Ritmos circadianos y microbiota intestinal
Los ritmos
circadianos son una característica fundamental de la mayoría de organismos
vivos y se encuentran a nivel
molecular, fisiológico y conductual. Ellos incrementan la eficiencia de energía
separando temporalmente procesos metabólicos incompatibles, como anabolismo y
catabolismo. Ahora bien, los ritmos circadianos no se limitan al huésped y, por
ejemplo, la microbiota intestinal imita los ritmos circadianos del huésped
reforzando la eficiencia de sistemas
fisiológicos, como la motilidad del colon. Los ritmos circadianos (circa:
aproximadamente; dian: día) son oscilaciones, con una periodicidad de cerca de
24 horas, que entonan finamente la función de casi todos los sistemas y órganos, incluyendo el tracto gastrointestinal.
En los mamíferos, el reloj circadiano consiste en un reloj central en el núcleo
supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo y los relojes periféricos localizados en
todo el cuerpo. En términos muy básicos, la ritmicidad a nivel del NSQ tiene
dos roles: (a) integrar los impulsos procedentes de la retina vía nervio
óptico, (b) establecer comunicación con
los relojes periféricos a través
de señales endocrinas y nerviosas. Como consecuencia de la contribución directa de la retina, el ciclo luz-oscuridad
es un poderoso conductor (“zeitgeber”) de ritmos circadianos.
En la mayoría de organismos, el mecanismo
molecular del reloj circadiano consiste en un asa de retroalimentación
transcripción-traslación (TTFL). En los mamíferos, el componente positivo de la
TTFL consiste en los activadores transcripcionales BMAL1 (brain and muscle
ARNT-like protein 1) y CLOCK (circadian locomotor output cycles kaput), los
cuales forman heterodímeros. El
heterodímero inicia la transcripción uniéndose a elementos específicos, un “E-box
motif”, en el promotor de los genes blanco, incluyendo los genes período (Per)
y criptocromo (Cry). A medida que los
niveles de las proteínas PER y CRY aumentan, ellas también forman heterodímeros
que desactivan al dímero CLOCK: BMAL1 en el núcleo inhibiendo, por tanto, su
propia transcripción. Finalmente, la degradación de PER y CRY es requerida para
iniciar el nuevo ciclo. La pérdida de
CLOCK o BMAL1 elimina la funcionalidad de la TTFL con la consiguiente pérdida
de los ritmos circadianos en la fisiología y la conducta.
Los
relojes periféricos exhiben ritmicidad que está bajo el control del NSQ. Sin
embargo, los relojes periféricos también responden a conductores como la
ingesta de alimentos, la temperatura y la actividad. El tracto gastrointestinal
contiene un poderoso reloj circadiano que puede estar desacoplado con el reloj
master en el NSQ alterando la composición de nutrientes o el tiempo de la
ingesta de alimentos. El tracto
gastrointestinal juega un rol esencial en el aporte de nutrientes y energía y
la desincronización de los relojes gastrointestinales favorece el desarrollo de
enfermedades metabólicas y otros desórdenes gastrointestinales. Por ejemplo, el
reloj del hígado puede ser influenciado por la ingesta de alimento/nutriente.
La sincronía de los relojes circadianos a las fluctuaciones diarias en la
ingesta de alimento es importante para optimizar la eficiencia de energía. Los
relojes circadianos activan esto regulando procesos metabólicos que tienen
efectos opuestos como la síntesis y degradación de ácidos grasos en el hígado.
La disrupción de la ritmicidad circadiana puede tener significativas
implicaciones para la salud.
Los ácidos grasos de cadena corta (AGCC)
derivados de la microbiota intestinal, por fermentación de fibra, pueden ser un
mecanismo de comunicación entre la microbiota intestinal y el huésped. Hay publicaciones recientes que indican que
la microbiota intestinal también exhibe ritmos diurnos con la ingesta de
alimentos como conductor. Esta influencia de la ingesta de alimento puede
reflejar la disponibilidad de nutrientes para las bacterias. Adicionalmente, es
posible que estos ritmos diurnos en la microbiota intestinal puedan ser
sincronizados por los ritmos circadianos del huésped y está demostrado que los
patrones diurnos en el nivel de AGCC fecales son abolidos por la disrupción del
reloj circadiano del huésped. Sin embargo, la disrupción del reloj circadiano
del huésped usualmente es acompañada por cambios en la ingesta de alimentos.
