Células estrelladas, RAS y fibrosis en islotes pancreáticos
La diabetes
mellitus tipo 2 (DMT2) es una enfermedad metabólica heterogénea que exhibe
hiperglucemia, resistencia a la insulina y disfunción de las células β de los
islotes pancreáticos. En décadas pasadas, se consideraba a la resistencia a la
insulina la principal contribuyente a la DMT2 y la disminución de la secreción
de insulina era considerada como una manifestación tardía en el curso de la
enfermedad. Sin embargo, hay abundante evidencia que los individuos con DMT2
tienen una significativa disminución de la función de las células β y una
pérdida de 30-40% de la masa de células β, aun en la fase de diagnóstico de la enfermedad. Actualmente, se reconoce
que la descompensación de células β para incrementar la secreción de insulina,
como la resistencia a la insulina, provoca hiperglucemia, indicando que la
disfunción de células β es crítica para el desarrollo de la DMT2. Más aún, como
la disfunción de células β avanza con el tiempo, debe ser considerada como un
determinante significativo de la tasa de progresión de DMT2.
La evidencia reciente sugiere que hay
diferencias étnicas en las características fisiopatológicas de la
DMT2. Los asiáticos, en comparación con los caucásicos, típicamente tienen niveles bajos de obesidad, pero
un incremento en la liberación de
insulina significativamente más reducido en respuesta a la resistencia a la
insulina. Combinando estos hallazgos, es
recomendable enfatizar en la
preservación de la masa y función de células β para prevenir el desarrollo y
progresión de la DMT2, especialmente en asiáticos.
Las causas de pérdida de la masa y función
de células β son numerosas. La glucolipotoxicidad, la inflamación crónica, el
estrés de retículo endoplásmico, el estrés oxidativo, los depósitos de amiloide
y las modificaciones epigenéticas han sido relacionados con el inicio y el
progreso del daño y pérdida de células β. También, hay evidencia que la
desorganización de los islotes pancreáticos a través de fibrosis progresiva
puede ser un mecanismo importante en la disfunción y pérdida de células β. La
fibrosis es un proceso patogénico bien conocido
que resulta en la pérdida progresiva de la estructura y función de los
órganos afectados. La fibrosis progresiva y la posterior pérdida de tejido
funcional (reemplazado por tejido conectivo rico que contiene amilina y rico en
matriz extracelular (MEC)) están bien demostradas en la patogénesis de la
pancreatitis crónica y el adenocarcinoma ductal pancreático. En este proceso de
fibrogénesis pancreática, las células estrelladas pancreáticas (CEP) han sido identificadas como una fuente
importante de proteínas de la MEC.
Además de la fibrosis pancreática exocrina,
la fibrosis de islotes pancreáticos ha sido identificada en modelos animales e
individuos con diabetes. En la diabetes, la fibrosis está más restringida a los
islotes pancreáticos en comparación con la fibrosis de tejido pancreático
exocrino en la pancreatitis crónica, lo cual sugiere que la fibrosis de los islotes
en la diabetes está relacionada con rutas activadoras que son diferentes de las
de la enfermedad pancreática exocrina. La investigación reciente demuestra que
la activación de CEP juega un rol un rol
crucial en el proceso de fibrosis de los islotes a través de la ruta de
señalización angiotensina II (Ang II). Sin embargo, el mecanismo exacto de la
fibrogénesis en los islotes y el rol de las CEP en este proceso han sido poco
estudiados, a pesar de su importancia.
La diabetes representa una epidemia global
cuya incidencia aumenta cada día, y por tanto se deben hacer esfuerzos a nivel
mundial para prevenir o retardar el inicio de la DMT2. Las dos principales
estrategias son modificaciones en el estilo de vida e intervenciones
farmacológicas. La mayor parte de la evidencia farmacológica deriva del uso de
drogas antidiabéticas como metformina, tiazolidinedionas, inhibidores de
α-glucosilasa y agonistas del receptor de péptido similar a glucagón-1 (GLP-1);
o drogas anti-obesidad, como orlistat. Otra potencial estrategia farmacológica
es el uso de bloqueadores del sistema renina-angiotensina (RAS), los cuales son
drogas antihipertensivas. Aunque otras drogas antihipertensivas, como
diuréticos y bloqueadores β-adrenérgicos, tienen efectos adversos sobre la
resistencia a la insulina y la tolerancia a la glucosa, los bloqueadores del RAS
han demostrado resultados favorables para prevenir el inicio de la diabetes en
numerosos estudios clínicos en individuos con hipertensión u otros factores de
riesgo cardiovascular. Por ejemplo, en el Captopril Prevention Project, un
estudio que comparó al captopril, un inhibidor de la enzima convertasa de
angiotensina (ACEI), con agentes
antihipertensivos convencionales (diuréticos y β-bloqueadores). La incidencia
de diabetes fue menor en el grupo captopril que en el grupo con tratamiento
convencional (riesgo relativo 0,86, 95% intervalo de confidencia (CI) 0,74-0,99;
p = 0,039). Resultados similares se han observado en otros estudios.
