Control central y
periférico de la ingesta de alimentos
El mantenimiento del peso corporal en un nivel estable es
un determinante mayor de la
supervivencia de los mamíferos. El peso corporal puede cambiar cuando la ingesta de energía no es igual al gasto de energía en un período determinado
de tiempo. Como mecanismo compensatorio, el hambre incrementa -y el gasto de
energía disminuye- la pérdida de peso. Sin embargo, respuestas opuestas son
disparadas cuando incrementa el peso
corporal. Un complejo sistema de control
fisiológico está involucrado en el
mantenimiento del balance energético. Este sistema incluye señales aferentes procedentes de la periferia
acerca del estado de los depósitos de energía y señales eferentes que afectan la ingesta
y el gasto de energía. Este sistema regulador está formado por múltiples
interacciones entre el tracto gastrointestinal (TGI), el tejido adiposo y el
sistema nervioso central en las que influyen mecanismos conductuales, sensoriales, autónomos, nutricionales y
endocrinos.
El control de la ingesta de alimentos incluye una
regulación de corto plazo que determina
el inicio y el final de una
comida (hambre y saciación) y el intervalo
entre las comidas (saciedad) y una regulación de largo plazo con
factores (señales de adiposidad) que ayudan a regular los depósitos de energía corporal. La saciación significa la supresión del
hambre y la terminación de la comida después de ingerir cierta cantidad de alimentos. Los mecanismos que controlan la
saciación determinan el tamaño de la comida. La saciedad es un período de tiempo sin hambre entre las
comidas. Este período de tiempo es variable y su terminación coincide con la
sensación de hambre acompañada por el consumo
de la próxima comida, cerrando el ciclo
de ingesta de alimentos. Los mecanismos que controlan el tamaño de la
comida (saciación) y los que controlan el intervalo entre las comidas
(saciedad) son diferentes. La
saciación es determinada por mecanismos fisiológicos y psicológicos,
los cuales disparan las señales
aferentes al cerebro desde múltiples sitios en el TGI, incluyendo
estómago, intestino delgado proximal, intestino delgado distal y colon. La
saciedad es afectada por señales de corto plazo del TGI y señales de largo plazo de los depósitos de energía del cuerpo. Las
señales del TGI son transmitidas primariamente
a través del nervio vago y
nervios espinales al núcleo del tracto
solitario (NTS). Las señales de largo
plazo (señales de adiposidad) alcanzan al núcleo arqueado (ARC) a través de eminencia media o cruzando la
barrera hemato-encefálica.
Adicionalmente, hay un gran número
de integraciones y convergencias
entre estas señales mediadas
por conexiones neurales entre el ARC, el NTS y las fibras aferentes
vagales.
El hipotálamo juega un rol importante en el control del
apetito. En el hipotálamo convergen las señales aferentes del intestino y el
tallo cerebral y son procesadas las señales eferentes para el control de la
ingesta de alimentos. La regulación
hipotalámica de la ingesta de alimentos inolucra varios núcleos y circuitos
neuronales, como el ARC, un núcleo clave en el control del apetito, el núcleo
paraventricular (NPV), el núcleo dorsomedial (NDM), el núcleo ventromedial
(NVM) y el área hipotalámica lateral (AHL). EL ARC contiene dos poblaciones
neuronales con efectos opuestos sobre la ingesta de alimentos: neuronas que
estimulan la ingesta de alimentos que co-expresan neuropéptido Y (NPY) y
péptido relacionado con el agouti (agRP), y neuronas que suprimen la ingesta de
alimentos que co-expresan pro-opiomelanocortina (POMC) y transcripto regulado
por cocaína y anfetamina (CART). Ambos tipos de neuronas se proyectan a las
áreas hipotalámicas involucradas en el control del apetito. El NPY es el
neurotransmisor más abundante en el cerebro. Los niveles de NPY en el hipotálamo
aumentan durante el ayuno y disminuyen después de ingerir una comida. El NPY
integra una familia de péptidos que incluye al péptido YY (PYY) y al
polipéptido pancreático (PP), cuyos efectos son mediados por seis receptores
acoplados a proteína G (Y1 al Y6). El efecto orexigénico del NPY es mediado por
la estimulación de los receptores Y1R e Y5R en el hipotálamo, además de la
inhibición local de las neuronas POMC en el ARC. Adicionalmente, el AgRP actúa
como un antagonista selectivo de los receptores MC3R y MC4R en el NPV.
