Péptidos derivados de la proteína precursora de
amiloide
La proteína precursora de amiloide (APP) ha
sido estudiada principalmente porque da origen al péptido amiloide β (Aβ),
el cual ha sido implicado en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer (EA).
La APP también está involucrada en el
desarrollo neuronal, la proliferación y diferenciación de células progenitoras
y los procesos de señalización celular. La evidencia emergente sugiere que la
APP y los péptidos derivados de su clivaje también regulan una variedad de
procesos metabólicos. El péptido Aβ impacta el metabolismo neuronal en una
variedad de modos y la evidencia emergente sugiere que otros péptidos derivados
de la APP también pueden jugar un rol en el control de procesos metabólicos neuronales.
Sin embargo, una pregunta aún sin resolver es si la APP y los péptidos
derivados de ella también controlan el metabolismo celular en la periferia.
La APP pertenece a una familia de proteínas
que también incluye a las proteínas similares a APP (APLP) 1 y 2. Estas
proteínas transmembrana tienen una gran
región extracelular y una región
citoplasmática más pequeña, unidas por un dominio transmembrana. Estos dominios
pueden ser clivados por diferentes proteasas y generar distintos péptidos. La
APP es el único miembro de la familia que contiene el dominio que codifica al
péptido Aβ. Aunque todos los miembros de la familia APP son altamente
expresados en las neuronas, APP y APLP2 son expresadas en otros tipos de
células y tejidos. Los transcriptos de APP generados por “splicing” alternativo
codifican ocho diferentes isoformas APP de longitud variable. Las isoformas APP
695, APP 751 y APP 770 son más abundantes en neuronas, mientras APP 751 y APP 770 también son altamente
expresadas en células no neuronales.
El tráfico intracelular de APP tiene un impacto significativo en su
procesamiento y sus funciones, con la mayoría de APP localizada en la red
trans-Golgi o el sistema endosomal. Sin embargo, una vez trasladada en los
endosomas, la APP es transportada del retículo endoplásmico a la membrana plasmática por la ruta
secretora clásica, donde es procesada proteolíticamente por una α-secretasa. El clivaje proteolítico
en el dominio Aβ lo llevan a cabo principalmente desintegrinas y proteínas que
contienen dominio metaloproteinasa. Este clivaje resulta en la liberación del dominio
extracelular llamado APPα soluble (sAPPα). El fragmento restante
de la APP llamado C83 es endocitado y
puede ser clivado por el complejo γ-secretasa generando los fragmentos P3
y dominio intracelular (AICD). El
péptido P3 puede ser liberado en el ambiente extracelular o puede ser degradado
por los lisosomas, mientras el péptido AICD es capaz de dirigirse al núcleo
donde puede regular la transcripción de genes.
La ruta amiloidogénica del procesamiento de
la APP involucra un clivaje inicial en los endosomas por una enzima β-secretasa
llamada enzima 1 clivadora del sitio β de APP (BACE-1). Esto genera el péptido
APP β soluble (sAPPβ), el cual es liberado en el espacio extracelular a través
del reciclaje de endosomas. La longitud del
péptido sAPPβ difiere de la longitud
del peptido sAPPα por 16 aminoácidos, lo
cual puede resultar en diferentes funciones y mecanismos de señalización entre los dos péptidos. Siguiendo al clivaje
por BACE-1, el fragmento APP restante, llamado C99, es posteriormente clivado
por el complejo γ-secretasa, lo cual resulta en la generación de los péptidos Aβ
y AICD. El sitio exacto del clivaje del fragmento C99 por la γ-secretasa puede
variar, lo cual resulta en diferentes péptidos Aβ. Los más comunes son Aβ40
y Aβ42 que contienen 40 y 42 aminoácidos, respectivamente, de los
cuales el Aβ42 es considerado el más patogénico en el desarrollo de
la enfermedad de Alzheimer. El sitio del clivaje del fragmento C99 tiene
implicaciones importantes por los péptidos Aβ generados. Si el clivaje ocurre
en la red trans-Golgi, los péptidos son liberados en el ambiente extracelular a
través del “pool” secretor constitutivo, en cambio si el clivaje ocurre en los
endosomas, los péptidos son degradados.
