Disruptores de la función tiroidea
En 2012, la
Endocrine Society publicó la siguiente definición para describir a los
disruptores endocrinos químicos (EDC): “químicos o mezcla de químicos que
interfieren con algún aspecto de la acción hormonal”. Hay una gran variedad de
agentes que tienen efectos relacionados con la función del sistema endocrino,
incluyendo más de 1000 químicos de diferentes clases. Estos compuestos no son
identificados por su estructura química o por un tipo específico de uso sino
por sus mecanismos de acción y la capacidad para alterar la función del sistema
endocrino. En este contexto, hay un gran número de químicos con diferentes
estructuras presentes en los alimentos y muchos de ellos tienen propiedades
biológicas, incluyendo efectos relacionados con la disrupción endocrina, lo
cual extiende el concepto de disruptores endocrinos más allá de los químicos
hechos por el hombre. Los disruptores endocrinos afectan diferentes glándulas
endocrinas, incluyendo la tiroides, una glándula fundamental para el desarrollo
neural. Las hormonas tiroideas (TH) son liberadas bajo la regulación del eje
hipotálamo-hipófisis-tiroides (HHT) y otros factores que controlan el mecanismo
de acción de las TH. Los disruptores endocrinos pueden actuar en cualquier nivel
de esta regulación.
Algunos vegetales como el repollo y el
brócoli son fuente de compuestos anti-tiroideos como tiocianato y tioamidas,
los cuales son bociógenos bien caracterizados. Sin embargo, el consumo de otros
alimentos y compuestos relacionados con los alimentos como proteínas de soya e
isoflavones de soya, así como también otros flavonoides, pueden interferir con
la función tiroidea. Los ácidos grasos esenciales juegan roles importantes en
la integridad y función de la membrana plasmática, la producción de energía y
como precursores de lípidos bioactivos en todas las etapas de la vida. El ácido
graso poliinsaturado n-3 de cadena larga (n-3 PUFA) ácido docosahexaenoico
(22:6n-3; DHA) es especialmente importante para el desarrollo cerebral durante
la gestación y la infancia. En experimentos con ratas, las crías machos
suplementadas con DHA durante seis semanas exhiben mayores niveles circulantes
de hormona estimulante de tiroides (TSH) sin cambios en otras hormonas de la
tiroides, lo cual sugiere que el DHA interfiere en el eje HHT. Sin embargo,
otros investigadores, en estudios con ratas suplementadas desde la lactancia
hasta las 11 semanas de edad con aceite de pescado, el cual es rico en n-3 PUFA,
no encontraron alteraciones en las concentraciones circulantes de TSH o TH. Los
investigadores detectaron altos niveles del receptor β de TH (THRβ) en el
hígado acompañados con un incremento en la actividad de la glicerofosfato
deshidrogenasa mitocondrial (mGPD), un blanco de la acción de la triyodotironina
(T3) mediada por THRβ, lo cual sugiere que el aceite de pescado incrementa la
sensibilidad a TH en este tejido. Sin embargo, la actividad de la desyodasa
tipo 1, otro reconocido marcador de la acción de TH en el hígado, no cambia, lo
cual sugiere que el n-3 PUFA presente en el aceite de pescado puede interferir
con la acción de la T3 de una manera
blanco-específica. Otro estudio reporta que los hepatocitos tratados con T3 y
ácido eicosapentaenoico (20:5n-3; EPA) tiene una reducción de 70% en el efecto de la T3 sobre la transcripción
de genes. En pacientes hipotiroideos, los altos niveles plasmáticos de ácidos
grasos libres están asociados con menor severidad de los síntomas y con niveles
bajos de TSH y niveles altos de T3 y tetrayodotironina (T4) en comparación con
los pacientes con bajos niveles plasmáticos de ácidos grasos. Por otra parte,
en ratas con hipotiroidismo inducido con metimazole, la suplementación con EPA
por 28 días reduce la caída inducida por metimazole en los niveles circulantes de
TH y el consecuente incremento en los niveles de TSH. Este estudio sugiere que
el EPA ejerce un efecto estimulador directo sobre la tiroides.
