El eje microbiota intestinal-reloj circadiano y el
metabolismo de la glucosa
De acuerdo con los
datos de la International Diabetes Federation (IDF) en el año 2017 habían
aproximadamente 425 millones de adultos con diabetes mellitus (DM) en el mundo.
Para el año 2045, este número podría llegar a 629 millones. La diabetes
mellitus tipo 2 (DMT2) se presenta en más del 90% de los casos en la población
diabética. La DMT2 es una compleja enfermedad crónica que se caracteriza por altos niveles
de glucosa sanguínea, resistencia a la insulina y relativa deficiencia de
insulina. Los genes y los factores ambientales tradicionales, incluyendo la
obesidad y la inactividad física, son factores ampliamente reconocidos en la
patogénesis de la DMT2. En los años recientes, la relación entre el ambiente
adverso en la vida temprana y el metabolismo de la glucosa ha recibido mucha
atención por parte de la comunidad académica. En este contexto se han
propuestos dos hipótesis: “Metabolic Memory” y Developmental Origins of Health and Disease (DOHaD). La evidencia
acumulada indica que un ambiente nutricional adverso en el útero incrementa
significativamente el riesgo de enfermedades metabólicas crónicas en la
adultez. La base biológica de la relación entre el ambiente nutricional en la
vida temprana y las enfermedades crónicas de la adultez puede ser la clave de
la patogénesis de la DMT2.
El reloj circadiano, o ritmo circadiano, es
un ritmo intrínseco formado por la rotación del organismo con la tierra para
adaptarse a las alteraciones periódicas en el ambiente. Cuando el ambiente
cambia, el cuerpo puede reajustar su propio reloj circadiano a través de
factores externo (principalmente la luz). El sistema reloj circadiano incluye
un reloj circadiano central y múltiples relojes circadianos periféricos. El
reloj circadiano central está localizado en el núcleo supraquiasmático (NSQ)
del hipotálamo, el cual es el marcapaso primario del ritmo circadiano, sensor
de la luz en el ambiente e integrador de
la información para formar ritmos
circadianos de 24 horas. Adicionalmente, el NSQ es también responsable de
trasmitir señales a los relojes circadianos periféricos a través de hormonas o
sinapsis y de controlar el ritmo circadiano del cuerpo. Los relojes circadianos
periféricos están ampliamente distribuidos en los tejidos, incluyendo
intestino, páncreas, corazón, hígado, músculo esquelético y riñón. Los relojes
circadianos periféricos son parcialmente
controlados por el reloj circadiano central y al mismo tiempo tienen su propio
oscilador para regular la función de varios órganos y tejidos. La mayoría de
los componentes del reloj circadiano son factores de transcripción que regulan
la expresión de genes. Los genes reloj
más ampliamente estudiados incluyen Bmal1 (también conocido como Arntl), Clock
(circadian locomotor output cycles kaput), Per1/2/3 (período) y Cry1/2
(criptocromo). La expresión de los genes reloj también tiene un ritmo
circadiano, el cual es regulado principalmente por un asa de retroalimentación
transcripción-translación. El heterodímero CLOCK/BMAL1 puede unirse en la
región promotora de Per, Cry y otros genes para iniciar la regulación a la baja
de la expresión de genes. Por el contrario, el heterodímero PER/CRY puede, a su
vez, inhibir la expresión de Clock y Bmal1 para formar un asa de
retroalimentación reguladora de los niveles de expresión de
Clock/Bmal1-Per/Cry. Además de la luz, la temperatura, el sueño, el estrés y el
ejercicio tienen un efecto regulador sobre el reloj circadiano.
Es bien conocido que hay una cercana
relación entre ritmo circadiano y metabolismo. En este contexto, algunos
estudios reportan que los pacientes que tienen una pobre respuesta a la glucosa
en la noche no muestran síntomas de DM cuando reciben la misma carga de glucosa
en la mañana. Aun en personas sanas, la tasa de metabolismo de glucosa en las
comidas nocturnas es mucho más lenta que en el desayuno, indicando que el
metabolismo de la glucosa está asociado con el ritmo circadiano. Un gran número
de estudios clínicos y en animales de experimentación han confirmado que los
desórdenes del ritmo circadiano juegan un rol importante en la patogénesis de
la DM. Por otra parte, la conducta alimenticia juega un rol importante en el
estatus nutricional del cuerpo, lo cual incluye los componentes nutricionales,
la ingesta de nutrientes y el tiempo de la comida. El tiempo de la comida está
determinado principalmente por los mecanismos endógenos de tiempo del cuerpo.