A pesar de la intensa investigación de los
últimos 25 años, no hay mucha información sobre las funciones biológicas de la APP y sus péptidos derivados. Está
claro, sin embargo, que muchas de las funciones reguladas por la APP son
mediadas por los péptidos derivados de su proteólisis. La pérdida de función en
modelos de roedores ha revelado un rol de la APP en diferentes aspectos de la
biología neuronal incluyendo proliferación, crecimiento, diferenciación y
sinaptogénesis. En este contexto, los ratones APP “knockout” tiene marcadamente
reducido el tamaño del cerebro y disminución del número de neuronas en regiones
específicas del cerebro. El mecanismo
involucrado parece ser complejo y la evidencia emergente indica que la APP y sus péptidos derivados juegan un
rol en varios aspectos del metabolismo celular y corporal. La primera
sugerencia que la APP y sus derivados pueden tener un rol en el metabolismo
deriva de la evidencia que la utilización de la glucosa en el cerebro está alterada en la EA, lo cual ha
sido relacionado con las acciones del Aβ. Posteriormente, se estableció que la
ruta no amiloidogénica de la APP es requerida para la utilización normal de
sustratos, mientras la ruta amiloidogénica provoca reducción de la utilización y
almacenamiento de sustratos, particularmente lípidos, tanto a nivel celular
como a nivel sistémico.
El péptido Aβ42 puede alterar
múltiples aspectos del metabolismo de la glucosa en las neuronas, incluyendo el
transporte de glucosa y el flujo glucolítico. El efecto sobre el transporte de
glucosa está relacionado con una alteración de la actividad del transportador
de glucosa GLUT3, una de las principales isoformas de los GLUT en las neuronas,
como resultado de modificaciones post-translacionales por productos de la
peroxidación de lípidos. Adicionalmente, la expresión reducida de GLUT1, otro
transportador de glucosa en las neuronas, ha sido observada en pacientes con EA
y modelos animales que tienen elevados niveles de Aβ. Los péptidos Aβ también
inhiben varias enzimas glucolíticas para limitar el flujo de glucosa,
incluyendo hexoquinasa, fosfofructoquinasa y gliceraldehido 3-fosfato
deshidrogenasa (GAPDH). Los mecanismos involucrados son diversos e incluyen la disociación de la hexoquinasa
de la membrana mitocondrial externa, lo cual altera la actividad glucolítica,
la unión directa a –e inhibición de- la fosfofructoquinasa y modificaciones
oxidativas de la GAPDH, lo cual resulta en su agregación e
inhibición de la actividad glucolítica. Otro factor por el cual los péptidos Aβ
pueden alterar el metabolismo de la
glucosa es su efecto sobre la señal de la insulina. Es conocido que los
péptidos Aβ compiten con la insulina por el receptor de insulina (IR). Aunque
las concentraciones de Aβ requeridas para este efecto son suprafisiológicas,
los péptidos Aβ también pueden tener efectos inhibidores secundarios sobre la
ruta de señalización de insulina a través de mecanismos mediados por estrés oxidativo y respuestas
inflamatorias. Los efectos de alteración en la señal de insulina por los
péptidos Aβ no son muy tomados en cuenta
para los defectos en el metabolismo de la glucosa en las neuronas porque
la captación de glucosa en estas células es en gran parte independiente de
insulina. Sin embargo, los efectos de los péptidos Aβ sobre la señal insulina podrían
tener mucha importancia en el
metabolismo sistémico de la glucosa donde la insulina es crítica para la
apropiada homeostasis de la glucosa a través de efectos sobre hígado, músculo
esquelético y tejido adiposo.
