Mioquinas y
adipoquinas
Uno de los mayores avances en la investigación de la
obesidad en las últimas décadas es el descubrimiento que el tejido adiposo,
especialmente el tejido adiposo blanco (WAT), actúa como un órgano endocrino y
modula el metabolismo de otros órganos. La investigación in vivo e in vitro ha explorado la capacidad de las células adiposas para producir citoquinas. El concepto de
adipocitos como células secretoras que
liberan “adipoquinas” ha recibido mucha atención debido al desarrollo de un
concepto paralelo en el músculo esquelético que lo identifica como un órgano
que produce “mioquinas”. Desafortunadamente, muy pocos estudios han considerado
la interrelación entre músculo esquelético y tejido adiposo, aunque algunos estudios indican una relación directa entre la masa o
actividad del músculo esquelético y la masa de tejido adiposo. Múltiples
determinantes juegan un rol clave en
este complejo proceso.
El músculo esquelético
es un tejido metabólico responsable
de aproximadamente 85% de
la captación de glucosa
estimulada por insulina vía transporte
mediado por transportadores de glucosa tipo 4 (GLUT4) y el metabolismo de
lípidos. Hace más de una década se demostró que el músculo esquelético
humano libera cantidades
significativas de interleuquina 6 (IL-6)
a la circulación durante el ejercicio prolongado. La identificación del
músculo como un órgano que produce
mioquinas proporcionó la base conceptual para explicar cómo los músculos se
comunican con otros órganos. En los
diferentes estadios del desarrollo las células musculares secretan diferentes
tipos y cantidades de mioquinas. Durante la proliferación, los miocitos tienden
a secretar mioquinas que suprimen la neurogénesis y la adipogénesis y durante la
diferenciación, los miocitos liberan
mioquinas que promueven específicamente la formación de miotubos, la
vascularización y la neurogénesis.
El tejido adiposo funciona no solo como un órgano de reserva de energía sino
también como un órgano endocrino que secreta adipoquinas involucradas en el
mantenimiento de la homeostasis. El tejido adiposo incluye dos fracciones: adipocitos maduros y la
fracción vascular estromal (FVE). La FVE incluye preadipocitos y exhibe numerosas
características fenotípicas con macrófagos pro-inflamatorios, incluyendo la
capacidad para secretar factores como
IL-6, factor de necrosis tumoral α (TNF-α) y proteína quimiotáctica de
monocitos-1 (MCP-1). Los adipocitos en el tejido adiposo secretan una gran variedad de factores, considerados
adipoquinas, similares a las mioquinas
liberadas por el músculo esquelético. Sin embargo, no está claro si este
concepto puede ser aplicado a otras
formas de adipocitos, como el tejido
adiposo marrón y el tejido adiposo beige. Aunque los adipocitos marrones
secretan proteínas especificas, la extensión
del perfil de proteínas secretadas por adipocitos marrones y beige, no
es muy claro. El amplio espectro de moléculas secretadas por los
adipocitos indica que el tejido adiposo
es muy importante para la regulación de
la homeostasis energética.
Hay múltiples sitios
de tejido adiposo en el organismo y los músculos esqueléticos tienen las
características requeridas para secretar
citoquinas que tienen funciones
endocrinas o paracrinas. Dado que el tejido adiposo está adyacente al músculo,
puede inducir diferentes rutas de señalización. Por lo tanto, la localización
juega un rol clave en las interacciones fisiológicas entre el tejido adiposo y el músculo cercano,
dependiendo si es grasa subcutánea, intermuscular o intramuscular. El músculo esquelético
también se localiza en diferentes áreas y tiene varios tipos de fibras incluyendo tipo I y tipo II.
La interacción entre células miogénicas y adipocitos puede jugar un
rol significativo en la tasa y extensión de la miogénesis, la adipogénesis, el
recambio de proteínas y la
lipogénesis/lipólisis. Las mioquinas y
las adipoquinas secretadas por los
correspondientes tejidos tienen un importante efecto en la modulación de la composición del cuerpo y en la
producción de músculo. Las mioquinas han
sido menos exploradas que las adipoquinas.