Adicionalmente, también es afectado por el aporte de alimento, la sensación de
hambre y saciedad, los hábitos sociales
y la conveniencia. La evidencia acumulada en los años recientes sugiere que el
tiempo de la ingesta de nutrientes puede afectar a una variedad de procesos
fisiológicos, incluyendo el ciclo sueño-vigilia, la temperatura interna del cuerpo,
la conducta, el alerta y el metabolismo energético. Los estudios en animales
reportan que los ratones alimentados con una dieta rica en grasa (DRG) durante
el día (tiempo de dormir) ganan más peso y tienen alterada la tolerancia a la
glucosa en comparación con los ratones
alimentados con DRG durante la noche (tiempo de actividad). Al mismo tiempo, la
expresión de los genes reloj en tejido adiposo e hígado también cambia y
ocurren desórdenes del ritmo circadiano, mientras el reloj circadiano central no
es afectado significativamente. Adicionalmente, un moderado desorden en el
tiempo de comida también puede provocar desórdenes en el metabolismo de la
glucosa. Un estudio clínico demostró que la falta de desayuno incrementa significativamente la
glucosa sanguínea postprandial y disminuye los niveles de insulina y GLP-1 en
comparación con los que consumen tres comidas al día. La expresión de los genes
reloj en leucocitos de sangre periférica de los sujetos con falta de
desayuno cambia significativamente y se
altera el ritmo circadiano. Los estudios en animales también demuestran que la
falta de desayuno provoca desórdenes en la expresión de los genes reloj
periféricos y regula a la baja a los genes metabólicos en el hígado, mientras
la falta de cena afecta el metabolismo
de lípidos y la agregación de tejido adiposo. Más aún, hay una cercana relación
entre los cambios entre la ingesta de nutrientes y los desórdenes del ritmo
circadiano. Recientemente, varios
estudios han explorado el rol del reloj
circadiano en el metabolismo anormal de la glucosa causado DRG
(sobrenutrición). En el grupo DRG, el ritmo de alimentación cambió con respecto
al ritmo de alimentación asociado con dieta normal, con una mayor ingesta
durante el día (período de reposo). La expresión de los genes reloj así como la
regulación a la baja de los genes que controlan al reloj en los relojes
circadianos periféricos como riñón, hígado, tejido adiposo y páncreas cambiaron
significativamente, provocando desórdenes en el metabolismo de la glucosa y los
lípidos. Por otra parte, la evidencia demuestra que la modulación de los períodos diarios de alimentación y
ayuno, los cuales reajustan el ritmo circadiano podrían contrarrestar los
efectos perjudiciales del desbalance de nutrientes sobre el metabolismo. La
alimentación restringida en tiempo, donde el acceso es restringido a ciertas
horas del día, tiene efectos protectores contra los desórdenes metabólicos
inducidos por DRG o dieta rica en fructosa. Otros estudios reportan que la
extensión del ayuno diario, independientemente de los nutrientes, puede
producir beneficios en la salud metabólica y la longevidad en ratones machos.
Entonces, regulando el ritmo circadiano de la ingesta de alimentos se protege
contra los desórdenes metabólicos inducidos por la ingesta adversa de
nutrientes.
