Acoplamiento entre
osteoclasto y osteoblasto
La masa ósea es regulada por dos actividades claves: la
remoción ósea (resorción) por los osteoclastos de linaje hematopoyético y la formación de la matriz ósea por los
osteoblastos de linaje mesenquimal. Durante la vida adulta, estas actividades ocurren
secuencialmente en la misma superficie
del hueso, un proceso conocido como
remodelado óseo. En el remodelado óseo, fragmentos de hueso son removidos por
los osteoclastos y posteriormente son reemplazados por matriz ósea nueva producida por los osteoblastos. Este proceso
continuo de remodelación permite la
reparación de imperfecciones mecánicas y
la homeostasis del calcio. El grupo de células responsables del remodelado óseo
es conocido como unidad multicelular básica (UMB). Para mantener la masa ósea
en el mismo nivel durante la vida adulta, el hueso formado en cada UMB debe reemplazar a la misma
cantidad de hueso removido por la
resorción. Esta estimulación de la
actividad de los osteoblastos en respuesta
a la resorción ósea es llamada acoplamiento y es de mucho interés entender
cómo estos dos tipos diferentes de
células, en la misma superficie del hueso pero en tiempos diferentes, pueden
relacionarse en sus actividades.
Originalmente, los conceptos de UMB y acoplamiento incluían solamente a osteoclastos y
osteoblastos, pero en los años recientes el número de células en la UMB se ha expandido con la identificación de otros contribuyentes del remodelado óseo como
células T, macrófagos, osteocitos y poblaciones precursoras de osteoblastos y
osteoclastos. Asimismo, se han
identificado más rutas de señalización
en la UMB. Todas estas señales convergen
en dos tipos de células: osteoclastos y osteoblastos, las únicas células
capaces de llevar a cabo la resorción ósea
y la formación de hueso, respectivamente. La UMB existe en diferentes formas en un mismo
lugar por aproximadamente 6 meses en el hueso humano. Los primeros estudios de histología
de hueso descalcificado identificaron que la resorción ósea en las UMB de hueso
trabecular de cresta ilíaca de humano adulto tarda aproximadamente 3 semanas,
la formación de hueso 3-4 meses y entre las dos actividades hay una “fase
reversa” pobremente entendida de
aproximadamente 5 semanas. Estos tiempos varían con el sitio, la salud
ósea, el tratamiento y en algunas condiciones, incluyendo la osteoporosis, hay
un incremento de la duración o aún paro de la fase reversa.
Hay cuatro clases principales de señales derivadas de
osteoclasto que pueden promover la formación de hueso en la UMB: (1) señales
derivadas de la matriz ósea liberadas durante la resorción ósea, (2) factores
sintetizados y secretados por el osteoclasto maduro, (3) factores expresados en
la membrana celular del osteoclasto, y (4) cambios topográficos efectuados por
el osteoclasto en la superficie del hueso.
La matriz ósea contiene un depósito de factores de
crecimiento incluyendo factor de crecimiento transformante β (TGFβ), proteína
morfogenética de hueso 2 (BMP-2), factor de crecimiento derivado de plaquetas
(PDGF) y los factores de crecimiento similares a insulina (IGF). Todos ellos
son depositados por los osteoblastos durante
la producción de la matriz ósea y son liberados por la actividad
osteoclástica en la superficie del
hueso, así como también vía activadores del plasminógeno y metaloproteinasas de
la matriz. Estos factores, una vez liberados de la matriz ósea, se mantienen en
el microambiente óseo por 5-8 semanas durante la fase reversa hasta que puedan influir en la llegada de los
osteoblastos maduros en la superficie del hueso. Su principal influencia podría
ser estimular a los progenitores de los
osteoblastos, incluyendo su reclutamiento, migración y diferenciación.
