Adiponectina y envejecimiento
El tejido adiposo
es un órgano endocrino activo que regula
la homeostasis energética mediante la secreción de sustancias bioactivas llamadas
adipoquinas. Un creciente número de estas adipoquinas han sido identificadas
así como sus roles en la regulación de
la homeostasis energética del cuerpo a través de la modulación de cascadas de
señalización en el tejido blanco. La desregulación de adipoquinas es una característica
clave de la resistencia a la insulina, la hiperglucemia y la dislipidemia; así
como también se observa en síndrome metabólico, diabetes mellitus tipo 2 (DMT2)
y enfermedad cardiovascular. Sin
embargo, la evidencia acumulada indica que la desregulación de adipoquinas
también está asociada con síndromes como la caquexia y la sarcopenia, lo cual
sugiere que la función endocrina del tejido adiposo es esencial para el
mantenimiento de la homeostasis energética de todo el cuerpo e indispensable
para las funciones fisiológicas en
condiciones de exceso y privación de energía. Por otra parte, en modelos de
roedores, la manipulación genética del tejido adiposo promueve la longevidad,
denotando su posible rol en la regulación de la duración de la vida. Las personas centenarias son capaces de
retardar el inicio de enfermedades como cáncer o enfermedad cardiovascular,
o escapar de ellas hasta los últimos
años de su vida, por lo que sirven como modelos de un envejecimiento sano. Los
estudios en personas centenarias han identificado marcadores biológicos de una
longevidad saludable. En este contexto, la sensibilidad a la insulina ha sido
reconocida como una de principales rutas para lograr una longevidad saludable.
La restricción calórica es una de las
intervenciones pro-longevidad más usada. Los ratones con restricción calórica
exhiben reducida señal hormona de crecimiento (HC)/factor de crecimiento
similar a insulina 1 (IGF-1), sensibilidad a la insulina preservada y reducción
del crecimiento y el tamaño corporal. El
mecanismo molecular preciso mediante el cual la reducción de la señal
somatotrópica aumenta la longevidad no está completamente dilucidado. Sin
embargo, la regulación a la baja de especies reactivas de oxigeno (ROS) y el
incremento de la respuesta al estrés pueden estar involucrados en el retardo
del envejecimiento. En humanos, la sensibilidad a la insulina normalmente
disminuye durante el envejecimiento. No obstante, la evidencia de algunos
estudios señala la preservación de la sensibilidad a la insulina y la
homeostasis de la glucosa entre las personas centenarias y su descendencia. En
el Leiden Longevity Study, la descendencia de personas con longevidad tenía
mejor sensibilidad a la insulina que los controles de la misma edad y el mismo
índice de masa corporal (IMC), sugiriendo un componente hereditario de la sensibilidad
a la insulina y la longevidad. Por otra parte, el síndrome metabólico y la DMT2,
los cuales son notables consecuencias de la resistencia a la insulina, incrementan en los adultos mayores.
Sin embargo, en las personas centenarias, hay una baja prevalencia de estas
enfermedades metabólicas según los datos
reportados en el Tokyo Centenarian Study y el Finnish Centenarians
Study. Estos hallazgos colectivamente indican que la preservación de la
sensibilidad a la insulina y la homeostasis de la glucosa es una característica
de la longevidad en roedores y humanos.
En la asociación entre sensibilidad a la
insulina y longevidad, las adipoquinas emergen como un posible vínculo. Entre
estas sustancias, la adiponectina es una de las moléculas más potentes con
relación a la sensibilidad a la acción de la insulina en los tejidos. A
diferencia de la mayoría de adipoquinas, los niveles plasmáticos de
adiponectina tienen una correlación inversa con la adiposidad y son reducidos
en individuos obesos. La adiponectina juega un rol anti-diabético en el hígado
y los músculos esqueléticos facilitando la captación de glucosa en estos sitios
y, por consiguiente, aumentando la sensibilidad a la insulina. La adiponectina
también tiene propiedades anti-inflamatorias y anti-aterogénicas. La leptina es
otra adipoquina de interés que regula la homeostasis energética de todo el
cuerpo restringiendo la ingesta de alimentos y estimulando el gasto energético.
En un estudio con ratas, la disminución de masa grasa, mediante restricción
calórica o resección quirúrgica, mejora la resistencia a la insulina
relacionada con la edad, posiblemente a través de la alteración de la secreción
de leptina y otras adipoquinas. Más aún, los ratones con disrupción específica
del tejido adiposo del gen del receptor de insulina (FIRKO) exhiben adiposidad
reducida, disminución de los niveles de insulina en ayunas y longevidad
aumentada. Los ratones FIRKO también se caracterizan por elevados niveles plasmáticos
de adiponectina. Estos modelos de roedores demuestran que la reducción de la
adiposidad, que puede extender la duración de la vida, y la alteración de la secreción de adipoquinas, especialmente la
regulación al alza de adiponectina, y la sensibilidad a la insulina, pueden ser
los mediadores críticos de este proceso. La mayoría de los estudios demuestran
un alto nivel plasmático de adiponectina entre los individuos centenarios, lo
cual puede ser correlacionado con un fenotipo metabólico preferencial,
incluyendo altos niveles de HDL-C y sensibilidad a la insulina, en concordancia
con los efectos metabólicos beneficiosos de esta adipoquina que aumentan la
longevidad. Sin embargo, si los altos niveles de adiponectina son la causa o la
consecuencia de una larga vida, aún no ha sido dilucidado.