La vida temprana, incluyendo el desarrollo
intrauterino y el período neonatal, es un período crítico para el crecimiento y
desarrollo fetal. El desarrollo ambiental temprano tiene un efecto de memoria a
largo plazo que dura toda la vida, llamado “memoria metabólica”, ampliamente
aceptado y reconocido por la comunidad académica. La exposición en la vida
temprana a situaciones adversas como
restricción de nutrientes, sobre nutrición, diabetes gestacional, obesidad
materna y DRG, incrementan significativamente el riesgo de desarrollar
enfermedades metabólicas en la vida tardía. Sin embargo, el mecanismo preciso
que subyace a la “memoria metabólica” aun no está completamente claro. Algunos
estudios recientes en ratas sugieren que la obesidad materna y el consumo
materno de una DRG podrían inhibir y reprogramar la expresión de genes reloj,
incluyendo Clock, Bmal1, REV-ERBα, Cry y Per en el hígado y el corazón de las
crías, lo cual provoca metabolismo anormal de la glucosa y los lípidos en las
crías y producen efectos de memoria a
largo plazo. Además de los genes reloj, varios estudios reportan alteraciones
significativas de los genes que controlan al reloj como PPARα y el factor de
transcripción activante 6 (ATF6). Entonces, los desórdenes en el ritmo circadiano
pueden ser un mecanismo crucial en la relación entre ambiente nutricional
adverso en la vida temprana y el incremento en el riesgo de enfermedades
metabólicas en la vida tardía. Sin embargo, el mecanismo específico de la
reprogramación de ritmos circadianos aún
no está claro.
El intestino es el órgano inmune más grande
del cuerpo humano y como órgano con reloj circadiano periférico recibe la
información sincronizada del reloj circadiano central. El intestino también
tiene su propio oscilador, el cual es regulado principalmente por los
alimentos. La microbiota intestinal con un peso total de 1-2 kg en el
intestino, incluye más de 1000 especies y más de 1014
microorganismos. Estos microorganismos usualmente tienen una relación
simbiótica balanceada con el huésped y juegan un rol importante en la salud
humana. La microbiota intestinal tiene una variedad de funciones fisiológicas
importantes. En términos de metabolismo, la microbiota intestinal puede
sintetizar los aminoácidos requeridos por el huésped, absorbe la grasa y las
vitaminas solubles en grasa de la dieta, participa en el metabolismo
relacionado con los ácidos biliares, ayuda a digerir carbohidratos complejos y
produce ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como ácido butírico, ácido
acético y ácido propiónico. Adicionalmente, la microbiota intestinal juega
roles importantes en el mantenimiento de la barrera epitelial intestinal, la
regulación de la permeabilidad intestinal y la maduración y regulación de la
inmunidad innata y adaptativa del huésped a través de la cual se relaciona con
varios órganos del cuerpo. La evidencia emergente demuestra que la microbiota
intestinal interactúa con el reloj circadiano y la alteración de esta relación
puede resultar en enfermedades metabólicas.
En la composición y función de la microbiota
intestinal hay oscilaciones diurnas cuya regulación es controlada por los
ritmos de alimentación del huésped y los tipos de alimentos consumidos. Si los
tiempos de alimentación son alterados, como por ejemplo en la desviación
inducida por el “jet lag”, ocurre una disbiosis. El trasplante de microbiota
con desviación de tiempo en ratones libres de gérmenes provoca un incremento
significativo en la adiposidad del cuerpo. Dado que la ingesta de alimentos
afecta la estructura de la comunidad microbiana intestinal y el consumo de
nutrientes puede regular el ritmo de
reloj periférico, estudios recientes sugieren que la microbiota intestinal
puede ser responsable de la reprogramación de la ritmicidad circadiana. La
evidencia demuestra que algunas bacterias pueden regular rítmicamente la
conducta del huésped. Más aún, la ausencia de microbiota intestinal altera la
expresión de los genes reloj circadianos incluyendo Bmal1, Cry1, Per1 y Per2 de
células epiteliales intestinales y el hígado en ratones libres de gérmenes e
inducido por antibióticos. Otro estudio reporta que la microbiota intestinal
regula la composición corporal a través del factor de transcripción circadiano
NFIL3, el cual es un enlace significativo entre microbiota intestinal,
metabolismo del huésped y reloj circadiano. Por lo tanto, el reloj circadiano
influye en la composición de la microbiota intestinal, e inversamente, la
microbiota intestinal también puede regular el ritmo circadiano, lo cual indica
una comunicación bidireccional entre microbiota intestinal y reloj circadiano.
En otras palabras, hay un “eje microbiota intestinal-reloj circadiano”.