En el ARC, el clivaje de la POMC resulta en la producción
de péptidos melanocortina, incluyendo hormona adrenocorticotrópica (ACTH) y
hormona estimulante de melanocitos α (α-MSH) que ejercen sus efectos a través de la unión a receptores
melanocortina acoplados a proteína G (MCR). De los cinco MCR conocidos, dos son
expresados en el cerebro, MC4R y MC3R. El efecto inhibidor de las neuronas
melanocortinérgicas es antagonizado por el AgRP en MC4R y MC3R. Los productos
del clivaje de la POMC, los cinco tipos de receptores MCR y el antagonista
endógeno AgRP constituyen el sistema melanocortina que está involucrado en
muchos procesos fisiológicos. El sistema melanocortina, además de la ingesta de
alimentos, está involucrado en la regulación de la pigmentación, la
esteroidogénesis adrenocortical, la natriuresis y la secreción exocrina. La
mayoría de las neuronas que expresan POMC también co-expresan CART. El ayuno
disminuye la expresión de CART. Estudios recientes sugieren que el CART puede
ser orexigénico o anorexigénico según el circuito neural que es estimulado. En
NDM y AHL, el CART puede estar involucrado en la activación de efectos
orexigénicos. La neurotensina (NT), un péptido expresado en cerebro y TGI,
juega un rol en la regulación de la ingesta de alimentos. La administración
central y periférica de NT inhibe la
ingesta de alimentos. Está demostrado que la administración periférica de NT
inhibe la ingesta de alimentos a través del incremento de POMC en el ARC. El
efecto anorexigénico de la NT es mediado por el receptor de neurotensina-1
(Ntsr1). Otros péptidos que actúan sobre el Ntsr1 e inhiben la ingesta de
alimentos incluyen a la neuromedina U y la xenina, un péptido que es liberado
por el intestino delgado.
El NPV contiene varias neuronas que secretan sustancias
anorexigénicas como la hormona liberadora de corticotropina (CRH), la oxitocina
y la hormona liberadora de tirotropina (TRH). Cada uno de estos péptidos actúa disminuyendo la ingesta de alimentos,
aumentando la tasa metabólica o ambas actividades. La CRH es un péptido de 41
aminoácidos ampliamente distribuido en el cerebro, pero particularmente
abundante en la división parvocelular medial
del NPV. Además de su rol en el control del eje hipófisis-adrenal, la CRH también controla la ingesta de alimentos. En el cerebro, la
CRH con dos tipos de receptores CRH1-R y CRH2α-R, sus proteínas de unión y el péptido urocortina, forman una red de
rutas neuronales que es capaz de interactuar con otros circuitos que controlan
la ingesta de alimentos. Esta demostrado que la CRH media el efecto anorexigénico de la α-MSH
en peces y la ELABELA en ratones. La ELABELA, una hormona de 32
aminoácidos, se encuentra en humanos y otros vertebrados, juega un rol importante en el sistema
circulatorio y activa las neuronas arginina vasopresina (AVP) y CRH en el
núcleo paraventricular. La oxitocina actúa directamente sobre receptores en el cerebro y es un
potente modulador de conductas sociales.
Adicionalmente, estudios en humanos y animales indican que la oxitocina tiene
un rol en la regulación de la conducta
alimenticia y el metabolismo. Un estudio reciente demuestra que la oxitocina actúa en el núcleo accumbens para disminuir la ingesta de alimentos disparada por el hambre y la
recompensa. El péptido similar a galanina
(GALP) es un neuropéptido expresado en varias áreas cerebrales
incluyendo núcleos hipotalámicos involucrados en la regulación del apetito
como ARC, NPV y eminencia media. La expresión de GALP es regulada por la leptina y la insulina.
Las orexinas A y
B son neuropéptidos producidos en
células localizadas en las áreas
hipotalámica lateral y perifornical. La orexina A aumenta la ingesta de
alimentos y está involucrada en la regulación de muchas funciones fisiológicas
como sueño y vigilia. El AHL además de células que expresan orexinas contiene
células que expresan MCH. Estos dos tipos de células son blancos
para las proyecciones de las neuronas NPY/AgRP del ARC. El NVM
contiene una gran población de neuronas que responden a la glucosa y también expresan factor neurotrófico derivado del cerebro
(BDNF). El BDNF reduce la ingesta de
alimentos e induce pérdida de peso en
ratas. El NVM recibe proyecciones de las neuronas NPY/AgRP y POMC del ARC. Las
proyecciones de las neuronas POMC activan
las neuronas BDNF para disminuir la ingesta de alimentos.
