Comunicación circadiana durante el embarazo
Los ritmos
circadianos en expresión de genes y hormonas son ubicuos en especies y tipos de
células. Estos ritmos diarios en las
células deben ser sincronizados en el cuerpo y con el ciclo luz-oscuridad
local. Los ritmos diarios dependen de los genes reloj. Un asa de
retroalimentación negativa transcripcional-transduccional genera ciclos de
aproximadamente 24 horas en la mayoría de los tipos de células de los
mamíferos. BMAL1 y CLOCK, dos factores de transcripción, se heterodimerizan e
inician la transcripción de los genes Período (Per1, Per2 y Per3) y Criptocromo
(Cry 1 y Cry2). Las proteínas Per y Cry se heterodimerizan y se trasladan al
núcleo donde inhiben su propia transcripción reprimiendo la actividad de BMAL1
y CLOCK. Cuando los niveles de los transcriptos disminuyen, las proteínas PER y
CRY se degradan, lo cual permite que BMAL1 y CLOCK puedan unirse para activar
nuevamente la transcripción. Aunque los ritmos circadianos han sido
estudiados en una variedad de organismos, casi todos los estudios del núcleo
supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo, un marcapaso circadiano master en los
vertebrados, han sido hechos en hombres a pesar de su dimorfismo sexual y su
rol en la endocrinología femenina. El embarazo representa una situación única
para estudiar la importancia de la biología circadiana femenina con ritmos
diarios en la madre y, más tarde en el embarazo, ritmos en el feto, los cuales
se sincronizan unos con otros y con el tiempo local.
En el curso del embarazo, el perfil hormonal
cambia para adaptarse a las necesidades de desarrollo del feto. Los cambios en
algunas hormonas (por ejemplo, prolactina y lactógeno placentario) coinciden
con eventos críticos del desarrollo. El NSQ materno proporciona señales de
entrenamiento circadiano al feto. Las lesiones del NSQ materno previenen el
entrenamiento del sistema circadiano fetal. Los resultados in vitro demuestran
que el NSQ fetal puede desarrollar un ritmo. Esto apoya la hipótesis que los
impulsos del sistema circadiano materno entrenan los ritmos diarios fetales. Las
señales maternas o señales responsables del entrenamiento circadiano fetal
incluyen la melatonina, la dopamina y
los glucocorticoides, los cuales representan los tres candidatos mejor estudiados
para la comunicación materno-fetal de ritmos circadianos. Cada una de estas
hormonas ha sido examinada por su capacidad para sincronizar los ritmos
circadianos fetales in vivo o in vitro. Sin embargo, ninguna de ellas es
necesaria para el entrenamiento del ritmo circadiano fetal indicando que hay
rutas paralelas o compensadoras por las cuales la madre puede coordinar el
tiempo diario en el feto.
La glándula pineal secreta melatonina en la
noche bajo el control de una ruta multisináptica retina-NSQ-médula espinal. La secreción de
melatonina depende del fotoperíodo ambiental, es decir, la duración de la
exposición a la luz. Durante los días cortos de invierno, por ejemplo, se
secreta más melatonina. Los estudios sobre la secreción rítmica de melatonina
durante el embarazo sugieren que los niveles nocturnos de melatonina cambian
durante el embarazo. En ratas embarazadas, los niveles diurnos de melatonina
medidos después de siete días de exposición a la luz se mantienen iguales que
en las ratas no embarazadas, pero los niveles nocturnos aumentan gradualmente
después del día 12 de gestación y alcanzan un pico antes del parto. Los niveles
de melatonina regresan a los valores de no embarazo el día 2 de postparto. En humanos hay un
patrón similar de secreción de melatonina. En un estudio, los niveles plasmáticos
diurnos de melatonina no cambiaron durante el embarazo mientras los niveles
nocturnos aumentaron significativamente en la semana 32 en comparación con los
valores de la semana 24 y retornaron a los valores de no embarazo el día 2 de
postparto. En otro estudio, los niveles plasmáticos diurnos y nocturnos de
melatonina fueron significativamente mayores en el tercer trimestre del
embarazo en comparación con los dos primeros trimestres. El momento del pico de
secreción de melatonina no cambió entre el embarazo temprano (semanas 9-13) y
el embarazo tardío (semanas 24-37). En ambos grupos de mujeres, la secreción de
melatonina alcanzó un pico entre la medianoche y las 4 am, consistente con el
momento del pico de secreción de melatonina de las mujeres no embarazadas.
