El rol endocrino de la
osteocalcina del esqueleto
La hipótesis que postula la regulación del remodelado óseo por el
metabolismo energético deriva de las observaciones clínicas que señalan que la
osteoporosis ocurre con menor frecuencia
en sujetos obesos y con mayor frecuencia
en pacientes con hipogonadismo. Estos hallazgos sugieren una conexión- y una
regulación común- entre hueso, metabolismo energético y reproducción. El hueso,
a través de la osteocalcina, podría
estar involucrado en la regulación del metabolismo de la glucosa y la
reproducción, convirtiendo al esqueleto en un verdadero órgano endocrino.
La osteocalcina (OC) es una proteína
producida por los osteoblastos que es carboxilada en tres residuos de ácido glutámico post-transcripcionalmente,
de una manera dependiente de vitamina K, por la enzima γ-glutamil carboxilasa.
El ácido γ-carboxiglutámico (Gla) resultante es un aminoácido que tiene la
propiedad de unirse al calcio libre y a
las superficies minerales que contienen calcio. La proteína intracelular
tirosina fosfatasa 1B (PTP1B) también favorece la carboxilación de la OC en los
osteoblastos. Los residuos Gla proporcionan a la OC alta afinidad por la matriz
ósea Sin embargo, la OC completamente carboxilada se considera biológicamente
inactiva. Por el contrario, las formas incompletamente carboxiladas de la OC (ucOC)
muestran características hormonales tales como la liberación en un patrón
circadiano y la síntesis como una pre-pro-molécula. Ambas formas de la OC se encuentran en la circulación sistémica. Estudios
recientes señalan que el adipocito produce y secreta las dos formas de la OC y
que los andrógenos incrementan la expresión de ambas formas de OC en el tejido
adiposo.
La ucOC tiene tres blancos
conocidos: el páncreas, el tejido adiposo y las gónadas. Las funciones de ucOC incluyen el incremento en la secreción de
insulina en las células β del páncreas y el incremento en la sensibilidad a la
insulina en músculo, hígado y tejido adiposo. En el tejido adiposo, la ucOC también
incrementa la expresión del gen que
codifica a la adiponectina, la cual aumenta la sensibilidad a la insulina en
los tejidos. La adiponectina puede también inducir la proliferación y diferenciación de los osteoblastos. La
regulación del metabolismo óseo por el tejido adiposo es también una función de
la leptina que actúa sobre los osteoblastos a través de dos rutas neurales
diferentes. En primer lugar, la leptina inhibe la producción de serotonina en los
núcleos del rafe del cerebro. La serotonina se une a receptores HTR2C de
neuronas del hipotálamo ventromedial y reduce la actividad del sistema nervioso
simpático. Entonces, la leptina, a través
de la disminución de la síntesis de serotonina, incrementa la señal del sistema
nervioso simpático que ejerce sus funciones vía receptores adrenérgicos β2
expresados en los osteoblastos. La leptina, pues, activa dos cascadas
distintas: una inhibe la proliferación de osteoblastos y otra promueve la expresión de RANKL y, por
tanto, la resorción ósea por los osteoclastos. . En segundo lugar, la leptina
se une a neuronas del núcleo arcuato del hipotálamo e induce un incremento
en la expresión del gen del transcripto
regulado por cocaína y anfetamina (CART).
El CART disminuye la expresión de RANKL por los osteoblastos a través de un
mecanismo desconocido y por tanto inhibe la resorción ósea. Se asume que el
CART actúa más como un factor circulante que como neuropéptido. En suma: a través del CART y del
sistema nervioso simpático la leptina previene el incremento de masa ósea.
En las gónadas, la ucOC induce la producción de testosterona en las células
de Leydig pero carece de influencia sobre la producción de estrógenos o
testosterona en los ovarios. Esto se debe a que los ovarios, a diferencia de
los testículos, no expresan el receptor acoplado
a proteína G (GPRC6A) de la ucOC. Estos
hallazgos resaltan la importancia del eje hueso-testículo especialmente durante
el período de crecimiento rápido del esqueleto. Comenzando en una edad ósea de
11 años, los niveles de testosterona aumentan debido a las influencias
hipotalámicas-hipofisiarias y la OC aumenta
debido al crecimiento óseo hasta alcanzar un pico a la edad ósea de 14
años. Se establece entonces una influencia reciproca: la OC estimula la
producción de testosterona y la testosterona contribuye al crecimiento óseo.
La bioactividad de la OC es contralada por dos hormonas contrapuestas,
leptina e insulina. La leptina, además de aumentar la resorción ósea,
incrementa en los osteoblastos la expresión de la
proteína PTP1B que como se señaló anteriormente favorece la carboxilación de la
OC. Con el descubrimiento del asa de retroalimentación entre el páncreas y los
osteoblastos, la insulina se ha
convertido en un regulador positivo de la bioactividad de la ucOC. El receptor
de insulina es una tirosina quinasa y es
expresado por los osteoblastos. Este receptor puede ser un sustrato para la PTP1B,
por lo que la cascada de señalización de la insulina podría ser interrumpida.
Si esto no ocurre, la unión de la insulina a su receptor causa una
disminución en la expresión de OPG y de la relación OPG/RANKL. Por tanto, la
resorción ósea por los osteoclastos es aumentada y la matriz extracelular del
hueso es acidificada. El cambio de pH favorece la liberación de OC a la laguna
de resorción y su posterior descarboxilación. La ucOC es liberada a la
circulación sistémica y ejerce sus efectos positivos sobre la sensibilidad de
los tejidos a la insulina. El estatus de descarboxilación es en efecto
determinado por los osteoclastos en cuanto que el medio ácido en la laguna de
resorción es el responsable de la
descarboxilación de la OC. Estos
hallazgos apoyan el rol central de la señal de insulina en los osteoblastos y
destacan a la resorción ósea como el enlace clave entre la remodelación ósea y
el metabolismo energético.
Fuente: Schwetz V et al (2012). The
endocrine role of the skeleton: background and clinical evidence. European
Journal of Endocrinology 166: 957-967.