La bilirrubina como una hormona metabólica
La evidencia
reciente apoya el uso de las concentraciones plasmáticas de bilirrubina como
predictores de enfermedades como obesidad y diabetes tipo 2. El nuevo rol de la
bilirrubina como hormona explica, en parte, esta relación. Los niveles
plasmáticos levemente elevados de bilirrubina han demostrado efectos
protectores en varias patologías humanas, mientras la disminución en la
concentración plasmática de bilirrubina se correlaciona con un incremento en el
riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica. Aunque los niveles
extremadamente altos de bilirrubina son inherentes a desordenes del
aclaramiento de bilirrubina como el síndrome de Gilbert o el síndrome de
Crigler-Najjar, las concentraciones plasmáticas de bilirrubina son usadas en el
diagnóstico, pronóstico y tratamiento de otras enfermedades. Además de los
potenciales roles en encefalopatía y enfermedad hepática, los datos emergentes
sugieren que los bajos niveles de bilirrubina
pueden ser relevantes para muchas patologías humanas.
Los defectos hereditarios en el metabolismo
de la bilirrubina a menudo causan sintomatología relativamente benigna. El
síndrome de Gilbert, el síndrome Dubin-Jhonson y el síndrome de Rotor causan
leves incrementos en bilirrubina con ocasionales y ligeras presentaciones de
ictericia. Sin embargo, los incrementos
extremadamente altos en bilirrubina que frecuentemente se observan en el
síndrome Crigler-Najjar a menudo causan daño cerebral en niños. Los niveles
extremadamente altos de bilirrubina pueden ser bastante peligroso, pero los
bajos niveles de bilirrubina también pueden ser inseguros. Diversos estudios
han establecido relaciones entre los bajos niveles de bilirrubina y
manifestaciones de enfermedad cardiovascular, enfermedad metabólica, apnea del
sueño, artritis y colitis; así como también varios canceres y desórdenes
cognitivos.
La bilirrubina es un producto de degradación
del heme, el cual es liberado por lisis de células rojas sanguíneas. La
hemoglobina y otras proteínas que contienen heme como los citocromos utilizan
el heme para transporte de oxígeno, unión de ligando y regulación a la baja de
genes. Las isoenzimas heme oxigenasas (HO-1 y HO-2) son esenciales para el
procesamiento catalítico del anillo heme y la posterior formación de hierro
ferroso, CO y biliverdina en las células reticuloendoteliales en una reacción
que involucra oxígeno molecular (O2) y NADPH. Cuando estos complejos
hierro-porfirina son metabolizados en biliverdina y posteriormente en bilirrubina
por la biliverdina reductasa (BVR) los tejidos adquieren una importante
capacidad de señalización hormonal. La bilirrubina también tiene propiedades
antioxidantes. En las concentraciones plasmáticas normales, la bilirrubina no
conjugada sirve como un eficiente atrapador de moléculas de oxígeno, evitando
las reacciones en cadena de radicales libres y actuando como un eficiente
antioxidante. Esta actividad aumenta cuando las condiciones experimentales se
mueven de concentraciones atmosféricas de oxígeno (20%) hacia las
concentraciones que se encuentran en los tejidos (2%). Esto puede explicar, en
parte, porque la bilirrubina históricamente fue considerada un producto de
desecho más que un antioxidante fisiológicamente significativo que es relevante
a muchas patologías. En tejido cardiaco, la bilirrubina incrementa la
biodisponibilidad de óxido nítrico (NO) y disminuye la producción de especies
reactivas de oxígeno (ROS). En tejido hepático, la enzima biliverdina reductasa
A (BVRA) y su producto, bilirrubina, trabajan juntas para reducir la esteatosis
hepática. En tejido adiposo, las concentraciones plasmáticas de bilirrubina
están asociadas negativamente con obesidad abdominal e hipertrigliceridemia.
