Urotensina II: una citoquina inflamatoria
La urotensina II
(UII) es un polipéptido con actividad similar a una neurohormona que fue obtenida
por primera vez de la urofisis de
teleósteos en 1972. La UII no solo se encuentra en peces, también está presente
en reptiles, roedores, primates y humanos. Los primeros estudios demostraron que la UII
tiene actividad vasoconstrictora, es el vasoconstrictor más potente conocido
hasta ahora, con un efecto vasoconstrictor 100 veces mayor que la endotelina-1.
Sin embargo, en el caso de las células endoteliales intactas, la UII induce
vasodilatación. La UII está ampliamente distribuida en órganos y tejidos.
Muchos órganos, incluyendo sistema cardiovascular, sistema nervioso central,
pulmón, riñón, bazo, hipófisis, glándula adrenal, estómago, páncreas, ovario e
hígado expresan UII. En humanos, el efecto de la UII sobre la resistencia
vascular periférica y la hemodinámica sistémica no es obvio. En efecto, además
de ser una molécula vasoactiva, la UII tiene una variedad de actividades
fisiológicas y juega un rol en el inicio de muchas enfermedades. Por otra
parte, en años recientes, la relación entre UII e inflamación ha atraído mucha
atención. Está confirmado que la UII está involucrada en el proceso de daño
inflamatorio y juega un rol notable en el desarrollo de enfermedades
inflamatorias.
La UII tiene una longitud variable en la
secuencia de aminoácidos, predominantemente entre 11 y 17 residuos, en
diferentes especies animales. Por ejemplo, hay 11 residuos de aminoácidos en la
UII humana. En el extremo C-terminal polipéptido UII, hay un puente disulfuro
covalente formado por el hexapéptido cíclico CFWKYC. La porción cíclica es la
principal región funcional de la UII. El gen UII humano, también conocido como
UTS2, contiene cinco exones. La UII madura es el resultado del “splicing”
alternativo del precursor prepro-UII, el producto de la expresión del gen UTS2.
La UII puede ser secretada en el líquido extracelular y entrar a la
circulación. En condiciones fisiológicas, la UII plasmática se origina en el
corazón, hígado y riñón, y su nivel es
muy bajo (rango picomolar). Las células que expresan UII incluyen células
endoteliales, células endoteliales endocárdicas, células epiteliales renales,
células epiteliales hepatobiliares y células de Kupffer.
El receptor específico para UII es un
receptor orfan acoplado a proteína G, conocido como GPR14 o UT. La actividad
biológica de la UII debe ser transducida por la señal UT y comúnmente es
referida como sistema UII/UT. In vivo, la distribución tisular de UT y UII es
altamente consistente. En muchos casos, las células que expresan UII/UT son
altamente consistentes, mostrando mecanismos reguladores autocrinos/paracrinos.
La UII se une y activa la señal UT para inducir la movilización del calcio
intracelular e incrementar los niveles de Ca2+ libre en la célula.
El incremento intracelular de Ca2+ induce la contracción espástica
de células de músculo liso vascular (VSMC), la proliferación de VSMC y la
síntesis de colágeno a través de la activación de las rutas de señalización
EGFR y TGF-β/Smad 2/3. Adicionalmente, la UII también induce la expresión en
las células endoteliales de eNOS e incrementa la liberación de prostaciclina y
PGE2 en la sangre, lo cual resulta en vasodilatación. En el corazón,
la UII puede aumentar la respuesta al estrés oxidativo cardiotóxico e
incrementar la actividad de la PKA para inducir hipertrofia de miocitos
cardiacos neonatales. La UII también juega un rol importante en el desarrollo
de la cardiomiopatía hipertrófica del adulto y la enfermedad valvular
reumática.
