Tejido adiposo marrón y envejecimiento
El envejecimiento
es un factor de riesgo para varias enfermedades crónicas y está asociado con incrementos en la
prevalencia de obesidad, dislipidemia, diabetes tipo 2 e intolerancia a la
glucosa. Por otra parte, en años recientes, el tejido adiposo ha adquirido una considerable
importancia en el envejecimiento y la disfunción metabólica relacionada con la
edad. Con el envejecimiento ocurren cambios importantes y profundos en el
tejido adiposo en términos de distribución y composición, lo cual sugiere que
la progresiva disfunción del tejido adiposo puede representar una
característica importante del proceso de envejecimiento. La disfunción del
tejido adiposo representa un proceso responsable de las alteraciones
metabólicas, el daño multi-órganos y el estado pro-inflamatorio sistémico
típicos del envejecimiento. Los datos en la literatura apoyan la idea que los
tejidos adiposos están organizados en un gran órgano adiposo con discreta
anatomía, vasculatura e inervación, citología específica y alta plasticidad. El
tejido adiposo está distribuido en varios depósitos, localizados en dos
compartimentos principales: el tejido adiposo subcutáneo (TAS) y el tejido adiposo
visceral (TAV) con diferentes composiciones y funciones. Las principales
células del tejido adiposo están representados por los adipocitos, definidos
como adipocitos blancos y adipocitos marrones en relación a su diferente
morfología, la cual a su vez refleja diferencias en sus funciones. Ambos tipos de células están
presentes en múltiples sitios del órgano adiposo en depósitos discretos.
En el nivel morfológico, la principal
característica de los adipocitos blancos es su gran gota intracelular de
lípidos, mientras los adipocitos marrones se caracterizan por la presencia de
múltiples gotas pequeñas de lípidos en el citoplasma. Los adipocitos blancos
tienen la función de almacenar el exceso de lípidos en la forma de
triglicéridos (TG) y liberar ácidos grasos libres en los períodos de demanda de
energía en el cuerpo. Los adipocitos blancos también sintetizan y liberan
adipoquinas que regulan la homeostasis metabólica. La principal función de los
adipocitos marrones es la disipación de energía a través de respiración
desacoplada para producir calor. Este mecanismo es mediado por una proteína
llamada proteína desacopladora-1 (UCP1) presente en la membrana interna de la
mitocondria. Un tercer tipo de adipocito, con una morfología intermedia entre
adipocitos blancos y marrones, es referido como adipocitos beige o adipocitos
“marrones inducibles”, descrito inicialmente en ratones y posteriormente en
humanos. A pesar de la similitud con los adipocitos marrones, los adipocitos
beige pueden tener fenotipo termogénico o de almacenamiento, dependiendo de las
condiciones ambientales. En el envejecimiento, el tejido adiposo experimenta
cambios en cantidad y distribución con un incremento en el tejido adiposo total
y el TAV después de los 65 años, así como deposición ectópica de grasa, y una disminución del TAS. Durante el envejecimiento,
el tejido adiposo marrón (TAM) disminuye aunque su actividad puede ser
identificada en modelos de roedores y, bajo ciertas condiciones, en humanos.
En el ratón, los principales depósitos de
TAM están localizados alrededor de la médula espinal en al área paravertebral y
en el mediastino, especialmente en el área para-aórtica y alrededor del ápex
del corazón. Los depósitos infra-diafragmáticos también han sido descritos, en
particular en el área perirrenal, lo cual ocurre en cantidades más pequeñas que
los depósitos supra-diafragmáticos. En condiciones fisiológicas, la exposición
de ratones al frío incrementa la cantidad de depósitos de TAM. Después de la
exposición al frío, las rutas dependientes
de UCP1 también son activadas en el tejido adiposo blanco (TAB) subcutáneo y en
adipocitos beige a través de la activación del sistema nervioso simpático. En
humanos adultos, hay áreas funcionalmente activas de TAM, más frecuentemente en
mujeres que en hombres, en particular en la región cervical-supraclavicular. El
estudio del TAM humano es difícil y la tomografía por emisión de positrones
computarizada (TEP-TC) con 18F-fluorodeoxiglucosa (18F-FDG) es el método más
comúnmente usado para la medición de TAM metabólicamente activo a través de la identificación de regiones de tejido
adiposo que tienen una alta asimilación de 18F-FDG en el “scan” TEP. La TEP-TC
revela el metabolismo de la glucosa en los tejidos. El TAM activo de ratones y
humanos utiliza como combustible preferencial los ácidos grasos derivados de TG
plasmáticos después de la lipólisis, lo cual requiere energía derivada de la glucosa. Aunque la FDG TEP no detecta
directamente el TAM metabólicamente activo, es un indicador confiable del TAM
activado.