Además de la evidencia clínica, hay
abundante evidencia in vitro e in vivo que demuestra claramente los efectos
adversos de la activación del RAS sobre la secreción y sensibilidad de
insulina, y también la posibilidad de revertir estos efectos a través del bloqueo
del RAS. En un estudio con ratones db/db, la regulación al alza del receptor de
Ang tipo 1 (AT1R) en los islotes pancreáticos se acompañó con efectos perjudiciales sobre la secreción
de insulina y la biosíntesis de proinsulina. E roedores, la exposición de
islotes aislados a Ang II reduce la inhibición dosis-dependiente de la
secreción de insulina estimulada por glucosa. Esta acción inhibidora fue
inhibida completamente por el pretratamiento con losartán. En humanos, un
tratamiento de tres meses con candesartan, un bloqueador del receptor de Ang
(ARB), incrementó la primera fase de la secreción de insulina durante la prueba
de tolerancia oral a la glucosa. Aunque
abundante evidencia acumulada, el mecanismo molecular preciso por el cual la
inhibición del RAS afecta la patogénesis de la diabetes aún no ha sido
dilucidado.
Una variedad de potenciales mecanismos ha
sido propuesta para explicar los efectos preventivos y de retardo de la diabetes de la inhibición del RAS.
Estos incluyen cambios fisiológicos que pueden mejorar la sensibilidad y
secreción de insulina, y también efectos directos o cambios en la morfología de
los islotes. (1) La vasodilatación mediada por la inhibición del RAS puede
facilitar la secreción y acción de la
insulina a través de la mejoría del
flujo sanguíneo pancreático y muscular. Tanto los ACEI como los ARB aumentan el
flujo sanguíneo en tejidos periféricos, como músculo esquelético, y este cambio
puede mejorar la sensibilidad a la insulina y facilitar la disponibilidad de
glucosa. (2) La inhibición del RAS puede afectar directamente la señal insulina
y mejorar la sensibilidad a la insulina en músculo esquelético. Las
alteraciones post-receptor en la señal insulina en la DMT2 han sido
demostradas, incluyendo anomalías en la señal fosfatidilinositol-3
quinasa-proteína quinasa B. Hay evidencia que la Ang II agrava estas
anormalidades. Por tanto, la inhibición del RAS puede tener un efecto directo
sobre la señal insulina y la regulación de los transportadores de glucosa. (3) La
inhibición del RAS podría mejorar la señal y la sensibilidad a la insulina
reduciendo los niveles de ácidos grasos libres a través de la inhibición del
estrés oxidativo mediado por Ang II. Dado que la Ang II activa a la
nicotinamida adenina dinucleotido fosfato (NADP) oxidasa, una fuente de
especies reactivas de oxígeno (ROS), el incremento en la actividad del RAS en
las células β puede agravar la disfunción y apoptosis inducidas por estrés
oxidativo en las células β. Los ARB atenúan el estrés oxidativo inducido por
ácidos grasos y la actividad de NADP oxidasa en las células β pancreáticas.
Adicionalmente, un subgrupo de bloqueadores del AT1R inducen la actividad del
receptor activado por proliferador de peroxisoma-γ (PPAR-γ) por interacción con
el dominio de unión del ligado, lo cual puede mejorar la sensibilidad a la
insulina. Por otra parte, la Ang II
promueve la deposición de lípidos en el tejido adiposo a través de inhibición de la lipólisis y la promoción de
la lipogénesis; y también incrementa la secreción de citoquinas
pro-inflamatorias derivadas de tejido adiposo. Por tanto, la inhibición del RAS
aliviar selectivamente la resistencia a la insulina en el tejido adiposo.