Los osteoclastos también secretan productos que promueven
el reclutamiento y la diferenciación de
precursores de osteoblastos y por consiguiente promueven la formación de hueso
en la UMB. Estos factores secretados por los osteoclastos incluyen a la cardiolipina-1, la
esfingosina-1-fosfato, el Wnt 10b, la BMP-6, la CTHRC1 y el factor del
complemento 3a (C3a). Ninguno de estos factores de acoplamiento es producido
exclusivamente por los osteoclastos, también
son producidos por otros tipos de células en la vecindad de la UMB. Tanto los
osteoclastos activos como los inactivos
producen estos factores de acoplamiento. Este concepto es
clínicamente importante, pues los
inhibidores anti-resortivos de la actividad de los osteoclastos, como los inhibidores
de la catepsina K, pueden reducir la resorción ósea sin bloquear la formación
de hueso, favoreciendo un potencial efecto anabólico en el hueso. Tomando en cuenta el tiempo que hay entre la
resorción ósea y la formación de hueso, no se puede esperar que estos factores de
acoplamiento existan en una forma
estable en la UMB durante la fase reversa. Estos factores no sólo estimulan al
osteoblasto diferenciado sino que, en el
caso de la cardiolipina-1 y la esfingosina-1-fosfato, también estimulan al
precursor del linaje osteoblasto.
Los osteoclastos interactúan directamente con los osteoblastos maduros para promover
su actividad a través de proteínas
reguladoras de la membrana celular. Los
factores de acoplamiento propuestos para
actuar de una manera dependiente de contacto celular son la efrina B2 y la
semaforina D. Ahora bien, estos mecanismos dependientes de contacto celular son problemáticos en la UMB porque los
osteoclastos y los osteoblastos raras
veces entran en contacto directo durante
el remodelado óseo. Si tales mecanismos ocurren es posible que se lleven a cabo
entre los precursores de osteoclastos y osteoblastos en el espacio de la médula
ósea o entre células de linaje
osteoclasto y osteoblasto en la “bóveda de remodelación”, una estructura
anatómica situada arriba de la UMB.
Los factores de acoplamiento influyen más sobre los
precursores de los osteoblastos que
sobre los osteoblastos maduros. Los experimentos en ratones indican que el
TGF-β liberado durante la resorción ósea induce la migración de los precursores
de osteoblastos hacia los sitios resortivos, haciéndolos disponibles para las
señales (por ejemplo, el IGF-I derivado
de la matriz ósea) que promueven su diferenciación en la UMB. La diferenciación
de los osteoblastos podría estar determinada por eventos que se originan en
células cercanas a la superficie de remodelado, incluyendo macrófagos, células
T o células de los vasos
sanguíneos. Los factores de
acoplamiento derivados de osteoclastos
son liberados por estas poblaciones celulares. Por ejemplo, TGF-β, semaforina D,
Wnt10b y BMP-2 son liberados por macrófagos y células T, mientras
esfingosina-1-fosfato y PDGF son liberados por células endoteliales. Los precursores de osteoblastos, sin ayuda de
células accesorias, detectan el tamaño y
la forma de los huecos formados por los osteoclastos y forman la
matriz ósea en estos sitios. Los
precursores de osteoblastos también responden a los cambios en la topografía de
la superficie, sin importar que el cambio sea mucho más grande que la célula,
como ocurre con la actividad osteoclástica o mucho más pequeño que la célula.
La nanotopografía alterada induce la formación de filopodios en los
osteoblastos seguido por cambios en el citoesqueleto involucrados en la adhesión y diferenciación
celular. Hay dos escenarios posibles en la formación de la matriz ósea por los
osteoblastos: que verdaderamente
detecten un cambio en las dimensiones
físicas del hueso o que detecten un cambio en la composición de
la superficie. Sin embargo, es muy raro
que el espacio resorbido proporcione
toda la información requerida para que los osteoblastos inicien y completen el
relleno del espacio sin las señales procedentes de otros tipos de células. Si
esto fuera cierto, el remodelado sería siempre balanceado y la masa ósea sería
constante aún en presencia de
alteraciones en las señales intercelulares.
Otras células que
puede responder a los factores de acoplamiento son las llamadas células
reversas que residen en la superficie del hueso entre las fases de resorción
ósea y la formación de hueso. Estas
células pueden proporcionar una conexión física
temporal entre los osteoclastos y los osteoblastos. Las células reversas
responden a los factores de acoplamiento derivados de los osteoclastos y pasan
las señales necesarias a los precursores de osteoblastos que se movilizan en la superficie del hueso. Sin embargo, hay algunas interrogantes sobre
esta posibilidad, pues las células reversas carecen de características de
identidad específicas que puedan ser abordadas por medios genéticos o
farmacológicos.
