Osteocalcina: una hormona versátil
El hueso es
conocido por su rol como tejido conectivo que no solo proporciona soporte y
protección a órganos vitales sino también movilidad al cuerpo. Estas funciones
son ejercidas por tres tipos de células del esqueleto: osteoblastos,
osteoclastos y osteocitos. Los osteoblastos se originan a partir de “stem
cells” esqueléticas, son responsables de la síntesis y secreción de colágeno
tipo I para producir y mantener la matriz extracelular, también son capaces de
controlar la diferenciación de osteoclastos. Las investigaciones recientes
sugieren que los osteoblastos secretan factores que poseen función hormonal y
por tanto son capaces de controlar otros órganos. El hueso es un órgano
endocrino esencial que controla una variedad de procesos fisiológicos como metabolismo
energético, adipogénesis, desarrollo neuronal, crecimiento muscular y
fertilidad masculina.
Una molécula clave en la endocrinología ósea es la osteocalcina, o
proteína γ-ácido carboxiglutámico óseo, un factor secretado únicamente por los
osteoblastos. Después de la síntesis de la proteína, el péptido maduro
experimenta varios eventos de “splicing” hasta obtener tres residuos
γ-carboxilados, lo cual resulta en un péptido con alta afinidad por el hueso y
la matriz extracelular. Sin embargo, debido al bajo pH dentro de los
compartimentos de resorción ósea provocada por los osteoclastos, la
osteocalcina es nuevamente descarboxilada, lo cual reduce su afinidad por el
hueso y dispara la liberación de osteocalcina no carboxilada en la circulación.
Inicialmente, se estableció que la osteocalcina
actúa en la mineralización de la matriz ósea y ha sido utilizada como
marcador de la formación de hueso. Sin embargo, en los años 90, se reportó que
la depleción de osteocalcina tiene solo efectos menores sobre la densidad y
mineralización óseas en ratones. A partir de entonces, se han revelado varios
roles de la osteocalcina en modelos animales y estudios in vitro, los cuales
sugieren que la forma no carboxilada de la osteocalcina controla rutas
fisiológicas de una manera endocrina.
En los mamíferos, el metabolismo de la
glucosa es la mayor fuente de generación de energía y el hueso demanda una
significativa cantidad de energía para sus funciones. La primera evidencia de
la osteocalcina como reguladora de la homeostasis de la glucosa fue
proporcionada por investigaciones en ratones con deficiencia de osteocalcina en
1996. En contraste con el fenotipo esperado de fragilidad ósea, los ratones
solo mostraron moderado incremento de la masa ósea, pero también glucosa
sanguínea significativamente elevada y un incremento en el número de adipocitos
y la masa grasa. Posteriormente, en 2007, estudios in vitro e in vivo en
ratones demostraron que la osteocalcina no carboxilada induce la producción de
insulina en los islotes pancreáticos y la expresión de adiponectina en los
adipocitos. Estos hallazgos apoyan la idea de un asa endocrino hueso-páncreas
en ratones donde la señal insulina induce la expresión de osteocalcina en los
osteoblastos, la cual a su vez estimula la secreción de insulina en los islotes
pancreáticos. Si esta asa de retroalimentación es también funcional en humanos
es aun pobremente entendido. Hasta ahora, la osteocalcina ha demostrado
estimular la proliferación de células β humanas y los polimorfismos en el locus
Bglap (osteocalcina) humano han sido asociados con diabetes mellitus tipo 2
(DMT2) y obesidad. Más aún, varios estudios sugieren que la osteocalcina se
correlaciona negativamente con la masa grasa y
positivamente con la sensibilidad a la insulina y los niveles de
adiponectina.
La osteocalcina, además de su rol en la
homeostasis energética, regula el desarrollo y la función cerebrales. Los
ratones con deficiencia de osteocalcina son más más pasivos y sufren de un
incremento de la ansiedad y una disminución de la memoria en comparación con
los controles sanos. Anatómicamente, el cerebro, especialmente el hipocampo, es
más pequeño y menos desarrollado. La osteocalcina regula la síntesis de neurotransmisores cerebrales como
dopamina, serotonina o noradrenalina. Estos datos sugieren que la osteocalcina
es requerida durante el desarrollo embrionario para el adecuado desarrollo
neuronal y no es sintetizada por el embrión sino proporcionada por la madre.
Las investigaciones sugieren que el receptor blanco de la osteocalcina en el
cerebro es el receptor acoplado a proteína G, GPR158. Sin embargo, el GPR158 no
es expresado en todas las regiones cerebrales donde la osteocalcina es activa,
lo cual indica que otros receptores y mecanismos contribuyen a la señal
osteocalcina en el cerebro de ratón. En humanos, la correlación entre
osteocalcina y rendimiento cognitivo es aun motivo de debate. Por una parte,
hay reportes de una correlación positiva entre osteocalcina y rendimiento
cognitivo en mujeres viejas y pacientes obesas. Por otra parte, un estudio
reciente en individuos viejos no encontró ninguna asociación entre memoria y
niveles de osteocalcina no carboxilada o total. Considerando el efecto de la
osteocalcina sobre la función cognitiva, surge la pregunta sobre por qué una
hormona derivada del hueso puede controlar al cerebro. La literatura indica que
el cerebro controla la adquisición de masa ósea y que los pacientes que sufren
desordenes neuropsiquiátricos a menudo muestran osteoporosis o baja masa ósea.
