Glucagón y aminoácidos plasmáticos
El glucagón fue
descrito en 1923 como una sustancia hiperglucemiante aislada de extractos acuosos de páncreas. El
nombre glucagón es una combinación de glucosa y agonista y fue asignado a un
péptido de 29 aminoácidos secretado por las células α de los islotes
pancreáticos. Desde entonces, se acepta que el mayor rol fisiológico del
glucagón es incrementar los niveles sanguíneos de glucosa. Por tanto, la
supresión de la actividad del glucagón es considerada como una potencial forma
de tratar la diabetes mellitus. Por otra parte, en 2012, se propuso un enfoque
glucagonocéntrico de la diabetes mellitus que refuerza el concepto del glucagón como una sustancia
hiperglucemiante y, por consiguiente, un factor agravante de la diabetes
mellitus. El enfoque glucagonocéntrico de la diabetes se basa principalmente en
la observación que ratones con deficiencia del gen del receptor de glucagón
(Gcgr-/-) muestran bajos niveles de glucosa y resistencia a
desarrollar diabetes después de la destrucción, inducida por estreptozotocina,
de las células β de los islotes pancreáticos. Sin embargo, además del glucagón, el péptido
similar a glucagón- 1 (GLP-1) también es sobre producido por los ratones Gcgr-/-.
GLP-1 y glucagón derivan de un precursor común, el proglucagón. El GLP-1 es una
incretina con efectos protectores sobre las células β además de sus efectos
insulinotrópicos. Un incremento en la actividad del GLP-1, en combinación con
la ausencia de actividad del glucagón, puede contribuir a la resistencia a la
diabetes en los ratones Gcgr-/-.
Los ratones con deficiencia de glucagón y
GLP-1 (CGCKO) o con deficiencia de receptor de glucagón y GLP-1 (Gcgr-/-Glp1r-/-)
desarrollan diabetes después de la inyección de estreptozotocina, indicando que
el GLP-1 juega un rol importante en la resistencia a la diabetes que se observa
en los ratones Gcgr-/-. Los ratones GCGKO y Gcgr-/-Glp1r-/-
virtualmente son normoglucémicos bajo condiciones normales no diabéticas. Por
tanto, la ausencia de actividad del glucagón per se no reduce los niveles
sanguíneos de glucosa. La actividad del GLP-1 es un prerrequisito para
disminuir los niveles sanguíneos de glucosa en ausencia de actividad del
glucagón. Por el contrario, los niveles plasmáticos de aminoácidos aumentan en
los ratones GCGKO y Gcgr-/-. Por tanto, la ausencia de actividad del glucagón
per se es suficiente para incrementar los niveles plasmáticos de aminoácidos
independientemente de la presencia o ausencia de GLP-1. La hiperaminoacidemia
ha sido documentada en ratones y monos que reciben un anticuerpo contra el
receptor de glucagón. Además de la hiperaminoacidemia, los defectos en la
actividad del glucagón inducen un incremento en la masa de células α de los
islotes pancreáticos. Los estudios en ratones demuestran que la ablación de
receptores de glucagón en el hígado es suficiente para inducir la proliferación
de células α. Estos datos demuestran que el glucagón tiene poco potencial para
suprimir directamente la proliferación de células α y que factores derivados
del hígado bajo el control del glucagón pueden regular la proliferación de
células α. Los aminoácidos, especialmente la glutamina, están involucrados en
la regulación de la proliferación de
células α.
El glucagón juega un rol importante en la
regulación de la concentración plasmática de aminoácidos. Los modelos de
animales con deficiencia de glucagón no siempre muestran bajos niveles sanguíneos
de glucosa, pero se caracterizan por tener hiperaminoacidemia. Más aún, está
demostrado que la administración de glucagón disminuye la concentración
plasmática de aminoácidos y que la hipoaminoacidemia es un síntoma mayor en el
síndrome glucagonoma. Por tanto, el
exceso y la deficiencia de glucagón
resultan en hipoaminoacidemia e hiperaminoacidemia, respectivamente.
