Sueño y salud reproductiva
La privación de
sueño (PS) es un problema de salud en la sociedad moderna y puede ser definida
como la ausencia parcial o casi total de sueño que produce efectos
perjudiciales en un organismo. Vivimos en una sociedad privada de sueño con
varias piezas de evidencia que muestran una duración promedio de sueño de 6,8
horas contra las 9 horas observadas hace un siglo. Aproximadamente, 30% de los
adultos duermen por un período menor de 6 horas por noche. La PS está
relacionada con desórdenes del sueño comunes como insomnio, síndrome de sueño
insuficiente inducido conductualmente y síndrome de apnea obstructiva del
sueño. La duración normal del sueño para un adulto es altamente controversial,
pero generalmente 8 horas de sueño en la noche es suficiente y óptimo para la
salud y el bienestar.
Los desórdenes del sueño en hombres y
mujeres están asociados con muchos problemas de salud como depresión,
hipertensión arterial, desregulación de la glucosa, enfermedad cardiovascular y
ansiedad. En mujeres, los desórdenes del sueño coinciden con depresión
postparto, embarazo, transición a la menopausia y trastornos premenstruales. En
animales, la capacidad reproductiva es afectada
por alteraciones del sistema de tiempo circadiano causadas por exposición a ciclos
luz-oscuridad irregulares y mutaciones de los principales genes reloj
biológicos. En la mujer, la infertilidad
es definida como la incapacidad para concebir después de 12 meses de ciclos
regulares en mujeres menores de 35 años o después de 6 meses en mujeres mayores
de 35 años. En modelos animales, el deterioro del sueño influye sobre las
hormonas sexuales, disminuyendo la concentración de testosterona e incrementando
la concentración de progesterona y glucocorticoides en ratas machos y también
interfiere con el rendimiento sexual. La secreción de esteroides sexuales está
en sincronía con el ritmo circadiano que, a su vez, regula los patrones de
sueño. Los disturbios del sueño desregulan el nivel de esteroides sexuales en
el cuerpo y puede provocar infertilidad en hombres y mujeres.
La PS se observa cuando hay una carencia
total de sueño durante un tiempo determinado o cuando hay un acortamiento de la
duración óptima de sueño. La PS comúnmente es causada por el estilo de vida del
individuo y factores relacionados con el trabajo. Varios casos de disfunciones cardiometabólicas
y reproductivas son reportadas en
trabajadores con horario nocturno. La disrupción de los patrones de sueño por
fragmentación del sueño puede tener consecuencias similares a la PS aguda y
esto puede incluir a las funciones cognitivas, la atención y la memoria
operante. Los reportes en humanos y modelos animales demuestran que la PS está
conectada con muchas consecuencias fisiológicas severas como disturbios
endocrinos, y desregulaciones metabólicas, inmunes y cardiovasculares. Una
corta duración de sueño está asociada con mayor
mortalidad en humanos y una PS
prolongada provoca la muerte en modelos animales. La PS también se observa en viajes aéreos a
través de diferentes zonas horarias (síndrome jet lag). Los reportes indican
que el período más largo de PS conocido se presentó en un estudio con humanos
voluntarios y fue de 205 horas (8,5 días). El registro del electroencefalograma
(EEG) no mostró ondas alfa y la señal EEG era similar a la etapa 1 del sueño
sin movimientos oculares rápidos (NREM1) durante el estado de vigilia.
Después de un intervalo de pérdida de sueño
tiene lugar un rebote que usualmente es más largo que la duración del sueño
normal. Esta situación, a menudo se acompaña con sueño REM y períodos más
largos de ondas delta, mientras la fase 1 del sueño NREM puede estar ausente y
la fase 2 (NREM2) acortada. La duración del rebote de sueño difiere
marcadamente de la duración de la pérdida de sueño, pero es necesaria para
dormir varias horas más y compensar la deuda de sueño en las primeras 24 horas
post-PS. El período de PS es proporcional al período compensatorio y el rebote
de sueño puede permanecer por varios días. Durante el período compensatorio, el
porcentaje de sueño REM aumenta 50% como resultado de un incremento de
episodios de sueño REM.
