Autofagia de células β
La insuficiencia
para mantener la homeostasis de la glucosa subyace a la diabetes tipo 1 (DT1) y
la diabetes tipo 2 (DT2). Aunque estas dos formas de diabetes son muy
diferentes, la insuficiencia y la muerte de células β juegan un rol clave en la
patogénesis de ambas enfermedades,
provocando hiperglucemia debido a la reducida capacidad para producir insulina.
En la DT1, la apoptosis de células β es el evento subyacente que provoca la disglucemia, mientras en la
DT2, la resistencia a la insulina provoca la incapacidad para responder a la
demanda de insulina. El estrés oxidativo y el estrés de retículo endoplásmico (RE) son los mayores contribuyentes de la
disfunción y la muerte de células β bajo una variedad de condiciones en la DT1
y la DT2. Estudios recientes demuestran que la autofagia promueve la
supervivencia de células β retardando la apoptosis y facilitando las respuestas
adaptativas que mitigan los efectos perjudiciales del estrés de RE y el daño
del ADN, éste último directamente relacionado con el estrés oxidativo.
La autofagia es un proceso catabólico que
permite el reciclaje de los contenidos celulares dañados o en exceso,
promoviendo la homeostasis y la supervivencia celular bajo condiciones de
estrés. Durante la autofagia, los componentes celulares son tomados por
lisosomas que contienen hidrolasas ácidas para su degradación. Hay cuatro
mecanismos principales de captación de componentes celulares por los lisosomas:
macroautofagia, microautofagia, crinofagia y autofagia mediada por chaperona.
Generalmente, el término “autofagia” ha sido usado para describir el proceso de
macroautofagia, el cual consiste en la formación de autofagosomas que contienen
material celular que posteriormente se fusionan con los lisosomas para degradar
la carga del autofagosoma. Este proceso es distinto a la microfagia, donde los
componentes celulares son tomados directamente a través de la invaginación de
la membrana lisosomal. La crinofagia es un mecanismo de captación directa en el
lisosoma, donde las vesículas secretoras son captadas específicamente por los
lisosomas. En la autofagia mediada por chaperona, las proteínas citoplasmáticas
son conducidas a los lisosomas para su degradación a través del reconocimiento
de secuencias específicas de aminoácidos por la proteína chaperona hsc70.
La autofagia puede ser selectiva o no
selectiva. La autofagia no selectiva es un tipo de degradación en el cual el
autofagosoma simplemente toma materiales presentes en su ambiente adyacente. La
privación de nutrientes a menudo estimula este tipo de autofagia en donde
cualquier componente del citoplasma puede ser degradado. La autofagia también
puede ser selectiva, en la cual blancos
específicos son reclutados para
degradación por autofagosomas a
través de interacciones con las proteínas adaptadoras de autofagia (también
conocidas como receptores de autofagia) como la p62 (SQSTM1). Las proteínas
adaptadoras de autofagia se unen específicamente a proteínas u organelos y los
conducen hacia los autofagosomas a través de interacciones con moléculas LC3
localizadas en la membrana del fagoforo. Hasta el presente se han descrito más
de 15 tipos de autofagia selectiva que funcionan para mantener o restaurar la
homeostasis celular bajo condiciones de estrés y son definidos según el blanco
específico que va ser degradado. Por ejemplo, lipofagia es la degradación
autofágica de gotas de lípidos, mitofagia es la degradación de mitocondrias,
REfagia es el reciclaje de RE y proteafagia es la degradación del proteasoma
por autofagia. En respuesta a la privación de nutrientes, la lipofagia, la REfagia
y la proteafagia funcionan para proporcionar energía y nutrientes así como
también para contrarrestar el estrés inducido por el ayuno. La mitofagia
previene y mejora el estrés oxidativo de la célula a través de la degradación
de mitocondrias disfuncionales. En un ambiente de estrés oxidativo, como se
observa en la patogenia de la DT1 y la DT2, la autofagia selectiva puede
también mediar la activación de la respuesta antioxidante a través de la
degradación de KEAP1, un inhibidor clave de la respuesta antioxidante.
