Rol del sistema endocanabinoide
en la regulación del balance energético
El sistema endocanabinoide (SEC) monitorea las
necesidades energéticas y las respuestas metabólicas en los mamíferos a través
de un control positivo, anabólico, sobre aspectos relacionados con la ingesta y el
almacenamiento de energía. La sobre actividad del SEC es una característica de la obesidad y otros
desordenes metabólicos en humanos y animales. Este sistema comprende ligandos endógenos específicos,
llamados endocanabinoides, sus rutas de biosíntesis y degradación y al menos
dos tipos de receptores específicos llamados canabinoide tipo 1 (CB1)
y canabinoide tipo 2 (CB2). CB1 y CB2 son
receptores metabotrópicos acoplados a
proteína G del tipo Gi/o y sus sistemas de transducción incluye la modulación de canales iónicos y de varias rutas intracelulares de señalización como la adenil ciclasa y la proteína quinasa
activada por mitogenos (MAPK). El receptor CB1 es altamente expresado en el sistema nervioso central (SNC),
incluyendo neuronas que regulan la
ingesta de alimentos, el gasto de energía y las respuestas relacionadas con la
recompensa; así como también en órganos periféricos como hígado, páncreas,
músculo y tejido adiposo. El receptor CB2 se encuentra
principalmente en células inmunes y
participa en la regulación de respuestas inmunes e inflamatorias.
Los endocanabinoides son ácidos grasos poliinsaturados,
generados a partir de precursores de
fosfolípidos en la membrana celular, que actúan
de manera autocrina o paracrina sobre los receptores canabinoides. Los
endocanabinoides no son almacenados en vesículas, sino producidos y liberados “por demanda” solamente cuando
son -y donde son- necesarios. Los
endocanabinoides mejor caracterizados
son la N-etanolamida de ácido araquidónico también conocida como
anadamida (AEA) y el gliceril ester de
ácido araquidónico o 2-araquidonoilglicerol (2-AG) que están presentes en
neuronas centrales y periféricas a sí como también en varios tipos de células
paranquimatosas. En el SNC, los endocanabinoides actúan sobre receptores CB1
presinápticos como neuromoduladores
retrógrados provocando la supresión de la liberación de neurotransmisores
excitadores e inhibidores. El receptor CB1 juega un rol clave en la modulación de la actividad neuronal, particularmente
en áreas cerebrales que participan en la
regulación del balance energético como
el hipotálamo, los circuitos corticolímbicos (incluyendo al núcleo acumbens y
el área tegmental ventral) y el tallo cerebral. La degradación de AEA y 2-AG requiere su recaptación celular y la
hidrólisis por una hidrolasa de amida de ácido graso en el caso de la AEA y por
una monoacilglicerol lipasa para el 2-AG.
En modelos de animales obesos y en pacientes obesos, el
bloqueo farmacológico de CB1
disminuye la ingesta de alimentos y el peso corporal al tiempo que mejora el
metabolismo de los lípidos y la glucosa. Estudios recientes han identificado un
rol del SCE en la modulación del gusto y el olfato, lo cual afecta críticamente
la conducta alimenticia. Otras investigaciones han detallado algunos de los
circuitos del SNC involucrados en la regulación del metabolismo periférico y la
importante función del SCE en la regulación de la sensibilidad a la insulina.