La PS tiene efectos perjudiciales sobre el
aparato reproductor en ratas. La PS puede contribuir a diferencias en la
motilidad de los espermatozoides. Generalmente, la secreción de testosterona
cambia durante el día con niveles altos alrededor del despertar que luego
disminuyen a lo largo del día. El estrés es un proceso intrínseco de
restricción de sueño que induce muchos problemas de salud con severas
consecuencias metabólicas, endocrinológicas e inmunológicas. En un estudio con
ratas, después de 7 días de PS, se encontró una significativa reducción en la
motilidad de los espermatozoides aunque con insignificante reducción en el
número de espermatozoides en testículo y epidídimo en comparación con el grupo
control. Adicionalmente, en el grupo con PS se observó un incremento
significativo en la concentración de corticosterona y una disminución significativa en la
concentración de testosterona. Los altos niveles de corticosterona secretados
durante la PS pueden suprimir la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-gónada
(HHG) resultando en reducida secreción de testosterona. Los niveles circulantes
de testosterona aumentan durante el sueño y está demostrado que comienzan
aumentar durante el inicio del sueño y alcanzan un pico durante el primer
episodio de sueño REM. Varios estudios demuestran que la PS está asociada con
niveles reducidos de andrógenos como la testosterona en la circulación y los
bajos niveles de testosterona pueden alterar las funciones gonadal y sexual y
provocar cambios en la fertilidad.
La función testicular es regulada por varios
neurotransmisores y neuropéptidos incluyendo serotonina (5HT). La 5HT y sus
receptores han sido identificados en las células de Leydig. Las investigaciones
en modelos animales demuestran que la concentración de 5HT aumenta durante la PS.
La 5HT inhibe la producción de testosterona. Por tanto, la reducción en los
niveles de testosterona que se observa durante la PS puede ser un resultado de
la inhibición de la producción de testosterona relacionada con la 5HT. La disminución de la producción de testosterona
también puede estar relacionada con la activación del eje
hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) que incrementa la concentración plasmática
de corticosterona. Los niveles de corticosterona aumentan a través de un
mecanismo de retroalimentación negativa que inicia la activación del eje HHA.
Por otra parte, a través de la regulación por el hipotálamo, la hipófisis
produce gonadotropinas como la hormona luteinizante (LH) y la hormona
estimulante del folículo (FSH). La LH estimula a las células de Leydig, las cuales
tienen receptores para LH en su superficie y una vez excitadas producen y secretan
testosterona. Sin embargo, si los niveles de corticosterona (en animales) o
cortisol (en humanos) están elevados, la liberación de testosterona disminuye
y, adicionalmente, se induce la apoptosis de células de Leydig.
La PS también altera la conducta sexual en
ratas machos. El efecto de la PS sobre el rendimiento sexual se observa como un
incremento en la latencia para iniciar la conducta de intromisión y una disminución
en la tasa de eyaculaciones e intromisiones. La suplementación de testosterona
es un medio eficiente para mantener y mejorar la respuesta sexual en ratas
machos adultos. Hay evidencia que la suplementación de testosterona combinada
con estradiol muestra mejores resultados. Sin embargo, varios estudios sugieren
que la suplementación de testosterona administrada con o sin estradiol o progesterona durante el estado
de PS podría aumentar el rendimiento sexual de estos animales.
La PS es un conocido estresor fisiológico
que desregula las actividades del ritmo circadiano. La síntesis de testosterona depende de señales
endocrinas y neurales, las cuales a su vez son influenciadas por condiciones fisiológicas
como el estrés. La PS induce la respuesta al estrés incrementando la actividad
del eje HHA, lo cual reduce la producción de testosterona. Por otra parte, el
período de rebote de sueño después de la privación de sueño REM no restaura la
concentración de testosterona a sus niveles
basales. Esto implica que un largo período de PS puede resultar en un
desbalance de hormonas sexuales de larga duración.
El envejecimiento reduce la producción de
testosterona gradualmente y esto
usualmente es referido como “andropausia”. La reducción de andrógenos en el
hombre es más moderada y gradual que la reducción de estrógenos durante la
menopausia en la mujer. La producción de progesterona comienza a disminuir en
los años de la vida media con una tasa promedio de 1 a 2% por año. Al mismo tiempo,
los patrones de sueño se vuelven más interrumpidos con fragmentaciones del
sueño y despertares durante la noche. El sueño NREM, en comparación con el
sueño REM, es afectado por el envejecimiento debido a la reducción de sueño de
ondas lentas y aumento en las etapas de sueño NREM. En un estudio con hombres
con edades entre 45 y 67 años, los hallazgos indican la pobre calidad del sueño
está asociada con bajos niveles de testosterona. Por el contrario, en hombres
jóvenes, los hallazgos indican una correlación precisa entre incremento de la
secreción de testosterona y profundidad del sueño.
