Adiponectina en el
riñón
La adiponectina es predominantemente secretada por el tejido adiposo. Las
concentraciones fisiológicas de
adiponectina en plasma alcanzan 5-30 μg/ml y su influencia en la
homeostasis sistémica está relacionada principalmente con la
sensibilización a las acciones de la insulina y la protección cardiovascular. En
los pacientes con obesidad y diabetes tipo 2, los niveles circulantes de
adiponectina se correlacionan negativamente con el índice de masa
corporal. En los pacientes con diabetes
tipo 2, los niveles de adiponectina
también se correlacionan negativamente
con las características más tempranas de la nefropatía. Por otra parte, en los pacientes con
enfermedad renal crónica (estadios 3 y 4), los niveles de adiponectina son
elevados y predicen la progresión de la enfermedad y la mortalidad. La
adiponectina se une a dos formas de
receptores, AdipoR1 y AdipoR2. El receptor AdipoR1 es expresado abundantemente en
músculo esquelético, mientras el receptor AdipoR2 es expresado
predominantemente en el hígado. En el
riñón, el receptor AdipoR1 se localiza en los podocitos de las células del
túbulo proximal y el receptor AdipoR2 también
ha sido identificado en células
del túbulo proximal. La adiponectina incrementa la activación de la ruta de la
proteína quinasa activada por AMP (AMPK) y la ruta de la proteína quinasa
activada por mitogenos (MAPK). El tratamiento con adiponectina de células de túbulo proximal (células HK-2)
que expresan AdipoR1 y AdipoR2 causa
activación de la AMPK y disminución
de la secreción de la proteína
quimiotáctica de monocitos-1 (MCP-1). En los podocitos, el tratamiento con adiponectina mejora la fusión de procesos del pie de podocitos
a través de la activación de la AMPK y la regulación hacia abajo de la
producción de nicotinamida adenina dinucleótido
fosfato oxidasa 4 reducida.
Los receptores activados por proliferador
de peroxisoma (PPAR) son factores
de transcripción, activados por
ligando, que pertenecen a la superfamilia de receptores nucleares, actúan como
sensores de lípidos y están involucrados en el control de la nutrición y el
metabolismo energético. Tres miembros de PPAR (PPARα, PPARδ y PPARγ),
identificados y reconocidos como jugadores claves de la diabetes tipo 2, son
importantes blancos terapéuticos. El
PPARα está involucrado en la oxidación de ácidos grasos en hígado, corazón y
riñón, mientras el PPARγ es un regulador master
de la adipogénesis y la síntesis de lípidos en el tejido adiposo. El PPARδ participa en
la oxidación de ácidos grasos principalmente en músculo esquelético y corazón.
Los PPAR también están involucrados en el control del manejo de sal y la presión arterial. Varios estudios
reportan que los ligandos de PPARα y
PPARδ bajan la presión arterial en
modelos experimentales de hipertensión. Sin embargo, es aun motivo de
controversia si el PPARγ causa hipertensión o hipotensión. Los ratones con una
ablación genética de PPARγ muestran un fenotipo
hipotensivo y la tiazolidinediona, agonista de PPARγ, estimula la
expresión del gen de la renina en el
riñón. El PPARγ también aumenta la expresión de la serina glucocorticoide
quinasa-1, regulando hacia arriba varios transportadores de sodio, como los
canales epiteliales de sodio que contribuyen a la retención de sodio, el edema
y el desarrollo de hipertensión. Por el
contrario, la tiazolidinediona suprime
el efecto vasoconstrictor de
endotelina I, angiotensina II y agonistas del receptor 2B de
5-hidroxitriptamina.
La relación entre la ingesta de sal y la presión arterial ha sido documentada en estudios observacionales y clínicos. La
Organización Mundial de la Salud recomienda una reducción de 5g/día de sal en adultos. Sin embargo, la
recomendación de una ingesta muy baja de sal
en humanos debe ser cuidadosamente considerada. Una investigación
clínica ha documentado que una dieta
extremadamente baja en sodio (<50
mEq/día de sodio urinario) genera un
fenotipo proinflamatorio que se caracteriza
por un incremento en
procalcitonina y factor de necrosis tumoral-α y un efecto opuesto sobre citoquinas anti-inflamatorias como la
adiponectina. Un estudio reciente reporta la relación entre ingesta de
sodio y la regulación de la homeostasis de la glucosa a través de la ruta
del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT2) mediada por PPARδ/adiponectina.
Los agonistas del PPARδ o la manipulación de genes demuestran que la activación del PPARδ alivia
la dislipidemia, la hiperglucemia y la resistencia a la insulina. Los agonistas del PPARδ ejercen efectos
protectores renales en ratones con diabetes
inducida por estreptozotocina a través de un incremento en la
expresión del correpresor de células β
linfoma-6, el cual posteriormente suprime a la proteína quimiotáctica de
monocitos-1 y la expresión de osteopontina. Los ratones PPARδ knockout (Fabp4-PPARδflox/flox)
específicamente en tejido adiposo alimentados con una dieta rica en sal presentan
un incremento en la natriuresis y la glucosuria así como una expresión
reducida de SGLT2. La activación del
PPARδ con GW501516 incrementa la expresión de adiponectina en cultivos de
adipocitos de ratones PPARδflox/flox
pero tal incremento no se observa en los
ratones Fabp4-PPARδflox/flox. En humanos, la unión de importantes
activadores transcripcionales, como el factor nuclear de hepatocito-1α y Sp-1
en la región promotora de SGLT2 y la expresión del gen SGLT2 disminuyen significativamente por el
tratamiento con adiponectina de células
de túbulo proximal renal. En ratones diabéticos db/db que reciben dieta
rica en sal, la natriuresis inducida por la alta ingesta de sodio está disminuida como resultado del incremento en
la actividad del SGLT2. En pacientes con diabetes, los elevados niveles de
hemoglobina glicada están asociados con niveles disminuidos de excreción de sodio.
La activación de PPARδ, la elevación de adiponectina circulante y la posterior inhibición
de SGLT2 pueden provocar natriuresis y
glucosuria que pueden ser beneficiosas en pacientes diabéticos hipertensos.
En conclusión, una dieta rica en sal
activa en el tejido adiposo al receptor activado por proliferador de
peroxisoma δ (PPARδ) y produce adiponectina, lo cual reduce la actividad de
SGLT2 en el túbulo proximal renal con la consiguiente natriuresis y glucosuria.
En los pacientes con diabetes este proceso
está disminuido como resultado del incremento en la actividad del SGLT2.
Fuente: Wada J (2017). Salt and sugar: bad Company. Journal
of Diabetes Investigation 8: 32-33.
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