Macrófagos y tejido adiposo
El tejido adiposo
blanco (TAB) es metabólicamente muy activo y modifica significativamente el
metabolismo sistémico regulando el almacenamiento y la liberación de lípidos.
Los ácidos grasos libres sirven como fuente de combustible durante los períodos
de alta demanda de energía, como
ejercicio, exposición al frío y respuestas inmunes. La desregulación de la
liberación de ácidos grasos contribuye a las dislipidemias, resultando
depósitos ectópicos de grasas en varios órganos. La grasa ectópica a su vez
altera la funcionalidad de los órganos, como se observa en muchas enfermedades
metabólicas. El TAB, además de ácidos grasos, también libera otros metabolitos
(por ejemplo, lactato) y adipoquinas (por ejemplo, leptina y adiponectina). Por
otra parte, la actividad mitocondrial impacta la capacidad de almacenamiento de
lípidos y la función secretora. Los estudios clínicos reportan la fuerte
asociación entre la disminución del contenido mitocondrial y el consumo de
oxígeno de los adipocitos/TAB, lo cual es particularmente evidente durante
complicaciones metabólicas como resistencia a la insulina, diabetes mellitus
tipo 2 (DMT2) y enfermedades cardiovasculares. Una característica durante el
desarrollo de los desórdenes metabólicos asociados con la obesidad es la
inflamación de bajo grado crónica del TAB. Aunque la inflamación asociada a la
obesidad y la infiltración de macrófagos afectan muchos tejidos (hígado,
músculo, cerebro y páncreas), la infiltración en el TAB es considerablemente
alta. Varios estudios sugieren que la inflamación asociada a la obesidad del
TAB humano compromete la función mitocondrial.
Los macrófagos de tejido adiposo (MTA)
también residen el TAB de individuos delgados y sanos, lo que sugiere un rol
fisiológico de los MTA. Algunos procesos inflamatorios parecen ser importantes
para la expansión saludable del TAB. Las citoquinas y quimioquinas secretadas
por los MTA actúan de manera autocrina y paracrina en el control de la
respuesta inflamatoria de otras células inmunes
y el metabolismo de adipocitos adyacentes. Los estudios en ratones
sugieren que la secreción de factores por los MTA aumenta el metabolismo de los
adipocitos durante el frío, el estrés y el ejercicio, lo cual es conocido como
“marronización” del TAB. La mayoría de estudios apoyan un rol de los MTA en el
metabolismo energético de los adipocitos, en particular controlando la función
mitocondrial. Hay evidencia que los MTA aumentan o suprimen la función
mitocondrial en el TAB.
Los MTA son numéricamente el tipo dominante
de células inmunes en el TAB humano y la obesidad aumenta su número en el TAB,
lo cual contribuye al desbalance inmune relacionado con la obesidad. La
excesiva ingesta de energía (sobre nutrición) induce un incremento en la
infiltración de MTA en el TAB de individuos obesos, causando hipertrofia de
adipocitos e hipoxia, lo cual eventualmente provocará disfunción de los
adipocitos, muerte celular y fibrosis. Este escenario es acompañado por altos
niveles de citoquinas quimioatrayentes como la quimioquina ligando 2 (CCL2/MCP-1),
quimioquina ligando 3 (CCL3/MIP1a) y otras. Estas citoquinas proporcionan un
gradiente quimiotáctico que atrae monocitos al TAB. En el TAB, los monocitos
aumentan el gradiente quimiotáctico secretando sus propias quimioquinas, lo
cual atrae macrófagos adicionales y acelera el proceso inflamatorio. Entre los
individuos delgados y obesos no solo cambia el número de macrófagos, sino
también la localización. En el TAB de individuos delgados, los MTA se localizan
en los espacios intersticiales, contrastando con la acumulación local de MTA en
las llamadas “estructuras como corona” alrededor de adipocitos muertos,
apoptóticos y/o áreas fibrosas del TAB de individuos obesos. Los estudios en
ratones indican que el incremento en el contenido de macrófagos en el TAB de
individuos obesos presumiblemente resulta de varios procesos: alta tasa de
reclutamiento/infiltración de monocitos, proliferación de monocitos residentes
en el TAB y menor tasa de emigración de MTA fuera del TAB.
Los MTA ejercen distintos roles fisiológicos
y efectos beneficiosos en la homeostasis del TAB, por ejemplo el almacenamiento saludable de
lípidos, y, por tanto, previenen el almacenamiento ectópico de lípidos en otros
órganos. Los MTA son células dinámicas que rápidamente adaptan su fenotipo y
metabolismo a ambientes cambiantes como el ayuno y la sobre nutrición. Por otra
parte, las señales anti y pro-inflamatorias están involucradas en la
homeostasis del TAB. La expansión sana del TAB es afectada por la eliminación
de MTA residentes (anti-inflamatorios
M2) o la reducción de señales pro-inflamatorias en el TAB. La función de los
MTA también ha sido implicada en la adaptación al frío y el ejercicio en
ratones. Los macrófagos activados parecen ser parte de una cascada de
señalización que contribuye a la marronización inducida ´por frío y el
reclutamiento de adipocitos beige en el TAB subcutáneo.