Los péptidos Aβ también tienen efectos
perjudiciales sobre las mitocondrias, lo cual podría impactar sobre la
oxidación de la glucosa y la oxidación de otros sustratos metabólicos como
ácidos grasos y aminoácidos. Consistente con la complejidad de la biología de
Aβ, estos péptidos pueden alterar la función mitocondrial de varias maneras. El
péptido Aβ puede alterar la dinámica mitocondrial interactuando con la proteína
relacionada con dinamina 1, un regulador clave de la fisión mitocondrial,
provocando fragmentación y alteración de la función de las mitocondrias. La
alcohol deshidrogenasa unida a amiloide β (ABAD) es una proteína mitocondrial
que interactúa con Aβ con importantes consecuencias para la función
mitocondrial. La ABAD es miembro de la familia de deshidrogenasas reductasas de cadena corta con una variedad de funciones
fisiológicas, incluyendo la oxidación de ácidos grasos. La unión de Aβ a ABAD
incrementa la producción de especies reactivas de oxigeno (ROS) por las
mitocondrias, lo cual tiene importantes implicaciones no solo para las rutas
metabólicas, sino también para la homeostasis celular en general donde el
ambiente oxidado puede inducir daño a importantes componentes celulares como
ADN y membranas. Adicionalmente, las ROS modifican posttranslacionalmente proteínas glucolíticas como la GAPDH. Sin
embargo, el efecto más profundos de Aβ sobre la función mitocondrial consiste
en la inhibición de la actividad de proteasas presecuencia (PreP) sobre sus sustratos peptídicos
mitocondriales. Las proteínas mitocondriales contienen una presecuencia N-terminal que media su entrada en la
mitocondria. Una vez dentro de la mitocondria, se requiere el clivaje de la
presecuencia para la función normal de
las proteínas mitocondriales. La inhibición de PreP por Aβ previene el
clivaje de presecuencia y resulta en una alteración profunda de la proteostasis
mitocondrial que afecta la mayoría de aspectos de la función mitocondrial,
incluyendo la respiración y la producción de ROS.
Hay evidencia que apoya la teoría que los péptidos de APP generados por las
rutas amiloidogénica y no amiloidogénica tienen efectos opuestos sobre el
metabolismo de la glucosa. La sAPPα y la inhibición de BACE-1 incrementan la
captación y oxidación de glucosa en
neuronas y células musculares. Estos efectos no se observan con la sAPPβ porque son mediados por la
secuencia de 16 aminoácidos única de la sAPPα. Esta región tiene similitud
estructural con ciertos factores de crecimiento como el factor de crecimiento
del endotelio vascular (VEGF) y el factor de crecimiento del hepatocito (HGF)
que estimulan la captación y oxidación de glucosa a través de componentes de la
ruta de señalización de la insulina, incluyendo PI3K y Akt. Las acciones de la
sAPPα sobre el metabolismo de la glucosa parecen ser dependientes de esta ruta.
La EA también se caracteriza por una
desregulación del metabolismo de lípidos y la acumulación en las neuronas de lípidos que contribuyen a
la fisiopatología de la enfermedad. Sin embargo, aunque el desarrollo de la
EA se caracteriza por defectos neuronales en regiones corticales, los efectos de la APP
y los péptidos derivados de APP sobre procesos metabólicos pueden difundir a
través de diferentes regiones cerebrales. Uno de los más fuertes factores genéticos
de riesgo para el desarrollo de la EA se relaciona con el gen de la
apolipoproteína E (ApoE), el cual codifica una proteína involucrada en el
metabolismo de colesterol y triglicéridos. Consistente con este dato, el
análisis postmorten de tejido de
pacientes con EA muestra un incremento región-específico de lípidos como
diglicéridos, ceramidas y esteres de
colesterol, lo cual está de acuerdo con la idea que la ruta amiloidogénica de
la APP está relacionada con alteraciones en el almacenamiento de sustratos.
Muchos de estos cambios están asociados con la regulación de enzimas claves involucradas
en el metabolismo de lípidos por Aβ o el péptido AICD a través de mecanismos
transcripcionales. Por ejemplo, el péptido Aβ incrementa la actividad de la enzima esfingomilinasa que maneja la síntesis de ceramidas a través de la ruta
esfingomilinasa-ceramida. Las ceramidas son lípidos que, en exceso, tienen
efectos perjudiciales sobre la viabilidad celular y median parcialmente los
efectos citotóxicos de Aβ. La
acumulación de ceramidas en varios tejidos periféricos contribuye a ciertos
aspectos de las enfermedades metabólicas. El péptido AICD generado a través de
la ruta amiloidogénica se traslada al núcleo donde contribuye a la regulación de la expresión de
genes. El AICD influye en la transcripción de genes formando un complejo con la
proteína adaptadora Fe65. Estas proteínas también pueden asociarse con un
supercomplejo transcripcional que contiene represores y coactivadores como el co-represor de receptor nuclear 1
(N-CoR1) y la histona acetiltransferasa Tip60. El complejo AICD/Fe65 juega un
rol clave en el intercambio de complejos correpresores con complejos
coactivadores en regiones promotoras
específicas. La interacción con el complejo correpresor N-CoR1 tiene profundos
efectos en los tejidos porque este correpresor coordina el metabolismo de
lípidos en tejidos altamente metabólicos
como el hígado. El desplazamiento de N-CoR1 de las regiones promotoras en el hígado activa un programa de genes
lipogénicos que maneja la esteatosis
hepática. El AICD también está relacionado con la regulación
transcripcional de enzimas claves de la
homeostasis de colesterol. Al presente, muy poco se conoce acerca
de las interacciones entre la ruta no amiloidogénica del procesamiento
de la APP y el metabolismo de lípidos.