Por ejemplo, la ausencia de genes reloj, como BMAL1, altera los ritmos
circadianos del huésped y los patrones diurnos en la ingesta de alimentos. Los
patrones diurnos de los niveles de AGCC fecales también pueden ser manipulados
por la dieta. Por lo tanto, es extremadamente difícil establecer si el reloj
circadiano del huésped es manejado por la ritmicidad circadiana en la
microbiota intestinal o si es manejado por los patrones de ingesta de alimento.
Un estudio reciente reporta que el efecto
inhibidor de los AGCC sobre la contractilidad muscular en tiras de
músculo liso de colon muestra un ritmo diurno que oscila en fase con las
concentraciones de AGCC fecales y los niveles de mARN de receptor de ácido
grasos libres 2 (RAGL2) y RAGL3 con un pico en la fase de reposo y un nadir en
la fase activa. Por lo tanto, la
regulación circadiana del tracto
gastrointestinal es reforzada por los ritmos diurnos en la microbiota
intestinal y viceversa. En los ratones BMAL1 “knockout”, no se observan fluctuaciones
en los niveles de AGCC fecales, la expresión de mARN de RAGL3 y el efecto
inhibidor de los AGCC sobre la contractilidad del músculo liso del colon. Estos
datos sugieren que los ritmos circadianos del huésped son manejados por los
ritmos diurnos del huésped y de la microbiota intestinal. Sin embargo, los
patrones diurnos en la ingesta de alimentos también son alterados en los
ratones BMAL1 knockout, y por tanto es imposible determinar si los cambios
observados son debidos a la disrupción del reloj circadiano del huésped o
secundario a cambios en los patrones de
ingesta de alimentos.
En los ratones Per 1/2 knockout hay una
pérdida de las oscilaciones diurnas de la microbiota intestinal. Más aún,
similar a los ratones BMAL1, la disrupción de Per 1/2 resulta en una atenuación
de los patrones diurnos de alimentación. Un régimen restringido de alimentación
resulta en oscilaciones diurnas de la microbiota intestinal en los ratones Per
1/2, reforzando el hecho que los tiempos de alimentación son centrales en el
entrenamiento y sincronización de los relojes periféricos, lo que sugiere que
los tiempos de alimentación acoplan los patrones circadianos del huésped con
las fluctuaciones diurnas en la composición y función de la microbiota
intestinal. Por lo tanto, en teoría, podría ser posible revertir la pérdida de
fluctuaciones en AGCC fecales y sus efectos funcionales en los ratones BMAL1
usando un régimen de alimentación de tiempo restringido. Adicionalmente, ha
sido demostrado que los ritmos diurnos en la producción de AGCC en la
microbiota intestinal manejan la expresión de RAGL3 en el colon y sus efectos
funcionales sobre la contractilidad del colon. Los AGCC producidos en la
microbiota intestinal tienen varios roles en el cuerpo. Por ejemplo, la microbiota
intestinal puede estar involucrada en diversas enfermedades como la enfermedad
hepática no alcohólica. Los AGCC pueden modular la expresión de los genes reloj
en el hígado y, por tanto, es posible que la disrupción de los patrones diurnos
en la microbiota intestinal pueda jugar un rol en la acumulación de grasa en el
hígado.
En conclusión, hay una estrecha asociación
entre las oscilaciones diurnas del huésped y las oscilaciones diurnas de la
microbiota intestinal. Esto ha sido desarrollado a través de la evolución para
coordinar la relación simbiótica entre el huésped y la microbiota intestinal.
El tiempo de la ingesta de alimentos juega un rol importante en este proceso
acoplando el reloj circadiano del huésped con las fluctuaciones en la microbiota
intestinal y su producción de AGCC.
Fuente: Page AJ
(2019). The synchronized clock of the host and microbiota. Acta Physiologica
225: 1-2.
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