Sarcopenia en enfermedades endocrinas
La sarcopenia es
una pérdida de fuerza y masa muscular (MM). La condición es referida como
sarcopenia primaria cuando no hay otra causa presente, y secundaria, cuando
está involucrada una causa específica. La sarcopenia es altamente prevalente en
pacientes viejos. El proceso de envejecimiento, caracterizado por una
disminución progresiva de MM y función, es a menudo acompañada por diferentes
condiciones mórbidas que pueden contribuir al desarrollo de la sarcopenia.
Adicionalmente, la sarcopenia está presente en el contexto de muchas
enfermedades crónicas, incluyendo desordenes endocrinos, y puede ser una causa o una consecuencia de la enfermedad
subyacente. Distinguir entre la sarcopenia relacionada con la edad y la sarcopenia
específica de enfermedad es difícil, debido a la frecuente interrelación entre estas entidades. Independientemente de
la edad, la pérdida de fuerza y MM está relacionada con las tasas de morbilidad
y mortalidad en varias enfermedades, lo cual refleja la extensión en la cual la
sarcopenia puede impactar el tratamiento de la enfermedad.
La patogénesis de la sarcopenia en
desordenes crónicos y endocrinos exhibe muchas características con la
presentación de sarcopenia en el proceso de envejecimiento; un proceso
específico podría ser relevante a una condición particular e irrelevante a otra
(por ejemplo, resistencia a la insulina y autofagia para la diabetes tipo 2),
pero la mayoría de los mecanismos están interconectados. Los mecanismos más
comúnmente descritos son los siguientes: (1) carencia de actividad muscular o
física y baja remodelación de unidad motora; (2) desproporción entre síntesis y
regeneración de proteínas, con resistencia postprandial al anabolismo; (3) desbalance
entre hormonas y citoquinas que involucra hormonas sexuales (testosterona,
dehidroepiandrosterona), vitamina D, hormona de crecimiento y cortisol; (4) presencia de miostatina y citoquinas pro-inflamatorias (factor de
necrosis tumoral (TNF) e interleuquina 6 (IL-6); (5) estrés oxidativo y
disfunción mitocondrial, con acumulación de especies reactivas de oxígeno
(ROS).
El daño de los músculos esqueléticos ha sido
descrito como una nueva complicación de los pacientes diabéticos. La sarcopenia ocurre
tempranamente, entre los 50 y 60 años, en personas con diabetes mellitus tipo 2
(DM2) y está fuertemente asociada con incrementos en la mortalidad, mayor tasa
de hospitalización y eventos cardiovasculares. La sarcopenia podría ser una
potencial causa y una consecuencia de
la enfermedad. La significativa disminución de la MM resulta en una reducida
capacidad para disponer de la glucosa. La reducida capacidad oxidativa del
músculo envejecido, la disfunción mitocondrial y la inflamación crónica de bajo
grado están asociadas con resistencia a la insulina. Entre mayor es la concentración de hemoglobina A1C
(>8,5%), peor es la presentación de la sarcopenia. El reconocimiento que la
pérdida de músculo resulta en pérdida de receptores de insulina explica la
asociación con un pobre control de la diabetes. Otras causas específicas de
pérdida de músculo en la diabetes son la neuropatía, el bajo nivel de
testosterona, la disminución de mTOR que regula la síntesis de proteínas en
resistencia a la insulina, y la
disminución del flujo sanguíneo en los músculos. Más aún, la disminución
de la agudeza visual, la insuficiencia cardiaca y la enfermedad arterial
periférica resultan en disminución de la actividad física. La asociación con
sarcopenia es tres veces mayor entre diabéticos que en los controles y es aún
mayor en la diabetes autoinmune latente de pacientes adultos (35%) con relación
a los controles (9,8%).