El NDM contiene un alto
nivel de terminales NPY y α-MSH que se
originan en el ARC. Del NDM, las fibras α-MSH se proyectan a las neuronas que
contienen TRH en el NPV.
El complejo
vagal dorsal (CVD) localizado en el tallo cerebral es crucial en la interpretación de las señales periféricas procedentes del intestino que se dirigen al
hipotálamo. El CVD contiene al núcleo
motor dorsal del vago (NDV), el área postrema (AP) y el NTS que tiene neuronas
POMC. Los receptores de una
variedad de hormonas que controlan la
ingesta de alimentos son expresados en
las neuronas aferentes vagales del tallo cerebral incluyendo receptores de colecistoquinina
(CCK1R y CCK2R), insulina, GLP-1,
GLP-2, ghrelina (GHS-R1), orexinas
(OX-R1) y leptina.
Los circuitos
cerebrales involucrados en la recompensa
como hipocampo, amígdala, corteza prefrontal y cerebro medio son activados por factores relacionados con la alimentación.
La dopamina es liberada por neuronas del sistema
mesolímbico y su liberación en los circuitos que median los aspectos
placenteros de la alimentación aumenta con la ingesta de alimentos. Los opiodes
endógenos y el sistema endocanabinoide
juegan un rol importante en la
alimentación relacionada con la recompensa. Los péptidos opiodes endógenos como
las β-endorfinas derivan de la POMC, se
unen a receptores opiodes y están distribuidos en regiones hipotalámicas que controlan la ingesta de alimentos. Los
opiodes ejercen efectos excitadores
sobre el sistema dopamina.
Los canabinoides
derivados de plantas como el ∆9-tetrahidrocanabinol
(THC) y sus análogos sintéticos actúan en el organismo para activar receptores de membrana que
normalmente son activados por los endocanabinoides anandamida (AEA) y
2-araquidoilglicerol (2-AG). Los endocanabinoides son producidos por una variedad de tipos de tipos de células incluyendo adipocitos, células endoteliales,
células gliales, macrófagos y células de Purkinje. El sistema endocanabinoide
(SEC) comprende los ligandos
canabinoides endógenos, la maquinaria enzimática involucrada en la síntesis, captación y
degradación de los endocanabinoides y
los receptores acoplados a proteína G, CB1 y CB2. El CB1 es abundante
en tejidos involucrados en la
homeostasis energética como hipotálamo,
tallo cerebral, región mesolímbica y
tejidos periféricos como TGI, tejido adiposo, hígado, músculo esquelético,
tiroides y páncreas. El CB2 es conocido por su efecto modulador del sistema
inmune. Sin embargo, recientemente se ha
encontrado que el CB2 juega un rol en la
homeostasis energética y la ingesta de alimentos. En el hipotálamo, los endocanabinoides incrementan la producción
de factores que estimulan el apetito y reducen la producción de señales que
suprimen el apetito. En el sistema
recompensa, los endocanabinoides promueven la motivación para ingerir alimentos
apetitosos. Adicionalmente, la activación del SEC promueve el almacenamiento de
energía. La ingesta de alimentos
disminuye la actividad del SEC y
la privación de alimento está asociada con mayor actividad endocanabinoide. La hiperactividad sostenida del SEC provoca hiperfagia con una progresiva y excesiva acumulación de grasa y el posterior desarrollo de obesidad,
resistencia a la insulina y
dislipidemia.
El TGI expresa genes que codifican hormonas y
también produce péptidos bioactivos. La mayoría de hormonas y
péptidos del TGI están involucrados
en el control periférico de la ingesta de alimentos a través del
control del inicio y la
finalización de la comida. Adicionalmente,
la distensión gástrica tiene un efecto saciador. La colecistoquinina (CCK) fue
la primera hormona intestinal conocida como moduladora de la ingesta de
alimentos. Es secretada
postprandialmente por las células
I del intestino delgado. Los niveles de
CCK alcanzan un pico a los 15 minutos
después de una comida y reduce la ingesta de alimentos en humanos y
roedores. La acción de la CCK es mediada
por dos subtipos de receptores, CCK1R y CCK2R, ampliamente distribuidos en el
cerebro. El efecto anoréxico de la CCK es mediado principalmente a través del CCK1R en las aferentes vagales.
