El rol de los andrógenos en mujeres
Los estrógenos son
las principales hormonas sexuales responsables de la maduración reproductiva y
las características sexuales femeninas. Sin embargo, los andrógenos también son
importantes para la salud sexual femenina y el bienestar de la mujer. Los efectos
fisiológicos de los andrógenos, en parte, se deben a su rol como precursores de
la síntesis de estrógenos, pero estas hormonas también tienen efectos
independientes sobre los tejidos reproductivos femeninos, la cognición, las
mamas, los huesos, los músculos, los vasos sanguíneos y otros sistemas.
Los andrógenos biológicamente activos en
mujeres son: sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA-S), dehidroepiandrosterona
(DHEA), androstenediona, testosterona y dihidrotestosterona. En mujeres,
aproximadamente 25% de la producción de andrógenos ocurre en las glándulas
adrenales, 25% en los ovarios y el resto ocurre periféricamente. DHEAS-S, DHEA
y androstenediona son las principales prohormonas que periféricamente son
convertidas en los andrógenos activos: testosterona y dihidrotestosterona. El
DHEA-S es producido casi exclusivamente en las glándulas adrenales, mientras
DHEA, androstenediona y testosterona son producidas en las glándulas adrenales,
los ovarios y por conversión periférica. En los tejidos blancos de los
andrógenos, la testosterona es convertida en dihidrotestosterona, por la enzima
5α-reductasa, y también aromatizada a
estradiol.
Los niveles de andrógenos disminuyen con la
edad a través de la vida de una mujer,
comenzando a partir de los 30 años. La menopausia no está asociada con una
rápida disminución de la producción de andrógenos; el ovario postmenopáusico es
hormonalmente activo con 40-50% de la producción postmenopáusica de
testosterona. Consecuentemente, las mujeres con ooforectomía bilateral tienen
una marcada disminución en los niveles circulantes de testosterona, aunque las
concentraciones en suero de DHEA y androstenediona se mantienen estables debido
a la compensación adrenal. Diez años después del inicio de la menopausia, los niveles
circulantes de testosterona y androstenediona son la mitad de los niveles en la
perimenopausia.
En la circulación, la testosterona se
encuentra libre o unida a albúmina. Los niveles de testosterona total también
incluyen la testosterona inactiva, la cual está unida a la globulina ligadora
de hormonas sexuales (SHBG), una proteína sintetizada en el hígado con una alta
afinidad por los esteroides sexuales. Las condiciones que incrementan o
disminuyen la SHBG afectan inversamente los niveles circulantes de testosterona
libre, la forma activa de la hormona.
La conversión periférica de las hormonas
precursoras en testosterona activa es tejido-específica y depende de la
expresión de receptores en la célula y también de la actividad de las enzimas
convertidoras. La medición de la concentración en suero de testosterona no se
correlaciona con la producción de andrógenos en tejidos periféricos o la
sensibilidad del receptor tisular. Por tanto, los efectos de los andrógenos
sobre los tejidos del cuerpo son complejos y no hay niveles absolutos de
testosterona que definan la “deficiencia de andrógenos”. En mujeres, los bajos niveles de testosterona
en suero deben ser interpretados con precaución. Los ensayos con cromatografía
líquida o de gas y la espectrometría de
masa son métodos de laboratorio confiables y seguros para la medición de
testosterona total y proporcionan resultados reproducibles. Por el contrario,
los radioinmunoensayos para medir testosterona son considerablemente menos
seguros. Los ensayos con saliva no son sensibles ni específicos y no son recomendables para uso clínico. La
medición de DHEA-S en suero es la más confiable para conocer la producción
adrenal de andrógenos.
Los efectos de los esteroides sexuales sobre
el sistema cardiovascular no son completamente entendidos. Similar a los
beneficios vasculares de los estrógenos durante los años de la premenopausia
(promoción de vasodilatación, limitación de la progresión de la placa
ateroesclerótica, reducción de la inflamación), la testosterona actúa
directamente sobre los vasos sanguíneos de una manera dependiente de
concentración, e indirectamente después de su conversión en estradiol. En
niveles fisiológicos, la testosterona aumenta la producción de óxido nítrico e
influye sobre los canales de potasio y calcio, provocando relajación vascular.
