Metformina como un agente anti-inflamatorio
La metformina es
una droga biguanida ampliamente prescrita internacionalmente como agente
antihiperglucémico oral y es recomendada como la droga inicial para la diabetes
tipo 2 (DT2) de acuerdo con la guía clínica Europea-Americana. La metformina ha
sido usada en el tratamiento de la DT2
desde 1958 cuando fue introducida por primera vez en la práctica clínica
en Europa. Otros dos compuestos biguanidas, fenformina y buformida, fueron
usados ampliamente en los años 70s debido a sus efectos antihiperglucémicos más
potentes hasta que fueron discontinuados en muchos países por el riesgo de
acidosis láctica severa. Todas las biguanidas derivan de la guanidina, galegina
y otros compuestos relacionados
extraídos de la planta Galega officinalis. Esta planta ha sido usada desde
tiempos medievales como una medicina para síntomas relacionados con la diabetes
como excesiva sed y poliuria. A medida que progresa la investigación de los
mecanismos moleculares de la metformina, surgen aplicaciones en condiciones
diversas como cáncer, enfermedad
hepática grasa no alcohólica y síndrome de ovarios poliquísticos, aunque
la evidencia clínica que apoya el uso de metformina en estas enfermedades es
escasa. La metformina también ha sido propuesta como una droga
anti-envejecimiento basada en observaciones de incremento en la longevidad en
algunos, pero no todos, animales tratados con
metformina. Uno de los aspectos más ampliamente estudiados de los efectos no glucémicos de la metformina
es su acción sobre células inmunes y procesos inflamatorios.
La dosis diaria de metformina usada en el
tratamiento de la DT2 típicamente es de 1-3 g dividida en dos o tres dosis
tomadas oralmente con las principales comidas. La absorción ocurre primariamente
en el intestino delgado la droga es ampliamente distribuida en los tejidos del
cuerpo como hígado y riñón donde la captación es mediada grandemente por varios
transportadores de cationes orgánicos. La droga es excretada sin cambios en la
orina con una vida media de eliminación de alrededor de cinco horas en sujetos
con función renal normal. Aunque el riesgo es mucho más pequeño que para otras
biguanidas, la acumulación de metformina en el cuerpo existe el riesgo de
acidosis láctica. La metformina es, por
tanto, contraindicada en casos con una tasa de filtración glomerular (TFG)
<30 ml/min/1,73m2 y una reducción de la dosis es necesaria en niveles de TFG
de 30-60 ml/min/1,73m2. Adicionalmente, la función hepática alterada es también
una contraindicación para la metformina y puede incrementar el riesgo de
acidosis láctica.
El efecto de la metformina para bajar la
glucosa sanguínea es primariamente mediado por la supresión de la producción
hepática de glucosa. La metformina se acumula en las mitocondrias,
preferencialmente en hepatocitos, e inhibe parcialmente al complejo 1 de la
cadena respiratoria mitocondrial. Esto causa la acumulación intracelular de
AMP, el cual a su vez activa a la quinasa activada por AMP (AMPK) y provoca la
inhibición de la gluconeogénesis a través de varias rutas de señalización.
Algunos estudios sugieren otros mecanismos incluyendo la inhibición directa de la enzima glicerol 3-fosfato deshidrogenasa
mitocondrial provocando un incremento en los niveles de NADH y alteración del
estado redox en los hepatocitos. Esto también puede contribuir a un incremento
en la secreción de péptido similar a
glucagón-1 (GLP-1) y disminución de la gluconeogénesis en las células
intestinales. Hay también estudios que sugieren un incremento en la utilización
local de glucosa del intestino, así como también una potenciación de la
captación de glucosa mediada por insulina en músculo esquelético. Una
investigación reciente también postula una relación entre tratamiento de metformina
y un cambio en la microbiota intestinal, efectos posiblemente mediados a través
del incremento en los niveles intestinales del ácido biliar ácido
glucursodeoxicólico y antagonismo del receptor farsenoide X.