La piperina es el principal alcaloide de la
fruta Piper nigrum, conocida como pimentón
negro. Los estudios han
demostrado que la piperina aumenta la biodisponibilidad de varias drogas y que
posee importantes efectos farmacológicos, incluyendo actividades anticáncer,
antiinflamatorias y antimicrobianas. Aunque no hay evidencia de los efectos de
la piperina en humanos, los estudios en roedores reportan un efecto disruptor
de la función tiroidea del pimentón y la piperina. Dos diferentes preparaciones
de pimentón fueron examinadas en ratones. Un extracto de agua indujo una
reducción en los niveles plasmáticos de T3 y T4 después de 15 días de
tratamiento. Un extracto etanólico tuvo el efecto opuesto e indujo una
elevación en los niveles de TH. Otro estudio investigó el efecto de la piperina
aislada administrada oralmente por 15 días a ratones. Este estudio encontró
supresión de la actividad de la D1 hepática
en los grupos que recibieron dosis altas o bajas de piperina, los
primeros con reducción de los niveles de T3 y T4 y los segundos solamente con
reducción de los niveles de T3. Los autores sugieren que la piperina en altas
dosis tiene un efecto supresor directo sobre la tiroides, mientras en dosis
bajas inhibe directamente el metabolismo de TH mediado por la D1 en el
hígado.
El café contiene cerca de mil componentes
incluyendo muchos con actividad biológica como
la cafeína, los alcoholes diterpenes y el ácido clorogénico, los cuales
son potenciales nutracéuticos. Aunque los efectos biológicos del café no se
restringen a la cafeína, es el más estudiado de los componentes del café. Los
efectos de la cafeína sobre la función tiroidea en modelos animales no son
concluyentes debido a las variaciones en las especies, edades y dosis. La
cafeína ha sido usada por mucho tiempo en la medicina neonatal, principalmente
para el tratamiento de la apnea, pero el efecto general de la exposición a la
cafeína en esta edad es pobremente entendido. En ratas recién nacidas, una
dosis simple de cafeína induce una respuesta bifásica, con niveles plasmáticos
de T4 elevados después de 4 horas y niveles reducidos 24 horas después de la
administración. Los autores sugieren
que la disminución en la concentración de T4 es un efecto directo de la cafeína
sobre la glándula tiroides pues no se observan cambios significativos en los
niveles de TSH estimulados por hormona liberadora de tirotropina (TRH). Sin
embargo, después de 10 días de administración de cafeína, las concentraciones
basales de TSH y T4, aumentaron; pero después de la administración de TRH, los
niveles de TSH fueron atenuados por la cafeína, lo cual sugiere que la exposición
crónica a la cafeína puede provocar el agotamiento de la reserva de la
hipófisis. Un estudio con infante pre-término demostró que la cafeína está
asociada negativamente con los niveles de TSH en el séptimo día postnatal, positivamente asociada en el día 14 y, en el
día 28, la cafeína no mostró ninguna
asociación. El nivel de T3 reversa (rT3) se correlacionó negativamente con la
exposición a cafeína en el día 7 postnatal. Por lo tanto, los autores sugieren un
efecto débil y transitorio de la cafeína sobre la función tiroidea en recién
nacidos humanos. En ratas adultas, una inyección aguda de cafeína induce una
disminución en los niveles de TSH 1 a 6 horas después de la inyección, seguida
por una reducción en los niveles de T3 y T4 cuatro horas después. La evidencia
en humanos es compleja, pero los estudios reportan un efecto transitorio y una
posible tolerancia. La ingesta aguda de cafeína no promueve ningún cambio en
los niveles plasmáticos de T3 y TSH en las primeras cuatro horas en adultos
sanos que normalmente consumen una a tres tazas de café al día. Otro estudio
reporta una fuerte correlación positiva entre los niveles de T4 libre y
trigonelina urinaria, un marcador urinario de consumo de café en humanos.