La bóveda de remodelación es otro posible blanco de los
factores de acoplamiento. Esta estructura anatómica está formada por células de
linaje osteoblasto que se colocan en la superficie del hueso cuando la
resorción ósea inicia el ciclo de remodelado óseo. Varios estudios sugieren que la bóveda de
remodelación es requerida para completar la fase reversa, pues las
biopsias de pacientes con osteoporosis
inducida por glucocorticoides exhiben bóvedas incompletas en los sitios de fase
reversa. La bóveda también podría
proporcionar un local controlado en el cual células de linaje
osteoblasto, osteoclastos y otras
células puedan intercambiar factores e influir en los precursores
proporcionados por los vasos sanguíneos
asociados. Otros estudios sugieren que la bóveda de remodelación puede
servir como vía para conservar concentraciones suficientemente altas de factores de acoplamiento que permitan el
reclutamiento de “stem cell”
mesenquimales y estimular la formación de hueso.
¿Tienen los osteocitos algún rol en la transmisión de
señales de osteoclasto a osteoblasto en la UMB? Los osteocitos son células del
linaje osteoblasto atrapadas en la
matriz ósea durante la formación de
hueso. Ellos forman una extensa red interconectada en el sistema canalicular lleno de
liquido y pueden “sensar” –y responder a- estímulos
mecánicos y señales paracrinas y endocrinas.
Los osteocitos están presentes en la UMB durante el remodelado óseo y
por lo tanto pueden proporcionan un sistema para transferir información de osteoclastos a osteoblastos en la superficie del hueso. Pocos
factores de acoplamiento derivados de osteoclastos influyen directamente en los osteocitos, la
CT-1 por ejemplo, reduce la expresión de
esclerostina. La CT-1 liberada por los osteoclastos puede entrar a la red
lacunar-canalicular y actuar sobre los osteocitos en el
sitio resortivo. Cuando los osteoblastos maduros llegan a la superficie del hueso, la
supresión de la expresión de esclerostina en el área local podría permitir que
ocurra la formación de hueso en esta área. Sin embargo, los factores que
estimulan a los osteocitos para promover la formación de hueso no se limitan a
la CT-1. Los disturbios mecánicos causadas por la resorción también pueden activar osteocitos y estimularlos para proporcionar
señales que promuevan la formación de hueso en la misma superficie. Los
osteocitos podrían sensar no solamente el incremento en la tensión que resulta del debilitamiento del hueso a
medida que la resorción progresa, sino que también podrían detectar cuando la
tensión va disminuyendo a medida que el
hueso es recuperado por los osteoblastos. La esclerostina puede mediar este
proceso, pues disminuye significativamente
por efecto de la carga mecánica y aumenta cuando la carga
desaparece. Los osteocitos, en respuesta
a las señales de los osteoclastos,
directamente o a través de otras
células de la UMB, pueden proporcionar
el control final que asegura la
formación de suficiente hueso por los
osteoblastos.
En conclusión, las señales de acoplamiento derivadas de
osteoclastos pueden actuar en el tiempo que transcurre entre la resorción ósea
y la formación de hueso. En primer lugar, los factores derivados de
osteoclastos (liberados por la matriz ósea, secretados por los osteoclastos o
expresados en la membrana celular) inician la diferenciación de los precursores
de osteoblastos, con el nivel de actividad osteoblástica y el número de células
diferenciadas determinados por otros
factores liberados por diversos tipos de células en la UMB. En segundo lugar, los factores
derivados de osteoclastos pueden actuar directamente sobre células
que a su vez podrían transmitir señales a los precursores de osteoblastos y
osteoblastos maduros. Estas células podrían ser células reversas en la
superficie del hueso, células del linaje osteoblasto en la bóveda de
remodelación y osteocitos. Finalmente, los cambios físicos provocados por la
actividad osteoclástica, incluyendo al hueco resortivo y la tensión mecánica
detectada por la red de osteocitos,
podrían proporcionar las señales requeridas por los osteoblastos maduros para
iniciar y completar el nivel correcto de producción de matriz ósea en la
superficie del hueso.
Fuente: Sims NA y Martin TJ (2015). Coupling signals between the osteoclast and
osteoblast: how are messages transmitted between these temporary visitors to
the bone surface? Frontiers in
Endocrinology 6:41.
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