Los primeros estudios sobre citoquinas secretadas por los miocitos identificaron
a las interleuquinas IL-6, Il-6 e Il-15. El miembro de esta familia
mejor descrito es IL-6. Sin embargo, en años recientes, se han identificado
otras mioquinas, incluyendo irisina y mionectina. Estos estudios han revelado
los potenciales roles de las mioquinas
en el control fisiológico y la modulación de la salud humana.
La miostatina pertenece
a la familia del factor de crecimiento
transformante β y es la primera mioquina
conocida involucrada en la supresión de la activación de células
satélites y la proliferación de mioblastos.
Más aún, la miostatina induce cambios en los tipos de fibras musculares,
inhibe la expresión de la miosina de cadena pesada rápida, y facilita la
expresión de la isoforma lenta, durante la diferenciación miogénica y regula la
disposición de glucosa. La expresión de los genes de miostatina y sus
proteínas de unión asociadas puede ser
modulada en músculo esquelético y tejido adiposo de ratones obesos, lo que
sugiere que las alteraciones en su
expresión puede contribuir a
cambios en el crecimiento y el
metabolismo de tejidos grasos y no
grasos durante la obesidad. La pérdida de función de la miostatina en humanos o la ausencia de miostatina en
ratones Mstn-1- provoca una
notable duplicación de masa muscular e indirectamente la marronización del WAT. Más aún, los ratones Mstn-1-
exhiben un dramático incremento en la
sensibilidad a la insulina y la captación de glucosa y una reducción en la masa
de tejido adiposo, lo cual puede ser un resultado indirecto de los cambios
metabólicos en el músculo esquelético.
La miostatina también induce atrofia muscular a través de la
inhibición de la proliferación de mioblastos y la regulación hacia abajo de
la ruta factor de crecimiento similar a insulina 1 (IGF-1)/proteína quinasa B y
el incremento de la actividad ubiquitina-proteasomal. Entonces, en respuesta a
la actividad de la miostatina, ocurre un nivel basal de autofagia para
balancear el metabolismo del músculo esquelético.
La Il-8 pertenece a la familia de quimioquinas
cisteína-X-cisteína. El ejercicio induce
un marcado incremento en la expresión de IL-8 en las fibras musculares sin
cambios en la concentración plasmática de la proteína, lo que indica que la
IL-8 derivada del músculo probablemente juega un rol local. Los niveles elevados de la IL-8 secretada
constituyen una propiedad intrínseca del músculo esquelético en la diabetes
tipo 2, creando un microambiente que limita la disposición de glucosa. El
tejido adiposo es otro órgano generador de IL-8. El tejido adiposo visceral
libera mayores cantidades de IL-8 que el
tejido adiposo subcutáneo. Los altos niveles de IL-8 liberados por el tejido
adiposo y la acumulación de este tejido contribuyen en el incremento de los niveles circulantes de IL-8 en los sujetos obesos. Por otra
parte, la ruta de señalización AMPK está
involucrada en la producción de IL-8, la
AMPK reduce la secreción de IL-8 en células de músculo esquelético y tejido
adiposo de humanos.
La IL-15 es
expresada constitutivamente por el
músculo esquelético y es modulada por el ejercicio. Ejerce un efecto anabólico,
disminuye la degradación de proteínas (pero no incrementa la síntesis de
proteína) y reduce la masa de tejido adiposo, lo que sugiere que la IL-15 juega un rol clave en la interacción
músculo-grasa. La IL-15 también regula
el metabolismo de músculos esqueléticos
oxidativos y por consiguiente modula la composición del cuerpo y la sensibilidad a la insulina. Más aún, el
tratamiento con IL-15 incrementa la actividad mitocondrial y la masa de tejido
adiposo. Estos hallazgos indican que la Il-15 está relacionada con alteraciones
de la función mitocondrial en miocitos y
adipocitos y juega un rol clave en la relación entre músculo esquelético y
tejido adiposo.
El factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF21), es
miembro de la familia de los FGF y tiene
un efecto directo sobre la captación de
glucosa en el músculo esquelético. El FGF21 incrementa la captación de glucosa
basal y estimulada por insulina en los miotubos.
La deficiencia de cadena respiratoria mitocondrial dispara una respuesta compensatoria en el músculo esquelético a través de un incremento en la expresión de FGF21 que resulta en un
aumento de la función mitocondrial a
través de la ruta dependiente de PGC-1α.
Más aún, el FGF21 tiene muchas similitudes funcionales con la adiponectina, la
cual regula hacia abajo al FGF21 y
controla la glucosa sistémica y la
homeostasis de lípidos en músculo esquelético e hígado de una manera
endocrina. El FGF21 es un importante regulador endógeno del
metabolismo de lípidos, inhibe la lipólisis durante el ayuno. El aumento en la secreción de FGF21 por el
músculo está asociado con disturbios de
la función mitocondrial. El FGF21
también tiene efectos endocrinos, provoca la marronización del WAT, regulando
hacia arriba la expresión de las proteínas UCP1 y PGC-1α.
En el año 2012 se identificó un nuevo péptido secretado por el tejido muscular,
FNDC5/irisina. La FNDC5 es sintetizada
como una proteína transmembrana tipo 1 y su forma soluble, irisina, es liberada en la circulación durante un
proceso proteolítico. Se especula que la actividad y/o expresión de la FNDC5
puede ser mediada por un receptor de la superficie celular pero la identidad de
tal receptor aun no es conocida. La irisina actúa sobre el músculo esquelético incrementando el gasto de energía
y el metabolismo oxidativo a través de la inducción de genes metabólicos asociados
con la regulación de la energética celular. En los miocitos humanos, la expresión del
ARNm de FNDC5 y la secreción de irisina, así como la expresión de PGC-1α y
genes miogénicos aumentan durante la diferenciación miogénica, en adición a la ruta de la quinasa regulada
por señal extracelular (ERK). Más aún, la irisina induce la captación de glucosa a través de la ruta AMPK acompañada por la
translocación de transportadores GLUT en células de músculo esquelético diferenciadas. En sujetos
obesos, la expresión de FNDC5 en músculo esquelético y los niveles circulantes de irisina se encuentran disminuidos y están relacionados con la sensibilidad a la
insulina. La irisina mejora la homeostasis de la glucosa con la regulación
hacia arriba de la UCP1 y la
activación de las rutas de
señalización p38MAPK y ERK, lo que incrementa
el gasto de energía en el adipocito y modula la expresión de enzimas e
intermediarios metabólicos. Esto inhibe la acumulación de lípidos y reduce el
peso corporal en ratones, lo que sugiere que la irisina potencialmente previene
la obesidad y la diabetes tipo 2 asociada con la obesidad. La irisina también
promueve la expresión d ela proteína UCP2 en adipocitos y una mayor densidad de
mitocondrias, una característica de los
adipocitos marrones. Estos hallazgos
demuestran que la FNDC5/irisina es una mioquina
involucrada en el mejoramiento del metabolismo del adipocito. Sin embargo,
varias preguntas aun no tienen respuesta definitiva, incluyendo (1) la
identificación del receptor de irisina; (2) la dilucidación de la ruta molecular que modula la separación de la irisina de la proteína FNDC5 y (3) la
identificación de otras funciones de la
irisina en base a su efecto sobre el metabolismo
energético en músculo esquelético y tejido adiposo.
La mionectina es una mioquina recientemente identificada
expresada principalmente en músculo
esquelético. La mionectina es un regulador de nutrientes (carbohidratos o
lípidos) secretado por el músculo esquelético en respuesta a los cambios en el estado energético celular
que resultan de los flujos de glucosa o ácidos grasos. En adipocitos y hepatocitos, la mionectina
promueve la captación de ácidos grasos regulando la expresión de genes
involucrados en la captación de lípidos
como la translocasa de ácidos grasos (FAT/CD36), la proteína transportadora de
ácidos grasos 1(FATP1) y las proteínas ligadoras de ácidos grasos 1 y 4 (FABP1,
FABP4). La expresión de mionectina puede ser regulada diferencialmente
dependiendo del tipo de fibra muscular. Predominantemente las fibras
oxidativas de sacudida lenta tienden a
tener mayores niveles de expresión
de mionectina que las fibras glucolíticas de sacudida rápida. El ejercicio
y los nutrientes son estimuladores primarios de la expresión de
mionectina. Entonces, la mionectina
puede responder a un flujo de nutrientes
en un tejido promoviendo la captación y almacenamiento de nutrientes.
