Hormonas intestinales y metabolismo periférico
Las células
enteroendocrinas (CE) del intestino están distribuidas a través del epitelio de
la mucosa del tracto gastrointestinal, el cual constituye el órgano endocrino
más grande, por masa, en el cuerpo. Las
CE liberan más de 20 hormonas diferentes en respuesta a una variedad de
estímulos. Cada célula tiene sus propias funciones específicas, por lo que
históricamente las CE han sido caracterizadas por su perfil hormonal. En la actualidad se acepta que hay una gran superposición en los
perfiles secretores de las CE, por lo que el dogma “un tipo de célula, una
hormona” es ampliamente rechazado. Los estudios con ratones transgénicos
revelan que múltiples hormonas pueden ser expresadas simultáneamente por una
CE, mientras la microscopía de alta resolución demuestra que estas diferentes
hormonas son empacadas en vesículas separadas en la CE. Las expresiones de las
hormonas de las CE también son regionalmente distintas y muchas de ellas están
confinadas a regiones específicas del intestino, mientras otras como
somatostatina y serotonina (5-HT), están presente a lo largo del intestino. Las
hormonas de las CE están implicadas en una variedad de funciones fisiológicas,
incluyendo motilidad intestinal, control del apetito y homeostasis de la
glucosa.
La 5-HT es producida por CE que constituyen
el 50% aproximadamente del total de CE y están distribuidas a lo largo del
intestino desde el estómago hasta el colon distal. Aunque mejor conocida por
sus acciones en el sistema nervioso central (SNC), más del 90% de la 5-HT del
cuerpo es producida por las CE y la mayor parte es almacenada en las plaquetas.
La triptófano hidrolasa 1 (TPH1) es la enzima limitante de la síntesis de 5-HT
en células no neuronales específicas y su expresión en la mucosa intestinal
está limitada a las CE. Las CE tienen la capacidad de secretar 5-HT en
respuesta a una variedad de estímulos presentes en la luz del intestino como glucosa y fructosa, ácidos grasos
de cadena media y varias moléculas que activan el gusto y el olfato. La
secreción de 5-HT por las CE también es regulada por estímulos mecánicos y por
factores neurales y endocrinos como la estimulación adrenérgica y la inhibición
por GABA y somatostatina. Adicionalmente, metabolitos producidos por la
microbiota intestinal también aumentan la densidad de CE, la secreción de -y
los niveles circulantes de- 5-HT. Aunque tradicionalmente, la 5-HT ha sido
considerada como un regulador de la motilidad gástrica y más recientemente como
mediador de desórdenes inflamatorios intestinales, la evidencia acumulada
sugiere que la 5-HT producida por las CE es también un modulador del
metabolismo periférico. En condiciones de ayuno, conjuntamente con el glucagón,
incrementa marcadamente la producción hepática de glucosa a través del aumento
de la gluconeogénesis y la glucogenolisis y la inhibición de la captación de
glucosa y la síntesis de glucógeno en el hígado. La 5-HT también promueve la
lipólisis en el tejido adiposo blanco para liberar ácidos grasos libres (AGL) y
glicerol, un sustrato clave para la gluconeogénesis hepática. Más aún, la 5-HT
promueve la conservación de energía y la ganancia de peso reduciendo el gasto de energía, a través de
acciones que atenúan la termogénesis en el tejido adiposo marrón e inhiben la
marronización del tejido adiposo blanco. La 5-HT derivada del intestino también
atenúa la liberación de varias quimioquinas metabólicamente importantes como
adiponectina del tejido adiposo y osteocalcina y lipocalcina 2 que derivan del
tejido óseo y están implicadas en la regulación del metabolismo periférico y la
modulación de la ingesta de alimentos. En individuos obesos, se reportan
significativas elevaciones en la expresión de TPH1 en la mucosa intestinal y en
individuos con diabetes tipo 2 (DT2) u obesidad, elevados niveles circulantes
de 5-HT.
El péptido insulinotrópico dependiente de
glucosa (GIP) es una hormona de 42 aminoácidos producida por las células K
localizadas principalmente en el intestino delgado proximal. El GIP es secretado en respuesta a la
estimulación de nutrientes y ejerce sus acciones a través de la unión con el
receptor GIP (GIPR) expresado en islotes pancreáticos, adipocitos, células
óseas y SNC. El GIP circulante es rápidamente degradado por la dipeptidil
péptidasa IV (DPP4), una serina proteasa ampliamente expresada en el cuerpo,
especialmente en las células endoteliales. El efecto insulinotrópico del GIP,
conjuntamente con el péptido similar a glucagón 1 (GLP-1), es responsable de
más del 70% de la secreción postprandial de insulina. El GIP también incrementa
la biosíntesis de insulina, promueve la proliferación de células β e inhibe la
apoptosis de células β. En los pacientes con DT2, el efecto insulinotrópico del
GIP es dramáticamente atenuado. Aunque el GIP solamente estimula la secreción
de glucagón bajo condiciones hipo- y euglucémicas en individuos sanos, su
efecto glucagonotrópico es exagerado en pacientes con DT2 durante la
hiperglucemia. Las propiedades anabólicas del GIP se asemejan a las de la
insulina, es decir, promueve la captación de lípidos e inhibe la lipólisis en los adipocitos.