La obesidad está relacionada con inflamación de bajo grado crónica en el tejido adiposo
que contribuye a la resistencia a la insulina y al desarrollo de la DT2. La
inflamación de bajo grado puede representar una manera efectiva de tratar estas
condiciones de comorbilidad. Varios modelos de inflamación en el tejido adiposo
han sido usados para estudiar los efectos de la
metformina. En un modelo de ratón con lupus eritematoso sistémico se
demostró que la metformina puede aumentar las funciones inmunorreguladoras de
las stem cells mesenquimales derivadas de tejido adiposo. La activación de AMPK
por la metformina provoca la inhibición del blanco de rapamicina (mTOR) y la
activación del transductor de señal y activador de la transcripción 1 (STAT1).
Las características de la nefritis lúpica en los animales, como proteinuria y
producción de anti-dsADN IgG mejoraron significativamente. En el tejido adiposo
parapancréatico de ratas, la activación de AMPK mediada por metformina inhibe
la señal mTOR, lo cual provoca una disminución en los niveles de las citoquinas
inflamatorias interleuquina (IL) 1β e IL17A. La metformina también induce la
expresión de FOXP3 (forhead box P3), un regulador master de células T
reguladoras (Treg), las cuales pueden modular respuestas inflamatorias y
mejoran la severidad de enfermedades autoinmunes en modelos animales. En un
modelo de ratón, la metformina incrementó la actividad AMPK en tejido adiposo
perivascular, provocando un incremento en la expresión de sirtuina 1, la cual
está asociada con mejoría de la sensibilidad a la insulina y disminución de la
fosforilación del factor nuclear kappa B (NFκB) p65, provocando disminución de
citoquinas inflamatorias como factor de necrosis tumoral α (TNF-α), IL-6 y
proteína C reactiva. Adicionalmente, los niveles de adiponectina, hormona
anti-inflamatoria derivada de los adipocitos, aumentaron y los signos de
disfunción endotelial mejoraron. Otro efecto mediado por AMPK demostrado en
ratones es la inhibición de la fisión
mitocondrial por la proteína relacionada con dinamina 1 (Drp1) que previene la
activación inducida por estrés de la
familia NLR conteniendo dominio piridina 3 (NLRP3). El inflamasoma NLRP3
está relacionado con el inicio y mantenimiento de la inflamación a través de la
activación de IL-1β.
Otros estudios han identificados efectos de
la metformina independientes de AMPK. En ratas tratadas con metformina y en
tejido adiposo incubado con metformina, los niveles del factor inducible por
hipoxia 1α (HIF-1α) y los marcadores de fibrosis disminuyeron. En experimentos
con cultivos de adipocitos, la metformina disminuye la fosforilación de la
quinasa c-Jun-N-terminal (JNK) p46 y la expresión de los genes de IL-1β y TNFα
inducida por lipopolisacáridos. Estos efectos anti-inflamatorios son mediados
por la 6-fosfofructoquinasa-2 inducible (iPFK2). En ratones obesos por dieta
rica en grasas, la metformina no solo redujo las citoquinas inflamatorias
comunes como TNFα, IL-1β e IL-6 sino también contrarrestó la infiltración de
macrófagos y la polarización de M1 a M2.
La isquemia aguda de miocardio y el
desarrollo de insuficiencia cardiaca crónica están asociadas con mala
adaptación de las respuestas inflamatorias. La metformina exhibe varios efectos
anti-inflamatorios en modelos animales. En ratones, la metformina inhibe la
migración de fibroblastos cardiacos inducida por aldosterona in vitro y reduce
la fibrosis cardiaca in vivo. Este efecto es mediado a través de la activación
de AMPK y la inhibición de la proteína 2 que interactúa con TRAF3 (TRAF3IP2),
una importante molécula adaptadora que responde al estrés oxidativo que puede inducir citoquinas
pro-inflamatorias como IL-17, IL-18 e IL-6. En estudios con ratones con lesión
cardiaca por isquemia-reperfusión, la metformina activa la AMPK y suprime la
actividad del inflamasoma NLRP3 en macrófagos, lo cual aumenta la autofagia.