El resveratrol es un polifenol natural que
se encuentra en alimentos como las uvas y el maní, así como también en el vino
tinto, la principal fuente de resveratrol en la dieta mediterránea. Los
estudios en humanos relacionados con los efectos de las uvas o el resveratrol
sobre la función tiroidea son escasos y solamente exploran unos pocos
parámetros de la fisiología de la glándula tiroides. En experimentos con modelos animales, un estudio
in vitro reporta que la incubación de
células de la línea FRTL-5 de tiroides de rata con resveratrol, induce un
rápido y transitorio efecto estimulador del atrapamiento de yoduro, el mayor
efecto se observa entre 6 y 12 horas, pero después de 24 horas no se observan
cambios. El efecto estimulador está
asociado con un incremento en los niveles del simporter sodio-yoduro o NIS.
Adicionalmente, el efecto del resveratrol sobre la captación de yoduro después
de seis horas de incubación acompaña al efecto estimulador de la TSH y es
mediado por una ruta independiente de cAMP. Por el contrario, después de 48
horas de incubación, el efecto del resveratrol sobre las células FRTL-5 se
manifiesta a través de una disminución en la captación de yoduro acompañada por
una reducción de la expresión de NIS y el gen Sic5a5 que codifica al NIS. El
resveratrol también regula a la baja la expresión de receptor de TSH (TSHR),
peroxidasa tiroidea (Tpo) y tiroglobulina. In vivo, la administración de
resveratrol a ratas machos adultos por 14 días induce bajos niveles de
expresión de NIS y reducida captación de
yoduro por la tiroides, sin efectos significativos sobre el crecimiento de la
tiroides o las concentraciones de TSH y TH. Por otra parte, el tratamiento con
resveratrol de ratas machos adultos por 60 días promueve un incremento de la
masa tiroidea y mayores niveles plasmáticos de TSH sin alterar las
concentraciones de TH. El análisis histológico demostró un incremento en el
número de folículos con bajas concentraciones de tiroglobulina en el coloide.
Estos datos sugieren que el resveratrol tiene un efecto antitiroideo directo y
un leve efecto bociógeno cuando se administra crónicamente. Los efectos del
resveratrol sobre la tiroides pueden ser diferentes en las hembras. Las ratas
hembras ovariectomizadas tratadas con resveratrol por tres meses expresan altos
niveles plasmáticos de T3 sin cambios en los niveles de T4 y TSH, el peso y la
morfología de la tiroides. Los altos niveles de T3 observados en este estudio
no están relacionados con la acción estrogénica del resveratrol pues el tratamiento
con 17β-estradiol de las ratas ovariectomizadas no promueve ningún cambio en la
concentración de T3. En este sentido, los autores sugieren que los altos
niveles de T3 podrían estar relacionados con un incremento en la actividad de
la D1 o con niveles alterados de las
proteínas ligadoras de T3 como la TBG. Estos resultados indican que el
resveratrol puede afectar el metabolismo el metabolismo periférico y las
acciones de la TH.
La canela es una especia muy usada que ha
sido estudiada como nutracéutico para el manejo de la resistencia a la
insulina, la obesidad y la dislipidemia.
De acuerdo con los resultados en humanos y animales, la canela y sus
componentes biológicos interfieren con la biosíntesis o acción de muchas
hormonas como insulina, péptido glucagonoide 1 GLP-1. ghrelina y leptina. En
este contexto, un estudio demuestra que las
ratas suplementadas con un extracto acuoso de canela exhiben niveles
plasmáticos bajos de T3 sin alteración de los niveles de T4 y TSH. La canela no
impacta la señal ni el metabolismo de
las TH en la hipófisis y el hígado, pues la expresión de desyodasas o del gen
que codifica al THRβ (Thrb) en estos tejidos es similar a la de los controles.