Aunque la APP y los péptidos derivados de APP
juegan un rol importante en el control
metabólico y la bioenergética celular también parecen influir en el
procesamiento de la APP creando un mecanismo de retroalimentación para el
control integrado del metabolismo por la
APP. Las ROS y los metabolitos intracelulares actúan como intermediarios de
señalización claves en el mecanismo de control
del procesamiento de APP y como un
nexo para “sensar” el balance energético celular. La producción mitocondrial de
ROS, la cual aumenta en respuesta al exceso de energía, también influye en el
procesamiento de la APP. Aunque los mecanismos exactos por los cuales las ROS influyen
en el procesamiento amiloidogénico de APP no han sido firmemente establecidos,
el rol de las mitocondrias en esta
respuesta si está claro. El péptido Aβ puede alterar la función mitocondrial e
incrementar la producción de ROS a través de diferentes mecanismos. Sin
embargo, la alteración de la función mitocondrial que es independiente de Aβ puede aumentar el procesamiento
amiloidogénico de APP. Por ejemplo, la exposición a inhibidores de los
complejos mitocondriales I y III que incrementa la producción mitocondrial de
ROS también incrementa la formación de Aβ. Los lípidos pueden influir en el
procesamiento de APP, el cual parece que
está relacionado con el contenido de lípidos de las membranas en las cuales es
procesada la APP. En particular, el colesterol maneja el procesamiento amiloidogénico de APP. La APP y el colesterol forman un
complejo con la APP localizada en las balsas lipídicas donde ocurre el
procesamiento amiloidogénico de la APP. Por el contrario, los ácidos grasos
poliinsaturados parecen favorecer la ruta no amiloidogénica de procesamiento de
APP.
En conclusión, la alteración del
procesamiento de la APP ha sido asociada con alteraciones metabólicas en las
neuronas en el contexto de la EA,
incluyendo alteración del metabolismo de la glucosa, acumulación de lípidos,
disfunción mitocondrial y resistencia a la insulina. Estas alteraciones
metabólicas son claves para el desarrollo de esta enfermedad. Por otra parte, el
procesamiento de la APP es sensible a perturbaciones metabólicas y los péptidos
derivados de APP pueden a su vez regular
procesos y rutas metabólicos. Esto sugiere que la APP y sus péptidos juegan un
rol integral en la señal que regula el metabolismo. Específicamente, la
evidencia emergente sugiere que las perturbaciones metabólicas asociadas con
exceso de nutrientes manejan el procesamiento amiloidogénico de APP y los
péptidos resultantes (Ej: Aβ) a través de diferentes mecanismos para inducir
alteraciones metabólicas como el incremento en la acumulación de lípidos,
alteración de la función mitocondrial y resistencia a la insulina. Por el
contrario, el procesamiento no amiloidogénico de la APP parece ser importante
para la utilización normal de sustratos, incluyendo la oxidación de la glucosa.
Entonces, la alteración del procesamiento normal de la APP tiene un importante
rol en las respuestas celulares del exceso de nutrientes, particularmente en la
regulación del metabolismo sistémico, lo cual involucra una intrincada
comunicación entre los tejidos periféricos.
Fuente: Czeczor
JK y McGee SL (2017). Emerging roles for the amyloid precursor protein and
derived peptides in the regulation of celular systemic metabolism. Journal of
Neuroendocrinology 29: 1-8.
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