Nutrición y fertilidad femenina
Un gran número de
factores relacionados con el estilo de vida de la mujer, como exceso de peso
corporal, obesidad, tabaquismo, alcoholismo, adicción a drogas, tienen una
influencia adversa sobre la fertilidad
femenina. Por otra parte, las anormalidades en el peso corporal y el aporte de
energía en términos de restricción o exceso, así como algunas dietas ricas en carbohidratos, ácidos grasos, proteínas,
vitaminas o minerales ejercen un impacto perjudicial sobre la ovulación. Además de la interferencia
negativa con la seguridad de los gametos, varios nutrientes también afectan la
implantación de un embrión normal.
Los alimentos y el tipo de nutrición
influyen en el rendimiento reproductivo. Un desbalance en la ingesta de
calorías y proteínas por un incorrecto consumo de alimentos provoca
alteraciones de la función ovárica, lo cual incrementa la infertilidad. Algunos
estudios han explorado el efecto sobre la fertilidad de varios hábitos
dietéticos. Por ejemplo, el Nurses´Health Study II reporta reducción de la
fertilidad debida a desórdenes ovulatorios en mujeres cuyo régimen alimenticio
incluía bajo contenido glucémico y limitada ingesta de nutrientes. Las
variaciones del peso corporal en
términos de sobrepeso, obesidad o severa baja de peso, asociados con
alteraciones del balance energético también son sospechosos de provocar
desórdenes ovulatorios. En este sentido, se ha reportado que el tiempo para
concebir es más largo en mujeres con índice de masa corporal (IMC) superior a
25 Kg/m2 o inferior a 19 kg/m2 y que el sobrepeso y la
obesidad están relacionados significativamente con tasas de embarazo reducidas
e incrementos en el aporte de gonadotropinas. El IMC alto también está asociado
con diabetes gestacional, hipertensión arterial y parto prematuro. Más aún, los
factores nutricionales pueden influir no solo en la maduración del oocito sino
también en la calidad del embrión y la eficiencia de la implantación.
El rendimiento reproductivo normal requiere
una nutrición sana pues hombres y mujeres malnutridos conforman la mayor parte
de la población infértil en los países en desarrollo, mientras la comida en
exceso, el consumo de comidas rápidas, las dietas hipercalóricas y la obesidad
favorecen la infertilidad en las personas que viven en los países
económicamente desarrollados. Particularmente
en mujeres, la nutrición anormal puede afectar permanentemente la maduración
del oocito. La ingesta deficiente de alimentos, los regímenes alimenticios
inadecuados, las fuertes restricciones dietéticas y la carencia general de
nutrientes resultan en pérdida de peso corporal y rendimiento físico, pubertad
retardada, alargamiento del intervalo del postparto a la concepción, menores
niveles de secreción de gonadotropinas con alteraciones de ciclo ovárico e
incremento de la infertilidad. La pobre ingesta de proteínas, vitaminas y micro
-y macro- minerales está asociada con reducción del rendimiento reproductivo
pues el balance energético alterado está directamente correlacionado con
reducción de la maduración ovulatoria en
mujeres. Entonces, la nutrición inadecuada está relacionada con la
fisiopatología de la reproducción femenina. Esto es confirmado por el hecho que
la bulimia y la anorexia nerviosa son causas de amenorrea, infertilidad y
aborto.
El sobrepeso y la obesidad son condiciones
patológicas difusas durante la edad reproductiva de la mujer, con una
incidencia de 20-25% entre las pacientes que consultan por infertilidad. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 9-25% de las mujeres de los
países industrializados son obesas y con alto riesgo de generar niños obesos,
particularmente cuando son afectadas por la diabetes gestacional. A través de
la resistencia a la insulina (RI) y los altos niveles de insulina y andrógenos,
el tejido adiposo es responsable de
desórdenes ovulatorios, y la
anovulación asociados con la obesidad es responsable del alto riesgo de
infertilidad. En pacientes sin desórdenes ovulatorios, el sobrepeso y la
obesidad incrementan las tasas de diabetes gestacional, hipertensión arterial,
recién nacidos de alto peso al nacer, mortalidad y morbilidad perinatal.