El sueño tiene efectos funcionales sobre la
viabilidad reproductiva en mujeres de diversas edades. El sueño, durante la
pubertad, estimula la secreción pulsátil de gonadotropinas, pero reduce la
frecuencia de pulsos de LH en las mujeres en edad reproductiva durante la fase
folicular temprana y consecuencias insignificantes en las otras fases del ciclo
menstrual.
La FSH es un importante regulador de la
función reproductiva estimulando el crecimiento de folículos ováricos. El sueño juega un rol importante en la
secreción de FSH, pero hay resultados conflictos acerca de cómo el sueño afecta
el nivel de FSH. Un estudio conducido con 160 mujeres en edad reproductiva y
ciclos menstruales normales reportó una correlación positiva entre FSH y
duración del sueño. La PS durante la segunda mitad de la noche no cambia el
nivel de FSH en la mujer durante la fase folicular temprana del ciclo
menstrual. El nivel de FSH incrementa con la edad y disminuye con el índice de
masa corporal (IMC), pero está relación se revierte después de la menopausia
por el bajo IMC está asociado con reducción de la duración del sueño nocturno
después de los 60 años de edad. Un alto nivel de FSH durante la fase folicular
temprana del ciclo menstrual es un indicador de baja reserva ovárica y
envejecimiento reproductivo.
La progesterona es esencial para la
implantación y el mantenimiento del embarazo. Bajos niveles de progesterona
pueden ser un indicador de disfunción de la fase luteal del ciclo menstrual.
Los efectos del sueño sobre la progesterona no son muy pronunciados pero los
bajos niveles de progesterona pueden estar asociados con desórdenes
respiratorios durante el sueño en las mujeres con síndrome de ovarios
poliquísticos (PCOS).
El nivel de hormona estimulante de la
tiroides (TSH) incrementa durante el sueño y la PS aguda en mujeres jóvenes
sanas durante la fase folicular del ciclo menstrual está asociada con un
incremento significativo en el nivel de TSH. El alto nivel de TSH causa
irregularidades menstruales, anovulación, amenorrea y pérdidas recurrentes del
embarazo. El alto nivel de TSH también puede estimular la secreción de
prolactina, la cual puede provocar infertilidad femenina. La TSH aumenta antes
del inicio del sueño y continúa aumentando a través del período de sueño en la
noche pero disminuye durante el día. La TSH aumenta durante la PS aguda, pero
disminuye durante una PS prolongada. La relación entre sueño y TSH demuestra que
la PS aguda puede provocar altos niveles de TSH, lo cual consecuentemente puede
provocar anovulación y amenorrea.
La LH estimula la liberación de esteroides
por los ovarios, la ovulación y la liberación de progesterona después de la
ovulación por el cuerpo lúteo. Los efectos del sueño sobre el ciclo menstrual
modulan los pulsos y la amplitud de la secreción de LH disminuyendo la
frecuencia e incrementando la amplitud de los pulsos en la fase folicular
temprana del ciclo menstrual. La
amplitud de los pulsos de LH disminuye en la fase folicular media, donde
el sueño ejerce una modulación menos notable sobre los pulsos de LH. La
amplitud de los pulsos de LH disminuye hacia el final de la fase luteal sin la
influencia del sueño. El efecto del sueño sobre la LH es para regular a la baja
las actividades de la LH en las funciones reproductivas de hombres y mujeres.
La prolactina (PRL) es una hormona secretada
por la hipófisis que estimula la producción de leche en la mujer y también
juega un rol en la reproducción. Las mujeres con narcolepsia (con o sin apnea
del sueño) tienen niveles bajos de liberación de PRL relacionada con el sueño.
Hay reportes inconsistentes en relación con el efecto del sueño sobre la PRL,
pero los disturbios del sueño pueden
desregular la secreción de PRL. Está documentado que el nivel de PRL comienza a aumentar con el inicio del
sueño hasta alcanzar un máximo a lo largo de la noche. El despertar transitorio
inhibe la secreción de PRL. La PS resulta en hiperprolactinemia, la cual está asociada con anovulación, PCOS y endometriosis.
