Homeostasis de energía, agua y sal
El bienestar
requiere del mantenimiento de depósitos de energía, agua y sodio en zonas
permisivas. El cerebro, como cabecilla, orquesta su control homeostático. Es
sensor de disturbios, decide lo que se tiene que hacer, restaura el
balance mediante procesos fisiológicos
(por ejemplo, gasto de energía y excreción de agua y sal) y dispara la ingesta
(por ejemplo, hambre, sed y apetito de sal). Las neuronas son las unidades
funcionales del cerebro. El cerebro contiene muchas neuronas (107 en
ratones y 1011 en humanos) y cada una de ella hace numerosas
conexiones. En los sitios involucrados en la homeostasis, las neuronas con
funciones no relacionadas y hasta opuestas se encuentran una al lado de otra.
Más aún, las neuronas de las regiones cerebrales implicadas en la homeostasis
son marcadamente heterogéneas y funcionalmente puede ser difícil distinguir los
distintos subgrupos de neuronas de otras neuronas.
La energía es tan crítica para la
supervivencia que el cuerpo mantiene depósitos de grasa a los cuales recurre
cuando el alimento no está disponible. Estos depósitos son muy estables en el
tiempo, incrementando, en promedio, en humanos 9 kcal por día, lo cual es
extraordinario dado que la ingesta y el gasto de energía varían aproximadamente
entre 2200 y 3400 kcal por día. La estabilidad de los depósitos de grasa es el
resultado de una intensa retroalimentación negativa. El cerebro interviene
cuando los depósitos son bajos y promueve la repleción disminuyendo el gasto de
energía y simultáneamente estimulando el hambre. En esta retroalimentación
negativa, la señal mejor entendida es la leptina, la cual es secretada por los
adipocitos en proporción a los depósitos de grasa y actúa en el cerebro a
través de receptores expresados por las neuronas. Cuando los niveles de leptina
son bajos, el gasto de energía es reducido y el hambre aumenta. La deficiencia
genética de leptina o su receptor, en ratones o humanos, resulta en hambre
extrema y obesidad. La relación dosis-respuesta para leptina varía desde los
niveles bajos en el estado de ayuno hasta los niveles normales en individuos no
obesos en estado alimentados. Los niveles altos de leptina, en casos de
obesidad o tratamiento con leptina, tienen poco efecto adicional. Entonces, el
rol de la leptina en el mantenimiento del balance energético es asimétrico; los
niveles bajos promoción la restauración de los depósitos de grasa, mientras los
niveles altos resisten débilmente la obesidad. Otra señal de retroalimentación
probablemente sirve esta última función (resistir la obesidad), pero la
identidad de la señal (o señales) es desconocida.
Dos poblaciones de neuronas localizadas en
la base del hipotálamo, en el núcleo arqueado (ARC), juegan roles claves en el
mantenimiento del balance energético. Las neuronas proopiomelanocortina (POMC)
liberan hormona estimulante de melanocitos α (α-MSH) para promover la pérdida
de peso, mientras las neuronas péptido relacionado con el agouti (AgRP) liberan
AgRP y dos transmisores inhibidores, neuropéptido Y (NPY) y ácido
γ-aminobutírico (GABA), para promover la ganancia de peso. Las actividades de
las neuronas AgRP y POMC son reguladas recíprocamente y de forma opuesta por la
leptina y los estados alimentado o ayuno, reflejando sus roles contrastantes.
Entonces, los bajos niveles de leptina y el ayuno incrementan la actividad de
las neuronas AgRP y disminuyen la actividad de las neuronas POMC; los elevados
niveles de leptina y el estado alimentado tienen el efecto contrario. La
leptina regula estas neuronas directamente y probablemente también de manera
indirecta a través de las neuronas GABAérgicas aferentes. La α-MSH es agonista
y el AgRP antagonista de la subunidad αs de la proteína G acoplada
al receptor melanocortina 4 (MC4R), el
cual juega un rol crítico en la restricción del hambre y la ganancia de peso. La
deficiencia de α-MSH o MC4R, en ratones y humanos, causa hambre y obesidad. Por
otra parte, la grelina es una hormona derivada por el estómago que estimula las
neuronas AgRP e incrementa el hambre. Su rol preciso en este sistema de
retroalimentación no es completamente entendido.