Otro resultado clave de la activación de AMPK por la metformina es la
inhibición del receptor similar a Toll 4 (TLR4), provocando una disminución
significativa de los niveles de citoquinas pro-inflamatorias y la atenuación de
la disfunción del ventrículo izquierdo en modelos de ratones de infarto de
miocardio. Otros estudios demuestran que la metformina puede inhibir la apoptosis de cardiomiocitos
activando la ruta de señalización Janus quinasa 2/transductor de señal y
activador de la transcripción 3 (JAK2/STAT3) y activación de la pirofosfatasa
mitocondrial PPA2 independientemente de la ruta
glucógeno sintetasa quinasa 3 beta/leucemia de células mieloides 1
(GSK3β/MCL1). La metformina también actúa sobre el tejido adiposo del epicardio
reduciendo la inflamación y regulando la señal adiponectina, lo cual previene
la fibrilación auricular.
La ateroesclerosis es considerada una
enfermedad inflamatoria crónica, con acumulación de lipoproteínas de baja
densidad (LDL) colesterol en la pared vascular disparando varias respuestas
inmunes y la formación de placas ateroescleróticas. Los efectos de la
metformina sobre las células de los vasos sanguíneos han sido extensamente
investigados. Un importante efecto anti-inflamatorio es la inhibición de la
señal TNF-α/NFκB. La activación de AMPK en células endoteliales puede ser
aumentada por la activación de la fosfatidilinositol 3-quinasa (PI3K). Otro
efecto de la actividad AMPK inducida por la metformina parece ser la inhibición
de la proteína ligadora del elemento de
respuesta de carbohidratos
(ChREBP) y FOXO1 (forkhead box protein
O1), provocando disminución de la expresión de la proteína que interactúa con
tioredoxina (TXNIP), lo cual a su vez reduce el estrés oxidativo celular y podría ejercer un efecto
protector en el endotelio vascular. La evidencia reciente también indica el rol
de la metformina y la AMPK en promover el flujo autofágico para contrarrestar
la acumulación intracelular de lípidos y por consiguiente reducir las
respuestas inflamatorias.
En células de músculo liso vascular inhibe
la activación inducida por IL-1β del NFκB, la MAP quinasa Akt, p38 y Erk. La
acción de la AMPK inducida por metformina resulta en activación de homólogo de
fosfatasa y tensina (PTEN), un conocido regulador negativo de PI3K, y la
supresión de la cascada de señalización pro-inflamatoria TNF-α/NFκB.
Varios modelos
animales muestran efectos beneficiosos de la metformina sobre la inflamación
vascular asociada con ateroesclerosis. Por ejemplo, en ratones con
ateroesclerosis tratados con metformina, la activación de la AMPK reduce la
expresión de Drp-1, el cual suprime la fisión mitocondrial, atenúa el estrés oxidativo, mejora la
disfunción endotelial e inhibe la inflamación endotelial. En ratas hipertensas, la metformina exhibe
efectos anti-inflamatorios reduciendo los niveles plasmáticos de TNF-α y la
expresión de NADPH oxidasa 2 (NOX2) y ciclooxigenasa 2 (COX2) en los tejidos,
mientras mejora parámetros de disfunción autónoma cardiaca. En ratas
alimentadas con dieta rica en grasas, la metformina puede ejercer efectos
anti-inflamatorios sobre el endotelio vascular incrementando los niveles de
miARN146a y miARN155, los cuales a su
vez disminuyen la expresión de la quinasa 1 asociada a receptor de IL-1
(IRAK1), el factor 6 asociado al receptor de TNF (TRAF6) y NFκB p65. Estas
moléculas son componentes cruciales de la ruta pro-inflamatoria NFκB. El
análisis de las placas ateroescleróticas revela disminución significativa en el
contenido de macrófagos en los animales tratados con metformina y atenuación de
las citoquinas pro-inflamatorias proteína quimioatrayente de monocitos 1
(MCP1), IL-6 y TNF-α.
