Autofagia en enfermedades relacionadas con la edad
La autofagia es un
proceso catabólico fisiológico en todos los eucariotes. Derivada de las
palabras griegas “auto” y “fagia”, la autofagia fue considerada inicialmente un
proceso de degradación, pero en la actualidad es un proceso natural altamente
selectivo. Este mecanismo auto digestivo libera a la célula del estrés
proteotóxico, genotóxico, oxidativo y de nutrientes, y ocurre en etapas que
permiten el aclaramiento de constituyentes celulares dañados en el organelo
degradativo, el lisosoma. La insuficiencia para completar este procedimiento ha
sido implicada en muchas enfermedades relacionadas con la edad. Tres tipos
principales de autofagia han sido caracterizados con detalle: macro-autofagia
(referida simplemente como autofagia), la cual requiere la formación de vesícula de doble
membrana que se fusiona con los lisosomas; micro-autofagia donde hay una
interacción directa entre el sustrato autofágico y el organelo lítico, y
autofagia mediada por chaperona, donde los sustratos autofágicos son guiados
por chaperonas hasta receptores específicos en el lisosoma para su degradación.
La autofagia comprende tres etapas
principales y consecutivas: iniciación, elongación y fusión autofagosoma/lisosoma.
Aunque la autofagia basal ocurre en diferentes niveles, dependiendo del tejido,
un estímulo particular como agregación de proteínas, daño de ADN, especies
reactivas de oxígeno (ROS) y privación de nutrientes activan o regulan al alza
la respuesta autofágica. Inicialmente, las estructuras autofágicas forman el
pre-autofagosoma donde hay nucleación de la iniciación de la membrana formando
el fagoporo. La expansión del fagoporo provoca la formación del omegasoma rico
en PI(3)P, el cual forma la vesícula de doble membrana, el autofagosoma. Aunque
el retículo endoplásmico (RE) es el principal sitio para la formación del
autofagosoma, los sitios de contacto RE-mitocondria/membrana plasmática, la
membrana plasmática por sí misma, el aparato de Golgi y los endosomas reciclados
emergen como sitios de biogénesis de autofagosomas.
Las señales ULK1 (Unc-51-like kinase 1) y
PIKC3-C1 son activadas durante la inducción autofágica. Fisiológicamente, ULK1
y ATG13 fosforiladas son inactivas se
une a mTORC1 (regulador master del crecimiento celular). Durante el ayuno de
aminoácidos, ULK1 es desfosforilada y liberada de mTORC1, lo cual a su vez
activa a ATG13 y FIP200. La expansión del fagoporo involucra proteínas de la
familia ATG8, las cuales son clivadas por proteasas ATG4 en su C-terminal y
luego lipidadas. La activación de la ATG8 lipidada la lleva a cabo la ATG7 con la ayuda de
ATG5-ATG12. Esta actividad es localizada en el fagoporo por ATG16L, provocando
la expansión del fagoporo. La maquinaria de fusión comprende proteínas SNARE,
sintaxina 17 (STX17), proteína asociada a sinaptosoma (SNAP29) y membrana
lisosomal (VAMP8) con la ayuda de la proteína de fusión homotípica (HOPS).
La autofagia selectiva degrada productos con
daño celular específico. Las mitocondrias defectuosas (mitofagia), agregados de
proteínas (agrefagia) o bacterias patógenas (xenofagia) son blancos de
autofagia selectiva. Las proteínas ATG8 interactúan y reclutan receptores
autofágicos selectivos, los cuales contienen dominios LIR (W/F/Y-X-X-L/I/V) con
residuos cargados negativamente para interacciones de mayor afinidad y
modificaciones post-traslacionales como fosforilación. La ULK1 controla la
autofagia selectiva independientemente de mTOR. La evidencia reciente sugiere
que la interacción de ULK1 con huntingtina es requerida para la activación de
la autofagia selectiva.
Los mecanismos homeostáticos que responden
al daño mitocondrial son menos eficientes durante el envejecimiento. La
mitofagia es una ruta fisiológica que involucra la degradación de mitocondrias
dañadas. Cuando la función mitocondrial normal es perturbada, resulta en la
producción excesiva de ROS. Esto provoca disfunción celular y daño tisular. Una
multitud de receptores y reguladores mitofágicos han sido identificados y son
dependientes de estrés. La mitofagia
mediada por quinasa putativa 1 inducida por la fosfatasa y homólogo de tensina
(PINK1) y 1-E3 ubiquitina ligasa Parkin es el tipo predominante de degradación
autofagica de mitocondrias. En condiciones de no mitofagia, la PINK1 es
transferida a la membrana mitocondrial interna, donde es clivada por proteasas
y posteriormente degradada por el proteosoma. En la despolarización de la
membrana, la fosforilación de PINK1 y la ubiquitinización mediada por Parkin de
proteínas de la membrana mitocondrial externa inician una serie de intrincados
eventos que provocan el reclutamiento de la maquinaria autofágica para la
degradación de mitocondrias. Adicionalmente, la PINK1 indirectamente activa la
proteína relacionada con dinamina 1 (DRP1), la cual a su vez promueve la fisión
de mitocondrias defectuosas para facilitar su degradación autofágica.