La bilirrubina no conjugada (bilirrubina
IXα) no es soluble en agua y, en el hígado, es convertida a su forma soluble en
agua por conjugación con ácido glucurónico por la uridin difosfato
glucuronosiltransferasa 1A1 (UGT1A1). La bilirrubina conjugada puede ser
excretada con la bilis al intestino. En el intestino, la bilirrubina conjugada
es procesada por la microbiota intestinal a urobilinoides y estercobilina, la
cual es eliminada por las heces. Algunos urobilinoides pueden ser reabsorbidos
por la vena porta hepática y procesados por el riñón a urobilinogeno para ser
eliminado por la orina. Aunque la bilirrubina conjugada se encuentra
principalmente en el intestino, las concentraciones sanguíneas varían de 0,06 a
0,48 µM y representan solo 3%-5% de la bilirrubina total. Los niveles
plasmáticos normales de bilirrubina total usualmente están en el rango 1,2 a
0,2 mg/dl (20,52 µM a 3,42 µM). Cuando las concentraciones plasmáticas de
bilirrubina total son extremadamente altas (>150 µM), la piel, la
esclerótica y las membranas mucosas de los pacientes manifiestan un tinte
amarillo. Cuando las concentraciones plasmáticas de bilirrubina total son muy
altas, los niveles se vuelven patológicos. En estas concentraciones elevadas,
la acumulación de bilirrubina en el sistema nervioso central puede inducir
condiciones neurológicas. Las concentraciones plasmáticas de bilirrubina
mayores que las normales resultan de varias etiologías, incluyendo efectos
colaterales de medicamentos, inflamación del hígado o conducto biliar y anemia
hemolítica. En casos raros, las concentraciones plasmáticas elevadas de
bilirrubina pueden ser debidas a mutaciones en el sistema microsomal
glucosiltransferasa responsable de la conjugación de bilirrubina en condiciones
normales. En casos muy raros (aproximadamente uno en un millón), los pacientes
pueden presentar síndrome de Crigler-Najjar por disminución o deficiencia de la
expresión del gen UGT1A1. En estos casos, las concentraciones plasmáticas de
bilirrubina son extremadamente altas y muchos pacientes requieren un trasplante
de hígado inmediato para evitar la muerte. Los niveles de bilirrubina muy altos
incrementan el riesgo de muchas patologías, mientras las concentraciones
plasmáticas normales o ligeramente
elevadas pueden proporcionar efectos protectores por las capacidades hormonales
de la bilirrubina.
El reciente descubrimiento que la
bilirrubina es un ligando que se une directamente al receptor activado por
proliferador de peroxisoma α (PPARα)
para inducir respuesta de genes, lo cual mejora la resistencia a la insulina y
la obesidad, fue la primera función que define a la bilirrubina como una
hormona. La bilirrubina fluye por la sangre y entra a la célula vía un sistema
de captación, lo cual puede ocurrir vía proteína unidora de ácidos grasos
(FABP). En la célula, la bilirrubina se une al PPARα causando un cambio de
proteínas correpresoras a coactivadoras para activar el control transcripcional
de genes. El PPARα unido a bilirrubina incrementa la ocupación de los elementos
de respuesta al PPARα (PPRE) en los genes promotores para incrementar la
expresión de los genes factor de crecimiento de fibroblastos 21 (FGF21) y CYP4A
o disminuir la expresión de los genes FAS en hepatocitos, y, en adipocitos,
activar la transcripción de los genes UCP1 y ADRB3. El control de la respuesta
de los genes por el complejo bilirrubina-PPARα provoca respuestas fisiológicas
en todo el cuerpo.
Una hormona debe unirse directamente al
receptor para ejercer sus efectos. Como hormona, la bilirrubina se une
directamente al PPARα y, más recientemente, hay reportes que indican que en
altas concentraciones interactúa con el receptor acoplado a proteína G miembro
X4 relacionado con Mas (MRGCPRX4) en neuronas sensoriales primarias. Aunque la
bilirrubina puede tener acciones desconocidas que activen otras rutas, estas
dos proteínas son las únicas a las que
la bilirrubina se une directamente como un ligando agonista. Como factor de
transcripción activado por ligando, el PPARα controla genes involucrados en la
β-oxidación de ácidos grasos. La bilirrubina se une directamente al PPARα e
incrementa la actividad transcripcional con una EC50= 9,0 µM. La
bilirrubina requiere una mayor concentración para excitación del MRGCPRX4 con
una EC50= 145,9 µM. Mientras la bilirrubina conjugada también activa
al MRGCPRX4, el PPARα no interactúa con la bilirrubina conjugada. Algunos
estudios sugieren que la bilirrubina también puede activar al receptor aril
hidrocarbono (AHR).En estos estudios, los investigadores reportan que altas
concentraciones de bilirrubina (100 µM) incrementa la expresión de Hepa1c1c7 en
hepatocitos de ratón y concluyen que esto ocurre vía AHR.