Cuando la melatonina es administrada a ratas
y humanos durante el embarazo, pasa sin alteración a través de la placenta a la
circulación fetal. En ratas embarazadas, 75% de la melatonina radiactiva
administrada es localizada en la sangre cardiaca fetal seis minutos después de
ser inyectada en la vena de la cola. En humanos, niveles plasmáticos similares de melatonina se observan en la
circulación umbilical. La administración de melatonina en mujeres con embarazo
a término provoca un incremento
comparable en los niveles plasmáticos de melatonina en la circulación materna y la circulación
umbilical. Los receptores de melatonina son ampliamente expresados en los
tejidos fetales y la placenta. La melatonina comienza a unirse a los receptores
en el NSQ fetal de la rata un día después de la neurogénesis del NSQ. En
humanos, la melatonina se une a receptores en el NSQ en la semana 18-19 de
gestación.
Los ritmos diarios en la melatonina materna
actúan como un indicador del tiempo circadiano materno y entran al feto con
relación al ambiente. La pinealectomía materna en ratas durante la gestación
temprana causa que las crías sean menos
sincronizadas en su actividad que los controles. La inyección de melatonina
exógena a las ratas pinealectomizadas durante la gestación tardía sincroniza
los ritmos de las crías. Sin embargo, el entrenamiento del feto a los ritmos
maternos no requiere melatonina. Las
cepas de ratones que carecen de producción de melatonina muestran ritmos
diarios en fisiología y conducta. Más aún, la pinealectomía en las ratas no
previene el entrenamiento del feto al ritmo diario materno, sugiriendo que la
melatonina actúa como una señal redundante para el entrenamiento del feto.
La expresión diaria de dopamina durante el
embarazo no ha sido estudiada ni en humanos ni en roedores, pero dos estudios
en monas embarazadas proporcionan alguna evidencia de regulación circadiana. En
uno de los estudio, las muestras de sangre se tomaron cada tres horas del día 127 al día 135 de la gestación (término= 167
días), y los niveles de dopamina en
plasma materno y líquido amniótico no exhibieron cambios significativos durante el día. En el
segundo estudio, las muestras se tomaron del día 129 al día 154 de la
gestación, y los niveles de dopamina fueron mayores en la mañana (09 a 12
horas) que en la noche (2,40, 03 y 06
am). En humanos, no hay estudios sobre las variaciones diurnas de la dopamina
plasmática en mujeres, pero si hay un estudio en hombres. Los niveles
plasmáticos de dopamina en hombres alcanzan un pico alrededor de las 8 am y
exhiben su nadir aproximadamente a las 3 am. Debido a que la prolactina, los
estrógenos y la dopamina tienen una relación antagónica en el cerebro, con los niveles
de dopamina elevados cuando disminuyen los niveles de prolactina y viceversa,
es importante considerar la diferencia de sexo en los perfiles diarios de
dopamina, considerando que los niveles circulantes de prolactina y estrógenos
cambian durante la menstruación y el embarazo.
La dopamina puede cruzar la placenta y
entrar a la circulación fetal. Las mujeres embarazadas muestran un incremento
en la concentración de dopamina en el líquido amniótico entre el segundo
trimestre (15-20 semanas) y el tercer trimestre (36-41 semanas) de gestación,
pero no en plasma materno y fetal. La concentración de dopamina en el líquido
amniótico aumenta 15 veces y es significativamente mayor que en el plasma
materno y fetal. El incremento en los niveles de dopamina en el líquido
amniótico se debe, en gran parte, a la conversión de L-dopa fetal. Los
receptores de dopamina D1 son expresados ampliamente en el cerebro fetal de
ratas y humanos. En humanos, los receptores D1 se localizan en el NSQ en la
semana 22 de gestación. En roedores, la dopamina exógena puede afectar el
tiempo circadiano fetal y la administración de dopamina exógena puede desviar
los ritmos fetales en una anti-fase a
melatonina.
Los glucocorticoides, como la corticosterona
en roedores y cortisol en humanos, son liberados en respuesta al estrés, pero
exhiben un ritmo circadiano en su liberación. El pico de los niveles de
corticosterona manejado por el NSQ
ocurre antes del inicio de la fase de actividad. Las lesiones del NSQ
eliminan los ritmos de corticosterona. Hay datos limitados sobre la expresión
de glucocorticoides en el curso del
embarazo. En humanos, durante el embarazo, los niveles de cortisol aumentan
pocas horas antes de la vigilia con un pico en la mañana que incrementa
progresivamente entre las semanas 11 y 22 y se mantienen altos hasta el inicio
del trabajo de parto. En ratones, durante el embarazo, el pico de los niveles
maternos de corticosterona ocurre cerca del comienzo de la noche, la fase
locomotora activa.
