Copeptina y diabetes insípida
La arginina
vasopresina (AVP) es la principal hormona reguladora de la homeostasis del
líquido corporal. Es secretada por la hipófisis posterior en respuesta a
estímulos osmóticos y no osmóticos. El principal estímulo osmótico es el
incremento de la osmolalidad plasmática y el principal estímulo no osmótico es
la hipovolemia. La AVP promueve la reabsorción de agua vía receptores V2 en el
riñón y, por tanto, normaliza la hipertonicidad y el tono vasomotor. Los
desórdenes de la homeostasis del líquido corporal son comunes y pueden ser divididos
en circunstancias: hiper- e hipoosmolares. El clásico desorden hiperosmolar
(deficiencia de líquido corporal relativa a soluto corporal) es la diabetes
insípida y mientras el más común desorden hipoosmolar (exceso de líquido
corporal relativo a soluto corporal) es el síndrome de antidiurésis inapropiada
(SADI).
La diabetes insípida pertenece al síndrome
poliuria-polidipsia y se caracteriza por una alta formación de orina de más de 50 ml por kg de peso corporal en 24
horas, acompañada por polidipsia de más de 3 litros en un día. Después de la
exclusión de diuresis osmótica (como la hiperglucemia, por ejemplo), el
diagnóstico diferencial del síndrome poliuria-polidipsia incluye la alteración
de la síntesis de AVP (diabetes insípida central) o de la acción de la AVP
(diabetes insípida nefrogénica) así como también la polidipsia primaria. El
SADI es la principal causa de hiponatremia y se caracteriza por excreción de
agua libre reducida y natriurésis secundaria, debido principalmente a un
desbalance en la secreción de AVP. La medición de AVP teóricamente podría
ayudar en la guía del diagnóstico y tratamiento de los desórdenes de líquido
corporal. Sin embargo, la AVP es difícil de medir debido a los complejos
requerimientos analíticos. La copeptina, segmento C-terminal del péptido
precursor de AVP, es secretada en una cantidad equimolar con la AVP y puede ser
medida fácilmente proporcionando un marcador confiable para la AVP. Las ventajas de la copeptina sobre la
medición de AVP son que solamente se requiere un pequeño volumen de la muestra (50 µl de suero o plasma), no
se necesitan procedimientos pre-analíticos y los resultados usualmente están
disponibles en 0,5-2,5 horas. La copeptina es muy estable en plasma o suero ex
vivo con una pérdida <20% de recuperación por al menos 7 días a temperatura
ambiente y por 14 días a una temperatura de 4oC, lo cual hace menos
complicado el manejo de la muestra de sangre.
La copeptina, detectada en 1992 en la
hipófisis posterior de cerdos, deriva de la proteína precursora
pre-provasopresina junto AVP y neurofisina II. La prohormona es empaquetada en
gránulos neurosecretores de las neuronas magnocelulares de los núcleos
supraóptico y paraventricular en el hipotálamo. Durante el transporte axonal de
los gránulos del hipotálamo a la hipófisis posterior, el clivaje enzimático de
la prohormona genera los productos finales: AVP, neurofisina II y copeptina. La
copeptina es un péptido glucosilado de 39 aminoácidos, con una región rica en
leucina y una masa molecular de alrededor de 5 kDa. La función fisiológica de
la copeptina es bastante desconocida, su posible rol como factor liberador de
prolactina no ha podido ser confirmado. Otra función podría ser el
involucramiento de la copeptina en el plegamiento del precursor de AVP a través
de la interacción con el sistema calnexina-calreticulina en el retículo
endoplásmico. La ruta de eliminación de copeptina aún no ha sido clarificada,
algunos estudios a partir de los resultados que demuestran una correlación
inversa de los niveles plasmáticos de copeptina y la tasa de filtración
glomerular, sugieren un aclaramiento renal. Otro estudio reporta una cinética
de decaimiento dos veces más larga de
la copeptina en comparación con la AVP (26 minutos vs 12 minutos) durante la
estimulación osmótica y después de la supresión osmótica.