La bilirrubina aumenta la función metabólica
en los adipocitos. Los humanos delgados tienen mayores niveles de bilirrubina
en comparación con individuos obesos. La conversión de biliverdina a bilirrubina
por la BVRA activa al PPARα en el tejido adiposo blanco (TAB) e incrementa la
transcripción de los genes Cpt1, Ucp1 y Adrb3 y aumenta el número de
mitocondrias. En conjunto, esto disminuye el número de lípidos intracelulares
por β-oxidación de ácidos grasos. En los individuos obesos, las concentraciones
plasmáticas de bilirrubina son menores provocando acumulación de lípidos y
disminución de la actividad del PPARα y la función mitocondrial.
La función de la bilirrubina como protector
de desórdenes metabólicos es un concepto relativamente nuevo que refuerza su
utilidad como potencial agente anti-obesidad. Un estudio reciente reporta una
significativa reducción de desórdenes asociados con el microbioma en animales
obesos y diabéticos tratados con nanopartículas de bilirrubina, mediada
primariamente a través de su unión con el PPARα, lo cual induce el
reclutamiento de coactivadores para la activación de genes, aumentando la
actividad mitocondrial. Este estudio demostró un incremento en la actividad
mitocondrial en el TAB que reduce el tamaño de las células grasas. Esta
observación fue apoyada por la hiperbilirrubinemia de modelos de ratones con
síndrome de Gilbert con la inducción de coactivadores de PPARα y reducción del
tamaño de las células grasas en comparación con controles alimentados con una
dieta rica en grasas. En el TAB de ratones obesos tratados con nanopartículas
de bilirrubina aumenta significativamente la expresión de Ucp1 y Adrb3,
mejorando la función mitocondrial con un incremento en el mecanismo de
utilización de grasas por los adipocitos. Los estudios pre-clínicos con
nanopartículas de bilirrubina indican que pueden proporcionar protección contra
otras complicaciones médicas como isquemia-reperfusión hepática, enfermedad
pulmonar inflamatoria, colitis y xenotrasplantes de islotes pancreáticos. Estos
y otros estudios emergentes apoyan el rol sustancial que las nanopartículas de
bilirrubina pueden tener en la regulación del metabolismo de lípidos para
mejorar desórdenes metabólicos.
La relación entre hiperbilirrubinemia severa
y enfermedad humana está bien
establecida. La evidencia emergente sugiere que los bajos niveles plasmáticos
de bilirrubina también predicen patologías. Los bajos niveles de bilirrubina
(<6 µM) pueden predecir incrementos en el riesgo de lesiones en la sustancia
blanca cerebral profunda y varias
enfermedades ateroescleróticas en sujetos aparentemente sanos, con las
concentraciones plasmáticas de bilirrubina en correlación inversa con los factores
de riesgo cardiovascular incluyendo índice de masa corporal (obesidad), niveles
de colesterol y niveles de glucosa sanguínea (diabetes tipo 2).
Como muchas hormonas, la bilirrubina viaja
por la circulación sanguínea para alcanzar sus órganos blancos. Durante este
trayecto, la bilirrubina gasta un tiempo significativo interactuando con el
sistema circulatorio humano. Los pacientes con síndrome de Gilbert, la causa
hereditaria más común de hiperbilirrubinemia leve, están en el riesgo más bajo de desarrollo de
enfermedad arterial coronaria y muestran una reducción en el riesgo de
desarrollo de enfermedad cardiaca. Por el contrario, las concentraciones disminuidas de
bilirrubina están asociadas con un incremento en la prevalencia de enfermedad
arterial coronaria. La capacidad antioxidante de la bilirrubina contribuye solo
parcialmente a este efecto. Los pacientes con síndrome de Gilbert muestran niveles
significativamente reducidos de muchos marcadores de riesgo pro-aterogénesis en
el metabolismo de lípidos, incluyendo lipoproteína de baja densidad (LDL),
triacilglicerol (TAG) y colesterol total. La UGT1A1 es la principal enzima en
la conjugación de la bilirrubina. Un polimorfismo en el promotor UGT1A1
(UGT1A1*28) resulta en disminución de la expresión del gen UGT11A1 y un
correspondiente aumento en las concentraciones plasmáticas de bilirrubina no
conjugada. Además de las propiedades hormonales y antioxidantes, la bilirrubina
indirectamente puede inhibir especies reactivas de nitrógeno.
Aunque la mayoría de la investigación
neurobiológica sobre la bilirrubina trata de las secuelas que siguen a la
hiperbilirubinemia neonatal o la encefalitis hepática, el rol de la bilirrubina
en la abrogación del declive cognitivo relacionado con la edad ha generado
significativo interés en la neuropatología de los bajos niveles de bilirrubina.