Varios estudios reportan elevados niveles de GIP en individuos obesos. El GIP
también induce la expresión de osteopontina en adipocitos, una adipoquina
asociada con inflamación de bajo grado sistémica relacionada con la
obesidad. En los osteoblasto, el GIP ejerce
un efecto anti-apoptosis. Por otra parte, hay evidencia que demuestra que la
señal GIPR puede aumentar la pérdida de
peso inducida por GLP-1.
El GLP-1 es una hormona incretina secretada
por las células L en respuesta a la ingesta de nutrientes incluyendo a la
glucosa típicamente a los 10-15 minutos en el período postprandial. El GLP-1 es sometido a rápida degradación
por la DPP4 y actúa vía receptor GLP-1 (GLP-1R) expresado en muchos tejidos. El
GLP-1 juega un rol clave en el
mantenimiento de la homeostasis de la glucosa, incrementa marcadamente la
secreción de insulina estimulada por glucosa (GSIS) y atenúa la producción
hepática de glucosa independientemente de su efecto sobre los islotes
pancreáticos. Una considerable porción del efecto reductor de glucosa del GLP-1
se debe al efecto inhibitorio sobre la
motilidad gástrica y su acción glucagonostática, los cuales son preservados en
pacientes obesos y con DT2. A diferencia del GIP, el efecto insulinotrópico del
GLP-1 es preservado en pacientes con DT2. Adicionalmente, el GLP-1 regula el
balance energético y la adiposidad a través de sus efectos sobre la saciedad y
el apetito. El efecto anoréxico agudo del GLP-1 es mediado por GLP-1R
localizados en aferentes vagales, los cuales transmiten la señal a los centros
de control del apetito, particularmente el núcleo del tracto solitario, en el
tallo cerebral para reducir la ingesta de alimentos. GLP-1 también está implicado en la ingesta de
alimentos hedónica a través de GLP-1R localizados en el tallo cerebral.
La oxintomodulina (OXM) es un péptido de 37
aminoácidos que contiene la secuencia de aminoácidos del glucagón y es
cosecretada con el GLP-1 por las células L en una relación equimolar. Aunque un
receptor endógeno de OXM aún no ha sido identificado, la OXM ejerce una
actividad agonista débil sobre el GLP-1R
y el receptor de glucagón GCGR). Los niveles farmacológicos de OXM (suficientes
para activar al GLP-1R y al GCGR) tienen efectos anti-obesidad en humanos,
reduciendo significativamente el apetito e incrementando el gasto de energía.
Adicionalmente, el tratamiento con OXM mejora la tolerancia la glucosa en
ratones alimentados con dieta rica en grasas, a través de la potenciación del
GCGR de una manera dependiente de glucosa y tiene un efecto anti-apoptosis
sobre las células β del páncreas. La infusión de OXM reduce significativamente
la glucosa sanguínea a través del incremento de la GSIS en sujetos obesos con o
sin DT2.
El péptido YY (PYY) se co-localiza con el
GLP-1 en las células L y es liberado postprandialmente conjuntamente con el
GLP-1, en proporción con la ingesta calórica. La abundancia de PYY es muy baja
en el intestino superior e incrementa distalmente desde el ileum hasta el
colon. En condiciones fisiológicas normales, la liberación postprandial de PYY
es mediada por mecanismos paracrinos y neurales. En los pacientes con bypass
gástrico se observa una exagerada respuesta postprandial del PYY atribuida al
incremento del flujo de nutrientes en el intestino distal, lo cual estimula
directamente las células L. El PYY humano circula en dos formas activas: PYY1-36
y PYY3-36, el cual resulta del clivaje del primero por la
DPP4. Las dos formas son mediadores claves del “ileal brake”, un mecanismo
local de retroalimentación disparado por la llegada de nutrientes en el ileum
que inhibe las secreciones gástricas y pancreáticas y la motilidad del
intestino proximal. Los efectos fisiológicos del PYY son mediados a través de
una familia de receptores de neuropéptido Y (NPY) llamados Y1, Y2, Y3, Y4, Y5,
los cuales son expresados diferencialmente en una variedad de tejidos
incluyendo enterocitos, neuronas mientéricas y submucosas, y fibras nerviosas aferentes
primarias extrínsecas. La administración de PYY exógeno reduce
significativamente la ingesta de alimentos en sujetos obesos y delgados. Aunque
el mecanismo de “ileal brake” contribuye
a su efecto sobre la saciedad, el PYY3-36 induce saciedad primariamente a
través de su acción en el hipotálamo. El PYY tiene un efecto trófico sobre las
células β del páncreas, pero tal efecto es mediado principalmente por el PYY
derivado de los islotes pancreáticos más que por el PYY intestinal.