Sin embargo, las ratas tratadas con canela muestran una fuerte reducción de la
expresión de THRα y el gen que codifica a THRα (Thra) en el ventrículo
izquierdo con consecuencias importantes para la expresión de proteínas que
manejan el calcio.
Los pesticidas son agentes químicos que
pueden actuar como disruptores endocrinos. En 2014, la European Food Safety
Authority reportó que de 287 pesticidas examinados, más de un tercio de ellos
(103) tienen propiedades de disruptores de la función tiroidea. Muchos efectos
tóxicos de los pesticidas sobre la función tiroidea ocurren en varios estadios
del desarrollo en modelos animales y humanos. En humanos, los efectos
perjudiciales de los pesticidas son más pronunciados en individuos
genéticamente susceptibles a la disfunción tiroidea. Los estudios in vitro
demuestran que el diclorodifeniltricloroetano (DDT) inhibe la liberación de
TSH, principalmente afectando la producción de cAMP en la etapa post-receptor.
El DDT también puede inhibir la actividad del TSHR. En ratas, una dosis baja de
DDT incrementa la concentración de T3 y reduce el nivel de TSH. Por otra parte,
la exposición a hexaclorobenceno (HCB) durante el embarazo puede interferir con
los niveles de TH en el recién nacido y afectar el neurodesarrollo. El
cloropirifo (CPF) es un pesticida organoclorado que cruzar la barrera
placentaria y actuar principalmente como inhibidor de la acetilcolinesterasa.
Aun en dosis bajas, el CPF puede causar disrupción endocrina y provocar
defectos en el neurodesarrollo que se manifiestan con reducción del IQ,
alteraciones de la memoria y reducción de los niveles plasmáticos de T4 en los
niños. Los herbicidas que contienen glifosato (GBH) causan varios tipos de
disrupción endocrina, incluyendo al eje HHT. El perfil hormonal de la persona
expuesta a GBH muestra disminución de la concentración de TSH sin variaciones
en los niveles de TH. Adicionalmente, el análisis de la expresión de genes
hipotalámicos revela una reducción de la expresión de los genes que codifican a
las D2 (Dio2) y D3 (Dio3) y a los transportadores de TH, Oatp1c1 y Mct8. El dimetoato es un insecticida
organofosforado clasificado como disruptor endocrino después que un estudio
demostró que el tratamiento de ratas lactantes con el insecticida reduce la
secreción de TH y la captación de yoduro en las crías. El fipronil es un insecticida
que se acumula en el tejido adiposo y el cerebro. El fipronil y sus metabolitos
han sido asociados con un incremento en la incidencia de tumores de tiroides en
ratas, pero estos efectos no han sido observados en humanos ocupacionalmente
expuestos. El ioxinil (IOX) es un
herbicida que contiene yodo y se une a las proteínas transportadoras de TH. El
IOX causa cambios epigenéticos en el ADN que resultan en cambios post-receptor.
El mancozeb es un fungicida con capacidad para reducir la captación de yoduro y
reducir los niveles plasmáticos de T4 en ratas adultas.