Las nuevas herramientas neurocientíficas han
tenido un rol clave para dilucidar como trabaja el sistema
leptina-melanocortina. (1) El rol de las neuronas AgRP ha sido revelado. La
ablación de estas neuronas causa ayuno total mientras la estimulación
optogenética o quimiogenética de las neuronas, en ratones completamente
saciados, induce rápidamente una intensa ingesta de alimentos en el mismo nivel
que los ratones en ayuno. (2) En el sistema de señalización ARC, se ha
descubierto un nuevo componente: neuronas saciedad que liberan glutamato
(neuronas ARC glutamatérgicas), las cuales expresan el transportador vesicular de glutamato 2
(VGLUT2). La estimulación quimiogenética u optogenética de estas neuronas
disminuye rápidamente el hambre y la inhibición de las neuronas incrementa rápidamente
el hambre. (3) las neuronas AgRP influyen sobre otras neuronas ARC. Además de
enviar proyecciones fuera del ARC, las
neuronas AgRP inhiben las neuronas POMC y saciedad ARC glutamatérgicas.
(4) Las neuronas que expresan MC4R en el núcleo paraventricular del hipotálamo
(neuronas PVHMC4R) constituyen un sitio importante para la
regulación del hambre. Las neuronas que expresan MC4R regulan el gasto de
energía. Las neuronas AgRP, POMC y ARCglutamatérgicas envían
proyección que convergen específicamente en las neuronas saciedad PVHMC4R. El NPY y el GABA
liberados por las neuronas AgRP inhiben las neuronas saciedad PVHMC4R
y el glutamato liberado por las neuronas ARCglutamatérgicas excita
las neuronas saciedad PVHMC4R. La señal MC4R en estas neuronas
regula la saciedad a través de dos mecanismos: excitando directamente las
neuronas saciedad PVHMC4R y facilitando, postsinápticamente, la
transmisión sináptica excitadora entre las neuronas ARCglutamatérgicas
y PVHMC4R. La estimulación quimiogenética u optogenética de las
neuronas PVHMC4R disminuye el hambre y la inhibición de las neuronas
incrementa el hambre, hallazgos que son consistentes con su rol como neuronas
saciedad. Las neuronas PVHMC4R son glutamatérgicas y causan saciedad
excitando sinápticamente neuronas en el núcleo parabraquial lateral (LPBN). (5)
El monitoreo in vivo de la actividad de las neuronas AgRP revela que, además de
ser reguladas por retroalimentación, estas neuronas también son rápidamente
reguladas por factores “feed-forward” (“proporcionar información hacia
adelante”) que anticipan el consumo futuro y la restauración del balance
energético.
