Diabetes, hipoglucemia y arritmias cardíacas
La diabetes tipo 1
(DT1) y tipo 2 (DT2) se caracterizan por elevados niveles plasmáticos de
glucosa. Los estudios prospectivos han reconocido que el control glucémico
reduce el riesgo de enfermedad microvascular en los pacientes recién
diagnosticados con DT2. En los pacientes que reciben tratamiento, hay una significativa reducción
de infarto de miocardio y mortalidad
cardiovascular. No obstante, los estudios que exploran el efecto del control
glucémico intensivo versus control
glucémico menos intensivo demuestran que la terapia con control glucémico menos
intensivo falla en reducir el riesgo de
enfermedad cardiovascular y la mortalidad cardiovascular. Por otra parte, en el
estudio Action to Control Cardiovascular Risk in Diabetes (ACCORD) de 2008, el
control glucémico intensivo resultó en un significativo incremento en todas las
causas de mortalidad, especialmente la mortalidad cardiovascular aumentó 35% en
comparación con los pacientes con terapia estándar, lo cual provocó la
suspensión temprana de la investigación.
Los dos grupos del estudio ACCORD fueron tratados con insulina, sulfonilureas,
metformina y tiazolidinedionas. Desde que el estudio ACCORD fue descontinuado,
dos nuevas clases de drogas reductoras de la glucemia (péptido similar a
glucagón 1 (GLP-1) e inhibidores del co-transportador sodio-glucosa 2) han
demostrado tener efectos beneficiosos sobre la morbilidad y mortalidad
cardiovascular en los pacientes con DT2. Los efectos beneficiosos sobre la
enfermedad cardiovascular son independientes de reducciones de HbA1c.
Algunos estudios sugieren que un marcado incremento en la incidencia de
hipoglucemia puede contribuir con el aumento en la mortalidad cardiovascular.
Un potencial mecanismo por el cual la
hipoglucemia puede incrementar la mortalidad cardiovascular en pacientes con
diabetes es a través de la inducción de arritmias cardiacas fatales. La
hipoglucemia inducida por insulina ha sido asociada con muerte súbita nocturna
en pacientes con DT1, el llamado “síndrome muerte en cama”. Los datos
epidemiológicos demuestran que la muerte súbita inexplicable puede aumentar
hasta 10 veces en la DT1 en comparación con individuos sin diabetes. Sin embargo,
dado que las arritmias cardíacas son relativamente raras y pueden ser
clínicamente asintomáticas, es difícil demostrar una relación causal directa.
La ruta completa de hipoglucemia a arritmia
cardiaca fatal ha sido explorada en estudios preclínicos en ratas. Durante un
clamp hiperinsulinémico hipoglucémico con glucosa plasmática de 0,6-0,8 mol/l,
el patrón de anormalidades electrocardiográficas mostró como cambio inicial una
prolongación del intervalo Q-T, seguida por incremento en el número de
contracciones atriales y ventriculares prematuras y bloqueo atrioventricular
(AV) de primer grado. Esto fue seguido ocasionalmente por taquicardia
ventricular no sostenida antes de avanzar a bloqueo AV de segundo y tercer
grado. Antes de llegar al paro cardiorrespiratorio, se registró un
electrocardiograma (ECG) de bajo voltaje con una marcada reducción de la
frecuencia cardiaca. Cuando los niveles cerebrales de glucosa se mantuvieron en
el valor basal a través de una infusión intracerebroventricular de glucosa, la
respuesta adrenérgica durante la hipoglucemia fue atenuada marcadamente y la
incidencia de arritmias y mortalidad cardíacas se redujo significativamente.
Más aún, la infusión intravenosa de bloqueadores alfa/beta o bloqueadores beta
previene completamente la muerte durante la hipoglucemia y la suplementación
intravenosa de potasio tiende a reducir la mortalidad. Estos hallazgos indican
que las arritmias cardiacas durante la hipoglucemia inducida por insulina son
mediadas a través de la activación central del sistema nervioso simpático, lo
cual resulta en la estimulación directa del corazón y efectos indirectos a través de un marcado incremento plasmático
de catecolaminas. El rol de las reducciones plasmáticas de potasio es menos
claro.