En humanos, el TAM cambia en las diversas
etapas de la vida. El TAM se comienza a formar durante la gestación y tiene un
rol crítico en la termogénesis durante las primeras fases de la vida porque los
recién nacidos aun no poseen la capacidad para realizar escalofríos. En los
niños, el gran depósito supraclavicular bilateral representa la forma metabólicamente
más activa del TAM, el cual puede ser activado rápidamente para producir calor.
En la adolescencia, el TAM se encuentra principalmente en la región
supraclavicular pero, aunque el TAM activo está presente en cada niño, el TAM
metabólicamente activo solamente es detectado en la mitad de adolescentes
después de la exposición al frío. Más aún, varios estudios sugieren que hay un
incremento en la actividad del TAM durante la adolescencia, especialmente
durante la maduración sexual y el desarrollo músculo-esquelético. Los estudios
con scan FDG-TEP/TC indican que hay un crecimiento sincronizado de TAM y
músculo esquelético durante la pubertad y que hay una relación en el desarrollo
de estos tejidos.
La función y la masa del TAM disminuyen con
la edad. La distribución anatómica del TAM es similar entre adolescentes y
adultos: la mayoría de depósitos están
localizados en la región cervical-supraclavicular y otros depósitos
están en las regiones axilar, mediastinal, paravertebral, epicárdica y abdominal.
Los depósitos periféricos de TAM, como los interescapulares, son los primeros
que se pierden con el incremento de edad mientras que los depósitos más
profundos, en particular perivascular y perirrenal, disminuyen en los estadios
más tardíos de la vida. El TAM no estimulado puede ser identificado en personas
menores de 50 años de edad en una tasa tres veces mayor que en individuos
mayores de 65 años. Con el uso de FDG-TEP/TC se ha demostrado que la actividad del
TAM estimulada por la exposición al frío disminuye con la edad. La pérdida de TAM puede hacer una meseta
alrededor de la sexta década de la vida y luego continuar disminuyendo en los
siguientes años. La actividad del TAM estimulada por el frío raramente es
detectada en individuos mayores de 60 años, esto podría explicar porque hay una
disminución en la capacidad de los adultos mayores para tolerar el frío y
regular la temperatura corporal. Sin embargo, los estudios con FDG-TEP/TC miden
solamente TAM activado, lo cual puede o no reflejar cambios en la masa de TAM.
La disminución en la actividad del TAM con la edad en humanos es
consistentemente apoyada por los hallazgos en roedores. En efecto, el depósito
interescapular de TAM en ratas es infiltrado por adipocitos blancos con la
edad, con una importante disminución de la actividad y función de la UCP1. Una
significativa pérdida de la actividad de la UCP1 con la edad también se observa
en el TAB subcutáneo de ratas,
confirmando los hallazgos de los estudios en autopsias de humanos. Por
tanto, en estudios con ratones y humanos, muchas sino todas las formas de
TAM pueden experimentar una gradual
transición hacia TAB con el incremento de la edad. Entonces, el envejecimiento
es uno de los determinantes más relevantes de la actividad del TAM y está asociado
con una disminución de la actividad del
TAM a través de la vida.
Varios mecanismos están asociados con la
disminución de TAM con la edad, incluyendo pérdida de la función mitocondrial,
alteración en el sistema nervioso simpático y alteraciones inducidas por la
edad de las señales hormonales e
inflamación. Durante el envejecimiento hay una disminución significativa en la
actividad de la UCP1, una proteína expresada en la membrana interna de la
mitocondria de los adipocitos marrones. La disfunción mitocondrial tiene un rol
relevante en la patogénesis de varios desórdenes relacionados con la edad, como
diabetes tipo 2, obesidad, insuficiencia cardiaca, enfermedades
neurodegenerativas y tumorigénesis. En particular, en el envejecimiento, la
disfunción mitocondrial se caracteriza por un incremento en las mutaciones del
ADN mitocondrial y una reducción en la biogénesis y la fosforilación oxidativa.
Por esta razón, el envejecimiento puede estar asociado con una alteración en la
función de la “stem cell”/célula progenitora de adipocitos marrones con la
consiguiente reducción en el potencial regenerativo del TAM con almacenamiento
de adipocitos marrones disfuncionales.
El sistema nervioso simpático (SNS) juega un
rol clave en la regulación del reclutamiento de TAM. Más aún, la exposición al
frio es un potente estimulador del TAM a través del SNS. Las catecolaminas
activan receptores β3-adrenérgicos localizados en la superficie de los
adipocitos marrones para promover la expresión del gen UCP1 y la actividad
relacionada con la termogénesis y la lipólisis. Por tanto, es posible que una
disminución de la señal SNS y de la sensibilidad del TAM para la estimulación por
SNS puede resultar en una reducción de la capacidad para activar y reclutar TAM
en los adultos mayores y también puede explicar porque los humanos viejos
tienen incapacidad para regular apropiadamente su temperatura cuando son
expuestos al frío.