El agua, como solvente universal del cuerpo
y como un medio para remover el exceso de calor, es vital para la
supervivencia. Debido a que el agua se mueve libremente a través de las
membranas, la concentración de agua relativa a los osmoles disueltos es un
parámetro crítico. Con poca agua, las células se arrugan y con mucha agua, se
hinchan. Entonces, la osmolalidad sanguínea normal, aproximadamente 290 mOsm
por Kg, es finamente regulada. El cerebro interviene en las perturbaciones de
agua primariamente detectando cambios en la osmolalidad sanguínea y
secundariamente detectando cambios en angiotensina II. El cerebro restaura el balance
ajustando la excreción, esto es, cambiando la actividad de las neuronas
vasopresina, lo cual altera los niveles de vasopresina en la sangre, y
regulando la sed. Tres núcleos cerebrales en la lámina terminalis a lo largo de
la pared anterior del tercer ventrículo juegan roles claves en la regulación
del balance de agua. Estos núcleos, de ventral a dorsal, son el órgano
vasculoso de la lámina terminalis (OVLT), el núcleo preóptico mediano (MnPO) y
el órgano subfornical (SFO). El OVLT y el SFO son órganos circunventriculares y
por lo tanto se localizan fuera de la barrera hemato-encefálica. Las neuronas
de las dos estructuras están bien posicionadas para detectar rápidamente los
cambios en la osmolalidad sanguínea y los niveles de angiotensina II. Las neuronas
de OVLT y SFO transmiten su información a las neuronas MnPO. Las neuronas de
las tres estructura, pero predominantemente la neuronas de MnPO, envían
proyecciones a las neuronas vasopresina localizadas en los núcleos NPH y supraóptico del hipotálamo para
controlar la excreción renal de agua y también se proyectan a otros sitios para
controlar la sed.
Las nuevas herramientas neurocientíficas han
facilitado el entendimiento de la homeostasis del agua. (1) La estimulación
optogenética o quimiogenética de las neuronas glutamatérgicas excitadoras en
SFO, OVLT y MnPO maneja rápidamente la bebida intensa. (2) Las neuronas
excitadoras de SFO y OVLT envían información a las neuronas excitadoras de
MnPO, las cuales son responsables de causar la sed. (3) Las neuronas de MnPO
que inducen la sed se encuentran localizadas en el PVH, el hipotálamo lateral o
el tálamo paraventricular. (4) La activación de las neuronas excitadoras que
promueven la sed producen un estado aversivo y finalizar este “mal sentimiento” es la mayor
motivación que subyace a la sed. (5) Las neuronas de la sed activadas por
osmolalidad y las neuronas vasopresina, además de ser reguladas por la
osmolalidad sistémica, son reguladas rápidamente por factores feed-forward que
anticipan futuros cambios en el balance de agua.
El sodio, como un determinante mayor del
volumen extracelular e intravascular y como catión relacionado con la
excitabilidad de las neuronas y los músculos, es vital para la supervivencia. Cuando el sodio es deficiente, el volumen
circulatorio efectivo disminuye, los
riñones producen renina, los niveles de angiotensina II aumentan y las
adrenales secretan aldosterona. La angiotensina II y la aldosterona trabajan
sinérgicamente en el cerebro y los riñones, reducen la excreción de sodio y
estimulan el apetito. Dos piezas de evidencia sugieren que el apetito de sodio
es regulado. (1) La deficiencia de sodio en modelos animales induce un robusto
apetito de sodio y esta inducción requiere angiotensina II y aldosterona. (2)
La ingesta de sodio ocurre en un rango muy estrecho entre las personas a través de los años y las culturas; la
ingesta promedio es de 3,6 g por día y para el 90% de las personas, la ingesta
varía entre 3,07 y 4,38 g por día. El valor de la ingesta promedio (3,6 g por
día) coincide con un punto de inflexión en el cual las ingestas <3,6 g por
día elevan la actividad de la renina plasmática que inicia la producción de
angiotensina II y aldosterona. Los
mecanismos responsables del apetito de sodio no son conocidos, pero dos
poblaciones de neuronas han sido implicadas: neuronas no identificadas en el
SFO y neuronas sensibles a aldosterona en el núcleo del tracto solitario (NTS).
Las neuronas del NTS están marcadas por la expresión de 11β-hidroxiesteroide
deshidrogenasa 2 (HSD2), la cual previene que los glucocorticoides activen al
receptor mineralocorticoide, una precondición necesaria para todas las neuronas
sensibles a aldosterona. Estas neuronas NTSHSD2 han sido implicadas
porque su actividad refleja la deficiencia de sodio.