La respuesta autofágica a estresores
celulares como la carencia de aminoácidos, factores de crecimiento, oxígeno o
ATP es integrada primariamente a través de la ruta de señalización del complejo
blanco de rapamicina de mamíferos 1 (mTORC1). En condiciones normales, el
mTORC1 es activo y regula negativamente el inicio de la autofagia a través de
la fosforilación inhibidora de proteínas en el complejo ULK1. Hay múltiples
moléculas que funcionan para conducir señales de nutrientes a través del mTORC1
en la regulación de la autofagia. En condiciones de ayuno o depleción de
energía, la proteína quinasa activada por AMP (AMPK) responde a los cambios en
la relación ATP/ADP y activa la autofagia a través de la inhibición del mTORC1. En respuesta al ayuno y la hipoxia, la
desacetilasa SIRT1 activa la autofagia a través de varios mecanismos incluyendo
la inhibición de mTORC1 y la desacetilación de varios componentes de la
maquinaria autofágica (Atg5, Atg7 y LC3). Los polimorfismos en la SIRT1 han
sido asociados con incrementos en la incidencia de la DT1, lo cual sugiere la
importancia de esta ruta de señalización en la supervivencia de las células β.
Otros factores que regulan la autofagia a través del mTORC1 en respuesta a
factores ambientales incluye a las proteínas Akt y ERK1/2. Entonces, la inhibición del mTORC1 es
un punto crítico en el cual convergen múltiples tipos de estresores celulares,
lo cual resulta en la activación de la autofagia como una respuesta adaptativa
para promover la supervivencia celular.
La autofagia juega muchos roles importantes
en la célula β, incluyendo el soporte de
la diferenciación durante el desarrollo y la contribución a la función de la
célula β. La autofagia promueve la supervivencia de células β bajo condición de
estrés que puede provocar la muerte celular, incluyendo depleción de
nutrientes, estrés oxidativo, estrés de RE, daño mitocondrial e hipoxia. La autofagia, además de su rol en la
supervivencia de la célula β, juega un rol activo en la regulación de la
homeostasis de la insulina. La
estimulación de la autofagia a través de la inhibición del mTORC1 reduce la secreción de insulina en islotes
pancreáticos de humanos y roedores. La importancia de la regulación
balanceada de la autofagia para la
supervivencia de la célula β es
resaltada por las observaciones que indican
que la activación y la inhibición de la
autofagia a través de la falta -o hiperactivación- del mTORC1, respectivamente, provocan un
incremento en la apoptosis de células β
y una disminución de la masa de células β. Estos datos demuestran que la
autofagia juega un rol crítico en el mantenimiento de la función y la
supervivencia de las células β a través de múltiples mecanismos.
Un RE funcional es crítico para el
acoplamiento estímulo-secreción en la
célula β, lo cual permite la secreción de insulina en respuesta a estímulos
externos. La alta demanda para sintetizar y secretar insulina en respuesta a
cambios ambientales hace a las células β particularmente susceptibles al estrés
de RE. La célula β debe sintetizar rápidamente insulina en respuesta a los
incrementos de glucosa mientras mantiene la capacidad para convertir
proinsulina en la forma madura de insulina. Las alteraciones de este delicado
balance pueden disparar la disfunción de células β. En estas condiciones, si la
homeostasis normal del RE no es restaurada, las células β eventualmente experimentan
apoptosis que es disparada por la respuesta a proteínas desdobladas. La
elevación crónica de glucosa y ácidos grasos asociada con la DT2 dispara el
estrés de RE en las células β y las
mutaciones en los componentes de la ruta de respuesta a proteínas desdobladas han
sido relacionadas con el desarrollo de diabetes en humanos y roedores. Por otra
parte, el estrés de RE ha sido implicado
como uno de los mecanismos que contribuyen al desarrollo de oligómeros
del polipéptido amiloide del islote humano (hIAPP) a través de defectos en el
procesamiento de la proteína precursora, prohIAPP, a hIAPP. El hIAPP es co-secretado
con la insulina y juega un rol clave en la regulación de la glucemia. En
humanos, el hIAPP puede formar agregados de amiloide, los cuales han sido relacionados con la muerte de
células β y el desarrollo de DT2. Estudios recientes proporcionan evidencia que
la autofagia es importante para mejorar
los efectos citotóxicos del hIAPP. En las células β, el bloqueo de la autofagia
incrementa la toxicidad del hIAPP. Estos datos sugieren que la autofagia juega
un rol importante en el aclaramiento de oligómeros de hIAPP, lo cual previene
la citotoxicidad del hIAPP, la insuficiencia/muerte de células β y el
desarrollo de diabetes.