Las funciones biológicas de la UII no están
confinadas al sistema cardiovascular, la UII tiene efectos extensos y profundos
sobre muchos tejidos y células en el cuerpo. La UII funciona en los siguientes
procesos: (1) proliferación celular: la UII induce la proliferación de células
hepáticas para promover la regeneración del hígado y de las células mesangiales
del glomérulo para provocar enfermedades
del riñón. (2) Actividad pro-fibrótica: la UII promueve fibrosis en hígado,
pulmón y riñón a través de la ruta de señalización TGF-β. (3) Efecto
neurosecretor: la UII causa desbalance emocional estimulando a la corteza
cerebral a liberar noradrenalina y también induce al eje hipotálamo/hipófisis a
secretar hormona de crecimiento. (4) Resistencia a la insulina: los niveles
plasmáticos de UII aumentan en pacientes diabéticos y los altos niveles de UII
pueden inducir resistencia a la insulina e inhibir la captación de glucosa en
músculo esquelético. (5) Efecto
carcinogénico: la expresión de UII/UT se correlaciona con la progresión,
metástasis y pronóstico de tumores. La UII media las rutas de señalización
pro-mitogénicas dependientes de PKC y ERK1/2 e induce la transformación celular
a fenotipos de tumor maligno. (6) Efecto pro-inflamatorio: como citoquina
similar a hormona inflamatoria, la UII juega un rol crucial en la inflamación.
La respuesta inflamatoria involucra células
inmunes innatas como macrófagos, células endoteliales y otras. Los estímulos
exógenos y endógenos pueden inducir la activación de estas células, lo cual
resulta en la liberación de citoquinas pro-inflamatorias que causan inflamación
y daño tisular. En este proceso, los estímulos dañinos incluyendo patógenos y
toxinas (por ejemplo, LPS), activan al
receptor de reconocimiento TLR4 en la superficie celular. El TLR4, A
través de proteínas adaptadoras, activa dos importantes rutas de señalización:
la ruta dependiente de MyD88 y la ruta dependiente de TRIF (o independiente de
MyD88). Después de la activación, la ruta dependiente de MyD88 induce la
expresión y liberación de citoquinas pro-inflamatorias como TNF-α, IL-1β e IL-6
a través de las rutas de señalización p38 MAPK
y NF-κB. La señal TRIF induce la producción de interferones tipo 1 como
IFN-β a través de la activación del factor regulador de interferón 3 (IRF3)
para promover una respuesta inmune innata. La UII y su receptor median la
producción de mediadores pro-inflamatorios incluyendo TNF-α, IL-1β, IFN-γ, IL-8
y leucotrieno C4 y tiene un efecto positivo sobre la regulación a la baja de la
ruta de señalización dependiente de MyD88. Está demostrado que este sistema de
señalización regula al alza los niveles nucleares fosforilados de p38 MAPK. La
proteína p38, miembro de la familia
MAPK, es activada por fosforilación en el núcleo e induce la transcripción y expresión de citoquinas
pro-inflamatorias. El sistema UII/UT también activa la ruta inflamatoria NF-κB a través de la promoción de la translocación
nuclear y la actividad de unirse al ADN de la subunidad p65, la cual induce la
expresión y transcripción de varios genes relacionados con la inflamación,
incluyendo las citoquinas pro-inflamatorias TNF-α y IL-1β. Adicionalmente, el
sistema UII/UT puede activar la señal IRF3 independiente de MyD88 induciendo la
transcripción del gen IRF3 y la translocación nuclear de la proteína. La
molécula IRF3 incrementa los niveles de
TNF-α e IL-β y promueve las reacciones inflamatorias regulando al alza al IFN-β
sin afectar la actividad de p38 MAPK y NF-κB. Por lo tanto, la UII puede ser el
factor unificador que subyace a las bases moleculares de las respuestas inmunes
innatas e inflamatorias.
La inflamación de la pared vascular está
involucrada en la patogénesis de las enfermedades vasculares. Por ejemplo, el
desarrollo de ateroesclerosis e hipertensión esencial está asociado con
inflamación vascular. Los altos niveles de UII no solo causan la contracción
del músculo liso vascular y un incremento en el tono vascular, también
participan en la inflamación crónica y el daño de la pared vascular. La
hipertensión esencial es una enfermedad vascular inflamatoria crónica que se
caracteriza por la activación de linfocitos y monocitos. En este proceso, la
alta presión arterial y el estrés oxidativo pueden dañar el endotelio vascular
y provocar un incremento en la permeabilidad vascular. Bajo la acción de
moléculas de adhesión como ICAM-1 y VCAM-1, los monocitos llegan por quimiotaxis
y se adhieren a la pared vascular, causando respuestas inflamatorias. En los
vasos sanguíneos, la UII induce la expresión y secreción de ICAM-1 y VCAM-1, comúnmente
asociadas con la quimiotaxis inflamatoria en la hipertensión. Los altos niveles
de UII también pueden inducir la quimiotaxis de monocitos en los sitios de daño
vascular a través de la ruta RhoA/Rho quinasa y la citoquina pro-inflamatoria
IL-1β puede aumentar la actividad quimiotáctica de la UII en las células
inflamatorias. En los pacientes con hipertensión esencial, los niveles
plasmáticos de UII son significativamente mayores que en su contraparte sana y
el grado de elevación se correlaciona positivamente con la presión
sistólica/diastólica. Varios estudios demuestran que la UII puede activar
leucocitos y promover en estas células la liberación de metabolitos de oxígeno,
causando daño y exfoliación de las células endoteliales, así como un incremento
de la permeabilidad de los vasos sanguíneos, una manifestación patológica de la
hipertensión.