Los bajos niveles de testosterona han sido asociados con consecuencias
cardiovasculares desfavorables. Sin embargo, la testosterona promueve
vasoconstricción en niveles supra fisiológicos. Una alta relación
testosterona/estrógenos se correlaciona con un mayor riesgo de insuficiencia
cardiaca y enfermedad cardiaca coronaria, mientras los altos niveles de
estrógenos tienen un efecto protector. La testosterona oral está asociada con
incremento en lipoproteínas de baja densidad colesterol y disminución de
lipoproteínas de alta densidad colesterol y triglicéridos. La terapia con
testosterona (oral o transdérmica) no afecta significativamente los marcadores
glucémicos, la presión sanguínea, el índice de masa corporal o el hematocrito
cuando los niveles de testosterona se mantienen en los rangos fisiológicos
normales.
La dihidrotestosterona es el andrógeno más
potente que actúa sobre los folículos pilosos. Las mujeres con pérdida de
cabello tienen a tener una relación andrógenos/estrógenos alta. La activación
de receptores de andrógenos en folículos pilosos de mentón, mejillas y labio
superior provoca crecimiento del vello o hirsutismo. En mujeres con síndrome de
ovarios poliquísticos, el hirsutismo puede estar relacionado con un exceso en
la producción de testosterona en los ovarios, mientras la mayoría de mujeres
con hirsutismo idiopático tienen niveles normales de andrógenos en suero,
sugiriendo una exagerada actividad de la 5α-reductasa. Los andrógenos estimulan
el crecimiento y la función secretora de las glándulas sebáceas provocando un
incremento en la producción de sebo que, a su vez, proporciona un medio de
crecimiento para Cutibacterium acnés. Aunque la mayoría de mujeres con acné
tienen niveles normales de andrógenos en suero, un meta-análisis reporta que el
riesgo de acné es de 7% en las mujeres
con terapia de testosterona.
El cerebro, como muchos órganos, es afectado
por las hormonas ováricas. Los estudios demuestran que estrógenos y andrógenos
tienen efectos anti-inflamatorios y protectores en el cerebro. Hay receptores
de andrógenos a través del sistema nervioso central con acciones que afectan el
deseo sexual, la termorregulación, la cognición, el sueño y el lenguaje. Un
estudio sobre los efectos protectores de los esteroides sexuales en la
enfermedad de Alzheimer sugiere que la testosterona reduce el estrés oxidativo
y la acumulación de beta amiloide en el cerebro y acelera la regeneración
nerviosa. Aunque pocos estudios han evaluado los efectos de la terapia con
testosterona sobre la cognición, los datos disponibles no sugieren efectos
negativos de la terapia con testosterona sobre la cognición y el bienestar en
mujeres postmenopáusicas. Un estudios con mujeres postmenopáusicas que
recibieron testosterona transdérmica (300 µg/día) durante 26 semanas mostraron
una mejoría significativa en el aprendizaje verbal y la memoria.
Los receptores de andrógenos están en los
osteoblastos. Los bajos niveles endógenos de andrógenos en mujeres
postmenopáusicas han sido asociados con baja masa ósea e incremento en el
riesgo de fracturas de vertebras y cadera. Por el contrario, altos niveles de
testosterona libre en mujeres postmenopáusicas han sido asociados con menor
riesgo de fractura de cadera. El estudio The Testosterone Dose Response in
Surgically Menopausal Women en mujeres histerectomizadas, con o sin
ooforectomía, demostró que las mujeres recipientes de testosterona mejoraban la
masa corporal magra y el rendimiento muscular de una manera dosis-dependiente,
con mayor mejoría en mujeres que recibieron dosis supra fisiológicas en
comparación con mujeres que recibieron placebo. Por el contrario, otros
estudios no encontraron efectos sobre la masa corporal magra, la grasa corporal
total o la fuerza muscular cuando la testosterona es administrada en dosis
fisiológicas. Es difícil sacar conclusiones
definitivas, dado que los estudios son pequeños y conducidos en mujeres con
terapia con estrógenos concomitante.