Los macrófagos y los monocitos son células
del sistema inmune innato que juegan un rol crucial en la defensa del huésped
contra los patógenos. Varios efectos de la metformina sobre estas células han
sido descritos. En un estudio con macrófagos de ratón, el tratamiento con
metformina de macrófagos estimulados por lipopolisacáridos indujo la activación
de AMPK, la supresión de la ruta NFκB y la reducción de la expresión de las
quimioquinas MCP1, dominio C-X-C de
ligando de quimioquina 10 (CXCL10) y CXCL11. La activación de la AMPK por la
metformina contrarresta el efecto de los productos finales de glicación
avanzada (AGE) en promover la inflamación a través de la ruta receptor AGE (RAGE)/NFκB y también para
inducir la polarización de macrófagos M2. Los macrófagos M2 ayudan a resolver
la inflamación y promover la tolerancia inmune. Los experimentos también han
demostrado el rol de la AMPK en el incremento de la expresión del factor de
transcripción activado 3 (ATF3), el cual puede reducir la expresión de IL-6 y
TNF-α y también reducir la inflamación por activación de macrófagos atenuados.
Los efectos de la metformina para inhibir a la sintetasa de óxido nítrico
inducible (iNOS) y por tanto reducir la formación de ROS parecen ser
independiente de AMPK. Otro efecto de la metformina independiente de AMPK es la
unión directa a –e inhibición de- alarmina HGMB1 (high mobility group box 1)
que induce inflamación estimulando varios receptores como TLR4 y RAGE. En
monocitos humanos, la metformina exhibe fuertes efectos estimuladores sobre la
expresión de la proteína chaperona mitocondrial proteína de shock térmico 60
(HSP60). En macrófagos, la regulación a la baja de HSP60 ha sido asociada con
un incremento en la acumulación de LDL oxidada y la polarización de macrófagos
M1, lo cual podría contribuir significativamente al proceso de ateroesclerosis
en los vasos sanguíneos.
Las células T, las células B y las células
presentadoras de antígenos (APC) juegan un rol central en la inmunidad
adaptativa. La respuesta disfuncional de estas células ha sido implicada en una
variedad de enfermedades autoinmunes. En células T de ratón, la metformina
exhibe efectos antioxidantes reduciendo la peroxidación intracelular de lípidos
e incrementando los niveles de glutatión, lo cual resulta en inhibición de la
proliferación de células T. Las APC como las células dendríticas juegan un
importante rol en la activación de células T y las respuestas primarias de las
células T. En células dendríticas de ratón, la metformina suprime la expresión
de moléculas MHC y factores co-estimuladores como CD54, CD80 y CD86.
Un estudio en ratones con insulitis
autoinmune, un modelo de diabetes tipo 1, demostró que la metformina reduce
la severidad de la insulitis suprimiendo
la proliferación de las células
pro-inflamatorias Th1 y Th17 y promoviendo el desarrollo de células Treg. Este
efecto de la metformina es mediado a través de la activación de AMPK y la posterior inhibición de la señal
mTOR/HIF-1α. Hallazgos similares han sido demostrados en ratones con
encefalomielitis autoinmune. En la artritis autoinmune, la metformina no solo
afecta favorablemente el balance Th17/Treg, también promueve la diferenciación
de tejido adiposo, induce la expresión de factor de crecimiento de fibroblasto
21 (FGF21), suprime la osteoclastogénesis y corrige el flujo autofágico
alterado.
En conclusión, la metformina es una droga
biguanida que ha sido usado por varias décadas en el tratamiento de la DT2,
pero sus mecanismos moleculares de acción
han sido explorados solamente en las últimas décadas. Su efecto en la
disminución de la glucosa sanguínea está principalmente relacionado con la supresión
de la gluconeogénesis en el hígado. A nivel celular, la metformina exhibe
acciones anti-inflamatorias que son debidas, en gran parte, a sus efectos para
modular la función mitocondrial e incrementar los niveles intracelulares de AMP
y, por tanto, activando la AMPK. Varios efectos anti-inflamatorios locales y
sistémicos de la metformina han sido descritos. Muchos de estos efectos son
mediados por la activación de la AMPK y la inhibición de cascadas de
señalización pro-inflamatorias mTOR y NFκB.
Sin embargo, varios efectos que son independientes de AMPK también han
sido descritos.
Fuente: Kristófi
R, Eriksson JW (2021). Metformin as an anti-inflammatory agent: a short review.
Journal of Endocrinology 251: R11-R22.
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