La masa y la función del TAM pueden
disminuir durante la adultez como consecuencia de cambios hormonales, particularmente
en los ejes somatotrópico y gonadotrópico.
El TAM fetal humano muestra una alta expresión de receptores de
estrógenos, lo cual sugiere que los niveles tisulares de estrógenos pueden
regular la actividad del TAM. La evidencia reciente sugiere que estrógenos y
andrógenos se relacionan positivamente con la actividad y función del TAM
mientras los glucocorticoides tienen efectos negativos. Los glucocorticoides,
como la dexametasona, reducen la expresión de UCP1 inducida por catecolaminas.
Con el envejecimiento, los niveles de hormonas sexuales disminuyen mientras los
niveles de glucocorticoides se mantienen relativamente estables con un
incremento relativo de su actividad. Estos cambios en los niveles de hormonas
sexuales y glucocorticoides pueden
contribuir a la pérdida de actividad del TAM con el envejecimiento.
Las hormonas tiroideas son reguladores
conocidos de la termogénesis: los niveles de UCP1 están relacionados con los
niveles de triyodotironina (T3). La evidencia acumulada demuestra que la T3
promueve la síntesis de UCP1 a nivel transcripcional en el TAM, así como la
actividad de la UCP1 por modulación de la producción de cAMP. El envejecimiento
está asociado con una disminución de los niveles plasmáticos de T3 y una
reducción de la conversión de T3 activa causada por una pérdida de la desyodasa
D2 (DIO2) dependiente de la edad en el TAM. Las evidencias recientes demuestran
que la expresión de UCP1 en el TAB también se correlaciona con los niveles
circulantes de tiroxina (T4), lo que sugiere que las hormonas tiroideas pueden
contribuir a la marronización del TAB e incrementar la termogénesis.
Un trabajo reciente sugiere que la hormona
grelina, secretada principalmente por el estómago, es un importante regulador de la termogénesis
en el envejecimiento. La ablación del receptor de grelina, el receptor de
secretagogo de hormona de crecimiento (GHSR), disminuye el riesgo de obesidad
asociada con el envejecimiento y resistencia a la insulina. La grelina y la
obestatina derivan del gen preprogrelina; sin embargo, en el TAM, la grelina
reduce la expresión de UCP1 mientras la obestatina la incrementa. Durante el
envejecimiento, la grelina plasmática y la expresión de GHSR aumentan, pero la
obestatina plasmática es estable. Esto puede provocar un desbalance en la
regulación termogénica, lo cual a su vez puede exacerbar la alteración
termogénica relacionada con la edad. Más aún, la ablación de GHSR activa la
señal termogénica, aumenta la activación de insulina, la biogénesis
mitocondrial y mejora la función mitocondrial del TAM.
El factor de crecimiento fibroblástico 21
(FGF21), secretado por el hígado y el
tejido adiposo, puede jugar un rol en el proceso de marronización de los
depósitos de TAB. En este contexto, los
ratones con deficiencia de FGF21 muestran alteración de la capacidad para
adaptarse a la exposición crónica al frío, con reducida marronización de TAB.
En particular, está demostrado que el FGF21 derivado del tejido adiposo
incrementa la expresión de UCP1y otros genes termogénicos en los tejidos grasos
de una manera autocrina/paracrina. Los niveles de FGF21 incrementan
progresivamente de los 5 a los 80 años, independientemente de la composición
del cuerpo. La discrepancia entre el incremento en los niveles de FGF21 y la
disminución en la marronización de TAB con el envejecimiento, podría ser
explicada, al menos en parte, por un estado de
resistencia al FGF21 con la edad. En efecto, los resultados de estudios
conducidos en roedores apoyan la existencia de un estado de resistencia al
FGF21 relacionado con la edad. De manera similar, en algunos estados
metabólicos como obesidad y diabetes, los niveles de FGF21son elevados y una
condición de resistencia al FGF21 también acompaña a estas enfermedades.