La principal característica morfopatológica
de la ateroesclerosis es la formación de placas ateroescleróticas debajo de la capa
íntima de las arterias. Estas placas son resultado del depósito constante de lípidos y
una variedad de células inflamatorias, incluyendo monocitos/macrófagos, células
espuma y leucocitos en la pared arterial, produciendo respuesta inflamatoria
inmune. La UII no es significativamente
expresada en las arterias coronarias normales, pero altos niveles de UII se
encuentran en las placas de pacientes con ateroesclerosis. En las placas
ateroescleróticas coronarias, las células que expresan UII son principalmente
células endoteliales y macrófagos y la UII puede jugar un rol en la etiología
de la ateroesclerosis. Estudios recientes revelan que los linfocitos también
son una fuente importante de UII. Adicionalmente, las células espuma y las
células de músculo liso también pueden expresar UII en áreas dañadas. El
receptor UT es expresado principalmente en monocitos y macrófagos, lo cual
sugiere que estas células son los principales efectores de la UII en la
formación de la placa ateroesclerótica. Los estudios han confirmado que la UII
puede, sola o en combinación con IL-1β, inducir la agregación de monocitos en
los sitios de daño vascular o placas ateroescleróticas y promover la
transformación de monocitos en macrófagos en el sitio de la lesión inflamatoria
a través de la regulación al alza de la acil-coenzima A colesterol
aciltransferasa 1 (ACAT-1), y por tanto
aumentar la capacidad de estas células para internalizar lípidos. La UII
también puede reducir el flujo de colesterol
en los macrófagos promoviendo su conversión en células espumas.
Adicionalmente, macrófagos y linfocitos secretan citoquinas pro-inflamatorias
como IL-6, Il-1β e IFN-γ en las placas ateroescleróticas. Los reportes de años
recientes demuestran que la UII puede inducir la expresión y secreción de
varias citoquinas inflamatorias, como MCP-1 y TGF-β, causando daño inflamatorio
arterial. La UII también puede inducir la expresión de la apolipoproteína apoB
y suprimir la expresión de la apoA-1, promoviendo el desarrollo de
ateroesclerosis. La UII también puede promover la proliferación de VSMC para
promover estenosis vascular, activando la ruta de señalización ERK/ROS en
lesiones ateroescleróticas.
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad
inflamatoria crónica del miocardio. La inflamación inmune contribuye
grandemente a la patogénesis de la insuficiencia cardiaca. Durante este
proceso, muchas citoquinas y moléculas inflamatorias son expresadas y liberadas, incluyendo TNF-α, Il-1β, IL-6,
moléculas de adhesión y CRP. La UII puede promover la expresión y secreción de
IL-6 por los miocitos cardiacos. La IL-6 es una citoquina con significativos
efectos pro-inflamatorios. Los niveles plasmáticos de UII aumentan
significativamente en los pacientes con insuficiencia aguda y crónica.
Adicionalmente, altos niveles de UII y su receptor UT se observan en el
miocardio de pacientes con insuficiencia cardiaca. En modelos de ratas con
insuficiencia cardiaca, los niveles de expresión de UII, UT, IL-1β e IL-6 aumentan
prominentemente en los miocitos ventriculares en paralelo con la duración y el
grado del daño miocárdico. Al mismo tiempo, la UII, a través de la IL-6, actúa
sobre su receptor gp130 para activar la señal JAK/STAT, lo cual resulta en
hipertrofia de los miocardiocitos y
remodelación ventricular. La UII también inhibe la proliferación de stem cells
endógenas cardiacas a través de la ruta JNK. Esto agrava la insuficiencia
cardiaca y dificulta su reversión.