La RI y la hiperinsulinemia son las
principales anormalidades metabólicas reportadas en la obesidad y son también características
claves del síndrome metabólico (SM) y el síndrome de ovarios poliquísticos
(PCOS), los cuales tienen un impacto significativo sobre la fertilidad
femenina. Los elevados niveles de insulina y la RI proporcionan un ambiente
bioquímico desfavorable en los ovarios incrementando la síntesis de andrógenos
y el metabolismo de lípidos en las
células tecales, lo cual a su vez induce una distribución central de grasa y
dislipidemia. El patrón androide de distribución de grasa puede ser justificado
por el hiperandrogenismo, resultando en un círculo vicioso de adiposidad
central, hiperinsulinismo y aberraciones metabólicas. Los datos experimentales
demuestran que la insulina, a través de su receptor (IR), tiene actividades
específicas sobre la esteroidogénesis en el ovario estimulando las células de
la teca a secretar andrógenos y mejorar la respuesta del ovario a la hormona
luteinizante (LH) para la producción de andrógenos. Las citoquinas también son
altamente activas en el ovario, donde están involucradas en la formación de un
ambiente favorable para la selección y el crecimiento del folículo pues estas
moléculas están involucradas en procesos claves de proliferación,
diferenciación, supervivencia y atresia del folículo y desarrollo del oocito.
Varias citoquinas como el factor de crecimiento tumoral-β (TGF-β) están
involucradas en todas las etapas de la foliculogénesis mientras otras citoquinas
como el factor de crecimiento fibroblastico-2 (FGF-2), el factor de crecimiento
del endotelio vascular (VEGF) y la leptina son capaces de regular el desarrollo
y la función del cuerpo lúteo. En particular, la leptina estimula la síntesis
de estrógenos en las células granulosas luteinízadas y reduce la síntesis de
progesterona. Este mecanismo también explica la infertilidad relacionada con la obesidad, un estado metabólico en el
cual las concentraciones de leptina son particularmente altas. Por otra parte, varios estudios han
demostrado que las mujeres con SM, inadecuado control metabólico y amenorrea
primaria o secundaria muestran bajos niveles de LH y hormona folículo
estimulante (FSH) asociados con una carencia de secreción residual de insulina.
Estos estudios han demostrado anormalidades del pulso generador de GnRH así
como disminución en el número y amplitud de los pulsos de LH en las pacientes
con diabetes y amenorrea en comparación con las pacientes con ciclos
menstruales normales.
La nutrición juega un rol mayor en el
aumento de la eficiencia reproductiva en hombres y mujeres y contrariamente al
rol perjudicial del peso corporal, el efecto de la dieta en la fertilidad
femenina no está bien definido. Sin embargo, la interacción entre nutrición y
fertilidad parece ser crítica para el rendimiento reproductivo y la relación
entre desórdenes ovulatorios y enfermedades metabólicas como diabetes y/o
galactosemia sugiere que los factores dietéticos ejercen roles etiológicos en
algunas variantes de infertilidad. El Food, Lifestyle and Fertility Outcome
Project revela que un dieta rica en pescado, legumbres, vegetales y baja en
carbohidratos se relaciona linealmente con folato en eritrocitos y vitamina B6
en sangre y fluido folicular con un incremento de 40% en la probabilidad de
embarazo por fertilización in vitro (IVF) inyección de esperma
intracitoplasmática (ICSI). Asimismo, la ingesta de los ácidos grasos
poliinsaturados omega-3, ácido alfa-linolénico y ácido docosahexaenoico (DHA),
está relacionada con un resultado positivo en mujeres sometida a IVF/ICSI.
El rol de la ingesta de proteínas sobre la
reproducción es complejo y aún no está claro como la fuente o la cantidad de
proteína consumida puede afectar la ovulación o la fertilidad de la mujer. Sin
embargo, es bien conocido que la ingesta de proteínas ha sido asociada con
desregulación de la esteroidogénesis en mujeres afectadas con PCOS. En este
sentido, algunos estudios demuestran que en mujeres sanas, una dieta rica en
proteínas, particularmente proteínas animales, está asociada significativamente
con bajos niveles de testosterona, subrayando la potencial correlación entre ingesta de proteínas y síntesis de
andrógenos. Otro estudio demuestra que el consumo de proteínas animales o
vegetales está asociado con mayor o menor riesgo de infertilidad ovulatoria,
respectivamente. Esta correlación es estadísticamente significativa en mujeres
mayores de 32 años, pero los mecanismos subyacentes no están claros.
Hasta el presente no está bien establecido
si en mujeres sanas el consumo de carbohidratos tiene algún efecto sobre la
ovulación y la fertilidad en general. Sin embargo, algunos estudios reportan
que la ingesta crónica de carbohidratos está asociada positivamente con
desórdenes ovulatorios. Es posible que varios desórdenes ovulatorios sean
causados por los efectos de la ingesta de carbohidratos sobre el metabolismo de
la glucosa. En este sentido, una alta carga glucémica en la dieta parece estar
relacionada con elevados niveles de glucosa en ayunas, hiperinsulinemia y RI,
responsables de una mayor liberación de andrógenos que resulta en disturbios
endocrinos y defectos en la maduración del oocito.