La producción de mediadores
pro-inflamatorios y la infiltración de células inmunes en el tejido adiposo, un
proceso de inflamación crónica típico de la obesidad y enfermedades
metabólicas, también incrementa en el envejecimiento y es conocido como
“inflamammaging”. Varios estudios sugieren que en comparación con el BAT, el
TAM y el tejido adiposo beige son menos proclives a la inflamación local debida
a infiltración de células inmunes, pero presentan un incremento en la
producción de citoquinas como TNFα y MCP-1, en presencia de una desregulación
metabólica relacionada con la obesidad. En este contexto, surge la hipótesis
que la inflamación con la producción de estas citoquinas puede indirectamente
alterar la actividad termogénica en el TAM porque reduce la sensibilidad a la
insulina y la captación de glucosa. Las citoquinas pro-inflamatorias están
involucradas en estos mecanismos que globalmente reducen la expresión del gen
UCP1 y el fenómeno de marronización. En particular, el TNFα, vía activación del
receptor similar a Toll (TLR), induce la
apoptosis de adipocitos marrones e inhibe la expresión de la UCP1 y el receptor
β3-adrenérgico en los adipocitos disminuyendo, por tanto, la termogénesis en el TAM. Otros mediadores
inflamatorios, como los receptores de
reconocimiento y las proteínas que
contienen dominio nucleótido-oligomerización (NOD) tienen un rol crítico en la
modulación de la actividad del TAM durante la inflamación a través de la
activación de las rutas de señalización NF-κB y MAPK.
Los adipocitos beige se originan por: (a) un
mecanismo de transdiferenciación blanco-a-marrón y (b) por diferenciación de
novo a partir de células precursoras específicas. El fenómeno por el cual
aparecen células beige en los depósitos de TAB es referido como “marronización”,
un mecanismo basado principalmente en señales adrenérgicas y exposición al
frío. Las células tipo beige en los depósitos de TAB son genéticamente
diferentes de los adipocitos beige del clásico TAM interescapular y perirrenal,
los cuales son derivados de precursores
positivos a factor miogénico 5 (MYF-5). Más aún, la evidencia reciente sugiere
que los adipocitos de TAB y TAM derivan de las células endoteliales vasculares
del tejido adiposo, apoyando un rol para la transdiferenciación. La inducción
de adipocitos beige, además de la temperatura ambiental, depende de varios mecanismos, incluyendo
factores genéticos, dieta, períodos de desarrollo y localización anatómica del
tejido adiposo.
Con relación a la diferenciación de novo,
las stem cells y/o células progenitoras adiposas residen en el TAB y pueden
proliferar o diferenciarse en adipocitos blancos o adipocitos beige. En
particular, una subpoblación de células progenitoras residentes en el TAB que
expresan los marcadores CD137 y TMEM26 en su superficie muestra una mayor
capacidad para diferenciarse en adipocitos beige. Como una consecuencia de esto, la regeneración
disfuncional y la reducción de TAM y tejido adiposo beige clásicos relacionadas con la edad podrían ser
debidas a una capacidad defectuosa para
proliferar y diferenciarse a partir de TAB o a la pérdida de progenitores
CD137/TMEM26. Diferentes mecanismos moleculares subyacen a la pérdida de tejido
adiposo beige en el envejecimiento. La SIRT1 maneja la marronización de TAB
promoviendo la interacción entre PPARγ y PRDM16, un potente inductor de genes
específicos de tejido adiposo beige. Otro rol de la SIRT1 es la regulación de
la ruta p53/p21. La SIRT1, a través de la reducción de p53, un factor de
transcripción de p21, aumenta la capacidad de diferenciación de stem cells
mesenquimales derivadas de tejido adiposo. Durante el envejecimiento hay una
reducción en los niveles de SIRT1. Un estudio reciente demuestra que el
microARN 34a (miARN34a) es un regulador directo de la SIRT1. El miARN34a
suprime el proceso de marronización bajo condiciones de obesidad, en parte a
través de la regulación de SIRT1 y FGF21.
En conclusión, durante el envejecimiento, el
tejido adiposo cambia su cantidad y distribución. El tejido adiposo se vuelve
disfuncional con un incremento en la producción de péptidos inflamatorios, una
disminución de péptidos anti-inflamatorios acompañada por una infiltración de
macrófagos. La disfunción del tejido adiposo puede provocar alteraciones
metabólicas relacionadas con la edad. El envejecimiento se caracteriza por un
incremento en la adiposidad y una disminución en los depósitos y actividad del
TAM y de la expresión de la UCP1. En las personas mayores de 60 años es raro
detectar la actividad del TAM estimulada por el frío, lo que explica porque los
adultos mayores presentan poca capacidad para tolerar el frío y regular la
temperatura corporal. Hay varios
factores relacionados con la involución del TAM asociada con la edad: pérdida
de la función mitocondrial, alteración del sistema nervioso simpático, cambios
en las señales hormonales e inflamación. El envejecimiento también está
asociado con una reducción en la formación de adipocitos beige.
Fuente: Zoico E et
al (2019). Brown and beige adipose tissue and aging. Frontiers in Endocrinology
10: 368.
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