Uno de los primeros estudios sobre los MTA
propuso un cambio de fenotipo durante la obesidad: mientras los MTA similares a
M2 residentes dominan en el TAB de individuos delgados, los MTA
pro-inflamatorios (M1) dominan en el TAB de individuos obesos. El TAB de
individuos obesos tiene niveles elevados de ácidos grasos y lipopolisacáridos
(LPS), los cuales pueden activar la señal TLR4 y dirigir los macrófagos hacia
el fenotipo pro-inflamatorio M1. Entonces, los MTA pueden asemejarse al
fenotipo de macrófagos activados por LPS e IFNγ durante la obesidad inducida
por dieta. Sin embargo, esta clasificación simplificada de macrófagos anti-
(M2) vs pro- (M1) inflamatorios no refleja la situación in vivo, donde hay un
espectro de marcadores mixtos. En particular, durante la obesidad, los MTA no
pueden ser clasificados usando el modelo dual M1/M2. Recientemente fue
propuesta una nueva categoría de macrófagos, llamados macrófagos activados
“metabólicamente”, los cuales pueden ser activados por el ambiente específico
del TAB (hormonas y nutrientes). El
microambiente y/o la retención de larga duración de macrófagos en el TAB
durante la obesidad, puede ser la causa del fenotipo único de MTA. Los datos
sobre monocitos/macrófagos durante la obesidad revelan altas tasas de
inmigración y bajas tasas de emigración en el TAB de individuos obesos, lo cual
indica un mayor tiempo de exposición para los MTA en el microambiente del TAB
durante la obesidad.
La síntesis de ATP a través de la
fosforilación oxidativa (FO) es una función de las mitocondrias para
proporcionar suficiente energía celular. Por tanto, las funciones del tejido
adiposo que demandan energía como la señal endocrina y el almacenamiento de
lípidos dependen de la adecuada actividad mitocondrial. Indirectamente, las
mitocondrias también controlan los niveles de ácidos grasos libres (AGL) como consecuencia
de la regulación del almacenamiento de lípidos. Las mitocondrias, además de la
producción de ATP, también generan intermediarios metabólicos requeridos para
la lipogénesis de novo. Por ejemplo, el complejo piruvato deshidrogenasa
descarboxila piruvato a acetil-CoA y, por tanto, regula la producción de
glicerol y el cambio del metabolismo de glucosa a metabolismo de lípidos en el
adipocito. Asimismo, las mitocondrias tienen un rol importante en la lipólisis,
es decir, la degradación de lípidos. Las mitocondrias facilitan la lipólisis a
través de la oxidación de ácidos grasos. Por otra parte, las mitocondrias son
importantes en la regulación de la homeostasis de calcio y procesos
dependientes de Ca2+ en los adipocitos como la captación de glucosa
estimulada por insulina, la secreción de leptina y la adipogénesis. Más aún, la
actividad mitocondrial es requerida para
la función endocrina del TAB. Los procesos básicos de diferenciación y
maduración de adipocitos están relacionados con el inicio de la biogénesis
mitocondrial de novo y la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS).
Como la mayoría de células progenitoras
proliferantes, los preadipocitos subcutáneos humanos dependen principalmente de
la producción de ATP en la glucólisis (85% por la glucolisis, 15% por la FO).