En teoría, la ingesta de ácidos grasos y
colesterol afecta la fertilidad a través del incremento de la producción de
prostaglandinas y esteroides. Sin embargo, hay pocos datos disponibles acerca
de la relación entre ingesta de grasas, niveles de andrógenos y ovulación. Un
estudio reciente reporta que la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA)
no está asociada con altos niveles de testosterona pero si con elevaciones de
progesterona que promueven un menor riesgo de anovulación. Este resultado
sugiere un rol débil de los ácidos grasos, específicamente PUFA, en la síntesis
de andrógenos.
El estrés oxidativo (EO) y la variación de metilación de ADN resultante son
capaces de impactar la función reproductiva. El EO se desarrolla en el cuerpo a
partir de un desbalance entre la producción de antioxidantes y la liberación de
sustancias reactivas de oxígeno (ROS). Como la dieta es una fuente exógena de
oligo-elementos y vitaminas, la práctica clínica actual sugiere integrar la dieta con algunos
suplementos nutricionales que son capaces de revertir el desbalance, inducir el
control del EO y mejorar la fertilidad. Entre los antioxidantes, el glutatión
es un compuesto natural, con fuerte actividad destoxificante, que mantiene el estado redox de la célula a
través de la reducción de la producción de radicales libres. Otros antioxidantes incluyen el ácido
lipoico, la vitamina C, la vitamina E y la coenzima Q10 (CoQ10), cuya deficiencia,
solas o combinadas, puede alterar la función del sistema destoxificante. El
efecto de la ingesta regular de ácido ascórbico ha sido ampliamente descrito en
la literatura, demostrando que su consumo durante el embarazo podría estimular
en la mujer embarazada la esteroidogénesis placentaria que fisiológicamente apoya la
gestación. En efecto, ha sido reportado que entre las mujeres con abortos
espontáneos frecuentes debido a un defecto en la fase luteal, los niveles
sanguíneos de este antioxidante son menores que en las mujeres con mejor función
reproductiva. Aunque hay muchos estudios que poyan la influencia de la ingesta
de antioxidantes sobre la capacidad reproductiva, muy poco se conoce acerca de
su acción sobre la función menstrual. El BioCycle Study describe una
correlación positiva entre EO y
estradiol endógeno, pero no describe ninguna asociación con la FSH y la
globulina ligadora de hormonas sexuales (SHBG). Otro estudio reporta que a
pesar del rol beneficioso de los antioxidantes en reducir el EO, su consumo
incorrecto o excesivo puede inducir efectos adversos.
Es bien conocido que la suplementación
preconcepción de ácido fólico (400 µg por día) mejora los niveles de folato y
reduce los niveles de homocisteína (Hci) en el fluido folicular. La
suplementación con ácido fólico, o multivitamínicos que contienen ácido fólico,
ha sido asociada con un embrión de mejor
calidad y disminución del riesgo de infertilidad. Sin embargo, el uso de ácido
fólico es mayor en las mujeres infértiles que en las fértiles y solo 50% de
ellas usan correctamente estos productos durante la preconcepción. En este
contexto, las mujeres infértiles tienen un estatus de folato significativamente
mejor que las mujeres fértiles y las pacientes infértiles son proclives a
consumir suplementos de ácido fólico. Los folatos son un grupo de coenzimas interconvertibles que
juegan roles fundamentales en la síntesis de ADN, la metilación del ADN y la
síntesis de proteínas. En efecto, la deficiencia de folato puede alterar estos
procesos y provocar acumulación de Hci con las consecuentes reacciones de
metilación y el excesivo EO. La
metilación de ADN es un mecanismo epigenético capaz de modificar la expresión
de genes específicos sin cambiar la secuencia del ADN. La metilación también
altera el acceso físico a los ácidos nucleicos por complejos moleculares
responsables de la expresión de genes y, por tanto, puede modificar o suprimir
la función de los genes. Este proceso está involucrado en numerosos eventos
moleculares como transcripción de genes, desarrollo embrionario, inactivación
del cromosoma X y estabilidad de cromosomas. Tres enzimas,
metilenetetrahidrofolato reductasa (MTHFR), metionina sintetasa (MTS) y
metionina sintetasa reductasa (MTSR) ejercen un rol mayor en las rutas
metabólicas de la Hci y el ácido fólico.
El ciclo del ácido fólico involucra la
conversión de la Hci en metionina y contiene el receptor metiltetrahidrofolato
necesario para la formación de 5-tetrahidrofolato (5-THF). La MTHFR cataliza la
reducción de metilentetrahidrofolato (5,10-metilen-THF) a 5-metil-THF por
donación de un grupo metilo. La metionina sintetasa puede catalizar la
transferencia del grupo metil del 5-metilo-THF a la Hci, lo cual genera metionina y THF. La Hci es
metabolizada en metionina vía ciclo de 1C (1-CC). Por otra parte, la ruta
cistationina betasintetasa (CBS) puede permitir
la formación, a partir de Hci, de cisteína que es un precursor de glutatión e hipotaurina, los cuales son
capaces de modular escenarios epigenéticos en asociación con las vitaminas B2 y
B3. Sin embargo, en el oocito y en el embrión temprano, la ruta CBS no es
expresada y para prevenir defectos en el
nacimiento, la suplementación con ácido fólico (400 µg por día) es recomendada
durante el período de preconcepción y el primer trimestre del embarazo.