En ratas diabéticas tratadas con
estreptozotocina, la deficiencia de insulina duplicó el riesgo de bloqueo AV de
tercer grado y muerte durante la hipoglucemia en comparación con ratas no
diabéticas. Sin embargo, los antecedentes de hipoglucemia atenuaron la
respuesta simpatoadrenal a la hipoglucemia severa, lo cual puede servir como un
mediador de arritmias cardiacas durante la hipoglucemia. Aunque los estudios
enfatizan un rol central para las catecolaminas durante la hipoglucemia severa,
un estudio reciente contradice este hecho. Cuando se realiza clamp hiperinsulinémico
hipoglucémico en ratas no diabéticas, ni la desmedulación adrenal ni la
simpatectomía química reducen la incidencia de arritmias cardiacas o muerte ni
previenen la prolongación QT. Por el contrario, la vagotomía de lado izquierdo
disminuye hasta siete veces la mortalidad, cuatro veces el bloqueo AV de primero
y segundo grado y elimina completamente el bloqueo AV de tercer grado.
Asimismo, el bloqueo farmacológico de los receptores nicotínicos previene la
muerte y previene casi completamente cualquier arritmia. Estos hallazgos
indican un fuerte rol del sistema nervioso parasimpático como mediador de las
arritmias cardiacas durante la hipoglucemia.
El intervalo QT ha demostrado ser un
predictor de mortalidad cardiovascular en pacientes con diabetes. Como se ha
observado en algunos estudios preclínicos, la prolongación del intervalo QT
durante la hipoglucemia parece ser mediado a través de estimulación
simpatoadrenal. Está demostrado que el bloqueo beta-adrenérgico con atenolol
por una semana previene la prolongación del intervalo QT durante la
hipoglucemia en individuos sanos. Esto explica la gran variación en la
prolongación del intervalo QT durante la hipoglucemia, pues la magnitud de la
respuesta simpatoadrenal durante la hipoglucemia depende de varios factores.
Está bien establecido que la exposición frecuente o reciente a hipoglucemia
atenúa la respuesta simpatoadrenal durante un episodio de hipoglucemia. Los
pacientes con DT1 exhibe una liberación reducida de catecolaminas y una
reducción de la prolongación del intervalo QT durante la hipoglucemia en
comparación con sujetos sanos, y esto amplifica la duración de la enfermedad. Adicionalmente, está demostrado
que el desarrollo de neuropatía cardiaca autónoma reduce la prolongación del
intervalo QT durante la hipoglucemia. Estos resultados indican que la mayor
prolongación del intervalo QT durante un episodio espontaneo de hipoglucemia
inducida por insulina se puede encontrar en pacientes relativamente jóvenes con
diabetes de corta duración.
La duración del episodio de hipoglucemia
también puede jugar un rol importante en la extensión de la prolongación del
intervalo QT. En un estudio en humanos, se observó una progresiva prolongación
del intervalo QT cuando la glucosa plasmática se mantuvo en un nivel estable de
<3,0 mmol/l por 80 minutos, indicando un incremento en el riesgo de
arritmias cardiacas durante períodos prolongados de hipoglucemia. Otro estudio
sugiere que la tasa de disminución en la glucosa plasmática puede afectar el
tiempo de inicio de la prolongación del intervalo QT. En este estudio, la
administración intravenosa de insulina resultó en una rápida disminución en la
glucosa plasmática y una significativa
prolongación del intervalo QT en un nivel plasmático de glucosa de 7,2 mmol/l.
Estos resultados indican un rol para un pobre control glucémico con grandes y
las rápidas fluctuaciones glucémicas en las prolongaciones del intervalo QT.