El tejido adiposo no es solamente una reserva
de energía que proporciona ácidos grasos libres a los diferentes
tejidos, sino también un órgano endocrino con funciones autocrinas y
paracrinas debido a la secreción de
adipoquinas como leptina y adiponectina.
Los diferentes depósitos de grasa
(subcutáneos o viscerales) son heterogéneos no solo en términos de
capacidad metabólica sino también en el patrón de secreción de
adipoquinas. El termino adipoquina es
usado para describir todas las
proteínas secretadas por cualquier tipo
de adipocito y que juegan un rol
central en la homeostasis de energía y
la inmunidad. La leptina, la primera adipoquina identificada, es una hormona
producida principalmente por el WAT así
como también por otros tejidos y células
incluyendo al tejido adiposo marrón. Hay una asociación entre leptina
y volumen del adipocito y los adipocitos subcutáneos son más grandes que los adipocitos del epiplón.
El músculo esquelético también libera leptina, pero el patrón de liberación es diferente del de tejido adiposo subcutáneo. La leptina y el aminoácido de cadena ramificada leucina
regulan sinérgicamente el
metabolismo de proteínas en el músculo esquelético. La producción de leptina es modulada por
nutrientes, incluyendo varios aminoácidos. Las rutas MEK-ERK en el hipotálamo ventromedial
juegan un rol importante en la captación de glucosa inducida por
leptina en los músculos rojos y la utilización
de glucosa en el cuerpo. Esto es
importante en el mecanismo de los
efectos antidiabéticos de la leptina en
humanos y roedores.
La adiponectina, identificada inicialmente como un factor
secretado por el WAT y posteriormente por el tejido adiposo marrón, juega un
rol critico en la homeostasis energética y la ruta de señalización de la
insulina. Sus acciones son moduladas a través de la unión a receptores,
especialmente el receptor de adiponectina 1. La localización de los depósitos
adiposos influye diferencialmente en las concentraciones circulantes de
adiponectina, las cuales están
positivamente asociadas con la grasa de
las extremidades inferiores y negativamente correlacionadas con la grasa del tronco. La AMPK es la proteína que desencadena la cascada de señalización de
la adiponectina y su activación juega un
rol crítico en los efectos de la
adiponectina sobre la oxidación de
ácidos grasos en el músculo esquelético. La adiponectina regula la biogénesis mitocondrial y mejora el metabolismo de lípidos en el músculo esquelético a través de dos rutas: (1) mecanismos dependientes de AMPK/SIRT1/PGC-1α; (2) ruta
de señalización p38MAPK/PGC-1α. Adicionalmente, un estudio reciente indica
que la adiponectina induce autofagia y reduce el estrés oxidativo,
especialmente en condiciones patológicas.
En células de músculo esquelético, la incubación crónica
con resistina disminuye la captación y
el metabolismo de ácidos grasos a través
de un mecanismo que involucra contenido reducido de FAT/CD36, expresión de
FATP1 y fosforilación de AMPK y
acetil-CoA carboxilasa (ACC). La resistina también reduce la captación de
glucosa estimulada por insulina, la
oxidación de glucosa y la síntesis de glucógeno mediante la alteración de la
función de las proteínas sustrato del
receptor de insulina 1 (IRS1) y Akt1 y la disminución de la translocación de
GLUT4. Estas observaciones sugieren un potencial rol de la resistina en la
obesidad y en el deterioro de la homeostasis
de la glucosa. En el tejido adiposo visceral de humanos, la resistina
estimula la lipólisis a través de las
rutas de señalización PKA y ERK y
promueve la salida de ácidos grasos y
glicerol de los adipocitos al plasma.
