Regulación nutricional del tejido adiposo marón
Las medicaciones
anti-obesidad actuales actúan a través
de la reducción de la ingesta de energía mediante la inhibición del apetito o de la absorción de las grasas de la dieta.
Sin embargo, solo dos agentes tienen licencia en el Reino Unido (orlistat y
naltrexone/bupropion). El descubrimiento del tejido adiposo marrón (TAM) en
humanos adultos ofrece una nueva
estrategia para tratar la obesidad y las enfermedades metabólicas asociadas
incrementando el gasto de energía. El TAM es un tejido termogénico y altamente
plástico por lo que entender los factores que controlan la expansión de la masa
de TAM y su activación son claves para determinar el potencial terapéutico del
TAM.
El tejido adiposo existe en distintos
subtipos clasificados como tejido adiposo blanco (TAB) o TAM. El TAB es el
órgano primario del cuerpo responsable del almacenamiento de energía, pero
también es un importante órgano
endocrino que regula procesos biológicos como la homeostasis metabólica y la
inmunidad. Los adipocitos blancos contienen una gota grande de lípidos y pocas
mitocondrias. Por el contrario, el TAM es un órgano temogénico especializado
que incrementa el gasto de energía para generar calor y mantener la temperatura corporal en un
ambiente frío. En línea con su rol termogénico, los adipocitos marrones
contienen un número significativamente grande de mitocondrias y numerosas gotas pequeñas de lípidos. La exposición al
frío estimula la termogénesis en el TAM a través del sistema nervioso simpático
vía receptores adrenérgicos (clásicamente β3, pero también β1 y β2). Esta
cascada de señalización provoca la activación de la proteína desacopladora 1
(UCP1) situada en la membrana interna mitocondrial. La UCP1 desacopla la respiración
mitocondrial de la producción de ATP, permitiendo la transducción del potencial
de membrana mitocondrial en calor. La
termogénesis del TAM requiere una alta demanda metabólica por lo que el TAM utiliza numerosos sustratos
incluyendo triglicéridos intracelulares, ácidos grasos libres (AGL) circulantes y glucosa.
Además de adipocitos blancos y marrones, se
pueden formar adipocitos termogénicos beige, bajo estimulación como la
exposición al frío, en los depósitos de TAB supraescapular, subcutáneo
anterior e inguinal de roedores en un
proceso llamado “marronización”. Estos adipocitos beige inducibles exhiben
similitudes con los clásicos adipocitos marrones como múltiples gotas de
lípidos. Los adipocitos beige también muestran incremento en la captación de
glucosa y AGL en respuesta al frío y contienen UCP1 en las mitocondrias aunque
en menor extensión que los adipocitos marrones.
El TAM interescapular está presente en
infantes humanos, pero experimenta regresión después del nacimiento. En el infante,
los depósitos de TAM están localizados en las regiones supraclavicular, axilar
y periadrenal, también han sido
registrados depósitos más
pequeños detrás del esternón y a lo lago
de la columna vertebral en recién nacidos humanos. En adultos, el TAM está
localizado principalmente en los depósitos cervical, supraclavicular,
paravertebral y perirenal. Morfológicamente, el TAM de humanos adultos es
heterogéneo con adipocitos multiloculares y uniloculares. Funcionalmente, el
TAM humano también es activado por la exposición al frío e incrementa el gasto
de energía, la sensibilidad a la insulina y el aclaramiento de lípidos. La
regulación del TAM humano tiene ciertas similitudes con el de roedores, por
ejemplo ambos son activados por la exposición al frío y están bajo control
simpático aunque hay diferencias especie-específicas. Al presente, los
mecanismos que controlan la expansión y activación del TAM humano no son completamente
entendidos.
La alteración de la función del TAM
incrementa el riesgo cardiometabólico de la obesidad central. La activación del
TAM inducida por el frío en ratones
disminuye los niveles de triglicéridos y colesterol protegiendo a los ratones
del desarrollo de ateroesclerosis. En humanos, la alta actividad del TAM se
correlaciona con reducción de los factores de riesgo cardiovasculares y un
estudio retrospectivo demostró que la presencia de TAM está asociada con menor
prevalencia de enfermedad cardiometabólica, particularmente en sujetos obesos. Los
estudios sugieren dos posibilidades de
conexiones del TAM con el riesgo cardiometabólico: (1) el TAM puede comunicarse
con otros órganos a través de la secreción de batoquinas para reducir el riesgo
metabólico, (2) el TAM remueve glucosa y lípidos de la circulación para mejorar
la salud cardiometabólica. Alternativamente, es posible que factores genéticos
asociados con el desarrollo y la actividad del TAM puedan también estar
asociados con enfermedad
cardiometabólica.