Durante la hipoglucemia, además de cambios
en el intervalo QT, ocurren otros cambios electrocardiográficos, incluyendo un
aumento en la dispersión QT y cambios en la morfología de la onda T. Estos
hallazgos indican una repolarización anormal durante la hipoglucemia. Otro
hallazgo consistente durante la hipoglucemia experimental es una significativa
reducción en el potasio plasmático, lo cual potencialmente induce prolongación
del intervalo QT. Sin embargo, en un estudio con pacientes con DT2, los cambios
en el potasio plasmático no se correlacionaron con prolongación del intervalo
QT y, en un estudios que incluyó individuos sanos, mientras los incrementos en
la dispersión QT fueron prevenidos con una infusión de potasio, el intervalo QT
no fue afectado. En otro estudio, la administración de insulina subcutánea a
pacientes con DT1 provocó significativas prolongaciones del intervalo QT
durante la hipoglucemia en comparación con la euglucemia.
En los estudios de hipoglucemia inducida
experimentalmente, la prolongación del intervalo QT es un hallazgo casi consistente
en los pacientes con DT1 y DT2. No
obstante, los resultados son conflictivos. Estos resultados conflictos pueden
ser explicados en gran parte por problemas metodológicos. En atención a esta
situación, varios estudios han tratado de relacionar la hipoglucemia espontanea
con episodios clínicos de arritmias cardiacas bajo circunstancias de la vida
real con el empleo concomitante de Holter y monitoreo continuo de glucosa (CGM).
En pacientes con DT2 tratados con insulina y cinco días con monitoreo con
Holter y CGM, la incidencia de bradicardia durante la hipoglucemia nocturna fue
ocho veces mayor en comparación con los períodos euglucémicos. Más aún, un
incremento significativo en latidos ectópicos auriculares y latidos
ventriculares prematuros fue detectado durante la hipoglucemia nocturna.
Durante el día, fue detectado un pequeño, pero significativo, incremento de
latidos ventriculares prematuros. Las diferencias entre los episodios diurnos y
nocturnos han sido explicadas por una insuficiente respuesta contrarreguladora
durante el sueño resultando en episodios de hipoglucemia nocturna de
duración prolongada con múltiples y
bajos nadires. Durante los episodios nocturnos de hipoglucemia hay un patrón
inicial de aceleración cardiaca transitoria en el nadir de glucosa plasmática
seguido por un incremento de acción vagal asociado con bradicardia. La
bradicardia durante la hipoglucemia nocturna puede ser explicada por una
retracción simpática seguida por una sobre compensación vagal. Un patrón similar de un incremento inicial en la
frecuencia cardiaca seguido por reactivación vagal y disminución de la
frecuencia cardiaca fue reproducido en pacientes con DT2 durante un clamp
hipoglucémico. Los participantes sanos mostraron una continua retracción vagal a
través del período hipoglucémico. Algunos investigadores sostienen que el
incremento en el riesgo de bradicardia puede aplicar solamente a ciertos
individuos altamente susceptibles a la bradicardia.
Aunque han ocurrido considerables avances en
el tratamiento de la diabetes en los años recientes, incluyendo análogos de
insulina más estables, bombas de insulina y monitoreo CGM, la hipoglucemia se
mantiene como riesgo inevitable en los pacientes con diabetes tratada con
insulina. Presumiblemente, solo una pequeña proporción de pacientes con diabetes desarrollan arritmias cardiacas
potencialmente fatales durante condiciones hipoglucémicas y estos pacientes son
difíciles de identificar. Múltiples factores pueden afectar el riesgo
individual de desarrollar arritmias cardiacas durante un episodio de
hipoglucemia. Los factores genéticos afectan la función de los canales iónicos cardiacos
y la fibrosis cardiaca ha sido sugerida como factor predisponente subyacente.
Más aún, en los pacientes con DT2, o DT1 de larga duración, con enfermedad
cardiovascular, la remodelación estructural y funcional que resulta en un
sustrato isquémico para taquicardias ventriculares también puede ser un factor
importante.
Al menos durante el día, una respuesta
contrarreguladora durante la hipoglucemia con una gran respuesta simpatoadrenal
parce ser un factor esencial para los cambios electrocardiográficos reportados
en los estudios clínicos. Teóricamente, las arritmias cardiacas diurnas ocurren
más comúnmente en pacientes no expuestos frecuentemente a hipoglucemia quienes
han experimentado un episodio de severa hipoglucemia, como jóvenes, pacientes recién
diagnosticados con DT1. En algunos estudios, el uso de beta-bloqueadores
incrementa la incidencia de hipoglucemia severa y aumenta el riesgo de eventos
cardiovasculares. Sin embargo, el efecto cardiovascular de los beta-bloqueadores
en pacientes con diabetes es ambiguo.