La quemerina es expresada
en sus mayores niveles en WAT e
hígado. La incubación con quemerina promueve la proliferación -y suprime la
diferenciación- de células
musculares a través de las rutas de
señalización ERK1/2 y mTOR. La quemerina
induce resistencia a la insulina en adipocitos y células musculares. La
acumulación de grasa visceral abdominal, la presión arterial alta y el perfil
anormal de lípidos están
significativamente asociados con las concentraciones plasmáticas de quemerina.
La expresión de quemerina, su receptor CMKLR1 y el receptor acoplado a proteína
G 1 están alterados en WAT y músculo
esquelético en modelos de ratones obeso/diabéticos, lo que sugiere que la
quemerina influye en la homeostasis de la glucosa y puede contribuir a las
alteraciones metabólicas que
caracterizan a la obesidad y la diabetes tipo 2.
La visfatina y la leptina tienen un rol coordinado en varias funciones. Los efectos de la
leptina pueden ser parcialmente mediados
por la visfatina. La producción d evisfatin es incremenatda por la leptina en el tejido adiposo a través de las rutas MAPK y PI3K. La
visfatina estimula la captación de
glucosa en células musculares a través de la fosforilación mediada por Ca2+ de la AMPKα2. Los
resultados de un estudio reciente indican la visfatina es producida en mayores niveles en músculo
esquelético que en tejido adiposo
visceral; por lo tanto, la visfatina puede funcionar como una mioquina que
afecta el crecimiento y metabolismo del músculo esquelético.
El MCP-1 es expresado por adipocitos y otros tipos de
células. El nivel basal de MCP-1 en tejido adiposo es significativamente mayor
en ratones ob/ob que en ratones delgados. La insulina incrementa la expresión y secreción
de MCP-1 en adipocitos de ratón. El MCP-1 reduce la captación de
glucosa estimulada por insulina en los
miocitos, aun en concentraciones por debajo de las circulantes, acompañada por la activación de la ruta ERK1/2. Entonces, el MCP-1 abre una nueva e importante ventana en la modulación del metabolismo del
adipocito y la sensibilidad a la insulina.
Los estudios recientes revelan que hay una considerable superposición entre mioquinas y adipoquinas. Varias
citoquinas (llamadas “adipo-mioquinas”) secretadas por células de músculo
esquelético son también secretadas por
adipocitos. Los miembros de esta familia
mejor descritos son la IL-6 y el TNF-α. La IL-6 es una citoquina producida por
múltiples tejidos en el cuerpo, incluyendo músculo esquelético, tejido adiposo
y células inmunes. La mioquina IL-6 es de importancia critica para el rendimiento del músculo durante la
contracción, mientras la adipoquina IL-6, en niveles crónicamente
elevados, puede inducir resistencia a la
insulina en el músculo. La IL-6 ejerce
su efecto biológico a través de la unión al receptor de IL-6 y la activación de
la ruta de señalización Janus
quinasa-transductor de señal y activador
de transcripción (JaK/STAT). El rol de
la IL-6 en los sistemas vivos es ambiguo o contradictorio debido a su efecto
dual, pues algunas veces funciona como citoquina pro-inflamatoria y otras
veces como factor anti-inflamatorio,
dependiendo del ambiente (célula muscular o célula inmune). La IL-6 trabaja como
un sensor de energía y ejerce efectos beneficiosos sobre el metabolismo. Cuando
el contenido de glucógeno muscular es bajo, el nivel de expresión del gen IL-6
y la liberación de la proteína Il-6 aumentan, lo que indica que la IL-6 está involucrada en una ruta sensora de energía. Una vez liberada por las fibras musculares tipo I y II, la IL-6 actúa de manera endocrina a través del receptor
gp130Rβ/IL-6Rα, causando la activación
de las rutas AMPK y/o PI3K e incrementando la captación de glucosa y la oxidación de ácidos grasos.