Entre los aminoácidos plasmáticos, la glutamina está presente en la más alta concentración, la cual puede
alcanzar el orden milimolar, comparable con la concentración de glucosa, en
animales con actividad defectuosa de glucagón. Los aminoácidos, incluyendo la
glutamina, pueden servir como sustratos para la gluconeogénesis. Para funcionar
como aminoácido glucogénico, la glutamina primero es convertida en
glutamato a través de una desaminación
por la glutaminasa. El glucagón activa la glutaminolisis hepática. Los ratones
deficientes en glutaminasa hepática (Gls2-/-) tienen bajos niveles
sanguíneos de glucosa y elevados niveles de glutamina. Más aún, los ratones Gls2-/-
muestran un incremento de células α y los niveles de glucagón en ayunas. Estos
datos demuestran que la alteración en la glutaminolisis en el hígado es
suficiente para inducir proliferación de células α y una elevación de los
niveles circulantes de glucagón, y que la glutamina es importante como mediador
de la regulación por retroalimentación entre el hígado y las células α
pancreáticas.
El glucagón juega un rol esencial en la retroalimentación entre el hígado y las
células α pancreáticas, y ejerce efectos supresores sobre la concentración
plasmática de aminoácidos, especialmente glutamina. En reconocimiento al efecto
del glucagón como supresor de los niveles plasmáticos de glutamina, se ha
propuesto el nombre alternativo “glutaminostatina”. El glucagón incrementa la
glucogenolisis y la gluconeogénesis en los hepatocitos, por tanto, aumenta los
niveles sanguíneos de glucosa. Los elevados niveles sanguíneos de glucosa
estimulan, en las células β de los islotes pancreáticos, la secreción de
insulina, la cual a su vez suprime la secreción de glucagón. El glucagón
también convierte aminoácidos en sustratos disponibles para la gluconeogénesis
y reduce los niveles plasmáticos de aminoácidos. Sin embargo, la ausencia de la
actividad del glucagón per se es insuficiente para reducir el nivel sanguíneo
de glucosa y si ocurre tal disminución es dependiente de GLP-1. La elevación de
los niveles plasmáticos de aminoácidos induce la secreción de glucagón y la
proliferación de células α. La comunidad científica espera que el análisis de
las concentraciones plasmáticas de aminoácidos, especialmente glutamina,
conjuntamente con las de glucagón, glucosa e insulina arrojen luces sobre los
roles desconocidos del glucagón/glutaminostatina en condiciones fisiológicas
y/o patológicas.
La asociación entre los niveles plasmáticos
de aminoácidos y el riesgo de diabetes tipo 2 ha sido analizada en numerosos
estudios. Uno de esos estudios reporta que la alta concentración de glutamina y
una alta relación glutamina/glutamato están asociadas con un menor riesgo de
incidencia de diabetes tipo 2 en individuos japoneses. Otro estudio reporta que
los niveles plasmáticos de glutamina y glucagón se encuentran aumentados en
individuos daneses con resistencia a la insulina, y los investigadores sugieren
que la resistencia al glucagón y la resistencia a la insulina juegan un rol en
la desregulación del metabolismo. Por tanto, si la resistencia al glucagón es
la causa del incremento en los niveles plasmáticos de glucagón, la intervención
terapéutica debe estar dirigida a hacia la resistencia, pero no a suprimir la
actividad del glucagón.
En conclusión, el glucagón/glutaminostatina
juega un rol esencial en la regulación homeostática de los niveles plasmáticos
de aminoácidos. Los modelos animales con deficiencia de la actividad del
glucagón se caracterizan por presentar hiperaminoacidemia e incremento de la
masa de células α de los islotes pancreáticos. Por el contrario, la
administración de glucagón suprime la
concentración plasmática de aminoácidos, incluyendo la glutamina. El glucagón
también tiene un rol esencial en la retroalimentación entre el hígado y las
células α de los islotes pancreáticos. La elevación en los niveles plasmáticos
de aminoácidos induce la secreción de glucagón y la proliferación de células α. La glutamina es el aminoácido
con la más alta concentración plasmática y es un mediador de la
retroalimentación entre el hígado y las células α. El glucagón activa la
glutaminolisis hepática.
Fuente: Hayashi Y
(2019). Glutaminostatin: another facet of glucagon as a regulator of plasma
amino acid concentrations. Journal of Diabetes Investigation 10: 1391-1393.
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