El SNC coordina los mecanismos moleculares, metabólicos y
conductuales que garantizan que los diferentes tejidos obtengan los nutrientes
que necesitan. Los niveles de endocanabinoides
cambian en relación con el estatus
energético del organismo, aumentan en el ayuno y disminuyen durante la ingesta de alimentos,
en hipotálamo y cerebro anterior. En la rata, cuando la AEA y el 2-AG son
inyectados directamente en el hipotálamo o el núcleo acumbens, incrementan la
ingesta de alimentos a través de un mecanismo dependiente de CB1. Los endocanabinoides
actúan a través de receptores CB1 localizados en el núcleo
parabraquial para incrementar específicamente la ingesta de alimentos
sabrosos. La evidencia acumulada sugiere
que la ingesta de alimentos sabrosos incrementa los niveles de endocanabinoides
en el núcleo acumbens y que tal
incremento induce la liberación de dopamina
en esta área cerebral. Las señales neuronales relacionadas con el gusto
comienzan en la cavidad oral y son procesadas
en el núcleo parabraquial y el
núcleo del tracto solitario en el cerebro anterior, donde son integradas con
información procedente del tracto gastrointestinal y modulan el tamaño de la
comida y los intervalos entre las comidas. En los circuitos relacionados con la
recompensa, la señal del receptor CB1 del núcleo parabraquial
facilita la ingesta de alimentos con propiedades hedónicamente positivas. La
ingesta de alimentos también puede ser favorecida por la señal dependiente de
la acción del receptor CB1 en los circuitos olfatorios. En efecto,
un trabajo reciente ha demostrado que el
ayuno induce un incremento en los niveles de endocanabinoides en el bulbo
olfatorio, activando receptores CB1 en los terminales axónicos de la
corteza olfatoria, e inhibiendo células granulares en el bulbo olfatorio, lo cual incrementa la
detección de olores y la ingesta de
alimentos.
El rol de la señal del receptor CB1 hipotalámico
ha sido investigado en asociación con la acción de hormonas que tienen algún
rol en el balance energético como la leptina, los glucocorticoides y la
grelina. La leptina regula negativamente los niveles hipotalámicos de
endocanabinoides, previene la síntesis de endocanabinoides reduciendo los niveles intracelulares de
calcio, un mecanismo que explica la capacidad de la leptina para inhibir la
activación dependiente de CB1
de neuronas orexigénicas que expresan hormona concentradora de melanina (MCH)
en el hipotálamo. Sin embargo, la leptina también requiere de la señal de los
receptores CB1 hipotalámicos para ejercer su efecto anorexigénico. En
efecto, la capacidad de la leptina para modular la ingesta de alimentos y el
metabolismo depende la señal del receptor CB1 en poblaciones
neuronales específicas y el tipo de
dieta ingerida. Por ejemplo, la carencia
de CB1 en las neuronas del hipotálamo ventromedial que expresan
factor esteroidogénico-1 (SF1) causa resistencia a la leptina durante la
ingesta de una dieta rica en grasas. Adicionalmente, estudios reciente en ratones demuestran que las neuronas
presinápticas que expresan receptores CB1 cambian
su acción sobre las neuronas que producen orexinas del hipotálamo de excitadora a inhibidora cuando son alimentados con una dieta rica en
grasas. Estos estudios demuestran la compleja relación entre la leptina y los
endocanabinoides en el hipotálamo. La leptina también interactúa con los glucocorticoides en la regulación de
la síntesis de endocanabinoides en el
núcleo paraventricular (NPV) del hipotálamo. Los glucocorticoides actúan a
través de receptores de membrana para causar la supresión -mediada por
endocanabinoides- de la excitación de las neuronas neurosecretoras del NPV.
Este mecanismo es usado por los glucocorticoides para inhibir rápidamente la
secreción de hormonas hipotalámicas. La leptina bloquea la biosíntesis de
endocanabinoides inducida por los glucocorticoides y por consiguiente impide la supresión de la
excitación de las neuronas del NPV. El incremento en la señal endocanabinoide en el hipotálamo no sólo interfiere con las acciones de la leptina sino que también puede provocar resistencia a
la insulina en la periferia. Por otra parte, los endocanabinoides también son
mediadores del efecto orexigénico de la grelina cuando esta hormona es
administrada en el NPV. La AEA favorece la síntesis y secreción de grelina en
el estómago de la rata y la grelina requiere receptores CB1
funcionales, los cuales reclutan a la proteína quinasa activada por AMP (AMPK),
un sensor intracelular de energía cuya actividad es necesaria para la acción de
la grelina en el hipotálamo. En humanos
con peso normal, el consumo de alimentos por placer ha sido asociado con niveles plasmáticos aumentados de grelina
y 2-AG, lo que implica una intima relación entre el SCE y la grelina en la
regulación de respuestas relacionadas
con la recompensa.
