El L-lactato como molécula de señalización en el cerebro
El L-lactato, uno de los metabolitos más comunes en los mamíferos, es
producido en todos los tejidos del cuerpo
incluyendo al cerebro. La glucolisis permite la formación de piruvato,
el cual es convertido en L-lactato por la enzima lactato deshidrogenasa (LDH). El
L-lactato es un metabolito que no se almacena en vesículas exocitóticas y su
salida de las células que lo producen es pasiva, lo cual implica que el
L-lactato aparece en el espacio extracelular
bajo la presión del gradiente de concentración intra-extracelular. En el
sistema nervioso central (SNC), el L-lactato tradicionalmente ha sido visto
como una fuente de energía alternativa a
la glucosa. Sin embargo, varios estudios
sugieren que además de este rol, el L-lactato también puede
actuar como una verdadera molécula de
señalización que altera la actividad de las neuronas a través de una variedad de mecanismos. El
L-lactato puede llegar al cerebro a
partir de la periferia. Ahora bien, en condiciones normales, el flujo de
lactato de la corriente sanguínea en el
SNC es limitado debido a la barrera hemato-encefálica y a un gradiente de
concentración muy pequeño. Con una concentración plasmática de 1,5 mmol/L, casi
no hay consumo neto de L-lactato en el cerebro pero si se incrementa esa
concentración, el consumo cerebral aumenta. Un estudio reciente sugiere que el
L-lactato, con los niveles periféricos
fisiológicos, puede contribuir
aproximadamente con el 10% del metabolismo del cerebro, pero su contribución
podría incrementarse hasta un 60% con concentraciones plasmáticas
suprafisiológicas.
Varios estudios que han estimado las concentraciones centrales de L-lactato
demuestran que: (i) el contenido total
de L-lactato en el SNC depende de los niveles plasmáticos de glucosa así como
de las condiciones fisiológicas (normoxia vs hipoxia, excitabilidad aumentada)
y (ii) las concentraciones fluctúan
independientemente de los niveles periféricos. Una publicación muy reciente reporta que la
estimulación eléctrica dispara una disminución instantánea en la concentración
de L-lactato en los astrocitos (debida a la rápida liberación de L-lactato), la
cual es seguida por una elevación pocos
segundos después (probablemente como reflejo de
una rápida regulación de la
glucolisis). Estos experimentos demuestran claramente que en el cerebro intacto
hay un reservorio glial de L-lactato, el cual puede ser movilizado en pocos
segundos. Entonces, el contenido central de L-lactato depende de varias condiciones y alcanza 1,5 a
5 umol/g en las condiciones fisiológicas
e incrementa hasta 12 -20 umol/g con el envejecimiento o bajo
condiciones suprafisiológicas tales como hipoxia o hiperglucemia. El nivel de
L-lactato extracelular en el cerebro medido con microdialisis es de 0,1-0,35 mmol/L en ratas y de aproximadamente
1 mmol/L en humanos, pudiendo aumentar
hasta varios mmol/L en condiciones patológicas como shock convulsivo o isquemia.
El L-lactato es conocido por su
capacidad para moverse entre los compartimentos celulares, diferentes células y
diferentes órganos del cuerpo. La extensión de este concepto al SNCes la base
de la hipótesis que propone que los astrocitos, debido a su capacidad para
manejar flujos de glucosa, pueden liberar el L-lactato como fuente de energía a
las neuronas adyacentes en situaciones de creciente demanda de energía. Más
aún, el glucógeno, la única reserva de energía del cerebro, es almacenado en los astrocitos y puede ser
usado cuando la demanda metabólica es
alta. La isoenzima 5 de la LDH (LDH5) que favorece la producción de L-lactato
es expresada abundantemente en los astrocitos. Las neuronas expresan principalmente la LDH1, la cual favorece la ruta de
utilización de L-lactato y, en teoría, esta distribución de isoenzimas LDL podría ayudar a las
neuronas a usar el L-lactato derivado de los astocitos como sustrato
energético. En comparación con las neuronas, los astrocitos toman el L-lactato
del espacio extracelular 3-4 veces más
rápido y con 2 a 3 veces mayor capacidad.
La diferencia de isoenzimas LDH podría jugar un rol en la activación cerebral,
cuando un incremento en el metabolismo permite una gran producción de piruvato que altera el
equilibrio de la reacción LDH y facilita la conversión del piruvato en L-lactato vía LDH5. El transporte de
L-lactato hacia dentro de las neuronas o
los astrocitoses asistido principalmente por transportadores monocarboxilatos
(MCT) que por un mecanismo de simportercotransportanmonocarboxilatos y protones
con estequiometría 1:1. Se han
identificado múltiples tipos de MCT, pero solamente los MCT1-MCT4 tienen la
capacidad de transportar L-lactato. El MCT4, el principal MCT de los
astrocitos, tiene baja afinidad pero
alta tasa de transporte. Por el
contrario, el transportador MCT2 de alta afinidad es específico de neuronas.
Esta distribución diferencial de los MCT podría facilitar el flujo de L-lactato
de los astrocitos a las neuronas. La entrada del L-lactatovía MCT
inevitablemente provoca acidificación en la célula debido al cotransporte de
protones.