El TAM es un órgano sensible a la insulina y
los estudios en conejos demuestran que la infusión de insulina tiene un efecto
directo sobre la captación de glucosa por el TAM durante la exposición leve al
frío (20oC por 48 horas), pero tiene poco efecto sobre la captación
de glucosa en condiciones de calor. En humanos, la insulina aumenta la
captación de glucosa en el TAM aproximadamente cinco veces durante condiciones
de calor (una menor extensión que durante la exposición a 17oC
durante dos horas), aunque no está claro si la insulina activa la termogénesis
en el TAM. En sujetos con DMT2, a pesar de la disminución de la captación de glucosa en el TAM, el gasto
total de energía y el metabolismo oxidativo son similares a los valores de
sujetos controles. Sin embargo, la expresión de UCP1 en el TAM se correlaciona
negativamente con la hemoglobina glucosilada (HbA1c). Estos datos sugieren que
mientras la actividad/volumen del TAM es reducida en obesidad y DMT2, el TAM
retiene su funcionalidad. Adicionalmente, la exposición al frío repetida
incrementa la captación de glucosa por el TAM en sujetos con obesidad y DMT2
sugiriendo que la masa de TAM puede ser reclutada o que el TAM “dormido” se
puede volver funcional. Esto puede representar un tratamiento para incrementar
la actividad del TAM y el gasto de energía, promover pérdida de peso y mejorar
la salud metabólica.
La restricción calórica (RC) es definida
como la reducción en la ingesta de energía por debajo de los niveles normales
ad libitum sin malnutrición o privación de nutrientes esenciales. Los estudios
en roedores, primates y humanos sugieren que la RC puede retardar el inicio de
enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas relacionadas con la edad e inducir la remisión de la DMT2. Los
mecanismos a través de los cuales la RC disminuye el riesgo de enfermedades
crónicas en humanos actualmente son incompletamente entendidos. En ratones, la
RC por 12-20 semanas disminuye la tasa metabólica, la masa de TAM y la
temperatura corporal. Los cambios en la masa de TAM no necesariamente se
trasladan a la actividad del TAM y no está claro si la RC en animales delgados
tiene algún efecto beneficioso sobre la actividad del TAM. La RC en ratones
induce el desarrollo de tejido adiposo beige en el TAB subcutáneo y visceral,
lo cual puede ser requerido para incrementar la temperatura durante la
alimentación. Los efectos de la RC sobre la actividad del TAM en individuos con
peso normal son desconocidos, pero en sujetos obesos se especula que la RC
puede provocar el reclutamiento y la activación del TAM, contrarrestando la reducción
de masa de TAM que se observa en la obesidad.
Hay evidencia que la actividad del TAM es
desregulada en individuos con bajo peso. La anorexia nervosa (AN) es un
desorden de alimentación de ayuno
crónico que causa severa depleción de la
masa grasa y la masa libre de grasa en el cuerpo. Las mujeres con AN pueden
tener una menor prevalencia de captación de glucosa por el TAM durante la
exposición al frío en comparación con controles de peso normal. Defectos en la
termogénesis de músculo esquelético también han sido identificados en pacientes
con AN.
Otro grupo de desórdenes con reducciones
sustanciales en la masa grasa son las lipodistrofias. Los pacientes pueden
tener pérdida de grasa en todo el cuerpo (lipodistrofia congénita) o en
regiones discretas (lipodistrofia parcial familiar). Las lipodistrofias están
asociada con resistencia a la insulina, diabetes, dislipidemias, enfermedad
renal y enfermedad hepática grasa no alcohólica y hay también evidencia de
desregulación de la actividad del TAM. Estos datos sugieren que la actividad
del TAM está reducida en pacientes con lipodistrofia. Por otra parte, las mutaciones específicas
que resultan en lipodistrofia tienen efectos directos sobre la función de los
adipocitos marrones.
El incremento en el gasto de energía por
arriba de la tasa metabólica basal en respuesta a la ingesta de alimentos es
referido como termogénesis inducida por dieta (TID). La termogénesis que sigue
a una comida se divide en: (1) termogénesis obligatoria y (2) termogénesis
facultativa. La termogénesis obligatoria es el acompañamiento necesario de
todos los procesos metabólicos incluyendo digestión, absorción y almacenamiento
de nutrientes ingeridos, mientras la termogénesis facultativa es regulada por
centros hipotalámicos, es el incremento
en el gasto de energía en respuesta a la ingesta de comida y varía con la
composición y el volumen de alimentos, por lo que es referida como TID. La TID
en humanos adultos representa 5-15% del gasto de energía diario y un trabajo
reciente identifica al TAM como contribuyente de la TID, lo cual se evidencia
por el incremento en el consumo de oxígeno y el flujo sanguíneo que sigue a una
comida mixta. En efecto, la actividad del TAM aumenta en la misma extensión
observada durante la exposición al frío. Los efectos agudos de la TID
observados en animales y humanos en respuesta a una comida con contenido
variable de macronutrientes son diferentes a los observados cuando se
administra crónicamente. En niños obesos, una comida rica en grasa resulta en
una menor termogénesis en comparación con una comida isocalórica, isoproteica y
baja en grasas. Más aún, los roedores mantenidos con una dieta rica en grasas
tienen disminución del consumo de energía por el TAM y acumulan TAB.