Muchos estudios que explican la
participación del RAS en la modulación de la homeostasis de la glucosa tienen
como elemento principal la sensibilidad
a la insulina, pero recientemente ha recibido mucha atención la posibilidad que
el RAS tenga una influencia directa en la fibrosis de los islotes pancreáticos.
Hay evidencia de la presencia de receptores de Ang II en la superficie de las
células β de los islotes pancreáticos en ratas y humanos. Entonces, los
bloqueadores del RAS pueden tener una influencia directa sobre los islotes
pancreáticos, eventualmente conservando la masa y función de células β. Aunque
restaurar la sensibilidad a la insulina es esencial, este mecanismo por sí
mismo no podría explicar completamente los hallazgos del incremento de la
secreción de insulina después de la administración de bloqueadores del
RAS.
El RAS es bien conocido por su función
clásica en la regulación sistémica de la presión arterial, la retención de
líquido y el balance de electrolitos a través de su acción sobre las células
de músculo liso vascular y la secreción
de aldosterona. En la cascada de señalización del RAS, la Ang II es el
principal péptido efector, y actúa sobre todo activando al AT1R. La Ang II también actúa como un factor
de crecimiento que promueve el crecimiento celular y la inflamación tisular,
por lo cual juega un rol importante en la disfunción y fibrosis asociadas con
enfermedad en varios órganos. Por ejemplo, está demostrado que la inhibición
del RAS, con ACEI o ARB, puede retardar la progresión de la nefropatía
diabética y prevenir la fibrosis renal. También, la inhibición del RAS reduce
la disfunción endotelial y la ateroesclerosis
mediante la supresión de la inflamación, la fibrosis y el estrés
oxidativo. Como ocurre con otros órganos dañados, se han observado algunos cambios fibróticos
destructivos en los islotes pancreáticos en modelos animales y pacientes con
DMT2 y se ha propuesto que el RAS local
puede ser el principal contribuyente de este fenómeno. Hay abundante evidencia
que la sobre activación del RAS local
también existe en el páncreas como en
otros órganos, incluyendo cerebro, corazón, riñón, glándulas adrenales, tejido
adiposo y músculo esquelético.
En los islotes pancreáticos, el incremento
en la expresión de los componentes del RAS se correlaciona con aumento de la
fibrosis intra-islote, apoptosis y estrés oxidativo. El bloqueo del RAS reduce
significativamente la fibrogénesis de los islotes y mejora la arquitectura de
los islotes. Estos efectos están asociados con la atenuación de la expresión de
factor de crecimiento transformante-β (TFG-β) y rutas pro-fibrosis. El
mejoramiento en los parámetros estructurales está asociado con una mejoría
significativa de la primera fase de la secreción de insulina. Entonces, los
bloqueadores del RAS parecen tener un efecto directo sobre las células de los
islotes pancreáticos, incluyendo la prevención de la fibrosis de los islotes y
el mantenimiento de la arquitectura celular, lo cual en última instancia
conserva la masa y función de células β, ejerciendo por tanto una acción
beneficiosa sobre la tolerancia a la glucosa. Entonces, la reducción de la
fibrosis de los islotes pancreáticos es un importante mecanismo que subyace a
los efectos protectores a largo plazo de los bloqueadores del RAS sobre el
desarrollo y la progresión de la diabetes.
Las CEP fueron identificadas por presentar
características similares con las células estrelladas hepáticas. Las CEP
constituyen solo el 4% del total de células pancreáticas, pero son esenciales
para el mantenimiento de la arquitectura pancreática normal regulando el
recambio de MEC. Las CEP quiescentes se caracterizan por la presencia de gotas
de grasa intracelulares, desmina y proteína acídica fibrilar glial, pero con
ausencia de actina de músculo liso-α (α-SMA). Cuando son activadas, las CEP son
transformadas en un fenotipo similar a miofibroblastos que se caracteriza por
la desaparición de las gotas de grasa intracelulares y la expresión de α-SMA.
La expresión de proteína acídica fibrilar glial es específica de las CEP y la
presencia de gotas de lípido en el citoplasma define el fenotipo de las CEP
quiescentes. Por el contrario, la expresión de α-SMA representa la
transdiferenciación de las CEP quiescentes a un fenotipo activado, por lo que es usada como un marcador de la activación de
CEP. Las CEP activadas producen abundante colágeno y otras proteínas de la MEC,
como fibronectina, y mantienen su fenotipo activado a través de un asa
autocrina que involucra diferentes citoquinas.