El rol exacto de la señal del receptor CB1 en
la regulación de la ingesta de alimentos y el balance energético varía según el
circuito especifico en el cual el receptor CB1 ejerce su
función. Diversos estudios han
demostrado que la activación del receptor CB1 tiene efectos opuestos
sobre sobre la ingesta de alimentos dependiendo de si los receptores CB1
están localizados en terminales
presinápticos de neuronas excitadoras o
inhibidoras. Por ejemplo, el efecto orexigénico de los endocanabinoides depende de la acción de los receptores CB1
localizados en los terminales de
neuronas corticales glutamatérgicas, pero los receptores CB1 del
cuerpo estriado ventral ejercen una acción
hipofágica a través de la inhibición de
la transmisión GABAergica. Por lo tanto,
la acción neta de los endocanabinoides sobre la ingesta de alimentos depende
del tipo de neurona (glutamatégica o
GABAergica). Por otra parte, los datos de varios estudios demuestran que el SEC
regula la conducta alimenticia a través
de su acción sobre circuitos neuronales localizados en estructuras relacionadas
con la recompensa, el cerebro anterior y el hipotálamo, y que su activación
favorece la ingesta de calorías, particularmente de alimentos sabrosos. Sin
embargo, el rol del SEC en la regulación del balance energético no se
limita a la modulación de la actividad
de los receptores CB1localizados a nivel de la membrana neuronal
pues los receptores CB1 también están presentes en membranas
mitocondriales, donde regulan el metabolismo energético neuronal y la
liberación de neurotransmisores. Adicionalmente, los receptores CB1
están presentes en los astrocitos, células con importantes funciones en la
regulación del balance energético. Los receptores CB1 astrogliales interfieren directamente con la señal de la
leptina y su capacidad para regular el
almacenamiento de glucógeno, representando un nuevo mecanismo de regulación del
almacenamiento de energía en el cerebro.
El cerebro se comunica continuamente con los órganos
periféricos para integrar la información procedente de la periferia y coordinar apropiadamente la ingesta, el almacenamiento y el uso de
calorías. Varios estudios han demostrado mecanismos en el SNC dependientes de
endocanabinoides para modular procesos periféricos como el gasto de energía, la
termogénesis y la lipólisis. Estos
estudios también han establecido una relación entre el SEC en el cerebro, el
sistema nervioso simpático y la regulación del balance energético. Por ejemplo,
modelos genéticos caracterizados por aumento de la hidrólisis de 2-AG en el cerebro anterior incrementan la
termogénesis mediada por el sistema nervioso simpático y la densidad mitocondrial en el tejido
adiposo marrón, mecanismos de resistencia a la obesidad inducida por dieta. Por
otra parte, los endocanabinoides
producidos por el tracto gastrointestinal afectan la ingesta de alimentos. Cuando el alimento es
introducido en la boca, es detectado por las yemas gustativas localizadas en las papilas de la lengua. Los
receptores CB1 se colocalizan con
receptores del sabor dulce en la
lengua y la señal dependiente de receptores CB1 aumenta
específicamente las respuestas neurales
a ese sabor. Este efecto también se puede observar in vitro, aplicando endocanabinoides directamente en las células gustativas, los
que sugiere que la señal endocanabinoide local en la cavidad oral modula la sensibilidad al sabor dulce. AEA y 2-AG son cuantificables en la saliva
humana y sus niveles son mayores en los pacientes obesos en comparación con los sujetos de peso
normal. Hay también evidencia de una relación entre el SEC y las respuestas de la fase cefálica de anticipación a una comida para aumentar su digestión y metabolismo. En
este contexto, se ha demostrado que los endocanabinoides derivados del
intestino regulan la ingesta de grasa de
acuerdo a sus propiedades orosensoriales.
Ciertos tipos de ácidos grasos como el ácido oleico y el ácido linoleico pueden ser responsables de la fase cefálica de producción de
endocanabinoides en el intestino. Adicionalmente, la movilización de
endocanabinoides en el intestino puede ser esencial para la preferencia de la grasa. Algunos estudios sugieren que la ingesta de
alimentos ricos en ácido linoleico más que de grasas saturadas puede ser una de las causas subyacentes de la obesidad.