La obesidad sarcopénica generalmente es
definida como el incremento de masa grasa en pacientes viejos sin un adecuado
crecimiento paralelo de fuerza y MM. No hay un consenso sobre la definición de
obesidad sarcopénica y las definiciones actuales combinan sarcopenia, definida
con criterios variables, con la presencia de obesidad, definida por un índice
de masa corporal (IMC) >30 kg/m2 o por niveles de adiposidad. Los
cambios profundos en el metabolismo del músculo esquelético pueden ocurrir en
casos de obesidad y alterar la composición corporal con un incremento en la
masa grasa y una sustancial alteración de la cantidad y calidad de la MM. Por
lo tanto, la patogénesis de la obesidad sarcopénica es multifactorial, con los
mecanismos comunes de sarcopenia relacionada con la edad asociados con la respuesta inflamatoria crónica
caracterizada por infiltración del
tejido adiposo por células inmunes e incremento de adipoquinas y citoquinas
para crear una condición de inflamación de bajo grado y provocar una
disminución de la actividad física. Este mecanismo es uno de los factores
claves involucrados en la creación y el mantenimiento de un circulo viciosos de
disminución de la fuerza muscular en pacientes viejos y obesos. La diversidad
de criterios usada en el diagnóstico de la obesidad sarcopénica resulta en
reportes variables de la prevalencia que van desde 4,4 hasta 84,0% en hombres y
desde 3,6 hasta 94,0% en mujeres.
La debilidad muscular es una de las
características clínicas del síndrome de Cushing (SC) que afecta a 40-70% de
pacientes y es más pronunciada en mujeres. La musculatura proximal de las
extremidades inferiores es la más afectada. Los glucocorticoides cambian la
composición y la fuerza de las fibras musculares, con pérdida de fibras
musculares tipo II (fuertes y de contracción rápida), aun después de un corto
tratamiento. El exceso de cortisol tiene efectos adversos significativos sobre
el músculo, a través de la enzima 11β-hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 1
(11βHSD1), con disminución de la
síntesis de proteínas, activación de la proteólisis muscular, alteración de la
función mitocondrial y disminución de la excitabilidad del sarcolema. El
cortisol, directa e indirectamente, provoca catabolismo muscular, resistencia a
la insulina y diabetes con todos los mecanismos implicados. El incremento en la
resistencia a la insulina y el hipercortisolismo provocan deposición de grasa
en el músculo y disminución de la capacidad oxidativa de las fibras musculares.
El incremento de citoquinas producidas por las células grasas favorece el catabolismo muscular. La resistencia a la insulina contribuye a la
sarcopenia a través de la inhibición de la cascada del óxido nítrico, lo cual
resulta en baja absorción de aminoácidos para la síntesis de proteínas.
Adicionalmente, la prolongada inactividad, en la condición de exceso de
cortisol, sensibiliza al músculo esquelético al efecto catabólico del cortisol.
En los pacientes con SC, la MM y la masa grasa son similares, relativo a pacientes obesos, ajustado a edad y género.
Sin embargo, la función muscular es más
fuertemente afectada en los pacientes con SC, debido a la infiltración grasa en
el músculo.
La sarcopenia y la osteoporosis muestran
factores de riesgo y rutas biológicas comunes y están asociadas con
discapacidad física. La combinación de
estas dos enfermedades ha sido descrita como un “dueto peligroso” que reúne la
propensión de caídas por la sarcopenia con la vulnerabilidad de los huesos en
pacientes con osteoporosis. Hay abundante evidencia que los cambios en la masa
ósea están íntimamente asociados con cambios en la MM. Sin embargo, no está claro
si la sarcopenia -o la osteopenia- comienza primero. Muchas rutas están
involucradas en esta interacción y pueden explicar el desarrollo y la
progresión de la osteosarcopenia. Aparte
de la edad, otros factores de riesgo juegan un rol en el desarrollo de
osteosarcopenia, con un conjunto de factores mecánicos, bioquímicos,
polimorfismo genético y estilos de vida que contribuyen a la involución de la
“unidad hueso-músculo”, incluyendo la disminución de la actividad física que se
observa en la vejez. Importantes hormonas actúan como mediadores de esta
interrelación, incluyendo hormona de crecimiento (HC), factor de crecimiento
similar a insulina-1 (IGF-1), hormonas sexuales y vitamina D, las cuales
muestran disminuciones relacionadas con la edad que contribuyen al desarrollo
de la osteosarcopenia, conjuntamente con citoquinas inflamatorias, mioquinas y
osteoquinas, lo cual promueve la comunicación entre ellas. Los datos
epidemiológicos de la osteosarcopenia son limitados porque el término es origen
reciente. Sin embargo, un estudio de 680 adultos mayores con historia de caídas
encontró un 37% de prevalencia de osteosarcopenia.