El estrés de RE resulta de la acumulación de
proteínas desdobladas y mal plegadas y puede iniciar la apoptosis si las
condiciones de estrés no son mejoradas. La estimulación de la autofagia puede
degradar las proteínas mal plegadas o las regiones disfuncionales del RE y
restaurar la integridad estructural y funcional del RE. Estudios recientes
sugieren que el estrés de RE por sí mismo estimula la autofagia, posiblemente
como un mecanismo de retroalimentación
para proteger la célula. En este
contexto, el bloqueo del estrés de RE bloquea la autofagia y el bloqueo de la
autofagia incrementa el estrés de RE. Más aún, la pérdida de autofagia en las
células β compromete la respuesta a proteínas desdobladas, lo cual resulta de
un incremento en la incidencia de diabetes.
Las células β son altamente susceptibles al
estrés oxidativo. Algunas de las proteínas involucradas en la respuesta al
estrés de RE, como eIF2α, también juegan un rol en la respuesta al estrés
oxidativo. Las especies reactivas de oxigeno (ROS) son generadas durante el
metabolismo de la glucosa y constituyen una importante señal para disparar la
secreción de insulina y la expansión de células β en respuesta a los elevados
niveles de glucosa. Sin embargo, la exposición crónica a ROS bajo condiciones
de hiperglucemia puede provocar daño celular, alteración de la secreción de
insulina estimulada por glucosa y, eventualmente, muerte celular. Entonces, la
hiperglucemia durante la patogenia de la diabetes puede exacerbar la apoptosis de células β a través del estrés oxidativo
disparado por las ROS. El factor de transcripción NRF2 es juega un rol clave en
la ruta antioxidante y tiene una función
citoprotectora en la célula β, en parte
a través de estimulación de la autofagia. La activación de NRF2 estimula la expresión
de sus genes blancos antioxidantes en los islotes pancreáticos de humanos e
incrementa la supervivencia de los
islotes después de la inducción del estrés oxidativo. La expresión de NRF2
aumenta tempranamente en la diabetes y
tiene como funciones reducir la apoptosis, preservar la masa de células β y
mantener la homeostasis de la glucosa. La autofagia también puede promover la
activación de NRF2 a través de la proteína p62, la cual bloquea la interacción
entre el NRF2 y su inhibidor KEAP1, conduciendo al KEAP1 al autofagosoma para
su degradación. Por lo tanto, la autofagia y la respuesta antioxidante participan en un asa de
retroalimentación en la cual mutuamente
se refuerzan para promover la homeostasis y supervivencia celular.
