Ceramidas y esfingosina-1-fosfato en obesidad
La obesidad es un
factor de riesgo para varias enfermedades crónicas que contribuye al desarrollo
de ciertos tipos de cáncer, complicaciones cardiovasculares, resistencia a la
insulina, diabetes tipo 2, asma, disfunción renal y hepática, infertilidad y
disturbios del sueño.
El tejido adiposo es el órgano endocrino más
grande con diversos tipos de células. Las células primarias son los adipocitos.
Además de los adipocitos, hay pre-adipocitos, células mesenquimales,
fibroblastos, células endoteliales y células inmunes. Hay dos tipos básicos de
tejido adiposo, pero el dominante es el tejido adiposo blanco (TAB). Debido a
la riqueza de las células, el TAB desarrolla muchas funciones diferentes. En
primer lugar, sirve como depósito de energía que regula la homeostasis de
ácidos grasos. Durante la excesiva ingesta de alimentos, los ácidos grasos
libres (AGL) se acumulan en el TAB como triglicéridos. Otra función del TAB es
la secreción de adipoquinas, incluyendo adiponectina, leptina, resistina,
apelina, visfatina y citoquinas como factor de necrosis tumoral α (TNFα),
interleuquina-6 (IL-6) e inhibidor de activador de plasminógeno-1 (PAI-1). Hay
dos tipos de TAB. El tejido adiposo subcutáneo (TAS) está localizado debajo de
la dermis. El tejido adiposo visceral (TAV) está localizado alrededor de los
órganos internos. Las dos clases de TAB tienen estructura morfológica similar,
pero el aspecto más importante es su diversidad metabólica.
En la obesidad están presentes los fenómenos
de hipertrofia (incremento en el tamaño de los adipocitos) e hiperplasia
(incremento en el número de adipocitos). La hipertrofia es perjudicial y está
asociada con disminución de la liberación de adiponectina, incremento en la
liberación de citoquinas pro-inflamatorias y ácidos grasos, alteración de la
sensibilidad a la insulina, hipoxia y activación de células inmunes. Por el
contrario, la hiperplasia tiene el efecto opuesto. Los adipocitos son sobre
cargados y pierden su capacidad de almacenar lípidos. Ellos pueden almacenar
una excesiva cantidad de grasa y energía. Aún en el caso de una innecesaria alta ingesta de alimentos,
ocurre la liberación de ácidos grasos por los adipocito, los cuales son
almacenados en tejido no adiposo. Esta liberación tiene un efecto adverso en el
cuerpo humano, llamado lipotoxicidad.
El tejido adiposo marrón (TAM) está localizado en la región supraclavicular y
paravertebral. El TAM controla la temperatura corporal activando la proteína
desacopladora 1 (UCP1) localizada en la membrana mitocondrial. La UCP1 es
estimulada por la exposición al frío e inmediatamente usa energía y genera
calor. Una comida rica en carbohidratos y macronutrientes esenciales es también
un estímulo para la UCP1 y la termogénesis.
Adicionalmente, hay un tejido que resulta de la “marronización” de TAB y
es llamado tejido adiposo beige, el cual puede emerger de novo a partir de
células progenitoras o TAS bajo la influencia de estímulos como el frío o por
la activación de receptores adrenérgicos, por ejemplo, por catecolaminas. Los
adipocitos beige contienen UCP1 en una concentración 10 veces menor que el TAM.
Los adipocitos marrones y beige tienen la capacidad para generar energía y
consumen glucosa y triglicéridos, por lo que protegen contra la obesidad. La
influencia beneficiosa de la marronización de TAB y el gasto de energía pueden
ser considerados como uno de los objetivos terapéuticos en el tratamiento de la
obesidad.
Las ceramidas generalmente contienen la
cadena esfingoide base de 18 carbonos con una cadena acil de 14 a 30 carbonos
de longitud. Ellas pueden ser modificadas para producir esfingolípidos más
complejos como esfingomielina, galactosilceramida, gangliósidos y globosidos.
Como componentes primarios de la membrana plasmática, las ceramidas tienen un
impacto sobre las propiedades de la membrana celular. El potencial para su redistribución en la membrana provoca un
cambio en sus actividades y respuestas a enzimas. Cuando los sustratos para su
síntesis son proporcionados en exceso, las ceramidas pueden acumularse en los
tejidos.