Las diferentes formas de CCK tienen efectos diversos sobre el tamaño de la
comida y los intervalos entre comidas. Mientras la CCK58 y la CCK8 estimulan la
saciación y por consiguiente reducen el tamaño de la comida, la CCK58 también
ejerce un efecto sobre la saciedad. Por otra parte, la CCK33 reduce la ingesta de alimentos
prolongando el intervalo entre las comidas. El péptido tirosina tirosina (PYY)
es un miembro de la familia del
polipéptido pancreático (PP). Hay dos formas circulantes de PYY liberadas por
las células L en el intestino distal, el PYY(1-36) y el PPY(3-36). El PYY(3-36) es la principal forma circulante
y es producido por el clivaje de los
residuos tirosina-prolina del extremo N-terminal del PYY(1-36) por parte de la enzima dipeptidil peptidasa IV (DPPIV).
En el hipotálamo, el PYY(3-36) se une con mucha afinidad a receptores Y2R y causa reducción de la ingesta de alimentos. Los PYY además
del efecto anoréxico, incrementan el gasto de energía y retardan el vaciamiento
gástrico en ratones. El PP es liberado por el páncreas en respuesta a la ingesta de alimentos. El PP reduce la ingesta de alimentos a través
de los siguientes mecanismos: (1) estimulación de receptores Y4 e Y5 en el CVD, AP, NTS y NMV; (2) enviando señales anorexigénicas vía tallo cerebral y neuropéptidos hipotalámicos; (3) modulación de la
expresión de otros péptidos periféricos
como ghrelina; (4) retardo del
vaciamiento gástrico en modelos animales. La enterostatina es un péptido
secretado por el páncreas exocrino en
respuesta a la ingesta de grasas para facilitar su digestión. La
apolipoproteínaa A-IV (APO AIV) es una glucoproteína secretada por el intestino en respuesta a la absorción de grasa y la formación de
quilomicrones. La APO AIV representa un enlace
entre las regulaciones de corta y
larga duración del balance energético
relacionado con lípidos. La Apo AIV
también es producida en el ARC del hipotálamo.
El pro-glucagón
es clivado en diferentes productos por
las enzimas convertasas 1 y 2, un proceso que varía entre los tejidos. En el
páncreas, el principal producto de este clivaje es el glucagón, mientras en el
intestino son los péptidos glucagonoides GLP-1 y GLP-2. El GLP-1 es
liberado en la circulación después de
las comidas, fisiológicamente actúa como una incretina que promueve la
secreción pancreática de insulina y por consiguiente influye en la homeostasis
de la glucosa. El GLP-1 tiene dos formas
biológicamente activas, GLP-1 (7-37) amida y GLP-1 (7-36) amida que es la
principal forma circulante en humanos. El GIP-1R es ampliamente expresado en cerebro, TGI y páncreas. El GLP-1
reduce la ingesta de alimentos, suprime la secreción de glucagón y retarda el vaciamiento gástrico.
La oxintomodulina (OXM) es otro producto
del proglucagón y es liberada por
células intestinales en la circulación
en proporción a la ingesta de calorías.
La OXM reduce la ingesta de alimentos y promueve el gasto de energía. El
mecanismo de acción más común de la
OXM en la homeostasis energética es a través de su unión al GLP-1R. El
glucagón es producido por las células α de los islotes
pancreáticos. En contraste con el GLP-1 y la insulina, la hipoglucemia causa un
incremento en la secreción de
glucagón que resulta en glucogenolisis
hepática. La administración central o periférica de glucagón en ratas reduce la ingesta de alimentos, el tamaño de
la comida y la ganancia de peso.
La insulina es
un péptido secretado por las células β del páncreas después de una comida y su cantidad
(y la de leptina) es directamente proporcional a la grasa blanca lo que
puede reflejar el importante rol de
ambas hormonas como señales de
adiposidad del tejido adiposo a los
centros hipotalámicos que controlan el balance energético. Aunque es motivo de
controversia si la insulina atraviesa la
barrera hematoencefálica (BHE) o si es sintetizada por el cerebro, se ha encontrado que la
administración central de insulina
causa disminución de la ingesta de
alimentos y pérdida de peso en
animales. La amilina es un péptido co-secretado con la insulina que inhibe el
vaciamiento gástrico y la secreción de glucagón al tiempo que reduce la ingesta
de alimentos y el tamaño de la comida en
animales. La acción anoréxica de la amilina
es mediada por la disminución en
la expresión de neuropéptidos
orexigénicos.