La mayoría de las enfermedades renales
crónicas (ERC) incluyendo glomerulonefritis, enfermedad tubular renal y
fibrosis renal, son enfermedades relacionadas con la inflamación. La respuesta
inflamatoria inmune innata es considerada el principal mecanismo
fisiopatológico de las enfermedades renales y el daño renal. Los macrófagos
están involucrados en la ocurrencia y desarrollo de varias ERC. Durante el
proceso de la enfermedad, la señal TRL4 es activada y son liberadas muchas citoquinas pro-inflamatorias como TNF-α,
IL-6 e IL-17A. Los estudios de inmunohistoquímica demuestran que el riñón
expresa UII y su receptor UT. En el riñón humano normal, la UII es expresada
principalmente en las células epiteliales de los túbulos renales, mientras las
células endoteliales glomerulares exhiben solo expresión focal, y la UII
circulante es baja y difícil de detectar (<50 pg/ml). En los pacientes con
glomerulonefritis crónica, se observa abundante UII en la membrana basal glomerular,
la membrana mesangial y la cápsula glomerular. Los niveles plasmáticos de UII
aumentan significativamente en los pacientes con ERC y los mayores niveles se
encuentran en pacientes con ERC y acidosis metabólica. En los pacientes con
insuficiencia renal crónica, la UII urinaria aumenta considerablemente,
alcanzando valores de hasta 1650 veces mayores
que los valores sanguíneos. La
UII puede inducir la liberación de mediadores inflamatorios vía mecanismos
pracrinos/autocrinos durante la deposición de complejos antígeno-anticuerpo,
disparando y amplificando la respuesta inflamatoria para agravar el daño renal.
En la ERC, el incremento en la secreción de UII es un evento temprano, seguido
por una elevación en los parámetros de estrés oxidativo y la expresión de la
citoquina TGF-β en las células epiteliales de los túbulos renales. El estrés
oxidativo inducido por UII, la liberación de citoquinas y la inflamación
constituyen un triángulo que promueve y agrava el daño inflamatorio de la ERC.
La insuficiencia hepática aguda (IHA) es una
enfermedad inflamatoria inmune. La liberación de citoquinas inflamatorias es el
principal mecanismo fisiopatológico del desarrollo de IHA. Las células de
Kupffer son la principal fuente de citoquinas inflamatorias incluyendo IFN-γ,
IL-6 y TNF-α. Los pacientes con IHA no solamente muestran un gran número de
citoquinas inflamatorias en la circulación, también exhiben altos niveles de
UII/UT en el hígado y los niveles plasmáticos de UII se correlacionan con los
elevados niveles de IFN-γ e IL-6. En la IHA, la UII media el daño inflamatorio
inmune principalmente activando la ruta de señalización TRL4 y la liberación de
citoquinas pro-inflamatorias incluyendo TNF-α e IL-1β. Es conocido que las
células del parénquima hepático no expresan UII/UT sino solamente las células
inmunes innatas como las células de Kupffer, las células endoteliales
vasculares y las células epiteliales de los conductos biliares. Los mecanismos
reguladores autocrinos/paracrinos de la UII de las células de Kupffer pueden
establecer un asa de retroalimentación positiva que induce la liberación de
citoquinas pro-inflamatorias y gradualmente aumentan las reacciones
inflamatorias intra-hepáticas. En la IHA, la elevación de los niveles
plasmáticos de UII es un evento que ocurre más tempranamente que la producción
de TNF-α e IL-1β.
En conclusión, la UII, un polipéptido con
actividad similar a una neurohormona, es ampliamente distribuida en numerosos
órganos. La distribución tisular de UII/UT puede ser regulada por mecanismos
autocrinos y paracrinos. En el cuerpo, la UII tiene muchas actividades
fisiológicas y fisiopatológicas como acciones vasoconstrictoras y
vasodilatadoras, proliferación celular, actividad pro-fibrosis, actividad
neuroendocrina, resistencia a la insulina, efectos carcinogénicos y efectos
inflamatorios. La UII está involucrada en el proceso de daño inflamatorio y
juega un rol clave en el inicio y desarrollo de enfermedades inflamatorias.
Fuente: Sun S, Liu
L (2019). Urotensin II: an inflammatory cytokine. Journal of Endocrinology 240:
R107-R117.
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