Los esfingolípidos son una clase de lípidos diversos con un amino alcohol, esfingosina o
dehidroesfingosina (esfinganina) incorporados como una columna N-acilada. Por
modificación de esta estructura básica, es posible la identificación de una
familia de numerosos esfingolípidos como ceramidas, esfingomielinas,
glucolípidos y gangliosidos. La variedad estructural es seguida por una
variedad de funciones biológicas. La síntesis de esfingolípidos depende de
muchos compuestos metabólicos manejados exógenamente o transferidos del
recambio de esfingolípidos.
Los niveles celulares de ceramidas son
determinados por tres rutas enzimáticas: síntesis de novo, hidrólisis de
esfingomielina y la ruta salvaje. La síntesis de novo en el retículo
endoplásmico (RE) comprende cuatro etapas enzimáticas secuenciales. La serina
palmitoiltransferasa (SPT) cataliza la primera reacción, la condensación de
palmitoil-CoA y serina para producir 3-cetoesfinganina. Este intermediario
transitorio no se acumula en las células y rápidamente es convertido en
esfinganina por la 3-cetoesfinganina reductasa (3Ksn). A continuación las
ceramidas sintetasa (CerS1-6) agregan un ácido graso de cadena de 14 a 34
átomos de carbono a la esfinganina para producir dihidroceramidas. Las enzimas
CerS tienen especificidad variable por el sustrato y distribuciones únicas en
los tejidos, lo cual influye en la diversidad de esfingolípidos. En la cuarta
etapa, la dihidroceramida desaturasa (Degs 1 y 2) introducen un doble enlace
crítico en la dihidroceramida generando ceramidas. La segunda ruta involucra la
hidrólisis de esfingomielina por esfingomielinasas neutra o ácida para producir
fosfocolina y re-formar ceramida en la membrana plasmatica. La tercera ruta,
llamada ruta salvaje, permite la re-formación de ceramidas a partir de
esfingolípidos después que son degradados en endosomas o lisosomas. La base
esfingoide liberada puede ser re-acilada por las enzimas CerS, re-sintetizando
ceramida. La ceramida es desacetilada por ceramidasas para producir esfingosina
que, a su vez, es fosforilada por la esfingosina quinasa a
esfingosina-1-fosfato (E1P).
(1). La ruta de
novo en el retículo endoplásmico (RE) comienza con la condensación de palmitoil
coenzima A (CoA) y L-serina. Estearato o miristato y alanina o glicina también
pueden ser usados. En condiciones normales, la reacción genera
3-cetoesfinganina, la cual por acción de la 3-cetoesfinganina reductasa es
convertida en esfinganina que es acetilada a dihidroceramida por la ceramida
sintetasa (CerS1-6). La dihidroceramida es oxidada por la desaturasa, lo cual
resulta en la formación de ceramida. (2) En la ruta salvaje, la ceramida es
desacetilada por ceramidasas para producir esfingosina, la cual es fosforilada
por la esfingosina quinasa a esfingosina-1-fosfato (E1P). La E1P es
transformada por la E1P liasa en aldehidos y etanolamina fosfato, sustratos de
las reacciones enzimáticas para obtener acil coA. (3) La ruta esfingomielina
del aparto de Golgi. A través de la
esfingomielina sintetasa se forma esfingomielina (SM) a partir de ceramida. La
SM es transportada a la membrana plasmática en donde es transformada en
ceramida por la esfingomielinasa. Las ceramidas, a su vez, pueden ser
desaciladas por la ceramidasa a esfingosina que es fosforilada a S1P.
En músculos esqueléticos, la acumulación de
ceramidas está relacionada con resistencia a la insulina y diabetes. El elevado
contenido de ceramidas altera la ruta de la insulina principalmente a nivel de
la proteína quinasa B (Akt) a través de la activación de la proteína fosfatasa
A2 (PPA2), lo cual resulta en alteración de la translocación a la membrana
plasmática del transportador de glucosa tipo 4 (GLUT4) con la consiguiente
deficiente captación de glucosa en el músculo esquelético. Los datos demuestran
que la disminución de la concentración de
ceramidas en músculos esqueléticos elimina el efecto perjudicial y
mejora la tolerancia a la glucosa. Más aún, está demostrado que la sobre
expresión del transportador de ceramida (CERT) del RE al aparato de Golgi,
disminuye la acumulación de ceramidas en los músculos mejorando la señal
insulina.