Actualmente, el principal uso de la
copeptina es su rol como marcador estable para las concentraciones de AVP en
humanos. La correlación con la osmolalidad plasmática es más fuerte para la
copeptina que para la AVP. Los estímulos para la copeptina son similares a los
de la AVP. En este contexto, el
principal estímulo osmótico es el incremento en la osmolalidad y el principal
estímulo no osmótico es una disminución en el volumen sanguíneo arterial y la
presión arterial. Adicionalmente, el estrés somático, que se observa en todos
los estados de las enfermedades graves, es también un determinante de la
regulación de copeptina. En efecto,
algunos estudios observacionales confirman el carácter predictivo de la
copeptina plasmática como un marcador no específico de estrés en varios estados
de enfermedades agudas, incluyendo infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca
e infecciones del tracto respiratorio
como neumonía, con niveles de copeptina superiores a 100 pmol/L en pacientes
severamente enfermos. El incremento relacionado con el estrés es de mayor
magnitud en comparación con el estímulo osmótico “clásico”. La influencia del estrés psicológico sobre la liberación de
copeptina, en comparación con el estrés somático, es bastante limitada. El
incremento en los niveles plasmáticos de copeptina también ha sido reportado en
respuesta al ejercicio físico.
El rango normal de los niveles plasmáticos
de copeptina ha sido establecido en dos estudios clínicos con voluntarios sanos
bajo condiciones normo-osmóticas. En el primer estudio, los niveles plasmáticos
de copeptina se encuentran en el rango de 1,0 a 13,8 pmol/L con una
concentración media de 4,2 pmol/L. El segundo estudio reporta resultados
comparables con niveles plasmáticos de
copeptina que varían de 1,0 a 13,0 pmol/L. Los dos estudios reportan mayores
niveles plasmáticos de copeptina en hombres que en mujeres. La diferencia en
género es pobremente entendida. En un estudio observacional, en mujeres
voluntarias, los niveles de copeptina no cambian significativamente durante el
ciclo menstrual. Sin embargo, a través del ciclo menstrual, los cambios en
estradiol se relacionan positivamente con la copeptina, mientras los cambios en
otras hormonas sexuales no presentan esa característica. Los niveles plasmáticos de copeptina no
muestran variación significativa en respuesta al ritmo circadiano o la
digestión, pero disminuyen significativamente (de 4,9 a 3,2 pmol/L, por
ejemplo) después de la ingesta oral de líquido en cantidades relativamente
pequeñas como 200-300 ml.
El síndrome poliuria-polidipsia es un
problema común en la práctica clínica con dos entidades principales: la diabetes
insípida, central o nefrogénica, y la polidipsia primaria. La diabetes insípida
central se caracteriza por una insuficiencia completa (diabetes insípida
central completa) o parcial (diabetes insípida central parcial) de la secreción
de AVP por la hipófisis posterior, mientras la diabetes insípida nefrogénica
resulta de la resistencia a la AVP por los riñones. En ambos casos se produce
poliuria hipotónica con polidipsia compensadora. La diabetes insípida central
puede resultar de varias condiciones que afectan el sistema hipotálamo-neurohipófisis,
incluyendo trauma quirúrgico o
accidental, tumores locales o metástasis, enfermedades
inflamatorias/autoinmunes o enfermedades granulomatosas. Varios reportes
describen también defectos genéticos en la síntesis de AVP que provocan formas
hereditarias de diabetes insípida central. La forma más frecuente de diabetes
insípida central involucra una alteración de la percepción de la sed e
hipodipsia, lo cual puede resultar en hiponatremia. La diabetes insípida
nefrogénica resulta de la carencia de reabsorción de agua mediada por
acuaporina 2 (ACQ2) en el túbulo colector de la nefrona. Esto puede ser una
consecuencia de mutaciones de los genes del receptor V2 de vasopresina o de la
AQP2, secundariamente es disparada por desórdenes de electrolitos o inducida
por ciertas drogas como el litio. El mecanismo patogénico de la polidipsia
primaria, la cual se caracteriza por excesiva ingesta de agua, es menos claro.
Como la excesiva ingesta de líquido crónica en los pacientes con polidipsia
primaria provoca la regulación a la baja de los canales AQP2 en los riñones, el
gradiente de concentración en la médula renal disminuye, haciendo difícil
cualquier evaluación diagnóstica de la osmolalidad de la orina y el volumen
urinario. La diferenciación entre las tres entidades antes mencionadas es
importante pues las estrategias de tratamiento varían y la aplicación de un
tratamiento equivocado puede ser
perjudicial.