Durante la diferenciación adipogénica, el contenido mitocondrial aumenta varias
veces y la contribución relativa de la FO a la producción total de ATP aumenta
45-73% en adipocitos humanos. Al menos en condiciones in vitro, la glucólisis
es la ruta productora de energía principal en preadipocitos y adipocitos
maduros. Los adipocitos cambian parcialmente de la FO a la glucólisis en
presencia de glucosa. En ausencia de glucosa, solamente los adipocitos –pero no
los preadipocitos- son capaces de mantener su demanda de ATP incrementando la
actividad mitocondrial. Por tanto, en adipocitos humanos, las mitocondrias
permiten una mayor flexibilidad en la escogencia de sustratos para mantener el
metabolismo energético. La capacidad celular de FO puede depender de la masa
mitocondrial por célula (por ejemplo, mayor densidad mitocondrial en los
adipocitos viscerales que en los subcutáneos), el control de la función
mitocondrial a nivel celular (mayores niveles de receptores β3-adrenérgicos en
TAB visceral que en TAB subcutáneo) y el
entorno específico del depósito de lípidos (por ejemplo, mayor vascularización
en TAB visceral que en TAB subcutáneo), incluyendo el ambiente inflamatorio
creado por los macrófagos (mayor concentración de citoquinas como IL-6 en el
TAB visceral que en el TAB subcutáneo). Con la activación adrenérgica, los
adipocitos subcutáneos de individuos delgados incrementa la tasa de consumo de
oxígeno (representa la función mitocondrial) asociada con el aumento de la
lipólisis. En paralelo, la tasa de acidificación extracelular, la cual es un
indicador de la actividad glucolítica, también aumenta. Por otra parte, la
estimulación con insulina de adipocitos subcutáneos de individuos obesos
provoca un incremento de la actividad glucolítica y, simultáneamente, una
disminución de la respiración relacionada con ATP. En resumen, la alta
capacidad de FO mitocondrial, la cual está relacionada con el ciclo
triacilglicerol/ácidos grasos y es inducida por hormonas y nutrientes, es esencial
para la flexibilidad metabólica del TAB y representa un marcador de adipocitos
saludables.
La disminución de la función mitocondrial en
los adipocitos blancos provoca disfunción en el almacenamiento de lípidos y la
función endocrina del TAB, asociada con complicaciones metabólicas inducidas
por la obesidad como la resistencia a la insulina. Varios estudios demuestran
reducción del contenido y actividad mitocondrial en adipocitos subcutáneos y
viscerales de individuos obesos, independientemente del tamaño de la célula
grasa. Los adipocitos sanos poseen masa y actividad mitocondrial adecuadas, lo
cual permite una variedad de respuestas metabólicas a hormonas como insulina y adrenalina. La
función mitocondrial es requerida para el metabolismo de la glucosa estimulado
por insulina y la capacidad de FO estimulada por adrenalina, permitiendo
ajustes rápidos del metabolismo energético. La obesidad se caracteriza por
disminución del número y actividad mitocondrial, alteración del metabolismo de
la glucosa estimulado por insulina y menos FO estimulada por adrenalina. Por
tanto, los adipocitos no sanos son metabólicamente menos flexibles que los adipocitos
sanos.
La obesidad metabólicamente sana se
caracteriza por bajos niveles de marcadores inflamatorios circulantes (TNFα y
PCR). Las citoquinas son potenciales candidatos para mediar la relación entre
los MTA y el metabolismo energético de los adipocitos. Las citoquinas
involucradas en la inflamación del TAB son: TNFα, IL6 e IL1β. Estas citoquinas
promueven la resistencia a la insulina y/o inducen la lipólisis. Algunas de
estas y otras citoquinas suprimen la función mitocondrial. La relación entre
MTA y adipocitos es bidireccional y la disfunción mitocondrial de los
adipocitos promueve la inflamación del TAB. In vivo, las interacciones
paracrinas entre MTA y células adiposas son complejas, pues los macrófagos son
células muy dinámicas con un perfil de citoquinas cambiante que es influenciado
por adipoquinas, sistema nervioso simpático, insulina y nutrientes.
Los MTA poseen el potencial para incrementar
la captación de glucosa en los adipocitos. Los factores responsables son las
citoquinas inflamatorias asociadas con la inflamación del TAB en la obesidad,
como TNFα e IL1β. El incremento en la captación de glucosa puede obedecer a un
aumento de la demanda de energía. Sin embargo, el incremento en la captación de
glucosa también puede ser un mecanismo compensatorio ante la disminución de la
FO. El último escenario describe un cambio en las rutas de producción de
energía, más que un incremento en la actividad metabólica. IL10/TGFβ y/o IL1β
promueven tal cambio metabólico en los adipocitos, incrementando la captación
de glucosa/glucólisis y simultáneamente
disminuyendo la actividad mitocondrial. La ruta de señalización IL1β
suprime el metabolismo oxidativo de los adipocitos. El TNFα representa una
citoquina que reduce las principales rutas productoras de energía, glucólisis y
FO. La disminución de la producción celular de energía resulta en la muerte del
adipocito.