El contenido de ceramidas en la obesidad es
diferente para cada tipo de tejido adiposo. El TAV muestra una fuerte
correlación positiva con enfermedades metabólicas y complicaciones
cardiovasculares. Los estudios indican que el TAV muestra una mayor capacidad
de cambiar el metabolismo tisular que el TAS. La proximidad de órganos internos
permite al TAV modular fácilmente su metabolismo. Los datos indican niveles
elevados de C14-Cer, C16-Cer y C18:1-Cer en obesos no diabéticos en comparación
con no diabéticos delgados. La acumulación de ceramidas en el TAV también se observa en el síndrome metabólico.
La capacidad de los adipocitos del TAV para acumular ceramidas puede causar una
débil respuesta a la insulina, lipogénesis reducida y menos gotas de lípidos
que el TAS. La obesidad visceral se correlaciona positivamente con el nivel de
glucosa, resistencia a la insulina y concentración de colesterol.
En algunos estudios, el contenido total de ceramidas en el TAS es
elevado en pacientes delgados en comparación con pacientes obesos y obesos con
síndrome metabólico. Sin embargo, otros estudios reportan disminución del nivel
total de ceramidas en pacientes delgados sanos en comparación con pacientes
obesos. La ambigüedad de los resultados puede deberse a la diferencia en la
localización de los tejidos examinados. Los investigadores sugieren que la
excesiva ingesta de alimentos provoca hiperplasia en el TAS de la parte
inferior e hipertrofia en el TAS de la parte superior del cuerpo.
La acumulación de ceramidas en el tejido
adiposo afecta negativamente el efecto inhibidor de la insulina sobre la
actividad de la lipasa sensible a
hormona (LSH). En condiciones fisiológicas, la LSH estimula la lipólisis, pero
la insulina liberada postprandialmente tiene un efecto inhibidor sobre la LSH.
En la obesidad acompañada con resistencia a la insulina, las ceramidas
acumuladas influyen sobre la insulina causando disminución de la inhibición de
LSH, resultando en incremento de la concentración de AGL en el plasma. En el
TAB aislados de ratones y humanos obesos, la CerS6 aumenta significativamente.
La investigación sugiere que C16:0, un producto de CerS6, es un factor
importante en el desarrollo de la obesidad y las complicaciones relacionadas.
Las investigaciones
demuestran que en los tejidos sensibles a insulina es posible inhibir la
síntesis de novo de ceramidas usando miriocina que bloquea la actividad STP. En
ratones con resistencia a la insulina inducida por dieta rica en grasas, el
tratamiento con miriocina produce disminución de la concentración de ceramida y
diacilglicerol (DAG) en TAV y TAS. Más aún, se observó una fuerte correlación
entre el contenido total de ceramidas en el tejido adiposo y la secreción de
adiponectina (negativa) y niveles de TNFα (positiva).
La lipotoxicidad es causada por la excesiva
ingesta de nutrientes y el incremento en los niveles de lípidos en la
circulación sanguínea. Este proceso provoca oxidación defectuosa de lípidos,
incremento en la formación de ceramidas
y acumulación de lípidos bioactivos en órganos y tejidos. La lipotoxicidad
tiene un significativo impacto sobre las células β pancreáticas alterando la
secreción de insulina estimulada por glucosa. Lo más significativo es que las
ceramidas contribuyen a la apoptosis de células β liberando citocromo c de las
mitocondrias y activando la cascada de apoptosis en el proceso de
lipotoxicidad. Está demostrado que el palmitato bloquea la expresión del gen
insulina en islotes pancreáticos de rata. El proceso es acompañado por la
producción de novo de ceramidas. Sin embargo, la fumonisina B1, inhibidor de la
ceramida sintetasa, puede detener el efecto perjudicial del ácido palmítico y
las ceramidas. La inhibición de la síntesis
de ceramidas previene el efecto perjudicial del palmitato sobre la
expresión del gen insulina.
El exceso de ácido palmítico presente en la
obesidad predispone a la redistribución de SphK2 del núcleo al citoplasma. Esta
señal es responsable de la lipotocidad
en las células β pancreáticas. La lipotoxicidad también altera el
funcionamiento del hígado, los riñones y los músculos, incluyendo
cardiomiocitos. Los altos niveles de ácidos grasos saturados resultan en la
producción de superóxido en la membrana mitocondrial y especies reactivas de
oxigeno (ROS), causando estrés oxidativo con una reducida respuesta
antioxidante. La lipotoxicidad provoca estrés de RE, el cual juega un rol
esencial en la resistencia a la insulina y la muerte celular. Por otra parte.