Con relación al mecanismo molecular del rol
del “eje microbiota intestinal-reloj circadiano” en el metabolismo, la
evidencia acumulada en los últimos años
demuestra que los metabolitos derivados de la microbiota pueden jugar un
rol crucial. Los productos metabólicos
de la microbiota intestinal, incluyendo a los AGCC, particularmente butirato,
exhiben fluctuaciones rítmicas. Por otra parte, la DRG provoca alteraciones
significativas en la composición microbiana y oscilaciones circadianas en los
productos metabólicos bacterianos. Entonces, los metabolitos bacterianos pueden
ser un mediador crucial entre la microbiota intestinal y el reloj circadiano.
Más aún, la administración oral de AGCC en ratones puede resultar en cambios
dramáticos de los genes reloj en relojes periféricos. Además de los AGCC, los
ácidos biliares también participan en la relación entre microbiota intestinal y
reloj circadiano. Los ácidos biliares son sintetizados a partir del colesterol
y son conjugados con taurina o glicina. Los ácidos biliares conjugados son
desconjugados por la microbiota en el intestino. Los ácidos biliares no
conjugados pueden alterar la expresión de genes reloj en ileum, colon e hígado. Por tanto, el ambiente
nutricional adverso afecta la estructura y función de la microbiota intestinal
y los metabolitos microbianos pueden influir en el reloj circadiano y la salud
metabólica. Los desórdenes del “eje microbiota intestinal-reloj circadiano”
pueden ser un mecanismo clave por el
cual el ambiente nutricional adverso provoca metabolismo anormal de la glucosa.
La microbiota intestinal puede ser un factor
de programación esencial para el incremento en el riesgo de desórdenes
metabólicos en la vida tardía inducidos por el ambiente nutricional adverso en
la vida temprana. Después de la exposición a un ambiente nutricional adverso en
la vida temprana, la composición y diversidad de la microbiota intestinal
cambia significativamente, lo cual es
acompañado por desórdenes metabólicos en la vida tardía. Los estudios en
humanos indican que la obesidad materna puede reducir significativamente la
abundancia de Bacteroides, Blautia sp y Eubacterium sp e incrementar el número
de Parabacteroides sp y Oscillibacter sp, las cuales están asociadas con la
obesidad. Adicionalmente, la evidencia de estudios en humanos y modelos
animales demuestra que el uso de antibióticos en la vida temprana, lo cual
provoca un desbalance de la microbiota intestinal, puede producir a largo
plazo efectos perjudiciales sobre la
salud incluyendo obesidad y diabetes mellitus. Entonces los cambios de la
microbiota intestinal juegan roles importantes en la relación entre la
exposición a un ambiente nutricional adverso en la vida temprana y los
desórdenes metabólicos de la vida tardía.
En conclusión, una cantidad creciente de
evidencias sugiere que un ambiente anormal en la vida temprana incrementa el
riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas en la vida adulto, lo cual es
referido como “memoria metabólica”. Más aún, una dieta materna rica en grasas
podría provocar desórdenes metabólicos y expresión anormal de genes reloj y
genes que controlan el reloj en las crías. Los desórdenes del ritmo circadiano
pueden jugar un rol en los disturbios en el metabolismo de la glucosa,
especialmente en términos de ambiente nutricional adverso en la vida temprana y
el desarrollo de enfermedades metabólicas en la vida tardía. Adicionalmente, la
microbiota intestinal, como reloj periférico, tiene su propio ritmo circadiano
que fluctúa con la alimentación periódica y ha sido ampliamente reconocida por
significativo rol en el metabolismo. A la luz de los importantes roles del
ritmo circadiano y la microbiota intestinal en la nutrición en la vida
temprana y la salud en la vida
tardía y la estrecha comunicación entre
microbiota intestinal y reloj circadiano se ha propuesto que el “eje microbiota
intestinal-reloj circadiano” puede ser un mecanismo crucial para descifrar la “memoria
metabólica”.
Fuente: Zhou L et
al (2019). “Gut microbiota-circadian clock axis” in deciphering the mechanism
linking early-life nutritional environment and abnormal glucose metabolism.
International Journal of Endocrinology Article ID 5893028.
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