Más aún, los ratones que carecen de osteocalcina muestran disminución de los
niveles de dopamina y serotonina. Esto sugiere que, como ocurre en el
metabolismo de la glucosa, la osteocalcina puede funcionar como una señal de
retroalimentación en el cerebro para estimular la adquisición de masa ósea.
Las hormonas sexuales son importantes
reguladores de la fuerza ósea durante varias etapas de la vida, como la
adolescencia y la menopausia, y la osteocalcina puede funcionar en un asa de
retroalimentación en este proceso metabólico. La osteocalcina activa puede
indicar la fuerza y la salud óseas y junto con otros marcadores en el cuerpo
puede contribuir a la fertilidad. Los estudios de experimentos con explantes de
ovario y testículo incubados con osteoblastos de ratón, reportan que los
osteoblastos inducen la secreción de testosterona pero no la producción de
estradiol o progesterona. Para confirmar que este efecto es mediado por la
osteocalcina, las células de Leydig fueron
suplementadas con osteocalcina no carboxilada y se observó un incremento de la
secreción de testosterona de una manera dosis dependiente. En el proceso de
descifrar el mecanismo molecular, los investigadores identificaron el receptor
requerido como GPRC6A, el cual es también crítico para la acción de
osteocalcina en el control de la secreción de insulina. La investigación en dos
pacientes portadores de una mutación en el locus GPRC6A confirmó las
observaciones hechas en ratones. Estos individuos sufrían insuficiencia
testicular y mostraban aumento de la tolerancia a la glucosa. La razón por la
cual este efecto de la osteocalcina sobre la fertilidad solamente se observa en
varones se mantiene elusiva. Los niveles bajos de osteocalcina y GPRC6A
resultan en insuficiencia testicular, pero los niveles altos de osteocalcina y
la sobre expresión de GPRC6A han sido relacionados con el desarrollo de cáncer
de próstata. Otro rol de la osteocalcina en el desarrollo de cáncer de pulmón
ha sido demostrado recientemente, las células que expresan osteocalcina son
activadas por factores secretados por adenocarcinoma de pulmón, los cuales
reclutan neutrófilos al sitio del tumor y promueven su crecimiento. La
eliminación de las células que expresan osteocalcina provoca una significativa supresión del tumor. Sin embargo, los autores
no demuestran un efecto directo de la osteocalcina sobre la progresión del
tumor, tampoco está claro si la osteocalcina por sí misma promueve la
activación de neutrófilos o si otro factor expresado por estas células es el
mediador de este proceso.
Dado que la osteocalcina regula el
metabolismo de la glucosa, lo cual proporciona energía a los músculos durante
el ejercicio, puede estar involucrar en la comunicación entre los tejidos óseo
y muscular. Los estudios iniciales
demostraron que los niveles de osteocalcina incrementan en ratones y
humanos durante el ejercicio. Por otra parte, los niveles de osteocalcina
disminuyen con la edad, coincidiendo con una disminución de la capacidad de
ejercicio y una disminución de la masa muscular. Para probar que estos
fenotipos son causados por la osteocalcina, los ratones fueron inyectados con
osteocalcina no carboxilada, lo cual podría restaurar la capacidad de ejercicio
en estos ratones y parcialmente revertir la disminución dependiente de la edad
en el peso muscular. En los ratones que carecen de Gprc6A, las inyecciones de
osteocalcina no incrementaron la capacidad de ejercicio en estos animales, lo
cual indica que la señal osteocalcina es específicamente requerida en las
miofibras para la adaptación al ejercicio. Más aún, la señal osteocalcina apoya
la utilización de glucosa y ácidos grasos durante el ejercicio, lo cual está en
línea con los estudios in vitro que demuestran que la captación de glucosa por
el músculo aumenta con la exposición a osteocalcina. El análisis transcriptoma de ratones con
carencia de Gprc6A revela que la mioquina interleuquina-6 (IL-6), la cual es
secretada por el músculo esquelético en la sangre durante el ejercicio es
significativamente regulada a la baja. Por lo tanto, los investigadores
sugieren que la osteocalcina se une a su receptor GPRC6A en las células
musculares y es requerida para la generación de ATP durante el ejercicio a
través del control de la captación de glucosa y ácidos grasos. Más aún, puede
existir un asa entre músculo y hueso donde la IL-6 es secretada por el músculo
para estimular la producción de glucosa y ácidos grasos y la secreción de
osteocalcina no carboxilada. Los estudios clínicos reportan que los niveles de
osteocalcina están elevados en el ejercicio en grupos de diferentes edades. Por otra parte, los niveles de
osteocalcina no carboxilada en mujeres mayores de 70 años se correlacionan
positivamente con la fuerza muscular. Esto sugiere que la osteocalcina y su
receptor pueden ser un blanco para combatir la disminución relacionada con la edad
de la fuerza muscular o para aliviar enfermedades musculares.
En conclusión, la osteocalcina es secretada
únicamente por los osteoblastos y tiene efectos menores en la mineralización y
la densidad óseas. La osteocalcina no solo está involucrada en el remodelado
óseo, también juega una función crítica en múltiples procesos fisiológicos de
una manera endocrina, como la homeostasis de la glucosa, la capacidad de
ejercicio, el desarrollo cerebral, la cognición y la fertilidad masculina.
Fuente: Moser SC,
van der Eerden BCJ (2019). Osteocalcin-a versatile bone- derived hormone.
Frontiers in Endocrinology 9: 794.
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