En contraste con los reportes y hallazgos de
los estudios con individuos centenarios, los cuales colectivamente apoyan los efectos metabólicos beneficiosos de la
adiponectina, los estudios observacionales
han demostrado una inesperada asociación entre altos niveles de
adiponectina e incremento de la mortalidad en pacientes con enfermedad
cardiovascular, particularmente insuficiencia cardiaca. La asociación entre
adiponectina y mortalidad ha sido replicada en estudios con grandes muestras y
otras situaciones clínicas como enfermedad cardiaca isquémica, DMT1, DMT2,
enfermedad renal en estado final y en la población vieja en general. Los
hallazgos contradicen los efectos metabólicos saludables de la adiponectina y
son conocidos como paradoja de la adiponectina. La paradójica asociación entre
adiponectina circulante y mortalidad puede ser indirecta y mediada por factores
de riesgo cardiovascular coexistentes como
los péptidos natriuréticos. Los péptidos natriuréticos (atrial (ANP) y cerebral
(BNP)) aumentan la producción de adiponectina en los adipocitos y la infusión
intravenosa de ANP incrementa los niveles circulantes de adiponectina en
humanos. Otro posible mecanismo es la resistencia a la adiponectina. La
adiponectina aumenta la sensibilidad a la insulina mejorando la captación de
glucosa en los músculos esqueléticos, inhibiendo la gluconeogénesis y
estimulando la β-oxidación de ácidos grasos
a través de receptores de adiponectina tipo 1 (Adipo R1) y tipo 2 (Adipo
R2). En los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica, los niveles de
adiponectina aumentan tanto en la circulación como en la expresión de su gen en
el músculo esquelético, pero también ocurre una regulación a la baja del
receptor Adipo 1 y la desactivación de la ruta PPAR-α/proteína quinasa activada
por AMP (AMPK). En estas condiciones, las concentraciones aumentadas de
adiponectina no conectan efectivamente con la señal de transducción, resultando
en resistencia funcional a la adiponectina. Por lo tanto, en este contexto, los
altos niveles circulantes de adiponectina en insuficiencia cardiaca representan
la presencia de un mecanismo protector para contrarrestar la resistencia a la
adiponectina y el metabolismo energético comprometido.
Las
asociaciones paradójicas entre los altos niveles de adiponectina y mortalidad
son conspicuas en los individuos muy viejos aun sin enfermedad cardiovascular o
enfermedad renal crónica, indicando el potencial rol de esta adipoquina en
síndromes geriátricos como caquexia y sarcopenia. Este tópico ha sido abordado
en el estudio SONIC (septuagenarians, octogenarians, and non-agenarians investigation with
centenarians) que investigó las similitudes y diferencias de edad en los factores
que influyen en el envejecimiento saludable y el bienestar psicológico incluyendo
aspectos psicológicos (cognición, personalidad, desarrollo psicológico),
sociales (estatus socio-económico y relación social), médicos, dentales y
nutricionales. Los investigadores sugieren que los altos niveles de
adiponectina en los individuos muy viejos pueden representar una respuesta
compensatoria a la baja disponibilidad de energía en situaciones como el ayuno. Adicionalmente, los
altos niveles plasmáticos de adiponectina están asociados con baja capacidad
funcional en pacientes con insuficiencia
cardiaca crónica. Colectivamente estos datos sugieren que la adiponectina
circulante puede ser un marcador de
procesos catabólicos, como sarcopenia y caquexia, en la condición crónica, los
cuales frecuentemente están asociados con pérdida de peso y masa muscular así
como también con alto riesgo de mortalidad entre individuos viejos.
Aunque algunos aspectos de la complicada
relación entre adiponectina y salud aún no están resueltos, sobre la base de
los hallazgos en individuos centenarios, se ha propuesto la hipótesis que los
altos niveles de adiponectina en los individuos centenarios pueden reflejar una
respuesta compensatoria para mantener la homeostasis metabólica y contrarrestar
el estrés oxidativo y la inflamación, los cuales son relevantes en estados
catabólicos como sarcopenia e insuficiencia cardiaca crónica. Una vez que la
compensación falla, en caso de resistencia a la adiponectina, los altos niveles
de adiponectina predicen una alta mortalidad en el estado avanzado de la
enfermedad o en el envejecimiento.
En conclusión, el tejido adiposo es un
órgano endocrino que regula la homeostasis energética a través de la secreción
de adipoquinas. La desregulación de adipoquinas es una característica clave de
la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico asociado con obesidad. La
desregulación de adipoquinas y la resistencia a la insulina también están
asociadas con condiciones de privación de energía en individuos viejos. Una
gran cantidad de estudios han demostrado que la preservación de la sensibilidad
a la insulina y la baja prevalencia de diabetes son las peculiaridades
metabólicas de los individuos centenarios, lo cual sugiere un posible rol de
las adipoquinas en la longevidad saludable. Entre las adipoquinas, la
adiponectina es registrada como una hormona que muestra correlaciones negativas
con varios disturbios metabólicos relacionados con la edad y la obesidad, y una
correlación positiva con la longevidad y la sensibilidad a la insulina entre
los individuos centenarios. Sin embargo, estudios epidemiológicos a gran escala
indican el aspecto opuesto de la adiponectina como un factor pronóstico de
mortalidad cardiovascular en pacientes con insuficiencia cardiaca o enfermedad
renal.
Fuente: Arai Y et
al (2019). Adipokines and ageing: findings from centenarians and the very old.
Frontiers in Endocrinology 10:142.
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