Aunque la mitofagia dependiente de Parkin
ocupa un gran porcentaje del reciclaje mitocondrial, hay otras rutas independientes
de Parkin que involucran diferentes ubiquitina ligasas. Estas enzimas generan
cadenas de ubiquitina para reclutar adaptadores autofágicos como optineurina
(OPTN), proteína nuclear dot 52 (NDP52) y p62, las cuales interactúan
directamente con LC3 a través de su LIR. Más aún, componentes autofágicos como
la quinasa 1 activadora de autofagia similar a Unc (ULK1) y la proteína 1 con doble dominio FYVE
(DFCP1) están también localizadas cerca de las mitocondrias para aliviar la
mitoagregación. Las proteínas de la membrana mitocondrial externa pueden actuar
como receptores mitofágicos durante la homeostasis celular, diferenciación e
hipoxia. Específicamente, NIX (proteína
X similar a NIP3), BNIP3 (proteína 3 interactuante con BCL2) y FUNDC1 (proteína
que contiene dominio FUN14). NIX y BNIP3 regulan el reclutamiento de Parkin, la
interacción PINK1-Parkin y receptores autofágicos.
La mitofagia defectuosa es evidente en una
variedad de patologías relacionadas con la edad como neurodegeneración,
síndromes metabólicos y miopatía. En la enfermedad de Alzheimer (EA), la
expresión de PINK1 es extremadamente baja, mientras el número de mitocondrias y
el estrés oxidativo aumentan. Las mutaciones en PINK1/Parkin han sido
identificadas en la enfermedad de Parkinson, mientras la sobre expresión de NIX
regula al alza la mitofagia en neuronas con deficiencia de PINK1/Parkin. La mitofagia también es esencial para la
función cardiaca y protege contra dieta rica en grasas y cardiomioptía inducida
por diabetes. Varios compuestos farmacológicos activan la mitofagia y alivian
los síntomas de enfermedades relacionadas con la edad que son dependientes de
disfunción mitocondrial. La rapamicina activa la AMPK, mientras bloquea a mTOR,
mantiene las demandas energéticas y previene los síntomas neurológicos como la
neuroinflamación. La metformina inhibe la actividad de p53, induce Parkin y
alivia los fenotipos diabéticos. El resveratrol activa la mitofagia y la
biogénesis mitocondrial a través del eje sirtuina 1-PGC-1α. La urolitina A, un
metabolito derivado de la microbiota intestinal, induce degradación y
biogénesis mitocondrial e incrementa la salud de organismo como C. elegans.
La agrefagia degrada proteínas vía macro-autofagia. Estas
proteínas forman agresomas cerca del núcleo, los cuales son rodeados por
elementos intermedios del citoesqueleto
y posteriormente son degradados por autofagia. La agregación de
proteínas usualmente ocurre debido a mal plegamiento y puede causar, entre
otros, desregulación de la homeostasis del calcio, inflamación y
neurotoxicidad. Enfermedades neurodegenerativas específicas representan
ejemplos prominentes de agrefagia disfuncional. En EA, enfermedad de Parkinson
y esclerosis lateral amiotrófica, la autofagia está perturbada. En estas
patologías, las proteínas defectuosas se acumulan en agresomas que son
identificados por su estatus de ubiquitinización y el receptor autofágico
selectivo p62. En la EA, con agregados amiloide-beta en oligómeros, la
autofagia es defectuosa y la formación y función de las sinapsis son
perturbadas. El tamaño y solubilidad de los agregados determina la extensión de
los efectos de toxicidad celular. El litio, usado para tratamientos de desórdenes psiquiátricos, actúa vía
inhibición de GSK-3β para retardar el declive cognitivo. La nicotinamida, la cual
aumenta la acidificación del autofagosoma/autolisosoma, promueve el flujo
autofágico y, por tanto, mejora la patología de EA en modelos de ratones. La
curcumina previene el estrés oxidativo y la inflamación, mientras bloquea la
agregación de α-sinucleína.
El reciclaje de peroxisomas también es
regulado por la autofagia. Estos organelos de la membrana regulan la oxidación
de ácidos grasos, la producción de ácidos biliares y
otros lípidos, mientras también producen ROS, los cuales son neutralizados por
catalasas. Los peroxisomas interactúan con otros componentes celulares como
lípidos, RE y mitocondrias. La biogénesis de peroxisomas puede ser estimulada
por ácido oleico, metanol o aminas en diferentes especies de levaduras.