La proliferación de CEP aumenta
significativamente con concentraciones altas de glucosa de una manera
dosis-dependiente. En respuesta a las altas concentraciones de glucosa, son
reguladas al alza la expresión de AT1R, angiotensinógeno y mARN de ACE, pero no
se observan cambios en el nivel del receptor tipo 2 de Ang. La expresión de
TGF-β es regulada al alza por el incremento en los niveles de Ang II y la
expresión de AT1R estimulados por las altas concentraciones de glucosa.
Adicionalmente, la expresión de factor de crecimiento de tejido conectivo (CTGF)
y proteína colágeno tipo IV incrementa marcadamente y esta elevación es
atenuada por candesartan y ramipril (un ACEI). Entonces, la Ang II inducida por
los altos niveles de glucosa puede estimular la síntesis de TGF-β, lo cual
provoca la síntesis de proteínas de la MEC. Estos resultados sugieren que el
RAS tiene un impacto directo sobre la proliferación de CEP. Los ACEI o los ARB pueden ser efectivos en la
prevención o atenuación de la fibrosis de los islotes pancreáticos en
individuos hiperglucémicos suprimiendo directamente las CEP.
El ambiente hiperglucémico puede influir en
todo el páncreas, pero la activación de CEP y la fibrosis están limitadas a los
islotes en ratas. Por lo tanto, es necesario determinar por qué la fibrosis está restringida a los islotes
en individuos con diabetes y modelos
animales de diabetes aunque todo el tejido pancreático se encuentre expuesto a la hiperglucemia. Una posible explicación es que
las CEP en los islotes pueden estar expuestos no solo a la hiperglucemia, sino también a la
hiperinsulinemia local. Es bien conocido que la insulina es un factor de
crecimiento para varias células en el cuerpo y es secretada continuamente en
los capilares de los islotes pancreáticos en una concentración relativamente
alta. En los islotes pancreáticos, las CEP pueden estar predispuestas a
activación y proliferación bajo la influencia de la hiperinsulinemia.
Adicionalmente, hay evidencia que las células estrelladas hepáticas,
funcionalmente similares a las CEP, son altamente sensibles a la insulina y al
factor de crecimiento similar a insulina-1 (IGF-1), resultando en mitogénesis y
síntesis de colágeno. Un estudio reciente demuestra que tanto la glucosa
como la insulina promueven la
proliferación de CEP y la fosforilación de la quinasa activada por señal
extracelular (ERK) 1/2. El bloqueo de la señal ERK con U0126, un inhibidor de
la proteína quinasa activada por mitogeno (MAPK), inhibe la fosforilación de ERK ½ y la
proliferación de CEP inducidas por insulina. Por otra parte, la fosforilación
de ERK ½ inducida independientemente por la glucosa y la insulina estimula la expresión de CTGF y TGF-β.
Estos eventos de activación incrementan la formación de colágeno y fibronectina
e inducen la proliferación celular. Entonces, la hiperglucemia y la
hiperinsulinemia son dos factores mitogénicos cruciales que inducen la
activación y proliferación de CEP, proporcionando una posible explicación para
la fibrosis de los islotes pancreáticos en la DMT2.
Además de los bloqueadores del RAS, se han
propuesto otros compuestos para prevenir la fibrosis de los islotes
pancreáticos. El análogo de GLP-1 exendin 4 ha demostrado mejorar la función de
las células β regulando al alza genes claves involucrados en la secreción de
insulina. Adicionalmente, el exendin 4 reduce significativamente la producción
de Ang II y TGF-β a través de la inhibición de la formación de ROS. Estos
efectos inhibidores del exendin 4 se relacionan principalmente con la
activación de la ruta de señalización cAMP-proteína quinasa A (PKA). Estos
datos sugieren que los análogos de GLP-1 pueden ser útiles no solo como agentes
anti-diabéticos sino también como anti-fibróticos en el
tratamiento de la DMT2.