Las nuevas herramientas neurocientíficas han
proporcionado información clave. (1) Las neuronas SFO (en particular las
neuronas SFO que expresan receptores para angiotensina II) promueven el apetito
de sodio y envían proyecciones al área ventral lateral del núcleo del lecho de
la estría terminalis (vlBNST). (2) La estimulación optogenética o
quimiogenética de las neuronas NTSHSD2 induce apetito de sodio,
mientras la inhibición o ablación de estas neuronas reduce el apetito de sodio.
Las neuronas NTSHSD2 regulan el apetito a través de proyecciones al
vlBNST. (3) las neuronas NTSHSD2 sensibles a aldosterona trabajan
sinérgicamente con las neuronas angiotensina II - probablemente sobre las
neuronas SFO- para inducir rápidamente el apetito de sodio. Entonces, la
convergencia de neuronas SFO sensibles a angiotensina II y neuronas NTS
sensibles a aldosterona sobre las neuronas vlBNST proporciona un circuito base
para la hipótesis sinergia angiotensina II-aldosterona del apetito de sodio.
Como las neuronas vlBNST integran información aferente sobre angiotensina II y
aldosterona, inducen, en última instancia, el apetito de sodio.
Dado que la privación de alimento o agua
activa neuronas AgRP o MnPO cuya activación es necesaria y suficiente para
inducir la ingesta de alimento o de agua, estas neuronas y sus circuitos son el
soporte físico del hambre y la sed. Forzando
estas neuronas “on” u “off” en ratones, saciados o privados, se ha descubierto
que estas neuronas “conductoras” inducen un estado mental no placentero (es
decir, son aversivas). Entonces, el hambre y la sed son estados aversivos
generados por las neuronas AgRP y MnPO, y causan conductas motivando al
organismo a desarrollar tareas previamente aprendidas para reducir estos malos
sentimientos.
Desde hace
mucho tiempo se asume que las neuronas AgRP y MnPO, como neuronas
“homeostáticas”, son controladas exclusivamente por señales de
retroalimentación relacionadas con los depósitos de grasa y la osmolalidad que
las mantienen tónicamente on u off. Sin
embargo, varios grupos de investigadores usando diferentes métodos descubrieron
que cuando los ratones “hambre” son expuestos a alimento, la actividad de las
neuronas AgRP cae rápidamente (en segundos) y que cuando los ratones
deshidratados son expuestos a agua, la actividad de las neuronas “sed” de SFO y
MnPO y las neuronas vasopresina, también cae rápidamente (en segundos). Por el
contrario, con la ingesta de alimento, lo cual incrementa la osmalalidad, rápidamente
aumenta la actividad de las neuronas sed y vasopresina antes que aumente la
osmalalidad sanguínea. En otras palabras, estas neuronas homeostáticas
anticipan las consecuencias de ciertas acciones o situaciones sobre el balance
de energía y agua. Entonces, además de la retroalimentación “detección de error
y corrección”, hay también un feed-forward “prevención de error”, un fenómeno
que ya ha sido descrito en la fisiología
cardiovascular.