El tejido mamario tiene abundantes niveles
de aromatasa; por tanto, en teoría, la testosterona puede tener efectos
proliferativos indirectos sobre la mama al ser convertida en estrógenos. Sin
embargo, los estudios in vitro e in vivo en primates demuestran que el efecto
de la testosterona sobre el tejido mamario es anti-proliferativo y
pro-apoptosis, con inhibición del receptor de estrógenos alfa así como también
crecimiento de células de cáncer de mama. Estos efectos dependen grandemente
del tipo y dosis de la terapia con andrógenos y de la línea de células de cáncer de mama. Un estudio de
cuatro años de duración con 900 mujeres (20-70 años de edad) con menopausia
quirúrgica que recibieron 300 µg/día de testosterona transdérmica, reporta tres
casos de cáncer de mama invasivo durante el tiempo del estudio, consistente con
la tasa de cáncer de mama de la población.
La terapia con andrógenos posee un potencial
riesgo de hiperplasia endometrial. Sin embargo, con niveles fisiológicos, el
riesgo parece ser muy bajo porque los niveles de expresión endometrial de
aromatasa son bajos. Hasta ahora, los estudios no demuestran alguna evidencia
de estimulación endometrial con la terapia con andrógenos en mujeres
postmenopáusicas.
Los síntomas de “insuficiencia de andrógenos
femenina” han sido descritos popularmente e incluyen disfunción sexual, fatiga
crónica y disminución del sentido de bienestar. Sin embargo, los bajos niveles
de andrógenos no se correlacionan confiablemente con un síndrome clínicamente
definido. Aún entre mujeres ooforectomizadas, una disminución en el nivel de
andrógenos en suero no se correlaciona consistentemente con los síntomas clínicos. La carencia de
congruencia entre los ensayos de laboratorio también limita el desarrollo de
criterios bioquímicos para el diagnóstico de insuficiencia de andrógenos en
mujeres. Por estas y otras razones, la Endocrine Society se pronuncia en contra
del diagnóstico “deficiencia de andrógenos femenina” o el uso de testosterona
para tratar los estados de bajos niveles de andrógenos en mujeres. No hay
evidencia para apoyar la terapia con testosterona para mujeres con síntomas
vasomotores, alteraciones de la salud ósea o cardiovascular o disfunción
metabólica. Es importante tener presente que numerosas condiciones médicas, así
como algunos medicamentos pueden resultar en bajos niveles de andrógenos en las
mujeres.
La única indicación basada en evidencias
para terapia con testosterona en mujeres es el tratamiento del deseo sexual
hipoactivo después de la menopausia. Actualmente, ninguna formulación de
testosterona para mujeres ha sido aprobada por la US Food and Drug
Administration (FDA), aunque el DHEA vaginal (prasterone), el cual mejora la
maduración celular y el pH, ha sido aprobado para el tratamiento de la
dispareunia moderada o severa. En la vagina, los receptores de andrógenos y
estrógenos están presentes en la mucosa, submucosa, estroma, músculo liso
(vagina, uretra y vejiga) y endotelio vascular. Los andrógenos regulan la
producción de mucina en las células epiteliales de la vagina, mejoran el flujo
sanguíneo a través del incremento de óxido nítrico e influyen en el contenido
de neurotransmisores y la densidad nerviosa. Hay una correlación positiva entre
niveles de testosterona y volumen de tejido uretrovaginal.
En conclusión, los andrógenos juegan un
importante rol fisiológico en las mujeres y pueden promover la salud sexual. Los
andrógenos testosterona y DHEA tienen importantes roles fisiológicos en los
tejidos reproductivos, la mama, los huesos, los músculos esqueléticos, los
vasos sanguíneos y otros sistemas. El síndrome deficiencia de andrógenos
femenina no está bien definido y la interpretación de niveles de andrógenos y
sus efectos fisiológicos es compleja. Actualmente, la única indicación basada
en evidencia para la terapia con testosterona en mujeres es el tratamiento del
deseo sexual hipoactivo en mujeres postmenopáusicas. La evidencia sugiere que
la terapia con testosterona en mujeres está asociada con pocos eventos adversos
cuando los niveles se mantienen en los rangos fisiológicos. Cuando se ofrece el
tratamiento con testosterona, la preparación transdérmica es el método
preferido y los niveles de testosterona deben ser monitoreados antes y durante
el tratamiento para asegurar dosis fisiológicas.
Fuente: Smith T,
Batur P (2021). Prescribing testosterone and DHEA: the role of androgens in
women. Cleveland Clinic Journal of Medicine 88: 35-43.
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