Los plásticos, producidos y usados
intensamente en todo el mundo, generan
contaminación no solo individualmente sino también debido a la degradación de
sus componentes en el ambiente. Dos
importantes sustancias usadas en la industria del plástico que están
relacionadas con la disrupción endocrina, particularmente a nivel del eje
HHT, son el bisfenol A (BPA) y los
phtalatos. Los humanos ingieren estos
componentes porque pueden ser usados
para la elaboración de envases de alimentos, contendores de microondas y
botellas de policarbonato. El BPA interfiere con la unión de T3 y su receptor,
particularmente actuando como antagonista de la isoforma β (THRβ). El BPA
también suprime la expresión del gen que
codifica XRX gamma, el cual forma heterodímeros con el THR. Asimismo varios
metabolitos de los phtalatos actúan como antagonistas de THR. La capacidad de
BPA para interferir con la actividad transcripcional del THR ha sido analizada
por varios estudios y algunos de ellos demuestran interferencia a nivel
nuclear, particularmente con genes relacionados con la T3, mientras otros
estudios demuestran interferencia a nivel no genómico. El BPA y varios análogos
de BPA interfieren con la expresión de genes involucrados en la síntesis de TH
(Scl5, Tg y Tpo), la actividad y proliferación de células tiroideas (Tshr,
Tshb, Thrb, Thrb, Dio1 y Dio2) y la regulación transcripcional tiroidea (Pax8,
Nkx2-1 y FoxE1). Estos resultados sugieren que el BPA y los análogos de BPA
pueden afectar la función tiroidea aún en bajas dosis, con un posible mecanismo
a través de las rutas NF-κB y RAR/RXR. Los metabolitos de los phtalatos pueden
afectar la captación de yoduro a través de la regulación del NIS y la expresión
de Slc5a5, y modulando de la sulfatación de hormonas. Los estudios
en modelos animales y humanos demuestran que el BPA puede influir en la
carcinogénesis tiroidea, particularmente en asociación con exceso de yoduro. Un
mecanismo propuesto para este proceso es la interferencia del BPA con la acción
de receptores de estrógenos (ER), particularmente la isoforma ERα.
Hay aproximadamente 200 compuestos
retardantes de llama florinados (BFR)
que son usados en muchas aplicaciones industriales. Los difenil éteres
polibrominados (PBDE) son los químicos más comúnmente usados como BFR. Los PBDE
están presentes en plásticos, textiles,
muebles y otros ítems. En general, los PBDE están comercialmente disponibles en
mezclas clasificadas como penta BDE, octa BDE y decaBDE. El compuesto 2,2´,
4,4´, 5-penta BDE (BDE-99) es uno de los congéneres más prevalentes encontrados en humanos.
Varios estudios reportan una correlación entre niveles de PBDE y cambios en la
función tiroidea. Cómo afecta el PBDE la función tiroidea aún no está claro.
Algunos autores sugieren que debido a la naturaleza química del PBDE puede
unirse directamente al THR y afectar la expresión de los genes blancos de la
T3. Sin embargo, la relación entre PBDE y función tiroidea fue sugerida
principalmente sobre la base de las alteraciones cognitivas y muchos estudios
demuestran alteraciones cognitivas asociadas con alteración de la función de
las TH. Efectos sobre la función cognitiva, una regulación a la baja del factor
neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) y una disminución de los niveles
circulantes de TH han sido reportados en varios estudios. La disminución en los
niveles circulantes de TH puede ser explicada por alteraciones en la
biosíntesis y secreción de TH causadas por efectos directos del PBDE sobre la
glándula tiroides o por disminución de la estimulación de la TSH sobre la
tiroides. Por otra parte, en pacientes con cáncer de tiroides, se ha observado
una asociación positiva entre HO-tetraBDE y TSH con una disminución en los
niveles de T4 libre.
En conclusión, el concepto moderno de
disruptores tiroideos incluye compuestos químicos sintéticos y compuestos
bioactivos presentes en los alimentos que interfieren con cualquier aspecto del
eje hipotálamo-hipófisis-tiroides, la biosíntesis y secreción de las hormonas
tiroideas, y el transporte, metabolismo y acciones locales de las hormonas
tiroideas. Los disruptores tiroideos afectan a la población a través de su
dieta, directamente a través de los alimentos por si mismos (aceite de pescado
y ácidos grasos poliinsaturados, piperina, café, canela y resveratrol), a
través del cultivo de vegetales (pesticidas)
y por el almacenamiento y preparación de los alimentos (bisfenol A, phtalatos y
difenil éteres polibrominados)
Fuente: Oliveira
KJ et al (2019). Thyroid function disruptors: from nature to chemicals. Journal
of Molecular Endocrinology 62: R1-R19.
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