La ghrelina es
un péptido orexigénico secretado
principalmente por el estómago. La
elevación pre-prandial de los niveles de
ghrelina y su caída después de la comida apoyan la noción que la ghrelina es la hormona del “hambre” responsable del inicio de la comida. La ghrelina está
involucrada en la regulación de corto plazo
de la ingesta de alimentos y la regulación de largo plazo del peso
corporal a través de la disminución de la utilización de grasas. El
efecto de la ghrelina sobre la ingesta
de alimentos es mediado a través del
receptor secretagogo de hormona de crecimiento 1a (GHS-R1a), el cual es
ampliamente expresado en las poblaciones
celulares hipotalámicas que regulan la alimentación y la homeostasis del peso corporal. El efecto
orexigénico de la ghrelina es mediado por modulación específica de las neuronas
NPY/AgRP en el ARC.
Las señales de
adiposidad informan al cerebro acerca de la masa de tejido adiposo. Los niveles
basales de insulina y leptina son ampliamente aceptados como señales de
adiposidad. La leptina es un péptido
codificado por el gen ob, secretado
principalmente por el tejido adiposo y con un rol clave en la homeostasis
energética. La producción de leptina es mayor en la grasa subcutánea que en la
visceral y su nivel en la circulación se
correlaciona directamente con la
cantidad de grasa corporal. La secreción de leptina disminuye durante el periodo de ayuno y
aumenta después de la comida. La leptina es transportada a través
de la BHE por un sistema saturable y ejerce su efecto en el ARC vía
inhibición de neuronas NPY/AgRP y
activación de neuronas POMC/CART que
resulta en la reducción de la ingesta de alimentos y el incremento del gasto energético. El
receptor Ob-Rb es altamente expresado en el hipotálamo y es considerado como el
principal receptor involucrado en la
regulación del apetito. El Ob-Rb pertenece a la familia de receptores citoquina tipo I y existe en cinco isoformas
distintas: Ob-Ra, Ob-Rb, Ob-Rc, Ob-Rd y Ob-Re. Solamente la isoforma Ob-Rb
contiene un dominio intracelular largo esencial para las acciones biológicas de
la leptina. El tejido adiposo también produce otros factores que directamente o
indirectamente influyen en el balance
energético y el peso corporal. La adiponectina es uno de esos factores. El
efecto fisiológico de la
adiponectina consiste en incrementar el
gasto de energía y proteger contra la
resistencia a la insulina y la ateroesclerosis. La adiponectina activa rutas de
señalización similares a las de leptina
e insulina en el hipotálamo. En
humanos, los niveles circulantes de leptina se relacionan inversamente con la
adiposidad e incrementan después de la pérdida de peso inducida por dieta o
cirugía bariátrica. Por el contrario, la resistina, un péptido producido por
los adipocitos, incrementa la resistencia a la insulina a través de acciones
paracrinas. Los niveles circulantes de
resistina aumentan en la obesidad. Las adipocitoquinas involucradas en la homeostasis energética también incluyen al factor de necrosis
tumoral-α que se correlaciona con la
cantidad de grasa corporal, inhibe la ingesta de alimentos e incrementa la tasa
metabólica. Por otra parte, la adipocitoquina interleuquina-6 (IL-6) ejerce un
rol protector contra el desarrollo de
obesidad.
La noradrenalina
(NA), sintetizada en el sistema nervioso central y periférico, está
involucrada en la regulación de la
ingesta de alimentos. Sin embargo, el efecto de la NA sobre la ingesta de
alimentos es un punto de gran
controversia. Algunos estudios han demostrado un incremento en la ingesta de
alimentos después de la inyección de NA en hipotálamo anterior y medial. Por el contrario, varios estudios
han demostrado una disminución de la ingesta de alimentos
dosis-dependiente después de la
inyección icv de NA en ratas. Otros estudios indican que las neuronas
noradrenérgicas en el AP median al menos en parte la acción hipofágica de la
amilina. En el hipotálamo lateral se ha encontrado que la NA o la dopamina
tienen efecto anti-ingesta de alimentos.
En el hipotálamo medial, la NA tiene el efecto opuesto, inhibe la
saciedad. Varios estudios sugieren que el efecto anoréxico de la anfetamina es mediado por la liberación de
catecolaminas en el HL. El NPV es el sitio más sensible para los efectos de la NA, la inyección de NA en el NPV prolonga el tiempo de la duración de la
comida.
En conclusión,
la ingesta de alimentos es controlada
centralmente por el hipotálamo, el tallo cerebral, el sistema recompensa y el
SEC. El control periférico de la ingesta
de alimentos incluye señales del TGI y el tejido adiposo.
Fuente: Abdalla MMI (2017). Central and peripheral
control of food intake. Endocrine Regulations 51: 52-70.
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