La inflamación es uno de los más importantes disparadores del declive cognitivo
en los adultos mayores. Este fenómeno conocido como “inflaimagen” representa
adiposidad disfuncional, disturbios del metabolismo del heme y otros procesos
altamente relevantes en la fisiopatología de la bilirrubina. Los reportes
recientes demuestran los efectos neuroprotectores de la HO, una enzima crucial
en la síntesis de bilirrubina, e identifican a la bilirrubina como un posible
candidato terapéutico en el tratamiento de algunas neuroenfermedades, Hay dos
isoenzimas HO activas: HO-1 y HO-2. La bilirrubina producida por la actividad
de la HO-2 puede proteger a las neuronas del estrés oxidativo. Los mecanismos
por los cuales la bilirrubina protege contra la enfermedad cerebrovascular o la
neuropatología no están claros, pero la evidencia colectiva sugiere que los
bajos niveles de bilirrubina pueden ser perjudiciales para la fisiología normal
del cerebro humano.
Las definiciones de “baja bilirrubina”
varían, pero los rangos de referencia generalmente usados son: <10µM en hombres y
<8µM en mujeres. Sin embargo, es necesaria una reclasificación de
bilirrubina para determinar las verdaderas mediciones en la población. Los
investigadores han determinado que los grupos de baja bilirrubina presentan
significativos incrementos de la probabilidad de desarrollar síndrome
metabólico. En la medida que los niveles de bilirrubina total disminuyen, los
pacientes presentan más criterios para síndrome metabólico. Un análisis de
National Health and Nutrition Examination revela que los niveles mayores de
bilirrubina total imparten una reducción de 26% en el riesgo de diabetes. En
mujeres embarazadas, aquellas con niveles bajos de bilirrubina más comúnmente
desarrollan diabetes gestacional. No obstante, el rol que las bajas concentraciones de bilirrubina
pueden jugar en la diabetes no ha sido bien establecido. Aunque algunos
estudios concluyen que los bajos niveles de bilirrubina predicen incrementos de
diabetes, los rangos de las concentraciones consideradas como “baja” o
“hipobilirrubinemia” son inconsistentes. Algunos estudios prospectivos sobre el
rol de la bilirrubina en las patologías humanas han sido incapaces para
demostrar una relación inversa entre concentraciones de bilirrubina y
enfermedades como diabetes tipo 2.
Las concentraciones de bilirrubina son
mayores durante el ayuno. Esto es, en parte, explicado por los mecanismos enzimáticos responsables
de la producción de bilirrubina que son regulados al alza por el ayuno o en un contexto de hipoglucemia,
los cuales pueden incrementar la producción de bilirrubina a través de un
incremento en la actividad de la HO. Otros estudios sugieren que la hiperbilirrrubinemia
relacionada con el ayuno puede ser el resultado de una disminución de la
motilidad intestinal y la eliminación de pigmentos biliares. La activación de
HO-1 en ratones obesos con deficiencia de leptina incrementa los niveles
plasmáticos de bilirrubina y reduce los niveles de heme mientras activa la ruta
PPARα, lo cual mejora la glucosa sanguínea y la enfermedad grasa hepática. El
conocimiento del mecanismo por el cual la bilirrubina incrementa la sensibilidad
a la insulina es incompleto. Varios estudios demuestran una unión hormonal
directa entre bilirrubina y PPARα que resulta en la inducción de genes como
Fgf21 y angiopoyetina 4 (Angptl4) reguladores de la captación de glucosa en las
células. En efecto, ~95% de la expresión de genes modulada por bilirrubina en
hepatocitos es mediada por el PPARα. Los ratones db/db diabéticos tratados con
bilirrubina muestran un incremento en la expresión de PPARγ y disminución de
los niveles sanguíneos de glucosa. El PPARγ regula la sensibilidad celular a la
insulina, incrementa la expresión de genes como sustrato del receptor de
insulina 2 (Irs2) y causa un flujo neto de glucosa en las células. El PPARγ es
blanco de hipoglucemiantes orales como
rosiglitazone y pioglitazone. Se desconoce porque la bilirrubina incrementa los
niveles de PPARγ en el estado diabético, pues la bilirrubina no es un agonista
del PPARγ y tampoco tiene una unión directa como ligando. Es posible que el
tratamiento con bilirrubina en ratones diabéticos pueda activar rutas sensibles
a glucosa como la unión a PPARα o por su acción antioxidante inhibir la
inflamación, lo cual incrementa los niveles de PPARγ. Por otra parte, los
ratones con niveles aumentados de bilirrubina por inducción de la HO-1 muestran
incrementos en cAMP, el cual está asociado con disminución de la generación de
ROS. Debido a que la producción de cAMP
aumenta la sensibilidad a la insulina en células pancreáticas, esta relación
emergente podría ser significativa en
los roles hormonales y antioxidantes de las nanopartículas de bilirrubina en la
terapia de la diabetes.