La expresión de IL-6 es más
prominente en las fibras musculares tipo
I, mientras las fibras tipo II únicamente
expresan TNF-α. La
especificidad de expresión de Ias adipo-mioquinas en diferentes tipos de fibras musculares demuestra
que hay factores que juegan roles reguladores específicos en la fisiología normal del músculo y
aumentan sus efecto endocrino en el
músculo. Sin embargo, el modo de acción
exacto de la IL-6 en adipocitos no está claro. Una alta concentración local
de IL-6 incrementa la lipólisis y la oxidación de ácidos grasos a través de la
activación de la ruta de señalización
AMPK y modula la producción de leptina en el tejido adiposo humano. La IL-6 del músculo esquelético puede afectar
la masa de WAT a través de la regulación
de la capacidad de captación de
glucosa así como factores lipogénicos y
lipolíticos.
El factor de necrosis tumoral-α (TNF-α) es secretado por
adipocitos y está relacionado con el desarrollo de la resistencia a la insulina
en el tejido adiposo. El TNF-α también es secretado por otros tipos de células
incluyendo músculo esquelético. En el músculo esquelético, el TNF-α inhibe la
diferenciación de mioblastos a través de la disminución de la expresión de miogenina vía activación del factor nuclear kappa B (NF-κB) y la alteración de la ruta de señalización del
IGF-1. A través del receptor de TNF 1,
la señal TNF-α suprime la
actividad de la AMPK y por consiguiente
reduce la fosforilación de la ACC y la oxidación de ácidos grasos al tiempo que
incrementa la acumulación intramuscular de diacilglicerol, causando resistencia
a la insulina en el músculo esquelético.
Un trabajo reciente demuestra que diferentes relaciones n6:n3 de ácidos
grasos poliinsaturados pueden mediar la
tasa de transcripción de IL-6 y TNF-α en músculo esquelético y tejido adiposo
subcutáneo en modelos animales. El TNF-α de una manera paracrina puede limitar
la masa de tejido adiposo incrementando
el metabolismo de la glucosa, acelerando la producción de lactato y aumentando la lipólisis en
adipocitos. Por otra parte, el TNF-α juega un rol activo en la regulación hacia
arriba de factores proangiogénesis.
Algunas mioquinas y adipoquinas interactúan unas con otras, la IL-6, el TNF-α
y la leptina son tres hormonas moduladas de la misma manera. La
administración de leptina promueve la miogénesis inducida por irisina, pero
reprime la marronización del tejido adiposo subcutáneo inducida por esta
mioquina. La administración de leptina también
induce un incremento en la
expresión de FNDC5 en músculo
esquelético de una manera dependiente de
PGC-1α e iNOS, pero reduce su
expresión en tejido adiposo subcutáneo por disminución de la expresión d ePGC-1α. El nivel de
expresión de FNDC5 en tejido adiposo subcutáneo
es mayor en sujetos no obesos que
en los obesos y la leptina disminuye la
expresión de FNDC5 en el tejido adiposo subcutáneo de sujetos no obesos.
En conclusión,
el músculo esquelético es un órgano efector y el tejido adiposo es un órgano que
almacena energía. Adicionalmente, el músculo esquelético y el tejido adiposo son
órganos endocrinos que secretan
citoquinas, específicamente mioquinas y adipoquinas, respectivamente. Las
mioquinas incluyen miostatina, IL-8, IL-15, irisina, factor de crecimiento
fibroblástico 21 y mionectina. Las adipoquinas incluyen leptina, adiponectina,
resistina, quemerina y visfatina. Ciertas citoquinas como la IL-8 y el factor de necrosis tumoralα
son liberadas por músculo esquelético y
tejido adiposo, por lo que son llamadas adipo-mioquinas. Por lo tanto, entender la complejidad de las
relaciones entre músculo esquelético y
tejido adiposo permitirá el desarrollo de nuevas estrategias para mejorar la
salud humana.
Fuente: Fengna L et al (2017). Myokines and adipokines:
involvement in the crosstalk between skeletal muscle and adipose tissue. Cytokine & Growth Factor Reviews 33:
73-82.