El
L-lactato es un ligando natural y agonista del receptor GPR81 (o receptor
hidroxicarboxílico 1, HCA1). Acoplado a la proteína G1, el GPR81
inhibe la adenilciclasa y reduce la producción de AMPc. El GRP81 es
abundantemente expresado en el tejido adiposo y originalmente fue propuesto
como un potencial blanco para el tratamiento de las dislipidemias. En el SNC su distribución no es uniforme, los
estudios en cerebro de rata reportan
niveles de GRP81 cien veces menores que en el tejido adiposo con mayor
expresión en las células de Purkinje del cerebelo, las células piramidales del
hipocampo y la neocorteza. La inmunoreactividad por GRP81 fue localizada
principalmente en neuronas y en menor extensión en astrocitos.
Todos los estudios publicados
indican que se requieren
concentraciones muy altas de
L-lactato (5 mmol/L o más) para la activación del GPR81.
Un
estudio reciente demuestra un efecto excitador del L-lactato derivado de los
astrocitos sobre las neuronas noradrenérgicas en el locus coeruleus. El efecto estimulador, dependiente de
concentración, fue observado con la
aplicación exógena de L-lactato (0,2 a 6 mmol/L) y los bloqueadores de los
receptores de glutamato no previenen el efecto estimulador, lo que demuestra
que el efecto del L-lactato no es indirecto. Al presente, no se conoce la
identidad del mecanismo molecular de este efecto del L-lactato sobre las
neuronas noradrenérgicas pero todos los datos son consistentes con la
existencia de un receptor GPCR excitador desconocido, posiblemente uno de los
GPCR orfan, o un dímero de un GPCR
conocido con GPR81. Esta ruta de
señalización podría crear un asa de
retroalimentación positiva entre los
axones de las neuronas nordrenérgicas y los astrocitos y, en teoría, acoplar los impulsos noradrenérgios a la
actividad y estatus metabólico de neuronas locales y astrocitos vía L-lactato.
Los
canales KATP están presentes en el SNC y algunos estudios los
implican en los efectos del L-lactato sobre ciertas poblaciones de neuronas. Estos
canales se cierran cuando los niveles citoplasmáticos de ATP aumentan, como cabría esperar que ocurriera cuando incrementa el aporte de sustratos energéticos, provocando la despolarización de
la membrana. Las neuronas hipotalámicas
y particularmente las neuronas orexina tienen roles importantes en la regulación
de la ingesta de alimentos y, además,
son conocidas por su capacidad para sensar cambios en la concentración
de glucosa. Estas neuronas carecen de glucoquinasa lo que las hace más
dependientes de combustibles alternativos. Interesantemente, algunas delas
neuronas del hipotálamo son sensibles al L-lactato y responden a una
concentración de 5 mmol/L de L-lactato con una excitación y elevación del ATP intracelular. Un estudio reciente demuestra que las
neuronas orexina del área perifornical
pierden su actividad espontánea de disparo cuando la concentración de
glucosa en el medio extracelular es de 0 mmol/L, esa actividad pudo ser
restaurada de una manera dependiente de
concentración con la adición de
glucosa o L-lactato. Más aún, en
condiciones libres de glucosa, la inhibición del metabolismo de los astrocitos
con fluoroacetatoprevino la restauración de la actividad de disparo de las neuronas orexina por la
glucosa (1 a 2,5 mmol/L). El fluoroacetato no afecta la capacidad del L-lactato
(2 a 5 mmol/L) para restaurar completamente la tasa de disparo de las neuronas
orexina. Estos datos apoyan el papel del L-lactato derivado de los astrocitos
en el rescate del efecto de la glucosa. El efecto del L-lactato mediado por
canales KATPpara estimular a las neuronas
orexina podría ser una característica única
de estas células. Este mecanismo de la acción del L-lactato es célula y
región específico, requiere del
transporte del L-lactato en el citoplasma,
y puede ser esencial para el monitoreo de los niveles de glucosa en el
cerebro. El L-lactato de los astrocitos entra a las neuronas a través de transportadores MCT2, es
metabolizado a piruvato y utilizado para generar ATP en el ciclo del ácido
tricarboxílico. Esto causa un incremento en la relación ATP/ADP intracelular
que cierra los canales KATP provocando la despolarización de la
membrana y la excitación de la neurona.
El
L-lactato puede actuar como modulador positivo de la señal del glutamato
mediado por el receptor NMDA. En las neuronas del hipocampo, el L-lactato es transportado
por MCT2 y convertido en piruvato, causando un incremento en la relación
NADH/NAD+ intracelular que resulta en la potenciación de la
actividad de los receptores de glutamato NMDA,
la entrada de Ca2+ y la fosforilación de Erk1/2. A través de
esta ruta, el L-lactato puede aumentar la expresión de genes (Arc, c-fos y
Zif268) relacionados con la plasticidad neuronal. La subunidad NR1 del receptor
NMDA tiene residuos cisteína, lo cual lo hace muy sensible a los agentes
reductores. Este dato ha llevado a
algunos autores ha proponer la hipótesis que indica que el efecto del
L-lactato podría ser mediado por un
cambio en el estado redox de la célula pues la transformación de L-lactato en
piruvato incrementa la relación NADH/NAD+. Estos efectos requieren
altas concentraciones de L-lactato (10 a
20 mmol/L).
En
conclusión, el L-lactato podría tener un rol de señalización en el cerebro.
Algunas hipótesis proponen mecanismos que requieren la entrada del L-lactato a
la neurona causando cambios en la
relación ATP/ADP y el estado redox de la célula
inducidos por la conversión de L-lactato en piruvato. Otras postulan la
interacción del L-lactato con un receptor GPR81. Los mecanismos propuestos requieren niveles
suprafisiológicos de L-lactato.
Fuente:
Mosienko V et al (2015). Is L-lactate a
novel signaling molecule in the brain? Journal of Cerebral Blood &
Metabolism 35: 1069-1075.
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