Los bajos niveles de bilirrubina pueden
provocar la manifestación de rutas inmunes pro-inflamatorias, hay una relación
entre concentraciones plasmáticas de bilirrubina y enfermedad intestinal
inflamatoria y entre PPARα y enfermedad hepática inflamatoria. En algunas
infecciones, la bilirrubina actúa concertadamente con el sistema inmune. En
infecciones virales, como el VIH, la bilirrubina inhibe la actividad proteasa
viral. Por otra parte, la elevada concentración plasmática de bilirrubina se
correlaciona inversamente con la enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD)
y con la esteatohepatitis no alcohólica (NASH). El daño histológico hepático en
los pacientes con NAFLD y NASH se correlaciona inversamente con la
hiperbilirrubinemia no conjugada. La UGT disfuncional causa elevaciones en las
concentraciones plasmáticas de bilirrubina, pero la inadecuada actividad UGT
también provoca una reducción de la degradación de carcinógenos. Los estudios
de cáncer de vejiga en ratones y humanos sugieren una relación inversa entre la
expresión de UGT y el cáncer de vejiga. Las pacientes con cáncer de ovario con
concentraciones preoperatorias de bilirrubina total >9,65 µM y concentraciones de bilirrubina
indirecta >6,75 µM muestran mayor supervivencia que las pacientes con
concentraciones menores. La disminución en los niveles de bilirrubina total se
corresponde con una disminución en la supervivencia de pacientes con cáncer
gástrico. El eje PPARα-UGT puede servir como retroalimentación negativa para la
acción de la bilirrubina sobre el PPARα, lo cual podría reducir los niveles de
bilirrubina y, por tanto, su actividad.
Asas de retroalimentación similares han sido demostradas con otras
hormonas, especialmente la señal glucocorticoide con otros factores de
transcripción. Dos estudios han demostrado que la apnea severa del sueño está
asociada con disminución de la concentración plasmática de bilirrubina. Aunque
los pacientes con apnea del sueño obstructiva muestran incremento en las
concentraciones de bilirrubina total durante el sueño, la terapia continua con
presión positiva de las vías aéreas inhibe significativamente las elevaciones
de bilirrubina. Este resultado sugiere que la bilirrubina protege contra la
hipoxemia.
La alta cantidad de ejercicio en poblaciones
de pacientes previamente sedentarios incrementa significativa los niveles de
bilirrubina. Los cambios inducidos por el ejercicio en la bilirrubina funcionan
como un mecanismo por el cual la capacidad antioxidante plasmática puede
combatir a las ROS y especies reactivas de nitrógeno generadas durante el curso
del ejercicio aeróbico. La pérdida de peso en corto tiempo en pacientes con
obesidad causa un aumento de 22µM en las concentraciones plasmáticas de
bilirrubina a medida que el peso corporal disminuye por >2%. El reloj circadiano protege contra las consecuencias neurotóxicas del incremento
de bilirrubina regulando la destoxificación de la bilirrubina, coordinando las
variaciones circadianas en los niveles de bilirrubina. Esto puede servir como
un potencial mecanismo para incrementar la hipobilirrubinemia. Es posible que
el Helicobacter pylori y otros agentes infecciosos puedan alterar las
concentraciones plasmáticas normales de bilirrubina. Bacterias patógenas como
lactobacillus y clostridium regulan la bilirrubina. El Clostridium perfringens
cataboliza bilirrubina en urobilinoides.
En conclusión, cuando la bilirrubina fluye
en la circulación sanguínea, interactúa con los vasos sanguíneos para
proporcionar protección y mantenimiento, probablemente como un
antioxidante. Como muchas hormonas, la
bilirrubina viaja en la circulación sanguínea y alcanza sus blancos
intracelulares, principalmente PPARα para provocar respuestas de los genes.
Cuando los niveles de bilirrubina caen, la hipobilirrubinemia puede incrementar
las consecuencias clínicas adversas. Los niveles levemente aumentados de bilirrubina
tienen significativos efectos protectores en varias patologías humanas. Las
nanopartículas de bilirrubina ofrecen una ventaja terapéutica para enfermedades
asociadas con hipobilirrubinemia.
Fuente: Creden JF
et al (2021). Bilirubin as a metabolic hormone: the physiological relevance of
low levels. American Journal of Physiology
Endocrinology and Metabolism 320: E191-E207.
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