Adicionalmente, la pexofagia es disparadas en levaduras de la alimentación con
fuentes de carbono independientes de peroxisomas, mientras es inhibida cuando
los ácidos grasos de cadena larga son abundantes. La pexofagia y la biogénesis
de peroxisomas han sido implicadas en enfermedades. Durante el envejecimiento,
la proteína de señal peroxisomal 1 (PTS1) se deteriora y la función de la
catalasa disminuye. Los peroxisomas son más abundantes y PEX5 se acumula en sus
membranas. Esto causa producción de ROS, las cuales bloquean las proteínas
peroxisomales y contribuyen al envejecimiento. Adicionalmente, la catalasa
gradualmente es excluida de los peroxisomas, durante la senescencia celular. El
incremento en la producción de ROS es un denominador común de las
perturbaciones en el reciclaje de peroxisomas y la mitofagia durante el
envejecimiento. La inducción de la producción de ROS en los peroxisomas causa
fragmentación mitocondrial, mientras la inhibición de la función de la catalasa
causa disturbios del potencial redox mitocondrial. La disfunción de los
peroxisomas puede preceder la disfunción mitocondrial en ciertas enfermedades
relacionadas con la edad.
El reciclaje autofágico del núcleo, o nucleofagia,
comprende la degradación de múltiples compartimentos del núcleo, desde partes
de nucleolo hasta la lámina nuclear. La nucleofagia ha sido descrita en el
contexto del cáncer y la
neurodegeneración, las cuales son patologías relacionadas con la edad.
El tamaño del nucléolo ha sido establecido como un biomarcador seguro del
envejecimiento en mamíferos. La fibrilarina es un componente del nucléolo y un
marcador nucleolar. La reducción de los niveles de fibrilarina causa
contracción nucleolar y extiende el tiempo de vida de gusanos. Por el
contrario, el incremento en la expresión de fibrilarina, a través de la
represión del inhibidor translacional de fibrilarina NCL-1, acorta el tiempo de
vida del animal. Aunque la nucleofagia no ha sido implicada directamente en el
envejecimiento, varias alteraciones de la envoltura nuclear y el nucleoplasma
son observadas en animales viejos. El estrés oncogénico es agravado durante el envejecimiento. La
nucleofagia puede servir como un mecanismo para mitigar el daño en este
contexto. Adicionalmente, el ADN dañado que progresivamente se acumula durante
el envejecimiento es reciclado a través de la autofagia y la enzima
lisosomal Dnasa2a. Este tipo de
nucleofagia puede proteger contra el daño del ADN que contribuye directamente
al envejecimiento. Además del cáncer, la degradación de la lámina nuclear ha
sido implicada en enfermedades neurodegenerativas, como las ataxias que se
caracterizan por defectos en varios tipos de autofagia.
La RE-fagia es la degradación selectiva de
partes del RE que contribuye al mantenimiento y recuperación de la homeostasis
del RE después del estrés de RE. Sin embargo, la asociación de RE-fagia con el
proceso de envejecimiento no es bien entendida. La desintegración lisososmal
ocurre durante el envejecimiento. Los defectos en la lisofagia, el reciclaje de
lisosomas, puede activar diversas rutas de muerte celular como apoptosis,
necroptosis, piroptosis y ferroptosis. En EA, el pH lisosomal es elevado,
alterando la función del organelo. La actividad de la captepsina D lisosomal es
requerida para un eficiente aclaramiento de α-sinucleína en la enfermedad de
Parkinson. Varios compuestos farmacológicos que modulan la lisofagia mejoran
desórdenes metabólicos como diabetes y enfermedad asociada al riñón.
En conclusión, la progresiva acumulación de
constituyentes celulares dañados contribuye a las enfermedades relacionadas con
la edad. La autofagia es el principal proceso catabólico que recicla materiales
celulares en múltiples órganos y tejidos. La autofagia es activada por la
privación de nutrientes y estímulos oncogénicos, calor o estrés oxidativo. La
especificidad del proceso autofágico es mantenida a través de la precisión de
interacciones de receptores o adaptadores autofágicos y sustratos mediante una
intrincada orquestación de estímulos especializados. La evidencia experimental
demuestra el significado de la degradación autofágica en el mantenimiento de la
homeostasis del organismo, particularmente en tejidos altamente especializados
como el sistema nervioso. La inducción de autofagia selectiva por intervención
genética o la administración de compuestos químicos son actualmente
investigadas en múltiples enfermedades como potencial recurso terapéutico.
Fuente: Papandreou
ME, Tavernarakis N (2021). Selective autophagy as a potencial therapeutic
target in age-associated pataje hologies. Metabolites 11: 588.
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