El nivel de copeptina estimulado
osmóticamente ha sido validado recientemente en un estudio internacional de
pacientes con diabetes insípida o polidipsia primaria. La infusión salina
hipertónica provocó un diagnóstico correcto en 97% de los pacientes usando el
nivel de copeptina >4,9 pmol/. La prueba también permitió distinguir
pacientes con diabetes insípida parcial de pacientes con polidipsia primaria
con 95% de diagnóstico correcto. Por tanto, la estimulación osmótica por solución salina hipertónica es necesaria
para obtener mediciones confiables de copeptina. Es importante señalar que la
infusión salina hipertónica requiere un monitoreo de los niveles de sodio para
asegurar un incremento en los niveles plasmáticos de sodio en el rango
hiperosmótico mientras se previene la sobre estimulación osmótica. La rápida
normalización de los niveles de sodio después de la estimulación osmótica es crucial para garantizar la seguridad de la prueba. Sobre la base de
estos resultados, la prueba salina hipertónica puede ser usada como reemplazo de la prueba de privación de agua
indirecta en el diagnóstico diferencial del síndrome poliuria-polidipsia. Los
niveles de copeptina pueden ser medidos directamente para diferenciar entre
diabetes insípida central o nefrogénica. En pacientes con síndrome
poliuria-polidipsia no muy claro, la determinación de los niveles basales de
copeptina es recomendada para excluir la diabetes insípida nefrogénica. Otro rol de la copeptina es su uso como
marcador para el desarrollo de diabetes insípida después de cirugía de la
hipófisis. La determinación de copeptina en el primer día postoperatorio
después de cirugía de la hipófisis es útil para predecir el desarrollo de
diabetes insípida central.
La hiponatremia es definida como un nivel
plasmático de sodio <135 mmol/L y se caracteriza por un relativo exceso de
agua corporal en comparación con el sodio total del cuerpo. La hiponatremia está asociada con una variedad
de desórdenes subyacentes y puede ser dividida, de acuerdo con el volumen de
líquido extracelular, en hipervolémica (insuficiencia cardiaca, cirrosis
hepática, síndrome nefrótico), hipovolémica y euvolémica, con el SADI como
causa común. El SADI generalmente se caracteriza por retención de agua y
natriurésis secundaria, pero su
fisiopatología es compleja y pobremente entendida. El SADI puede provenir de
una variedad de condiciones, por ejemplo infecciones, desórdenes del sistema
nervioso central, drogas, dolor, estrés y un importante número de canceres. El
principal criterio diagnóstico para SADI
incluye osmolalidad plasmática <275 mOsm/kg, osmolalidad de la orina
>100 mOsm/kg, concentración de sodio
en orina >30 mmol/L, euvolemia y ausencia de insuficiencia adrenal, tiroidea
o renal. La hiponatremia también puede ser disparada por el uso de diuréticos,
polidipsia primaria o condiciones
endocrinas (insuficiencia adrenal, hipotiroidismo). La copeptina ha sido
propuesta y evaluada como un marcador diagnóstico confiable y estable. Los
resultados de un estudio con 106 pacientes no mostraron utilidad diagnóstica de
la copeptina en la diferenciación de hiponatremia, pero la relación
copeptina-sodio urinario ayudó a discriminar entre SADI y condiciones con
disminución del volumen sanguíneo
arterial efectivo y, por tanto, hemodinámicamente estimuladas por la liberación
de AVP (sensibilidad 85%, especificidad 87%). En un estudio observacional con
298 pacientes con hiponatremia hipoosmolar, los niveles plasmáticos de
copeptina eran claramente elevados
>84 pmol/L indicando hiponatremia hipovolémica (especificidad 90%, sensibilidad
23%), mientras los niveles bajos <3,9 pmol/L indicaban polidipsia primaria
(especificidad 91%, sensibilidad 58%).
En conclusión, la copeptina es secretada en una
cantidad equimolar con la AVP. Los principales estímulos para la copeptina son
similares a los de la AVP, esto es, un
incremento en la osmolalidad plasmática y una disminución en el volumen y la
presión arterial. La copeptina, en contraste con la AVP, es estable y puede ser
medida fácilmente en suero o plasma. La copeptina es un nuevo parámetro en el
diagnóstico diferencial del síndrome poliuria-polidipsia, los niveles basales altos inequívocamente indican
diabetes insípida nefrogénica y los niveles de copeptina estimulados por
solución salina hipertónica permiten diferenciar entre diabetes insípida
central y polidipsia primaria con una alta sensibilidad y especificidad. Por el
contrario, en el SADI, la medición de copeptina es de poco valor diagnóstico.
Fuente: Refardt J
et al (2019). Copeptin and its role in the diagnosis of diabetes insipidus and
the syndrome of inappropriate antidiuresis. Clinical Endocrinology 91: 22-32.
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