En ratas, una dieta baja en proteínas y rica
en carbohidratos (74% carbohidratos, 6%
proteínas) por 15 días aumenta la termogénesis basal y estimulada por noradrenalina
e incrementa la expresión del gen Ucp1 en el TAM por 60% en comparación
con ratas alimentadas con dieta
isocalórica, sugiriendo incremento de la actividad del TAM. Dos estudios
independientes demuestran que una comida rica en carbohidratos estimula la
captación de glucosa en el TAM a temperatura ambiente e incrementa el
metabolismo oxidativo en el TAM. Adicionalmente, el consumo de carbohidratos
estimula la secreción de insulina, la cual incrementa la captación de glucosa
por el TAM. La insulina tiene efectos directos sobre el sistema nervioso
simpático e incrementa la actividad y la termogénesis del TAM. Por tanto, es
posible que los carbohidratos de la dieta puedan incrementar agudamente la
actividad del TAM en parte vía secreción de insulina.
En roedores, las dietas ricas en grasas de
diferentes contenidos de grasa y duración incrementan el mARN Ucp1 y la
expresión de proteínas en el TAM. La activación de la termogénesis en el TAM
inducida por grasas puede ser puede ser mediada por la colecistoquinina (CCK),
una hormona de saciedad secretada por las células I en la parte superior del
intestino delgado siguiendo al consumo de grasas y proteínas. La CCK activa
nervios simpáticos en el TAM e incrementa la termogénesis del TAM en ratas a
través de la activación del receptor CCKA. El TAM humano utiliza ácidos grasos
de la dieta en una pequeña proporción y si estos ácidos grasos estimulan la
termogénesis a temperatura ambiente es desconocido.
En roedores, dietas ricas en proteínas
incrementan la expresión del gen Ucp1 en el TAM y disminuyen el peso corporal
en comparación con dietas con una baja relación proteína/carbohidratos. En
humanos, el incremento de proteínas de la dieta mientras se mantiene constante
la ingesta de carbohidratos reduce la ingesta calórica ad libitum. Las dietas
ricas en proteínas alteran el balance energético, ayudando a la pérdida de peso
por reducción de la eficiencia de energía a través del incremento de la
termogénesis. Sin embargo, hasta el presente no se ha explorado el efecto de
las proteínas sobre la actividad del TAM y el efecto de las dietas ricas en
proteínas sobre la pérdida de peso no es concluyente.
Uno de los componentes de la dieta
involucrados en la activación del TAM más extensamente estudiado es la capsaicina
y los capsinoides que se encuentran en los pimentones y son potentes
activadores del receptor de capsaicina (receptor transitorio potencial
vanilloide 1, TRPV1). El TRPV1 está involucrado en la regulación de la
temperatura corporal en roedores, primates y humanos y su activación incrementa
y disminuye la termogénesis del TAM. Mientras la capsaicina es un potente
irritante y puede causar dolor, sudoración y dolor en el pecho, los capsinoides
son bien tolerados en humanos sanos y no provocan cambios en la presión
arterial o la frecuencia cardiaca. Los capsinoides representan un suplemento
más apropiado en humanos debido a su naturaleza no acre. En ratones, la
administración de capsinoides incrementa la temperatura del TAM, el consumo de
oxígeno en el cuerpo y la oxidación de grasas, mediados a través del TRPV1. En
humanos, durante la exposición al frío, la administración de una dosis de
capsinoide oral (9 mg) incrementa la captación de glucosa en el TAM sin alterar
la temperatura de la piel. No está claro si la suplementación de capsinoides
podría ser una estrategia efectiva para reclutar/activar TAM en humanos
adultos. Una combinación de suplementación de capsinoides y exposición leve al
frío podría ser una estrategia efectiva para reclutar/activar TAM en humanos,
pero no está claro si los capsinoides inducen mejoras en otros parámetros
metabólicos, como sensibilidad a la insulina, que se observan durante la
exposición al frío.