La grelina es una hormona orexigénica
secretada por las células X/A presentes en la mucosa del tracto
gastrointestinal con la mayor abundancia en el fundus gástrico. La grelina
circulante es significativamente elevada durante el ayuno y atenuada por el
inicio de la comida. La acilación posttranslacional del péptido grelina por la
grelina-O-acil-transferasa (GOAT) es crucial para su actividad en su receptor
endógeno, receptor de secretagogo de hormona de crecimiento (GHSR1a). El GHSR1a
es altamente expresado en el SNC y es capaz de estimular la liberación de
hormona de crecimiento por la hipófisis anterior, y en menores niveles, es
expresado en órganos periféricos,
incluyendo intestino delgado e islotes
pancreáticos. La grelina exógena
incrementa la ingesta de alimentos en varias especies, incluyendo humanos. La
acción orexigénica de la grelina es mediada a través de la estimulación directa
de neuronas AgRp/NPY y la inhibición concomitante de neuronas POMC/CART en el
núcleo arqueado del hipotálamo. La pérdida de peso activada a través de la restricción calórica es acompañada por una
marcada elevación en la grelina circulante, la cual incrementa la ingesta de alimentos y, por tanto, ha sido
descrita como una defensa natural contra la pérdida de peso. La grelina es
también una hormona anabólica que regula la lipólisis, independiente de su
efecto sobre el apetito. Adicionalmente, la grelina es un regulador clave de la
homeostasis de la glucosa. La grelina exógena incrementa marcadamente los
niveles de glucosa sanguínea en humanos. La señal del GHSR1a, específicamente
en las neuronas hipotalámicas AgRP/NPY, es crítica para prevenir la
hipoglucemia. La grelina también protege contra la hipoglucemia disparando la
liberación directa de hormona de crecimiento por la hipófisis anterior,
incrementando la secreción de glucagón e inhibiendo la secreción de insulina.
El péptido similar a insulina 5 (INSL-5) es
predominantemente expresado en el cerebro y en las células L del colon, donde
es coexpresado con el GLP-1. El INSL-5, pertenece a la familia del péptido
relaxina y recientemente ha sido identificado como hormona orexigénica. El
INSL-5 secretado actúa sobre el receptor
de péptidos de la familia relaxina/similar a insulina 4 (RXFP4), el cual es
expresado en tracto gastrointestinal, ganglio nodoso y sistema nervioso
entérico, e inhibe la actividad de la adenil ciclasa. La administración
intraperitoneal, pero no intracerebroventricular, de INSL-5 incrementa la
ingesta de alimentos en ratones, lo que indica que el péptido puede ejercer su
efecto orexigénico actuando sobre blancos periféricos más que sobre el SNC. La evidencia acumulada apoya el rol del
INSL-5 como sensor de energía en el colon. Los niveles de INSL-5 en el colon y
el plasma aumentan durante el ayuno en ratones sometidos a restricción calórica
y se normalizan con la realimentación. La expresión de INSL-5 en ratones puede
ser reducida después de consumir una dieta rica en grasas, los lípidos no
absorbidos proporcionan una fuente de energía alterna para los colonocitos. Por
otra parte, la microbiota intestinal incrementa la disponibilidad de ácidos
grasos de cadena corta, como el butirato, provocando reducción de la expresión
de INSL-5. Por tanto, el INSL-5 puede servir como un
importante enlace entre la microbiota intestinal y el huésped en el contexto
del metabolismo. El INSL-5 puede influir en la homeostasis de la glucosa a través de
acciones directas sobre los hepatocitos para influir en la
gluconeogénesis hepática. Dado que el INSL-5 no es expresado en los islotes
pancreáticos, cualquier efecto directo del INSL-5 endógeno sobre los islotes
podría ocurrir de una manera endocrina.
En conclusión, aunque las CE representan
solamente el 1% de la población de células epiteliales del tracto
gastrointestinal, las hormonas que secretan en respuesta al estatus nutricional
tienen un profundo impacto sobre el metabolismo periférico. En condiciones de
ayuno, los niveles de grelina e INSL-5 aumentan para inducir hambre y prevenir
la hipoglucemia. Por el contrario, durante el período postprandial, los
elevados niveles de GIP y GLP-1 aumentan la secreción de insulina para prevenir
la hiperglucemia. Además de su efecto insulinotrópico, el GLP-1 también actúa
en conjunto con PYY y OXM para inducir saciedad.
Fuente: Sun W
E et al (2019). The regulation of
peripheral metabolism by gut derived hormones. Frontiers in Endocrinology 9:
754.
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