Rol protector de
ACE2 en el corazón
La insuficiencia cardiaca, una de las formas más comunes
de enfermedad cardiovascular, está asociada con la obesidad. En la obesidad, el
corazón experimenta remodelación estructural
debida a fibrosis intersticial, hipertrofia de cardiomiocitos y
esteatosis cardiaca, lo cual provoca alteraciones funcionales. Los mecanismos
moleculares asociados con estos procesos
incluyen estrés oxidativo, péptidos natriuréticos, endotelina 1,
glucación de productos terminales y activación del sistema
renina-angiotensina-aldosterona (RAAS). Adicionalmente, la inflamación juega un
papel importante en la enfermedad cardiaca relacionada con la obesidad,
especialmente en el contexto de diabetes
y resistencia a la insulina. Por otra parte, diversos estudios demuestran que factores derivados de los adipocitos (adipoquinas) influyen
directamente en la señal proinflamatoria
en el corazón.
El RAAS es regulado hacia arriba en la obesidad. La
angiotensina (Ang) II, a través del receptor de angiotensina tipo 1(AT1R),
promueve fibrosis cardiovascular,
inflamación y resistencia a la insulina y juega un rol en las complicaciones
cardiovasculares de la diabetes y la
obesidad. La evidencia reciente indica que la esteatosis cardiaca amplifica las
acciones de la Ang II a través de especies reactivas de oxigeno, creando un sistema de retroalimentación donde la ANG
II promueve la cardiomiopatía en la obesidad, lo cual aumenta las acciones de
la Ang II. Aunque Ang II/AT1R promueve
el daño cardiovascular y la inflamación, hay evidencia que estas acciones son
contrarreguladas por el brazo protector
del RAAS que comprende a la
enzima convertasa de angiotensina 2 (ACE2), la Ang 1-7 (producida por la ACE a
partir de Ang II) y el receptor Mas a través del cual se activa la señal Ang 1-7. Los miembros del
RAAS dual (ACE/AngII/AT1R y ACE2/Ang
1-7/Mas) han sido identificados en muchos tipos de células, incluyendo
adipocitos. Esto es de particular
relevancia en la obesidad donde los adipocitos poseen un RAAS local que contribuye a la inflamación adiposa que
se observa en la obesidad humana y experimental. Por otra parte, es bastante conocido que el tejido adiposo perivascular juega un rol
importante en la disfunción vascular en
la enfermedad cardiovascular asociada con la obesidad.
Un trabajo reciente proporciona datos que demuestran que el tejido adiposo
epicárdico tiene in fenotipo inflamatorio en ratones obesos con disfunción
cardiaca asociada, características que son exageradas en los ratones que carecen de ACE2. Además de la marcada respuesta
inflamatoria, los ratones con
deficiencia de ACE2 alimentados con grasas presentaron disminución de los
niveles miocárdicos de adiponectina (adipoquina protectora) y de la señal AMPK/Akt,
así como también resistencia a la insulina en el miocardio y aumento de la esteatosis
cardiaca y lipotoxicidad, procesos que subyacen a la disfunción cardiaca que
conduce a la insuficiencia cardiaca. Estos efectos fueron normalizados con la
administración de Ang 1-7. Este estudio identifica al sistema ACE2/Ang 1-7/Mas
como un modulador negativo de la cardiomiopatía de la obesidad. Aunque las
acciones cardioprotectoras de ACE2/Ang
1-7 son bien conocidas, el estudio
destaca su rol en el tejido adiposo epicárdico.
En efecto, la importancia del “epicardio graso” en la obesidad fue descrita en la década de los años 80 cuando los estudios postmorten en individuos obesos demostraron exceso de grasa epicárdica. Ahora
bien, la evidencia derivada de ese estudio reciente indica que este depósito de
grasa es biológicamente activo y que en
la obesidad está inflamado e influye en
el metabolismo y la función del miocardio a través de procesos que son
atenuados por el sistema ACE2/Ang 1-7/Mas.
