento de ACTH y cortisol en las
últimas 10 semanas del embarazo. Esto ayuda a la maduración visceral y
pulmonar. La placenta también libera CRH y ACTH
en la circulación fetal para estimular el eje HHA fetal. La CRH también
interviene en el inicio del trabajo de parto. Los glucocorticoides y
mineralocorticoides adrenales actúan a través de dos receptores nucleares, GR y
MR. Los GR están presentes desde la mitad del embarazo en placenta, pulmón,
cerebro, hígado e intestino. Los MR están presentes en los tejidos fetales a
partir de la 12ª-16ª semana.
En el primer trimestre del embarazo la TRH extrahipotalámica estimula la
secreción de TSH por la hipófisis fetal, la cual aumenta durante el segundo
trimestre. Progresivamente, la maduración del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides
(HHT) aumenta la secreción de TSH y T4 en el tercer trimestre. Los ejes HHT
materno y fetal operan de manera independiente. La placenta es relativamente
impermeable a TRH, TSH y globulinas ligadoras de hormonas tiroideas, la desyodasa
tipo 3 de la placenta convierte la T4 en rT3. Esto permite un gradiente de T4 y
T3 de la madre al feto. En la gestación temprana, la transferencia placentaria
es la única fuente de hormonas tiroideas para el feto y es esencial para el
desarrollo cerebral (entre 12ª y 20ª semanas), antes del inicio de la
hormonogénesis tiroidea en el feto. El
período de la dependencia cerebral de las hormonas tiroideas se extiende hasta los 2-3 años de vida postnatal, pero
las primeras semanas y meses son los más críticos. Las concentraciones fetales de
T3 aumentan en los estadios finales del embarazo (semana 30) sugiriendo un
desarrollo tardío de las desyodasas 1 y
2 en hígado, riñón, cerebro y otros tejidos. La acción de las hormonas
tiroideas es mediada por dos receptores nucleares, TRα y TRβ. Los genes para
estos receptores son expresados en los cromosomas 17 y 3, respectivamente.
En cuanto a las demás hormonas hipofisiarias, la secreción de hormona de
crecimiento por la hipófisis comienza en la 8ª-10ª semana de gestación. Las
células somatotropas de la hipófisis responden predominantemente a la GRRH en las semanas 9-16, mientras que la respuesta
inhibitoria de la somatostatina se desarrolla tardíamente. Los niveles fetales
de prolactina son bajos hasta las semanas 25-30 e incrementan hacia el final
del embarazo. El control cerebral de la secreción de prolactina madura en la
gestación tardía y durante los primeros
meses de vida extrauterina. Los estrógenos estimulan la liberación de
prolactina por la hipófisis en el tercer trimestre del embarazo con el
consiguiente aumento de los niveles
plasmáticos de prolactina. La prolactina
está implicada en el crecimiento fetal, la maduración del esqueleto y del
tejido adiposo.
La AVP y la oxitocina son sintetizadas por las neuronas magnocelulares en
los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo y son secretadas por
la neurohipófisis que comienza su desarrollo entre 10ª y la 12ª semana de
gestación. La AVP tiene tres actividades biológicas: vasopresora, liberadora de
ACTH y antidiurética. Durante el último
trimestre del embarazo, la respuesta del hipotálamo y la neurohipófisis al
estímulo osmolar y de volumen para la secreción
de AVP está bien desarrollada y la AVP ejerce efecto antidiurético sobre el riñón fetal. La AVP mantiene la
homeostasis circulatoria materna a través de su acción vasoconstrictora, pero
tiene un efecto limitado sobre el flujo sanguíneo feto-placentario. La AVP
redistribuye el volumen latido ventricular hacia la circulación
placenta-umbilical, maximizando la transferencia de gases entre las
circulaciones materna y fetal. La oxitocina circula en el plasma fetal en altas
concentraciones, las cuales incrementan
en la medida que el feto madura. La oxitocina estimula la liberación de
ACTH por la hipófisis fetal. La barrera placentaria previene que la oxitocina
fetal alcance el miometrio uterino.
En el feto, la alta concentración plasmática de Ca2+ (11-12
mg/dl) es mantenida por transporte activo del Ca2+ de la circulación
materna a través de bombas de Ca2+
dependientes de ATP en el sincitiotrofoblasto. Estas bombas de Ca2+
son activadas por la proteína
relacionada con la hormona paratiroidea (PTHrP) secretada por la placenta y las
glándulas paratiroides del feto. La PTH o la PTHrP estimulan la producción
renal de calcitriol que actúa aumentando el transporte de Ca2+
materno-fetal. El calcitriol también interviene en el crecimiento de los
cartílagos y en la mineralización ósea.
El páncreas fetal es identificable en la 4ª semana de
gestación y las células α y β aparecen entre la 8ª y 9ª semana. La insulina y
el glucagón, son medibles a partir de la
8ª-10ª semana. Inicialmente, las células
α son más numerosas que las β y alcanzan un pico en la mitad de la gestación;
las células β incrementan a través de la segunda mitad de la gestación de tal
manera que al final del embarazo la
relación células α: células β es de 1:1. Las células β son funcionales a partir
de la semana 14 y responden a leucina, tolbutamida o potasio, pero responden
mínimamente a glucosa y piruvato. El
glucagón evoca la liberación de insulina y la hormona de crecimiento estimula
la expresión del gen de insulina y la hiperplasia e hipertrofia de las células
β. La insulina fetal, a diferencia de la del adulto, no estimula el sistema
AMPc ni activa canales de Ca2+.
Las concentraciones plasmáticas de glucagón fetal son relativamente altas durante el embarazo, pero ni la insulina ni
el glucagón son necesarios para el metabolismo de sustratos, pues la glucosa es
obtenida de la madre por transferencia placentaria mediante difusión
facilitada. Este aporte constante de glucosa hace innecesaria la
gluconeogénesis hepática. Por otra parte, el almacenamiento de glucógeno en el
feto es modulado por glucocorticoides y lactógeno placentario, con la insulina
participando sólo al final del embarazo. Adicionalmente, los receptores de
glucagón son reducidos en número
provocando una resistencia relativa del hígado fetal al efecto glucémico del
glucagón.
Fuente: Kumar Kota S et al (2013). Fetal endocrinology. Indian Journal of Endocrinology and Metabolism 17:
568-577.
Hola:
ResponderBorrarprimero agradezco que hagas el esfuerzo de difundir el conocimiento en una forma accesible para los que no somos especialistas en el tema. Al terminar de leer el artículo, motivado por la exposición de los momentos en que entran en funcionamiento los diferentes componentes hormonales, pensé que tal vez fuera útil organizar un línea de tiempo con los inicios y finales (cuando sea el caso) de cada sistema hormonal, nos facilitaría establecer posibles interacciones entre hormonas, órganos, factores tróficos, y otros fenómenos gestacionales.