La corticosterona y otros glucocorticoides
son importantes para la maduración de varios órganos fetales. En ratones, los
niveles plasmáticos de corticosterona son producto de la corticosterona materna
que cruza la barrera placentaria y la corticosterona producida por la corteza
adrenal fetal. La placenta regula el paso de glucocorticoides de la madre al
feto a través de la 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 2 (11βHSD2) que
metaboliza la mayor parte de los glucocorticoides maternos, previniendo que
crucen la placenta y lleguen a la circulación fetal. El ritmo diario de
liberación de corticosterona materna, el transporte por la placenta y el
metabolismo por la 11βHSD2 producen el pico de los niveles fetales de
corticosterona en la noche. Aunque no hay estudios sobre la expresión de
receptores de glucocorticoides en el cerebro fetal humano, ratas y ratones
expresan el receptor glucocorticoide en el NSQ fetal. Esto contrasta con
múltiples reportes que no detectaron receptor glucocorticoide en el NSQ adulto,
pero si en otros tejidos. Esto puede indicar un rol especial para el control
glucocorticoide materno de los ritmos circadianos fetales durante el embarazo.
Los glucocorticoides pueden actuar como agentes de entrenamiento para el feto.
Estudios in vitro demuestran que la exposición crónica a dexametasona, un
agonista de receptor glucocorticoide, alarga el período circadiano.
Aunque las concentraciones plasmáticas de
progesterona y estradiol han sido bien caracterizadas durante la gestación en
mujeres y roedores, poco se conoce acerca de las variaciones diurnas de estas
hormonas antes o durante el embarazo. En humanos, los niveles de progesterona y
estrógenos aumentan progresivamente a través del embarazo. En mujeres
embarazadas, las concentraciones de estradiol en sangre y orina en el tercer
trimestre de la gestación exhiben diferencias durante el día, alcanzando un
pico alrededor del mediodía. En ratones, los niveles de progesterona aumentan
en el curso del embarazo, pero disminuyen antes del trabajo de parto.
Estrógenos y progesterona pueden modular los niveles fetales de
glucocorticoides. En extractos de
placenta humana, estrógenos y progesterona reducen la expresión de 11βHSD2, lo
cual permite un incremento en el transporte de glucocorticoides de la madre al
feto. La placenta tiene un rol importante como órgano endocrino, produce
hormonas que son liberadas en la circulación materna y fetal. La placenta
produce progesterona y estrógenos y también transporta hormonas derivadas de la
madre a la circulación fetal. Algunas hormonas pasan por la placenta sin
cambios, como la melatonina, mientras otras son metabolizadas en formas
inactivas como los glucocorticoides. Algunas hormonas placentarias (por
ejemplo, lactógeno placentario, hormona de crecimiento y gonadotropina coriónica) no exhiben
variaciones diurnas durante la segunda mitad del embarazo, por lo que no
podrían servir como factores de entrenamiento circadiano.
Los ritmos hormonales no son las únicas
señales de entrenamiento circadiano. La alimentación materna puede actuar como
señal de entrenamiento en ciertas circunstancias. La alimentación materna puede
impactar el tiempo circadiano fetal a través de rutas hormonales o metabólicas.
Por ejemplo, debido a que la restricción de comida en ratonas no embarazadas
con NSQ lesionado puede restaurar la ritmicidad diaria de corticosterona, la
alimentación materna podría actuar a través de la señal glucocorticoide para
entrenar los ritmos fetales.
En conclusión, los ritmos circadianos son
importantes en el embarazo. Cuando el desarrollo del sistema circadiano fetal
es alterado, las crías tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares,
obesidad y otros problemas de salud. La melatonina, la dopamina y los
glucocorticoides reúnen muchos de los criterios para ser considerados factores
que sincronizan los ritmos circadianos fetales con los maternos. El
conocimiento de los perfiles diarios y los roles de los glucocorticoides podría
informar sobre el mejor momento del día y las dosis del tratamiento con estos
esteroides para promover el desarrollo fetal y el entrenamiento circadiano.
Fuente: Bates K,
Herzog ED (2020). Maternal-fetal
circadian communication during pregnancy. Frontiers in Endocrinology 11:198.
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