Las señales feed-forward que regulan la
actividad de las neuronas AgRP son dos, una del ambiente que anticipa la
alimentación y otra del intestino que
anticipa los efectos de la ingesta de alimento sobre los depósitos de grasa. En
el caso de las neuronas AgRp (y probablemente también las neuronas MnPO) hay al
menos dos fases de la regulación feed-forward. La primera fase es rápida e
involucra reducciones transitorias en la actividad que son mediadas por
factores sensoriales en anticipación a la ingesta de alimento. La segunda fase
tiene un inicio más lento e involucra reducciones de mayor duración mediadas
por señales intestinales que anticipan las consecuencias del alimento ingerido sobre
los depósitos de grasa. Como la primera
fase es rápida e involucra información sensorial procesada corticalmente, debe
ser mediada por neuronas aferentes por arriba de las neuronas AgRP. La
información intestinal es probablemente también conducida por neuronas
aferentes. Un hallazgo relacionado es que las neuronas AgRP reciben impulsos de
neuronas inhibidoras en el núcleo dorsomedial del hipotálamo y de neuronas
excitadoras en el PVH. Las neuronas inhibidoras del núcleo dorsomedial
trasmiten información feed-forward a las neuronas AgRP, y las neuronas
excitadoras en el PVH probablemente también. Dado que la rápida regulación feed-forward
es provocada por factores ambientales, y estos factores deben ser primero
procesados corticalmente, este mecanismo podría ser relevante en la obesidad y
los desórdenes de la alimentación, los cuales involucran anormalidades en los
procesos cognitivos. ¿Cuál puede ser el
propósito de esta regulación feed-forward anticipadora? Al respecto, se han
propuesto dos enfoques. (1) La rápida y transitoria caída en la actividad de
las neuronas AgRP y MnPO mediada por factores sensoriales funciona para guiar conductas.
Como las neuronas hambre y sed son aversivas, reduciendo el estado aversivo,
estos factores y sus respuestas podrían ser reforzados positivamente. La caída
en la actividad de las neuronas hambre y sed, inducida por un factor ambiental,
podría ser parte de la recompensa, motivando conductas relacionadas con ese
factor. (2) La caída lenta y de mayor duración de la actividad de las neuronas AgRP
y MnPO probablemente funciona para prevenir sobre disparos de los blancos
homeostáticos. Las señales feed-forward del intestino proporcionan un estimado
del futuro efecto de la ingesta de alimento y agua sobre el balance de energía
y agua y permiten la disminución anticipadora en el manejo de un futuro
consumo.
En conclusión, sabemos desde hace mucho
tiempo que las deficiencias de alimento, agua o sal provocan conductas que son
específicas para alcanzar un objetivo relevante. Más recientemente, hemos
aprendido que cada una de estas deficiencias específicas activa, muy
selectivamente, una neurona homeostática
y que cuando estas neuronas son activadas se genera una conducta motivada, la cual es
también completamente específica para un objetivo. Sin embargo, para activar
estas conductas específicas dirigidas a un objetivo, las neuronas homeostáticas
deben usar procesos psicológicos comunes (por ejemplo, motivación y factores
sensoriales) y sistemas superiores comunes (por ejemplo, sistema dopaminérgico
mesolímbico, amígdala y corteza cerebral). En el control neural del balance
energético y el hambre, las neuronas AgRP, POMC y VGLUT2 en el ARC envían
proyecciones al PVH en donde regulan la actividad
de las neuronas saciedad que expresan MC4R. Las neuronas saciedad del PVH, a su
vez, envían proyecciones al LPBN y regulan
la actividad de las neuronas saciedad en esta estructura. En el control neural
del balance de agua y la sed, las neuronas de OVLT, MnPO y SFO juegan roles claves en la regulación del
balance de agua. La osmolalidad y los niveles de angiotensina II son procesados por neuronas en
OVLT y SFO, las cuales están localizadas fuera de la barrera hematoencefálica.
Estas neuronas envían proyecciones a las neuronas en el MnPO, las cuales regulan la excreción de
agua y la sed a través de proyecciones a otros sitios. En el control neural del
balance de sodio y el apetito de sal, las neuronas sensibles a angiotensina II
en el SFO y las neuronas sensibles a aldosterona en el NTS convergen en el
vlBNST para manejar el apetito de sodio. Las neuronas hambre AgRP y las
neuronas sed MnPO causan un estado aversivo. Al comer o beber disminuye la
actividad de estas neuronas, lo cual reduce el estado aversivo. Al reducir el
estado aversivo, las respuestas son reforzadas positivamente.
Fuente: Lowell BB
(2019). New neuroscience of homeostasis and drives for food, water, and salt.
The New England Journal of Medicine 380: 459-471.
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