Los
MTA y sus factores secretados no solo afectan directamente el metabolismo energético
de los adipocitos, también indirectamente alteran las señales neuronales en el
tejido. Una de estas señales es la de las catecolaminas, las cuales aumentan la
disipación de energía. Dos mecanismos han sido descritos sobre como los
macrófagos pueden limitar las catecolaminas bioactivas en TAB y tejido adiposo
marrón (TAM). Un mecanismo propone la inhibición de la inervación neuronal. Los
macrófagos específicos de TAM inhiben la inervación simpática y, por tanto,
alteran la señal catecolamina en el TAM, mientras la inervación en el TAB no es
afectada. El otro mecanismo propone el aclaramiento de neurotransmisores. Un tipo distinto de
macrófagos es adherido -o al menos
situado cercano- a axones del sistema
nervioso simpático toma y degrada noradrenalina (NA). Estos macrófagos son
llamados macrófagos asociados con neuronas simpáticas (MAS) o macrófagos
asociados al nervio (MAN). Estos macrófagos pueden regular las concentraciones
locales de catecolaminas y prevenir su paso a la circulación sanguínea. El
sistema de macrófagos que median la captación y degradación de NA aumenta
durante la obesidad y el envejecimiento y potencialmente contribuyen a la
disminución del metabolismo energético con la edad y la obesidad.
La “marronización” del TAB es definida como
la regulación al alza de la proteína
desacopladora 1 (UCP1) y el aparecimiento de adipocitos multiloculares
en el TAB, llamados adipocitos beige. Los adipocitos beige están asociados con
la biogénesis mitocondrial y alto recambio de
energía. La UCP1 reside en la membrana interna mitocondrial y desacopla
la generación de protones a partir de la síntesis de ATP, liberando
directamente energía como calor y acelerando procesos catabólicos. Con esta
maquinaria quemadora de energía, la marronización del TAB puede restaurar la
desregulación del metabolismo de glucosa y lípidos en ratones obesos y
diabéticos. En el contexto de la marronización, los MTA pueden liberar
citoquinas que inducen la expresión de UCP1 y aumentan el recambio de energía
en los adipocitos. Una citoquina que afecta el metabolismo energético del TAB,
directamente o a través de los macrófagos, es la IL4. La IL4 es secretada en el
TAB por los macrófagos y, en mayor extensión, por los eosinófilos. Esta
citoquina puede controlar directamente el metabolismo del TAB actuando sobre
los preadipocitos para promover su diferenciación en adipocitos beige o inducir
un mayor recambio de energía en los adipocitos. Varias publicaciones colocan a
los macrófagos activados por IL4 en las cascadas de señalización que son
capaces de inducir la expresión de UCP1 y la actividad mitocondrial en los
adipocitos. El eje IL4-macrófagos puede ser modulado por factores endocrinos
y/o paracrinos.
La función mitocondrial en los adipocitos
también es impactada por miembros de la familia TGFβ. El TGFβ3 inhibe la
marronización del TAB y estimula la proliferación de adipocitos blancos. Otros
miembros de la familia TGFβ regulan el metabolismo oxidativo de los adipocitos
afectando el metabolismo energético del cuerpo. Muchos de estos factores son
secretados por los macrófagos y sus efectos dependen del estado de desarrollo
de los adipocitos y si las citoquinas actúan directamente sobre las stem cells
mesenquimales, los preadipocitos o los adipocitos o indirectamente cambiando la
infiltración de macrófagos y su fenotipo. Otros mediadores entre los MTA y el
metabolismo de los adipocitos son los metabolitos. Por ejemplo, lactato y
acetato inducen la marronización del TAB. Los mediadores lípidos (por ejemplo,
prostaglandina E2, PGE2) son liberados diferencialmente por los macrófagos,
dependiendo del modo de activación. Los metabolitos circulantes y los
mediadores lípidos están involucrados en la marronización del TAB, lo cual
indica que estos factores representan medios adicionales en la modulación de la
actividad mitocondrial por los macrófagos en los adipocitos blancos. Aunque los
macrófagos pueden no ser la principal fuente de algunas citoquinas o factores
(por ejemplo, IFNγ, ácido retinoico, IL17) relacionados con el incremento o la
disminución del gasto energético en el TAB, el rol indirecto de estos factores
no puede ser excluido.
En conclusión, los adipocitos sanos poseen
adecuada masa y actividad mitocondrial. La función mitocondrial es requerida
para el metabolismo de la glucosa estimulado por insulina y la capacidad de FO
estimulada por noradrenalina. Los MTA
pueden ser activados por el microambiente específico del TAB, el cual es
impactado por factores circulantes endocrinos y auto-/paracrinos (citoquinas,
nutrientes y hormonas). El microambiente específico del TAB se caracteriza por
MTA activados y factores secretados por los macrófagos que contribuyen al
microambiente y a la regulación del metabolismo energético del TAB. La
infiltración de macrófagos aumenta en el TAB durante la obesidad, lo cual está
relacionado con disminución del contenido y la actividad mitocondrial,
alteración del metabolismo de la glucosa estimulado por insulina y baja
capacidad de FO estimulada por noradrenalina.
Fuente: Keuper M
(2019). On the role of macrophages in the control of adipocyte energy
metabolism. Endocrine Connections 8: R105-R121.
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