La dieta mediterránea (DietMed) es un plan
de alimentación inspirado en el régimen nutricional de algunas poblaciones de
Grecia, Italia y España. Las principales características de esta dieta son las
altas cantidades de legumbres, vegetales, frutas, aceite de oliva, cereales no
refinados, consumo de moderadas a altas cantidades de pescado y vino y pequeñas
cantidades de carne. Los análisis reportan un reducido riesgo de muerte por
cáncer y específicamente que el consumo regular de aceite de oliva puede
reducir la probabilidad de cáncer. Otros estudios demuestran que la DietMed así como las dietas que se caracterizan
por índice glucémico bajo y son pobres
en carbohidratos y ricas en proteínas reducen los factores de riesgo
cardiovascular en los pacientes con diabetes. La DietMed se relaciona
positivamente con los niveles de folato y vitamina B6 en el fluido folicular y
con incrementos en la tasa de embarazo y nacimientos vivos particularmente en
mujeres <35 años de edad.
Varios desórdenes ovulatorios están
relacionados directamente con patologías metabólicas como diabetes y
galactosemia, lo cual sugiere que los factores dietéticos pueden jugar un rol
etiológico en algunos tipos de infertilidad. Los resultados de los estudios
demuestran significativas asociaciones entre la fertilidad de la mujer y los
alimentos incluyendo el consumo de carbohidratos de bajo índice glucémico,
ácidos grasos monoinsaturados, proteínas de origen vegetal y la suplementación
con hierro, folato y vitaminas con efecto antioxidante. De acuerdo con las
investigaciones, se estima que una dieta saludable, combinada con una ingesta
suficiente de antioxidantes, control de peso corporal y actividad física
regular, reduce 60% el riesgo de infertilidad ovulatoria.
Los estudios en animales han demostrado que
la adecuada suplementación de donadores de metilo puede reducir los efectos de
los disruptores endocrinos químicos (EDC) ambientales. Los EDC usualmente son
componentes de cosméticos y productos de uso doméstico e inducen efectos
anormales sobre los perfiles de metilación y mecanismos epigenéticos
reguladores en su transmisión transgeneracional. En modelos animales, productos
plásticos como bisfenol A (BPA),
di(2-etilhexil)ftalato (DEHP) y dibutilftalato (DBP) inducen patologías
reproductivas y metabólicas transgeneracionales. El BPA tiene una estructura
similar al dietilestilbestro y el E2 y los estudios epidemiológicos en humanos
reportan la presencia de BPA en la orina y suero de mujeres con dificultades
para concebir y/o menopausia prematura.
Los experimentos en ratones demuestran que la suplementación con donadores de
metilo contrarrestan los efectos de hipometilación del BPA. Por tanto, de
acuerdo con lo observado en modelos animales, un adecuado aporte nutricional de
1-CC puede al menos en parte atenuar los efectos de productos ambientales que
causan infertilidad por alteración de la función ovárica.
En conclusión, la infertilidad femenina es
una condición médica y social causada por varias alteraciones fisiopatológicas.
En particular, desórdenes metabólicos incluyendo diabetes, obesidad e
hiperlipidemia, comúnmente asociadas con dietas hipercalóricas afectan la
fertilidad de la mujer por daño directo a la salud y diferenciación del oocito,
o por interferencia indirecta con el eje hipotálamo-hipófisis que resulta en
oogénesis disfuncional. La RI es uno de los principales mecanismos que alteran
la fisiología de la ovulación, mientras una adecuada ingesta de ácidos grasos
monoinsaturados de origen vegetal puede ser efectiva en la prevención de la infertilidad
femenina. La ingesta de antioxidantes también apoya la función reproductiva
femenina pues los suplementos que contienen ácido fólico, β-caroteno, vitamina
C, vitamina E y un adecuado aporte de 1-CC son eficientes en el acortamiento
del tiempo de concepción. Un correcto balance de proteínas, carbohidratos,
lípidos, antioxidantes y folato en la dieta diaria proporciona un beneficio
esencial para una óptima salud reproductiva femenina y reduce el riesgo de
infertilidad.
Fuente: Silvestris
E et al (2019). Nutrition and female fertility: An interdependent correlation.
Frontiers in Endocrinology 10:346.
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