Mientras la activación simpatoadrenal
tradicionalmente ha sido considerada como el mediador clave de las arritmias
cardiacas inducidas por hipoglucemia, varios estudios sugieren que el sistema
nervioso parasimpático puede ser responsable de bradi-arritmias nocturnas.
Estos estudios indican dos mecanismos completamente diferentes para el
desarrollo de arritmias cardiacas durante el día y la noche. En el estado de
vigilia, un marcado incremento en catecolaminas durante los episodios de
hipoglucemia resulta en un incremento en la respuesta cardiaca y en el
intervalo QT, el cual es un factor de riesgo bien establecido de arritmias
ventriculares. En la noche, la respuesta simpatoadrenal es menor y las
prolongaciones del intervalo QT son menos pronunciadas. Esta respuesta inicial
es seguida por un incremento en la actividad vagal que resulta en bradicardia.
Los estudios preclínicos indican que la bradicardia puede ser la etapa inicial
de bloqueo AV de alto grado y paro cardiaco durante la hipoglucemia
severa. Una respuesta simpática relativa
brusca durante episodios prolongados de hipoglucemia puede provocar agotamiento
simpatoadrenal y una sobre estimulación parasimpática compensadora y
eventualmente una cascada de bradi-arritmias y paro cardiaco como se ha visto
en los estudios preclínicos. No obstante es necesario reconocer que existe un
gran “gap” entre el incremento en el riesgo de bradicardia durante la
hipoglucemia nocturna reportado en los estudios observacionales de la vida real
y las bradi-arritmias fatales observadas durante la hipoglucemia severa en
modelos de roedores. Aunque una considerable cantidad de evidencias apoya el
concepto que la hipoglucemia puede inducir arritmias cardiacas en los pacientes
con diabetes, una relación causal directa entre hipoglucemia y arritmias
cardiacas clínicamente relevantes que requieren intervención aún no ha sido
demostrada.
En conclusión, si la hipoglucemia es una
causa de arritmias cardiacas fatales en diabetes o simplemente un marcador de vulnerabilidad,
es aún desconocido. Los estudios han investigado la asociación entre
hipoglucemia y arritmias cardiacas. En modelo de roedores, la hipoglucemia
severa resulta en un patrón específico de arritmia cardiaca incluyendo
prolongación del intervalo QT, taquicardia ventricular, bloqueo AV de segundo y
tercer grado y paro cardiorespiratorio. En estudios clínicos de hipoglucemia
inducida experimentalmente en pacientes con diabetes, la prolongación del
intervalo QT, un factor de riesgo de arritmias ventriculares, es un hallazgo casi consistente. Los estudios
observacionales indican diferencias diurnas en el patrón de alteraciones
electrocardiográficas durante la hipoglucemia con prolongaciones del intervalo
QT de mayor extensión, mientras el riesgo de bradi-arritmias puede aumentar
durante el sueño. Los períodos diurnos de hipoglucemia se caracterizan por ser
de corta duración, incrementar la vigilia y grandes incrementos de
catecolaminas. La respuesta contrarreguladora es reducida durante los episodios
nocturnos de hipoglucemia, resultando en períodos prolongados de hipoglucemia
con múltiples nadires. La actividad simpática inicial en el nadir de glucosa
plasmática es reemplazada por un incremento en la actividad vagal, lo cual
resulta en bradicardia. Aunque la evidencia experimental sugiere que
la hipoglucemia puede inducir arritmias cardiacas en los pacientes con
diabetes, aun no se ha demostrado una relación causal directa.
Fuente: Andersen A
et al (2020). Hypoglycaemia and cardiac arrithmias in diabetes. Therapeutic
Advances in Endocrinology and Metabolism 11:1-11.
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