La activación del receptor CB1 en el tejido
adiposo blanco incrementa la expresión
de genes asociados con la diferenciación
de los adipocitos como el receptor
activado por el proliferador de peroxisomas-γ (PPARγ) y altera la biogénesis
mitocondrial. Por el contrario, el bloqueo farmacológico o la alteración
genética de los receptores CB1
estimulan la biogénesis mitocondrial a través de un incremento en la
expresión de la sintetasa de oxido
nítrico endotelial (eNOS) e inducen la
transdiferenciación de adipocitos
blancos en los termogénicos adipocitos marrones, los cuales se caracterizan por
una mayor expresión de UCP-1 (uncoupling protein-1) y PGC-1α (peroxisome
proliferator-activated receptor –γ
coactivator 1α) y mayor actividad de la AMPK. Adicionalmente, la activación de
los receptores CB1 en los adipocitos blancos causa aumento de la
síntesis de ácidos grasos y acumulación de triglicéridos. Más aún, la
producción de endocanabinoides en los adipocitos blancos es regulada
negativamente por la insulina y la leptina. En consecuencia, las condiciones
caracterizadas por resistencia a la leptina y la insulina, como la obesidad
inducida por dieta, pueden favorecer la
sobre actividad del SEC en el tejido adiposo blanco, lo cual a su vez puede
favorecer la acumulación de grasa y la
ganancia de peso corporal.
En los hepatocitos, la activación de los receptores CB1
puede tener un rol relevante en la regulación del metabolismo de los lípidos y la
sensibilidad a la insulina pues causa acumulación de lipidos y provoca
esteatosis hepática a través de la
inducción de la expresión de enzimas lipogénicas y el incremento de la síntesis de novo de
ácidos grasos. A nivel molecular, la activación
de receptores CB1 hepáticos favorece la resistencia a la
insulina a través de la regulación hacia arriba de la fosforilación de la
proteína sustrato del receptor de insulina (IRS) y la desfosforilación de la proteína quinasa
B activada por insulina, seguidas por el reclutamiento de una ruta dependiente de estrés del
retículo endoplasmático.
Los receptores CB1 y CB2 están
presentes en los islotes pancreáticos de humanos y roedores. La activación de
los receptores CB1 en las
células β recluta quinasas que provocan la exocitosis de las vesículas secretoras de insulina, a
través de la reorganización del citoesqueleto, e induce la apoptosis y muerte
celular. Recientemente se ha demostrado que la infiltración de macrófagos de
los islotes pancreáticos y por consiguiente
la inflamación que juega un rol en la diabetes, está bajo el control de
la actividad del receptor CB1. Los diferentes componentes del SEC
también están presentes en el músculo esquelético. La expresión del receptor CB1
y los endocanabinoides son alterados en el músculo por el consumo de dietas
ricas en grasas. Por otra parte, la activación del receptor CB1 en
el músculo afecta negativamente la respuesta del tejido a la insulina.
En conclusión, el SEC está críticamente involucrado en la
regulación de la ingesta, el metabolismo
y el almacenamiento de calorías. En particular, evidencias recientes han
demostrado un rol del SEC en la modulación del gusto y el olfato y el rol de
este sistema a nivel del tracto
gastrointestinal en la regulación de la
ingesta y preferencia de grasa. Otros estudios han demostrado la función del
SEC del cerebro en la regulación del metabolismo periférico.
La principal conclusión es que el SEC actúa generalmente para preservar la energía en el cuerpo. Sin
embargo, la sobre actividad del receptor CB1 promueve el
desarrollo de obesidad, resistencia a la
insulina y dislipidemia cuando alimentos sabrosos, ricos en calorías, están
fácilmente disponibles.
Fuente: Gatta-Cherifi B y Cota D (2016). New insights on the role of the endocannabinoid system
in the regulation of energy balance. International Journal of Obesity 40:
210-219.
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