El rol del tejido epicárdico y la deficiencia de ACE2/Ang
1-7 en la cardiomiopatía relacionada con
la obesidad son, sin duda, importantes. Sin embargo, hay algunos aspectos que
aún no están muy claros. (1) Aunque está
claramente demostrado que en ausencia de
ACE2, el tejido adiposo epicárdico se
diferencia en un fenotipo proinflamatorio,
aún no está demostrado que otros depósitos de tejido adiposo también adquieran el fenotipo
proinflamatorio. Esto es importante porque es posible que la carencia de ACE2 provoque una respuesta inflamatoria generalizada, incluyendo
al miocardio, lo cual podría impactar directamente sobre la función cardiaca
independientemente de la inflamación del
epicardio. (2) Hay algunas discordancias entre la ACE2 epicárdica y la función
cardiaca en la obesidad, porque en estudios
con ratones obesos alimentados con
grasas que tienen inflamación epicárdica y disfunción cardiaca se observó un
aumento de la expresión de ACE2. ¿Cómo pueden la cardiomiopatía de la obesidad
y la inflamación epicárdica estar asociadas con aumento y disminución
de la actividad de ACE2? En este contexto, se especula que en la obesidad la regulación hacia
arriba de ACE2 puede ser descompensada por un incremento en la activación del brazo
dañino del RAAS con la consiguiente
insuficiencia cardiaca. Esta propuesta es apoyada por los resultados de
estudios en ratones alimentados con dietas ricas en grasas, donde con el
incremento de la obesidad, la actividad ACE2
del tejido adiposo fue perturbada
con lo cual se favoreció una mayor producción
de Ang II. (3) Considerando que clínicamente la insuficiencia
cardiaca ocurre más frecuentemente en
hembras obesas, se podría esperar que la inflamación adiposa epicárdica y los cambios cardiacos asociados de ratones machos con deficiencia de ACE2 y alimentados con
grasas podrían ser exagerados en las
ratas hembras. Esto puede ser especialmente relevante con respecto al sistema ACE2/Ang 1-7/Mas
debido a la influencia de los estrógenos sobre el RAAS. En particular, el
balance Ang II/Ang 1-7 es regulado diferencialmente en machos obesos y hembras obesas, lo cual contribuye a
susceptibilidades divergentes a la enfermedad cardiovascular relacionada con la
obesidad. (4) Hay una asociación inversa
entre la cardiomiopatía de la obesidad
y el peso corporal. La presencia de la ACE2 proporciona cierta
cardioprotección, un fenómeno que se pierde cuando la ACE2 está ausente. Estas
observaciones pueden tener relevancia
clínica y explicar, al menos en parte,
la “paradoja de la obesidad” donde los
pacientes con sobrepeso/obesos y enfermedad cardiovascular tienen un
resultado más favorable con menos
eventos cardiovasculares que los individuos delgados. Es posible que la
regulación hacia arriba del sistema ACE2/Ang 1-7/Mas en los sujetos obesos pueda estar relacionado con el tejido adiposo
“sano” cardioprotector, mientras en los individuos delgados, esto es
perturbado provocando disfunción
cardiaca.
En conclusión, el posible rol de la ACE2 en la paradoja de la obesidad y el
potencial para la regulación diferencial de ACE2/Ang 1-7 en la
cardiomiopatía de la obesidad ligada al
sexo proporcionan soporte para un
mecanismo cardioprotector del sistema ACE2/Ang 1-7/Mas en la obesidad.
Específicamente, la identificación del tejido adiposo epicárdico como blanco importante del sistema ACE2/Ang
1-7/Mas cuya deficiencia provoca una respuesta inflamatoria que promueve la
perturbación del metabolismo miocárdico y la disfunción cardiaca.
Fuente: Touyz RM (2016). Protecting the heart in
obesity: role of ACE2 and its partners. Diabetes
65: 19-21.