La HC, además de su bien establecido rol en
el crecimiento longitudinal, tiene importantes funciones metabólicas y
anabólicas. La HC estimula el anabolismo óseo y muscular a través de un efecto
directo vía receptores de HC (HCR) o un efecto indirecto vía estimulación de la
producción de IGF-1 hepático y extra-hepático. Es conocido que el
envejecimiento está asociado con una progresiva disminución de la secreción de
HC o IGF-1, un proceso fisiológico referido como somatopausia. Sin embargo, los
niveles circulantes supra fisiológicos de HC o IGF-1 no tienen efectos
profundos demostrables sobre la MM en humanos sanos en contraste con la
reducción de masa ósea y muscular y el incremento en la masa grasa que se
observan en pacientes con síndrome de Laron, debido a mutaciones en el HCR y en
pacientes adultos con deficiencia de HC. Un estudio reciente reporta que la
suplementación con HC no es una terapia apropiada para la sarcopenia, porque la
HC incrementa la MM sin mejorar la fuerza muscular o el rendimiento físico y
está asociada con una alta incidencia de
efectos adversos. Lo mismo ocurre con el uso de la suplementación con hormona liberadora de HC o IGF-1 en adultos
mayores. Estos datos indican que la terapia con HC en adultos con deficiencia
de HC está asociada principalmente con ganancia muscular, mientras los efectos sobre
la función muscular y el rendimiento físico son variables y generalmente
dependen de otros factores.
La sarcopenia puede estar presente en otras
endocrinopatías como el hipogonadismo masculino y el hipertiroidismo. Los
niveles de testosterona disminuyen 1% por año a partir de los 30 años de edad.
El incremento en la masa grasa que ocurre con la edad, asociado con la disfunción
hipotalámica y la disminución de la respuesta a las gonadotropinas en las
células de Leydig causan disminución de la producción de testosterona. El
hipogonadismo está asociado con envejecimiento y sarcopenia secundaria. Los
posibles mecanismos que relacionan las hormonas sexuales con la composición del
cuerpo incluyen los efectos de la adiposidad sobre los niveles de la globulina
ligadora de hormonas sexuales (SHBG), los efectos de la testosterona sobre la
regulación de la diferenciación de las “stem cells” mesenquimales y la síntesis
de proteínas musculares, la activación de rutas inflamatorias o el incremento
en los niveles de cortisol. En pacientes con hipogonadismo, la prevalencia de
sarcopenia es de 40-50%. Las hormonas
tiroideas regulan la expresión de al menos 607 genes en el tejido muscular, los
cuales están involucrados primariamente en el metabolismo energético. El
hipertiroidismo incrementa el recambio de proteínas provocando la pérdida de
MM, acelera la termogénesis e
induce la gluconeogénesis y la lipólisis
vía metabolización de aminoácidos musculares y ácido grasos libres del tejido
adiposo, lo cual resulta en una constante y alta producción de energía. Los
estudios demuestran una disminución de 20% en MM y 40% en fuerza muscular en
hipertiroidismo.
En conclusión, la sarcopenia es un desorden
frecuente que afecta pacientes con
enfermedades crónicas y endocrinas que puede impactar desfavorablemente en el
desarrollo de la enfermedad. La
fisiopatología involucra diferentes mecanismos específicos para cada enfermedad
en superposición con el proceso de sarcopenia relacionado con la edad. La
prevalencia de sarcopenia varía, dependiendo de diferentes criterios
diagnósticos, de 15 a 90% en desordenes endocrinos.
Fuente: Borba VZC
et al (2019). Sarcopenia in endocrine and non-endocrine disorders. European
Journal of Endocrinology 180: R185-R199.
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