Las catequinas del té son fenoles naturales
con actividad antioxidante. Un estudio determinó que la ingesta diaria de
catequina/cafeína en humanos incrementa el gasto de energía y la oxidación de
grasas en el cuerpo. En humanos, una bebida de catequina/cafeína (615 mg catequina y 77 mg cafeína) incrementa
el gasto de energía en una temperatura termoneutra (27oC), sugiriendo que la
catequina activa el TAM en humanos. La administración de catequina (540 mg/día)
por 12 semanas en mujeres incrementa la densidad de TAM cerca de 20%.
El mentol es un compuesto que se encuentra
en la menta y es un activador del canal de catión permeable a calcio, receptor
transitorio potencial melastatina 8 (TRPM8). El TRPM8 es expresado en nervios
sensoriales en la piel, sensor de temperatura fría y funciona como un canal
disparado por ligando (mentol), induciendo una sensación de frío. El TRPM8 es
expresado en TAM de ratón y su
activación por el mentol incrementa el mARN Ucp1 y la expresión de proteínas en
el TAM. In vitro, el mentol incrementa la expresión de UCP1 en adipocitos
humanos e in vivo, la administración transdermal de mentol incrementa el gasto
de energía por 7 horas.
Otros
componentes de la dieta han sido identificados en estudios con roedores e influyen
en la termogénesis del TAM y la marronización de TAB. Estos incluyen: ácido
linoleico conjugado, caseína, curcumina y resveratrol, entre otros. Los
estudios en humanos también han identificado compuestos de la dieta con
potencial termogénico. Entre estos compuestos está el cinnamaldehído que se
encuentra en el cinnamón e incrementa el gasto de energía y la oxidación
postprandial de grasas in vivo. Adicionalmente, incrementa la expresión de UCP1
en adipocitos. El cinnamaldehído oral es bien tolerado, por lo que el consumo
de cinnamón puede ser una manera efectiva de activar la termogénesis. Por otra
parte, la administración oral de 25 mg/kg de efedrina a sujetos delgados y
obesos incrementa la captación de glucosa por el TAM a temperatura ambiente. Sin
embargo, el uso de efedrina en clínica podría ser limitado por sus efectos como taquicardia y
arritmias.
La actividad física es otro componente
importante del gasto de energía con efectos beneficiosos sobre la salud
cardiovascular y ofrece protección
contra la obesidad, DMT2 y enfermedades metabólicas. El ejercicio mejora
la sensibilidad a la insulina, incrementa la actividad mitocondrial en el TAB y
la tolerancia a la glucosa y reduce los lípidos circulantes. Varios estudios
han examinado la relación entre ejercicio y termogénesis del TAM. La activación
del TAM y el ejercicio aumentan la temperatura corporal, mientras el ejercicio
también induce activación simpática con el propósito de incrementar el gasto
cardiaco y el flujo sanguíneo de los músculos esqueléticos activos. En humanos,
el ejercicio consistentemente disminuye la actividad TAM. Es posible que el
ejercicio incremente la termogénesis en músculo esquelético, reduciendo la
necesidad de TAM para mantener la temperatura corporal en humanos, lo cual
resulta en regresión de la masa de TAM, pero esto aún no está determinado. En
roedores, el ejercicio resulta en marronización del TAB con un incremento de
gotas de lípidos multiloculares y la regulación al alza de genes termogénicos
(Ucp1, Prdm 16) en respuesta a la secreción de mioquinas como irisina y similar
a meteorina. En humanos, el ejercicio no incrementa los niveles de irisina y
tampoco induce la marronización del TAB en sujetos normoglucémicos,
prediabéticos, sedentarios o entrenados en
ejercicio de resistencia. Estos datos sugieren que, al menos en humanos, la
liberación de factores en el músculo esquelético inducida por el ejercicio no aumenta la
termogénesis en el TAM.
En conclusión, el TAM es un órgano
termogénico que incrementa el gasto de energía para generar calor. El TAM es
activado por la exposición al frío y mejora la sensibilidad a la insulina y el
aclaramiento de lípidos. Los estudios
sobre componentes de la dieta y TAM en ratones y humanos han producido resultados conflictivos y no
está claro si los componentes de la dieta y los compuestos bioactivos tienen
efectos directos sobe la termogénesis
del TAM. El TAM humano muestra desregulación en estados nutricionales
alterados como el exceso calórico (obesidad) o la deficiencia calórica
(anorexia). Más aún, hay una regulación nutricional directa de la actividad del
TAM por macronutrientes, componentes de la dieta y compuestos bioactivos,
algunos de los cuales alteran el gasto de energía. Las intervenciones nutricionales crónicas
pueden representar una herramienta farmacológica útil para aumenta la masa y
actividad del TAM y ayudar a la pérdida de peso y/o mejorar la salud
metabólica.
Fuente: Suchacki
KJ, Stimson RH (2021). Nutritional regulation of human brown adipose tissue.
Nutrients 13: 1748.
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