Efectos del
ejercicio en el tejido adiposo blanco
La actividad física provoca muchos beneficios para la
salud, uno de los más importantes es la capacidad del ejercicio para mejorar la
homeostasis de la glucosa y la sensibilidad a la insulina. En efecto, es
ampliamente aceptado que el ejercicio físico
previene la diabetes tipo 2 y disminuye las concentraciones de glucosa
en las personas con diabetes tipo 2. Las
adaptaciones en el músculo esquelético son consideradas claves en estos efectos del ejercicio porque
este tejido es el principal responsable de la utilización de
la glucosa en el organismo. Si bien el músculo esquelético es importante para los efectos beneficiosos de la actividad
física en la homeostasis metabólica, el ejercicio también produce adaptaciones
en otros tejidos, incluyendo al tejido adiposo blanco (TAB). El TAB juega un
importante rol en el almacenamiento de los lípidos, la producción de hormonas y
la función inmune, y se clasifica en
visceral (TABv) y subcutáneo (TABsc). El
TABv se refiere al tejido adiposo que
rodea a los órganos internos, mientras que el TABsc se encuentra primariamente
alrededor de los muslos y los glúteos.
El tipo específico de TAB que se acumula en el cuerpo es
importante con respecto a los riesgos para la salud. La acumulación de TABv se asocia con
resistencia a la insulina, mayor riesgo de diabetes tipo 2, dislipidemia,
progresión de la ateroesclerosis y mortalidad mientras que la acumulación de TABsc
se asocia con una mayor sensibilidad a la insulina y un menor riesgo para
desarrollar diabetes tipo 2. Un
importante grupo de investigadores
se ha dedicado a estudiar las diferencias entre TABv y TABsc que resultan en efectos tan diferentes sobre
la salud metabólica. En este contexto, se ha usado el trasplante de TABsc o TABv de ratones donantes en la cavidad subcutánea o visceral de
ratones receptores para determinar si las diferencias en la función metabólica
entre ambos tejidos se deben a la localización
anatómica o a una diferencia intrínseca de los depósitos de tejido adiposo. Este estudio demostró que los ratones que recibieron trasplante
de TABv en la cavidad visceral o subcutánea no tuvieron mejoría en la
salud metabólica. Por el contrario, los
ratones que recibieron trasplante de TABsc en la cavidad visceral incrementaron
la sensibilidad a la insulina y disminuyeron el peso corporal, la masa grasa y
las concentraciones circulantes de glucosa e insulina 12 semanas después del
trasplante. Los ratones que recibieron
trasplante de TABsc en la cavidad subcutánea
también bajaron de peso e incrementaron la sensibilidad a la insulina
pero no en la extensión de los ratones
con trasplante de TABsc en la cavidad visceral. Estos hallazgos sugieren que el TABsc ejerce efectos beneficiosos
sobre la salud metabólica.
Los mecanismos que subyacen a las diferencias metabólicas entre TABsc y TABv están relacionados con las distintas
propiedades moleculares de estos depósitos de tejido adiposo. Los adipocitos subcutáneos y viscerales se
desarrollan a partir de diferentes líneas celulares progenitoras, las cuales tienen capacidad para diferenciarse con variadas
tasas y desarrollar propiedades autónomas distintas,
estableciendo perfiles únicos de expresión de genes. En comparación con el TABv, el TABsc tiene
mayor expresión de genes
involucrados en la homeostasis de la
glucosa y la acción de la insulina (Glut1, Igf-1, Igfbp3, Pparγ), así como
genes involucrados en el metabolismo de los lípidos (Hsl, receptores
β-adrenérgicos, hidroximetilglutaril CoA sintetasa). El TABsc también tiene
mayor expresión de PRDM16, una proteína
transcripcional correguladora responsable del desarrollo de adipocitos marrones en ambos BAT. Sin embargo, la expresión de
PRDM16 en el TABv es mínima. La lesión
del gen PRDM16 en el TABsc hace que este tejido
adopte las características
metabólicas y morfológicas del
TABv. Los ratones con deficiencia de PRDM16 en el TABsc exhiben mayor expresión
de genes inflamatorios y acumulación de macrófagos cuando son alimentados con
dietas ricas en grasas. Si bien el PRDM16 es claramente un gen importante con
respecto a las diferencias en los fenotipos metabólicos de TABsc y TABv,
los genes adicionales también les
confieren características diferenciales.
El ejercicio repetido (“training”) por un periodo de
días, semanas o aun años puede tener efectos profundos sobre las propiedades morfológicas y
bioquímicas del TAB. El ejercicio repetido puede disminuir el tamaño del
adipocito y reducir el contenido de lípidos, resultando en una disminución de
la adiposidad. Por otra parte, diversos estudios han demostrado que el
ejercicio repetido puede incrementar la expresión de varias proteínas
metabólicas claves, incluyendo GLUT4 y
PGC-1α, entre otras. Es de hacer notar
que la reducción inducida por el ejercicio en el tamaño del adipocito y el contenido de lípidos ocurre en TABsc y
TABv. No obstante, hay adaptaciones inducidas por el ejercicio repetido que son
específicas para cada tipo de TAB. Es
importante tener presente que muchas de las adaptaciones metabólicas del tejido
adiposo pueden ocurrir sin cambios
significativos de pérdida de peso.
Estudios recientes han demostrado que en
determinadas condiciones es posible observar la presencia de adipocitos similares a las células grasas
marrones en el BATsc. Estos adipocitos son conocidos con varios nombres:
“células grasas marrones adaptativas”, “células grasas marrones reclutables”,
“células beige” o “células brite” y la presencia en un número considerable de
estas células en el TABsc es referida
como “marronización”. Las células beige
se diferencian de los adipocitos blancos porque tienen morfología multilocular
y expresan la proteína desacopladora 1 (UCP1). Ellas también incluyen la
expresión de Tbx1, Tmem26 y Cd137, genes que no son expresados en los adipocitos blancos o marrones
maduros. Las células beige se encuentran dispersas en el TAB de humanos y roedores y la
marronización ocurre predominantemente en el TABsc. En ratones, la
marronización ocurre en respuesta a diversos estímulos como la exposición al
frio, agonistas β3-adrenérgicos selectivos y el ejercicio. Los
factores involucrados en la marronización de los adipocitos no son
completamente conocidos y al respecto se han propuesto varias hipótesis que
señalan que los adipocitos beige: 1) derivan
de la maduración de un
precursor de adipocitos marrones en el
TAB, 2) se diferencian a partir de un precursor de adipocitos blancos, 3) se
producen por transdiferenciación a
partir de un adipocito blanco ya existente, 4) derivan de un precursor de células de músculo liso.
La marronización resulta en células metabólicamente
más activas, lo cual hace a estas células
un gran atractivo en el
tratamiento de la obesidad, aunque el incremento en la producción de calor que
puede ocurrir en ellas no es favorable
como estrategia terapéutica.
Como ya se ha mencionado, el ejercicio resulta en el incremento de la expresión de
adipocitos beige en el TABsc. En un estudio en roedores, el ejercicio
repetido por 3-4 semanas provocó la
emergencia de células beige en el TABsc con un incremento en Ucp1, Prdm16 y
otros marcadores del TAB o de la marronización. El número de vasos sanguíneos y
de marcadores de la vacularización
también aumentó en el TABsc de
los ratones entrenados. Aunque la función de la marronización como resultado
del ejercicio repetido no es completamente entendida, una hipótesis es que la disminución en el tamaño de la
célula y en el contenido de lípidos en el TABsc que ocurre con el ejercicio repetido incrementa la
producción de calor a través de la marronización. La causa de la
marronización inducida por el ejercicio
repetido ha sido estudiada en varias
investigaciones. Ante todo hay que hacer
notar que estímulos diferentes al ejercicio causan marronización del TABsc a través del incremento de la pérdida de
calor y la estimulación adrenérgica
compensatoria. La pérdida de calor resulta en un incremento de la demanda
termogénica que estimula el tono simpático y la expresión de UCP1 para aumentar
la producción de calor. Está claro que
el ejercicio no trabaja a través de este mecanismo. En este contexto, se han propuesto varias hipótesis para los mecanismos moleculares subyacentes que causan la marronización
inducida por el ejercicio repetido. Por ejemplo, un estudio en roedores
propone que el incremento de la inervación simpática provocado por el ejercicio podría contribuir
a la marronización del TABsc. Otro estudio concluye que la marronización inducida por el
ejercicio repetido ocurre en
respuesta al incremento en la secreción
hipotalámica de factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF),
mientras otros investigadores sugieren
que varias mioquinas liberadas por el
músculo esquelético durante el ejercicio pueden ser las responsables de la
marronización. Estas mioquinas incluyen
la irisina, la proteína similar a meteorina 1, la miostatina y el ácido β-aminoisobutírico.
Desde hace varios años es conocido que el ejercicio
repetido induce adaptaciones
mitocondriales en el tejido adiposo. En un estudio con ratas, la actividad
mitocondrial medida a través de la actividad de las enzimas mitocondriales
citocromo oxidasa C y malato deshidrogenasa aumentó significativamente en el
TABv en respuesta a 8 semanas de ejercicio repetido. En humanos, el ejercicio
incrementó significativamente la tasa de
consumo de oxigeno en el TABsc de
voluntarios entrenados durante 11 días. A menudo, la expresión de Pgc1α es usada como marcador de la biogénesis mitocondrial y el ejercicio
(dos semanas de entrenamiento) ha demostrado
que incrementa la expresión del ARNm de Pgc1α en TABsc y TABv. Sin
embargo, el mecanismo para incrementar la expresión de Pgc1α con ejercicio repetido, y presumiblemente la
biogénesis mitocondrial, es
diferente en cada TAB. Aunque algunos efectos del ejercicio sobre el TABsc son mediados por la inervación simpática, un
segundo mecanismo puede ser esencial en
la regulación del número y actividad
mitocondrial. En este contexto, la isoforma endotelial de la sintetasa de óxido
nítrico (eNOS) ha sido propuesta como responsable del incremento inducido por
ejercicio de la biogénesis mitocondrial
en el TABsc.
El tejido adiposo
secreta citoquinas y otras moléculas llamadas adipoquinas, factores que
pueden modular la inflamación, el metabolismo de la glucosa y los lípidos, la
presión arterial y la ateroesclerosis. Varios estudios en humanos y roedores
han investigado los efectos del ejercicio repetido sobre la expresión y secreción de adipoquinas.
Dos de las adipoquinas más estudiadas
son la leptina y la adiponectina. La leptina es secretada por los adipocitos y ayuda a
regular el balance energético actuando como supresor del apetito. La leptina
circulante se correlaciona con cambios
en la adiposidad y la disminución en la adiposidad inducida por el ejercicio
repetido resulta en disminución de la leptina circulante en roedores y humanos. En contraste con la
leptina, las concentraciones de adiponectina en la circulación se correlacionan
inversamente con la masa grasa. La adiponectina modula la regulación de glucosa
y ácidos grasos e incrementa la sensibilidad a la insulina. La hipótesis más
aceptada es que el ejercicio repetido incrementa las concentraciones
circulantes de adiponectina. Sin embargo, los estudios en roedores y humanos no
han logrado un consenso total sobre este efecto del ejercicio. La función de
las adipoquinas inducidas por el ejercicio repetido y cómo el ejercicio regula
la concentración de adipoquinas
circulantes son tópicos de intensa
investigación actualmente. Es
posible que el incremento en la
expresión de adipoquinas en el TAB pueda servir
para aumentar el aporte de ácidos grasos a los músculos esqueléticos activos durante el ejercicio, o
jugar un rol aun no identificado en la
regulación de la homeostasis de la glucosa.
En general, los cambios inducidos por el entrenamiento en
el tejido adiposo son más pronunciados en el TABsc. Este hallazgo ha sido el
soporte para proponer que el TABsc podría tener efectos sobre el metabolismo
total del organismo. Para examinar esta hipótesis, se estudiaron ratones sedentarios que
recibieron trasplantes de BATsc de
ratones entrenados. Los datos reportados señalan tasas aumentadas de captación de glucosa en músculos esqueléticos
oxidativos y una mejoría significativa de la homeostasis metabólica en los
ratones que recibieron el trasplante. Este hallazgo sugiere que el TABsc entrenado tiene efectos endocrinos que
podrían ser mediados a través de la liberación de adipoquinas.
En conclusión, las adaptaciones inducidas por el
ejercicio repetido en el TABsc contribuyen al mecanismo por el cual el ejercicio mejora la salud metabólica del
organismo. Los cambios inducidos por el ejercicio repetido en el TABsc incluyen incrementos en la
expresión de genes involucrados en la biogénesis mitocondrial, la actividad mitocondrial, la marronización y la liberación de adipoquinas. Las adipoquinas pueden actuar de manera endocrina para
mejorar el metabolismo en músculo esquelético, hígado y tejido adiposo marrón o
de manera autocrina/paracrina para
mejorar la función del TAB.
Fuente: Stanford KI et al (2015). Exercise effects on white
adipose tissue: beiging and metabolic adaptations. Diabetes 64: 2361-2368.