El estradiol (E2) es necesario para el
desarrollo y mantenimiento de las características sexuales femeninas. Es
secretado por las células granulosas de los folículos ováricos. El E2 es el
estrógeno primario durante los años reproductivos y regula la actividad de la
FSH y la LH y, por tanto, juega un rol importante en la ovulación y el
crecimiento de los folículos ováricos. El aumento y la caída de estrógenos
durante el ciclo menstrual son necesarios para que la FSH y la LH estimulen la
ovulación. El E2 incrementa durante la PS parcial en mujeres de edad
reproductiva. Las mujeres con patrones de sueño más variables tienen mayores
niveles de E2 que las mujeres con patrones regulares. Los altos niveles de E2
también se observan en mujeres con pobre calidad del sueño.
La secreción endógena de melatonina está
implicada en la salud reproductiva de la mujer. La secreción de melatonina aumenta la función
reproductiva sincronizando las conductas sexuales con la estación y los
períodos que son apropiados para que tenga lugar la concepción. Durante la
ovulación, la importancia de la melatonina presente en los folículos ováricos
es para proteger al oocito del estrés oxidativo. Los bajos niveles de
melatonina en los folículos ováricos están asociados con altos niveles de
especies reactivas de oxígeno (ROS) y reducida calidad del oocito en mujeres
infértiles. La PS reduce la secreción de melatonina endógena limitando los
niveles foliculares de melatonina y, por tanto, exponiendo a los folículos a
una alta influencia del estrés oxidativo. La suplementación de melatonina
mejora la calidad y maduración del oocito, la tasa de fertilización y la
calidad del embrión durante la fertilización in vitro.
La PS gestacional afecta la conducta sexual
de las crías cuando alcanzan la adultez. La reducción de la maduración sexual
en las crías se debe a la PS de los padres. En humanos, la exposición
ambiental, incluyendo cambios en los patrones nutricionales, hormonales y
metabólicos, tiene profundos efectos
sobre la salud reproductiva de la descendencia. La exposición a altos niveles
de ROS disminuye la respiración mitocondrial en los espermatozoides. Factores
como el estrés y la carencia de sueño activan el eje HHA, el cual altera la
actividad de la enzima aromatasa responsable de la conversión de testosterona
en E2 en el hipotálamo. El estrés es parte inherente de la PS y puede
comprometer las funciones sexuales de la descendencia y esto puede causar
alteraciones en la respuesta sexual en la descendencia.
La alteración en el sistema circadiano tiene
consecuencias negativas sobre la función fisiológica de los osciladores
circadianos periféricos. El sistema circadiano de los trabajadores nocturnos
promueve el sueño en los trabajadores y el tiempo para dormir coincide con el
tiempo de alerta circadiana. Un estudio con 2000 aeromozas, en quienes el
período de sueño se superpone con el tiempo de trabajo, reporta un incremento
significativo del riesgo de pérdida de embarazo en el primer trimestre. Sin
embargo, no está claro si la desregulación circadiana, la PS o la exposición a
la luz durante la noche median los riesgos observados. El trabajo nocturno ha
sido usado extensamente para examinar los riesgos de la salud debidos a la
desincronía circadiana, pero hay varias limitaciones en estos estudios. El
efecto sobre la salud reproductiva puede ser secundario a los riesgos de la
salud en general.
En conclusión, las investigaciones revelan
que la fertilidad es afectada por la cantidad, la calidad y la duración del sueño. Los estudios en humanos y modelos
animales demuestran que la PS altera el nivel de hormonas reproductivas que son
claves en la fertilidad masculina y femenina. Los hallazgos de estos estudios
indican que la carencia de sueño produce alteraciones fisiológicas similares al
estrés oxidativo, las cuales estimulan la activación del eje HHA e inhiben al
eje HHG, resultando en altos niveles de
corticoesteroides en la circulación sanguínea. Los altos niveles de corticoesteroides
están implicados en la infertilidad de hombres y mujeres. La disrupción
circadiana inducida por trabajos nocturnos afecta la salud reproductiva porque
desregula la producción de esteroides sexuales, gonadotropinas y prolactina. La
PS no solo tiene efectos perjudiciales sobre las funciones reproductivas
masculinas y féminas sino que también trasciende a la descendencia alterando su
rendimiento sexual.
Fuente: Lateef OM,
Akintubosun MO (2020). Sleep and reproductive health. Journal of Circadian Rhythms
18: 1-11.
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