La autofagia también combate el estrés
oxidativo a través de la degradación de mitocondrias disfuncionales vía mitofagia. La mitofagia mediada por
PINK1-PARKIN es estimulada por las elevaciones moderadas de ROS que provocan una
reducción del potencial de membrana mitocondrial. La quinasa PINK1 se acumula en la membrana externa de la
mitocondria despolarizada, lo cual resulta en el reclutamiento de su blanco
PARKIN, una ligasa de ubiquitina E3. La PARKIN ubiquitiniza múltiples proteínas
en la membrana externa mitocondrial, provocando el reclutamiento de proteasomas
y autofagosomas para la degradación de
mitocondrias. La hiperglucemia y la
glucolipotoxicidad pueden afectar la
mitofagia. La hiperglucemia puede estimular altos niveles de ROS que alteran la
maquinaria de mitofagia, lo cual resulta en acumulación de mitocondrias
disfuncionales. La glucolipotoxicidad puede causar acumulación citoplasmática
de p53, lo cual bloquea la translocación
de PARKIN e inhibe la mitofagia. Los pacientes con DT2 exhiben disminución de la expresión de componentes de la ruta de mitofagia y las
mutaciones en los genes cuyos productos funcionan en la mitofagia, incluyendo
PINK1, PARKIN, CLEC16A y PDX1, han sido asociadas con DT1 y DT2. Uno de estos componentes de la
mitofagia, CLEC16A, juega un rol clave
en la degradación de PARKIN mediada por proteasoma. PDX1, un gen
asociado con DT2, regula la expresión de CLEC16A y la pérdida de PDX1 provoca
un bloqueo de la mitofagia en el cual los autofagosomas que contienen
mitocondrias fallan en la fusión con los lisosomas. Estos datos sugieren que la autofagia juega un
rol importante como mecanismo adaptativo
endógeno para mantener la función de células β, prevenir el estrés oxidativo y
proteger contra el desarrollo de diabetes.
Múltiples factores estimulan la autofagia en
la célula β, incluyendo componentes de la dieta, citoquinas y GLP-1. Estos
factores pueden contribuir a la regulación de la autofagia de células β durante la patogenia de DT1 y
DT2. El ayuno y la privación de aminoácidos
son activadores de la autofagia en múltiples tipos de células. En las
células β, los períodos cortos de
privación nutrientes pueden estimular la crinofagia, mientras el ayuno de larga
duración puede ser requerido para
estimular la macroautofagia. La exposición excesiva y crónica a glucosa y ácidos grasos puede bloquear el mecanismo adaptativo endógeno por el cual
las células β podrían protegerse del estrés y la toxicidad, lo cual
contribuye al desarrollo de la diabetes.
Por otra parte, tanto el exceso como la restricción calórica estimulan la
autofagia en la célula β. Las células β responden al estrés provocado por los
cambios drásticos en los niveles de nutrientes
activando la autofagia para promover la supervivencia celular y los
efectos mediados por el NRF2 juegan un
rol clave en este proceso. Varios
estudios recientes han identificado
vitaminas específicas y otros
componentes de la dieta que promueven la
autofagia en las células β y juegan un rol protector en la respuesta al estrés.
Por ejemplo, la vitamina D y los ácidos omega-3 tienen roles protectores en las
células β a través de la estimulación de
la autofagia.
Las citoquinas pro-inflamatorias como el
factor de necrosis tumoral-α (TNF-α), la interleuquina (IL)-1β y el interferón
(INF)-γ han sido asociadas con la patogenia de DT1 a través de mecanismos que
involucran niveles elevados de ROS y la inducción de estrés de RE. La IL-1β y
el INF-γ estimulan las fases iniciales de la autofagia a través de la activación
dependiente de estrés de RE de la AMPK, pero también inhiben el flujo
autofágico debido a alteración de la función lisosomal, lo cual contribuye a la
apoptosis de células β. Otras citoquinas, como la IL-6, estimulan la autofagia bajo condiciones basales y protegen a las células β de la apoptosis inducida por TNF-α, IL-1β e INF-γ.
Los reportes recientes en modelos de
diabetes han demostrado que el rol protector del GLP-1 (Glucagon like
peptide-1) en la célula β puede ser mediado en parte por la estimulación de la
autofagia. Además de su rol crítico en la estimulación de la secreción de
insulina, el GLP-1 juega un rol en el incremento de la proliferación de células
β. El GLP-1 restaura la actividad lisosomal normal y la autofagia es requerida
para su efecto protector en la célula β.
En conclusión, la autofagia es un proceso
catabólico que promueve la homeostasis y la supervivencia celular en
condiciones de estrés. En las células β, la autofagia, a través de múltiples
mecanismos, retarda la apoptosis y
promueve respuestas adaptativas para atenuar los efectos perjudiciales del
estrés de RE y el daño del ADN relacionado con el estrés oxidativo.
Fuente: Marasco
MR, Linnemann AK (2018). β-cell autophagy in diabetes pathogenesis.
Endocrinology 159: 2127-2141.
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