Hepatoquinas y resistencia a la insulina
En la actualidad,
muchos estudios dirigen su atención hacia los factores derivados de tejidos que
hasta hace pocos años no eran reconocidos como órganos endocrinos. El hígado
mantiene la homeostasis de la glucosa almacenando glucógeno y liberando glucosa.
Por otra parte, el hígado es también sitio de
producción y secreción de varias proteínas. En efecto, los pacientes con
severa cirrosis hepática usualmente reciben terapia con proteínas derivadas del
hígado como albúmina. Los genes que codifican proteínas secretadas son
abundantemente expresadas en el hígado de humanos. Sobre la base de estos
hallazgos, se propone la hipótesis que el hígado a través de la
producción anormal de proteínas secretadas llamadas “hepatoquinas”, puede
contribuir al desarrollo de varias clases de patologías que se observan en la
diabetes tipo 2 y la obesidad. Muchos factores secretados, incluyendo adropina,
fetuina A/B, factor de crecimiento de fibroblastos 21 (FGF21) y globulina
ligadora de hormonas sexuales (SHBP), han sido identificados como hepatoquinas
relacionadas con la inducción de disfunción metabólica.
El análisis del perfil de expresión de genes
en el hígado humano revela una
correlación negativa entre los niveles de mARN de la selenoproteína P (SeP)
hepática y la tasa de aclaramiento metabólico de glucosa, lo cual indica que la
elevación de los niveles de mARN de la SeP hepática están positivamente
conectados con la severidad de la resistencia a la insulina en humanos. La SeP,
codificada por el gen SEPP1 o SELENOP, es una proteína secretada abundantemente
expresada en sangre humana. Se trata de una proteína producida primariamente
por el hígado que contiene 10 residuos
selenocisteína y funciona como una proteína que transporta selenio. La SeP
atenúa el estatus de estrés oxidativo actuando como una enzima anti-oxidativa y
aportando selenio a los tejidos. Por otra parte, los experimentos en ratones
normales revelan que la inyección de dosis fisiológicas de SeP induce
intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina en músculo esquelético e
higado. Por el contrario, los ratones SeP knockout alimentados con dieta rica
en grasa y sucrosa muestran mejoría de la intolerancia a la glucosa y la
resistencia a la insulina en las pruebas de carga de glucosa e insulina. La elevación
de la SeP circulante contribuye al desarrollo de hiperglucemia en la diabetes
tipo 2 a través de la inducción de
resistencia a la insulina y la disminución de la producción de adiponectina en
el tejido adiposo blanco. La SeP también reduce la señal de transducción del
factor de crecimiento de endotelio vascular (VEGF) en las células endoteliales
vasculares, lo cual contribuye a las alteraciones de la angiogénesis en la
diabetes
El ejercicio físico tiene varios efectos
beneficiosos en la persona. Sin embargo, no todas las personas obtienen la
misma mejoría de la salud metabólica
mediante el ejercicio. Un estudio clínico reporta que aproximadamente 20% de
los pacientes con diabetes mellitus obtuvieron un pobre efecto hipoglucémico
con el tratamiento con ejercicio. Por otra parte, la generación de especies
reactivas de oxígeno (ROS) inducida por el ejercicio no solo causa daño
oxidativo, sino que las ROS también funcionan como moléculas de señalización para
inducir adaptaciones moleculares beneficiosas durante el entrenamiento al
ejercicio. Por ejemplo, la proteína quinasa dependiente de adenosina
monofosfato (AMPK) y el co-activador 1α del receptor γ activado por el
proliferador de peroxisoma (PGC-1α, codificado por el gen Ppargc1α), los cuales
juegan un rol central en las adaptaciones del músculo esquelético mediadas por
el ejercicio, son activados por la generación aguda de ROS. La evidencia
clínica sugiere que la suplementación con antioxidantes, como la vitamina C,
limitan los efectos beneficiosos o positivos del entrenamiento al ejercicio en
humanos. Sobre la base de estos reportes se postula la hipótesis que la
cantidad excesiva de la hepatoquina SeP con capacidad antioxidante causa
“resistencia al ejercicio” porque suprime la generación aguda de ROS inducida
por el ejercicio en el músculo esquelético. Los ratones con deficiencia de SeP
muestran mayor capacidad para el ejercicio aeróbico. La deficiencia de SeP
también aumenta la respuesta al entrenamiento al ejercicio regular en ratones.
En conjunto, estos hallazgos sugieren que la SeP altera los efectos del
entrenamiento al ejercicio porque suprime la ruta ROS/AMPK/PGC-1 en el músculo
esquelético.
Los estudios en ratones reportan que
proteínas de la familia del receptor de lipoproteína de baja densidad (LDLR),
como la megalina, funcionan como receptores de la SeP en riñón y testículo. Por
otra parte, los efectos inhibidores de la SeP sobre la expresión del gen
Ppargc1α son completamente abolidos en los ratones con deficiencia de proteína
1 relacionada con el receptor de lipoproteína de baja densidad (Lrp1). Más aún,
la deficiencia de Lrp1 cancela el efecto inhibidor de la SeP sobre la
fosforilación de AMPK inducida por H2O2 en cultivos de miotúbulos
de ratones C2C12, un modelo celular representativo de músculo esquelético.
Estos resultados indican que la LRP1 actúa como receptor funcional de SeP, al
menos en músculo esqueletico de ratones. Por tanto, es posible que la sobreproducción
de la hepatoquina SeP, a través de su receptor LRP1, cause resistencia al ejercicio alterando las
adaptaciones moleculares inducidas por el ejercicio en el músculo esquelético.
Los estudios con biopsias hepáticas de
humanos con obesidad y diabetes tipo 2 reportan una correlación positiva entre
los niveles de mARN de quimiotaxina 2 derivada de leucocitos (LECT2) hepática y
el índice de masa corporal (IMC), lo cual sugiere que los elevados niveles de
mARN de LECT2 están asociados con la severidad de la obesidad en humanos. La LECT2
(en humanos codificada por el gen LECT2),
reportada como una proteína
quimiotáctica de neutrófilos, es expresada preferencialmente en células
hepáticas fetales y de adulto en humanos. Los ratones Lect2-/- muestran niveles
bajos de glucosa después de la inyección de insulina o glucosa, así como
también un incremento en la fosforilación de Akt estimulada por insulina en
músculo esquelético, pero no en hígado o tejido adiposo. Estos resultados
indican que la deficiencia de la hepatoquina LECT2 incrementa la sensibilidad a
la insulina en el músculo esquelético de roedores. Sin embargo, la
sobreproducción de LECT2 contribuye al desarrollo de resistencia a la insulina
en el músculo esquelético en la obesidad.
En conclusión, las hepatoquinas SeP y LECT2
causan resistencia a la insulina e hiperglucemia. La SeP causa resistencia a la
insulina en el músculo esquelético y el hígado. Adicionalmente, la SeP reduce
la señal de transducción del VEGF en las
células endoteliales vasculares, contribuyendo a las alteraciones de la
angiogénesis en la diabetes. Por otra parte, la SeP altera los efectos
beneficiosos del ejercicio suprimiendo la ruta ROS/AMPK en el músculo
esquelético a través de su receptor LRP1. La LECT2 promueve la resistencia a la insulina
en el músculo esquelético en la obesidad.
Fuente: Misu H
(2019). Identification of hepatokines involved in pathology of type 2 diabetes
and obesity. Endocrine Journal 66: 659-662.
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