Los inhibidores del co-transportados
sodio-gluosa-2 (SGLT2), los nuevos agentes hipoglucémicos orales, funcionan de
una manera independiente de insulina, y disminuyen los niveles sanguíneos de
glucosa aumentando la excreción urinaria de glucosa. El SGLT2 está presente
principalmente en el segmento S1 de los túbulos proximales renales y llevan a
cabo aproximadamente el 90% de la reabsorción renal de glucosa. La expresión de
SGLT2 en los riñones aumenta bajo condiciones diabéticas. Un estudio reciente
reporta que el inhibidor de SGLT2, dapagliflozin, suprime la expresión de
componentes del RAS renal y la fibrosis intersticial en ratas. La disminución
de los niveles de glucosa por el
dapagliflozin atenúa la disminución de la función pancreática y la disrupción
de la morfología normal de los islotes en ratas. Otro estudio demuestra que el
luseogliflozin, también inhibidor del SGLT2, incrementa la masa de células β a
través del aumento de la proliferación
celular y la disminución de la apoptosis. Adicionalmente, los niveles de
expresión de genes relacionados con la fibrosis, como TGF-β, fibronectina,
colágeno I y colágeno III disminuyen significativamente en los animales
tratados con luseogliflozin. Estos hallazgos sugieren que los inhibidores de
SGLT2 pueden proteger de la fibrosis a los islotes pancreáticos.
Una
posible relación entre agonistas del PPAR-γ y AT1R ha sido sugerida por el hallazgo que la
activación del PPAR-γ disminuye la expresión y actividad del promotor de AT1R.
Por otra parte, el troglitazone, agonista del PPAR-γ, ha demostrado que inhibe
la actividad pro-fibrosis de las CEP.
Otro posible agente terapéutico
anti-fibrosis es el resveratrol, un compuesto polifenólico natural. En un
estudio con ratones db/db el tratamiento con resveratrol mejoró la tolerancia a
la glucosa, atenuó el estrés oxidativo inducido por altos niveles de glucosa,
disminuyó la producción de ROS y la fibrosis de los islotes pancreáticos. Los antioxidantes, taurina y tempol, también
pueden ser posibles agentes con efectos anti-fibrosis. Ellos disminuyen la
activación de CEP inducida por altos niveles de glucosa y la fibrosis de los
islotes pancreáticos en ratas.
Los inhibidores de la MAPK suprimen la
fosforilación de ERK ½ inducida por
glucosa e insulina y la proliferación de CEP. Adicionalmente, el agente
anti-fibrosis, pirfenidone, disminuye la expresión de α-SMA y la fibrosis de
los islotes en páncreas de rata. Por otra parte, los roles del receptor de Ang
tipo 2 y el eje ACE-Ang (1-7)- receptor MAS han sido investigados en ratones.
En ratones alimentados con una dieta rica en grasas, el ACEI, enalapril,
aumentó la remodelación de los islotes, normalizó la masa de células α y β y la
función de las células β. Estos efectos se acompañaron con un incremento de la
expresión de ACE2 y receptor MAS, el
cual tiene efectos opuestos a las
acciones de la Ang II mediadas por AT1R. Entonces, aumentar la ruta del
receptor MAS puede ser una estrategia válida para contrarrestar la fibrosis de
los islotes pancreáticos.
En conclusión, diversos grados de fibrosis
de los islotes pancreáticos se observan a menudo en pacientes con DMT2, lo cual
puede estar asociado con una disminución en la masa y función de células β en
estos pacientes. Las CEP están profundamente involucradas en esta fibrosis de
los islotes. En este proceso, la activación del RAS en los islotes pancreáticos
transforma las CEP quiescentes en la forma activa, estimula su proliferación y
por consiguiente provoca la destrucción fibrótica de los islotes. Los altos niveles de glucosa,
insulina y Ang II, así como la liberación de citoquinas pro-inflamatorias
inducen la activación de las CEP. Las CEP activadas causan producción de MEC y proliferación celular. Estos fenómenos
parecen manejar la fibrosis de los islotes pancreáticos en los pacientes con
DMT2. La reducción de la fibrosis de los islotes pancreáticos es un importante
mecanismo de los efectos protectores de los bloqueadores del RAS sobre el
desarrollo y la progresión de la diabetes.
Fuente: Yang Y et
al (2020). Pancreatic stellate cells in the islets as a novel target to
preserve the pancreatic β-cells mass and function. Journal of Diabetes
Investigation 11: 268-280.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario