El cilio primario como sensor
extracelular en el hueso.
El hueso es un tejido sensitivo en constante remodelación y adaptación de
su estructura. La adaptación inducida
por la carga mecánica es requerida para mantener un esqueleto saludable y es controlada,
en última instancia, por las células óseas. Las células óseas responden a la
estimulación mecánica (el flujo de fluidos, por ejemplo) con un incremento en
la expresión de genes osteogénicos y la secreción de proteínas. Los osteocitos
son las células más abundantes en el hueso y están idealmente posicionadas para monitorear el ambiente mecánico del
hueso y comunicar esta señal a las
células efectoras (osteoblastos y osteoclastos). Sin embargo, cómo estas
células transducen este estímulo extracelular en una respuesta bioquímica
intracelular es todavía pobremente entendido. En la mecanosensación de las
células óseas se han propuesto e investigado numerosos potenciales sensores
extracelulares: canales iónicos, integrinas y proteínas asociadas, conexinas y
actina del citoesqueleto. Debido a la complejidad del ambiente mecánico extracelular en el hueso, estos potenciales mecanosensores
interactúan unos con otros, integrando las múltiples señales extracelulares en
una coherente y única señal.
Trabajos recientes han revelado un nuevo y potencial mecanosensor, el cilio
primario. Aunque la existencia del cilio primario en el hueso fue demostrada
con microscopía electrónica hace 40 años, ha sido en lo últimos 10 años que ha
adquirido importancia el concepto de que este organelo puede jugar un papel en
la regulación de la homeostasis del hueso. Sobre la base del papel del cilio
como sensor del flujo en el riñón y la importancia del flujo de fluidos en la regulación del
recambio óseo, se ha propuesto que el cilio primario puede actuar como un sensor
del flujo de fluido intersticial en el osteocito.
En los osteocitos, el cilio primario es un organelo celular de 4 a 9 μm de
longitud, unido a la membrana y que consiste en nueve dobletes de microtúbulos (axonema)
que se extienden a partir de los
tripletes de microtúbulos del centriolo .arreglados circunferencialmente. El
axonema del cilio está separado del citoplasma creando un microdominio para la
localización y concentración de receptores, canales iónicos y proteínas
efectoras. Extendiéndose en el medio extracelular, el cilio primario está
idealmente posicionado para actuar como un organelo sensorial. En la actualidad
se acepta ampliamente que el cilio primario juega importantes roles coordinando varias rutas de
señalización, y que actúa como un sensor
extracelular con capacidades quimiosensoriales y mecanosensoriales a través de
receptores y canales iónicos localizados en el axonema. La localización
extracelular del cilio no solo optimiza las funciones quimiosensoriales sino
que también lo posiciona perfectamente
como sensor del ambiente mecánico extracelular local. Se ha demostrado
que el cilio primario se fleja con el
flujo de fluido, esta deflexión resulta en un incremento de Ca2+ intracelular que es dependiente de la entrada
de Ca2+ extracelular a través de los canales de Ca2+ del
microdominio ciliar.
Los osteocitos coordinan la adaptación ósea inducida por carga a través de
la regulación de osteoblastos,
osteoclastos y osteoprogenitores. Los osteocitos responden a la estimulación
del flujo de fluido intersticial con un incremento en la expresión del gen de
la ciclooxigenasa 2 (COX-2), involucrada en la producción de PGE2, y también con el incremento de la relación
OPG/RANKL que regula la diferenciación de los osteoclastos. Adicionalmente, los
osteocitos estimulados mecánicamente secretan factores solubles que actúan de
manera paracrina para aumentar la expresión de genes osteogénicos en la stem
cell mesenquimática. Este mecanismo paracrino desaparece con la remoción del
cilio primario, lo que sugiere que el
organelo es requerido por los osteocitos
para sensar un estímulo mecánico externo como el flujo de fluido intersticial y
generar la señal para las células efectoras que regulan la formación de hueso.
El mecanismo molecular de la mecanotransducción mediada por cilio en los
osteocitos involucra al AMPc y a la adenil ciclasa 6 (AC6). En los osteocitos,
la estimulación del flujo de fluido intersticial provoca la disminución de los niveles de AMPc, una respuesta que es
necesaria para que se produzca el incremento en la expresión de COX-2. El
efector primario del AMPc es la proteína quinasa A (PKA) involucrada en varias
rutas de regulación de la formación de hueso y que se localiza en la base del
cilio primario. La PKA activa la cascada
de señalización ERK1/2-CREB, la cual es estimulada por el flujo en las células
óseas. La PKA también inhibe la degradación del factor de transcripción
β-catenina, mediada por GSK-3β, cuya translocación nuclear se ha demostrado que
ocurre con el flujo en la osteogénesis. La AC6 es la única de las 9 isoformas de la
adenil ciclasa presente en el microdominio ciliar del osteocito y es inhibida
por el Ca2+. Si se bloquea la entrada de Ca2+ en la
célula se previene la disminución de AMPc mediada por el flujo, lo cual indica
que la entrada de Ca2+ en el microdominio ciliar del es el disparador
inicial de la mecanorespuesta
dependiente del cilio primario en el
osteocito.
En resumen, la deflexión del cilio primrio activa canales de Ca2+
(TRPV4) con la consiguiente inhibición de la actividad de la AC6 por parte del
Ca2+, lo cual disminuye los niveles intracelulares de AMPc, lo cual resulta en un incremento de la
expresión de genes osteogénicos.
Fuente:
Hoey DA et al (2012). The primary
cilium as a novel extracellular sensor in bone. Frontiers in Endocrinology 3: artículo 75.
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