El estrés oxidativo en el hipotálamo modula la respuesta simpática del TAM,
provocando reducción de la termogénesis y la ganancia de peso. La lipotoxicidad
es un proceso destructivo que puede contribuir al desarrollo de desórdenes
metabólicos.
La adiponectina controla el metabolismo de
lípidos y la homeostasis de la glucosa incrementando el consumo de glucosa en
los músculos esqueléticos. La adiponectina trabaja con dos receptores, AdipoR1
y AdipoR2. Adipo1/2 tiene actividad ceramidasa y se une e hidroliza la ceramida
a AGL y esfingosina, sustratos en la producción de E1P. Como resultado,
disminuye el nivel de ceramidas mientras la utilización de glucosa y la
sensibilidad a la insulina mejoran. Los datos confirman que esta unión provoca
oxidación de lípidos, biogénesis mitocondrial y modificaciones anti-apoptosis.
La carencia de estos receptores puede ser la razón para disfunciones
metabólicas. El incremento en las concentraciones circulantes de adiponectina
se correlaciona negativamente con los niveles de ceramidas. Los estudios en
ratones indican que el aumento de la secreción
de adiponectina reduce la acumulación
de ceramidas en los tejidos y previene la lipotoxicidad.
Las ceramidas son la fuente primaria de la
síntesis de novo de E1P a través de un
proceso de desacilación de la esfingosina. La desacilación es catalizada por
dos isoenzimas, Sphk1 (localizada en el citoplasma) y SphK2 (localizada en núcleo, mitocondrias y
RE), ampliamente expresadas en tejidos humanos. La E1P es un lípido bioactivo que toma parte en
numerosos procesos celulares como angiogénesis, crecimiento celular, apoptosis
e inflamación a través de la unión a receptores E1P1-5. La E1P tiene
propiedades anti-apoptosis, aumenta la sensibilidad a la insulina y reduce la
respuesta inmune. Los estudios en ratones alimentados con dieta rica en grasas
demuestran una influencia positiva de análogos de S1P sobre la señal insulina y
reducción de la acumulación de leucocitos en el tejido adiposo. Sin embargo, en
pacientes obesos diabéticos se observa un incremento en el nivel de E1P en el
TAS y un efecto negativo sobre la señal insulina. La diferencia puede depender
de una afinidad no específica de E1P con el receptor E1P. En estudios in vitro,
la S1P interactúa con CerS2, la cual es similar al receptor S1P, causando
inhibición de CerS2. Esto podría explicar el efecto antagónico de S1P sobre las
ceramidas.
Otro punto crítico es el tejido de acción, el tipo de isoenzima SphK y
su expresión. En los músculos esqueléticos, la E1P provoca la activación de la
Akt, responsable de mejorar la respuesta a la insulina a través del incremento
en la captación de glucosa y la síntesis de glucógeno. Poe el contrario, en
tejido adiposo, la E1P inhibe la activación de Akt después de la estimulación
por la insulina. En ambos tejidos se observa un incremento en la expreion de
SphK1. El efecto de Sphk1 y SphK2 sobre la actividad de las células β
pancreáticas es antagónico. Los ácidos grasos saturados estimulan el eje
SphK1/E1P inhibiendo la apoptosis de células β inducida por lipotoxicidad. Por
el contrario, en condiciones de lipotoxicidad, la SphK2 pasa al citoplasma,
promueve la apoptosis de células β y altera la homeostasis de la glucosa. La
exposición a altos niveles de glucosa resulta en un incremento en la producción
de E1P y elevada síntesis y secreción de insulina que disminuyen el nivel de
glucosa en plasma.
Otra controversia es la influencia de E1P sobre
el proceso de inflamación. En la obesidad, está presente un estado de
inflamación crónico. El tejido adiposo,
como órgano endocrino, secreta adipoquinas y quimioquinas como citoquinas
pro-inflamatorias. La dieta rica en grasas resulta en una acumulación de DAG y
ceramidas en el tejido adiposo y, simultáneamente, provoca un incremento en la
expresión de SphK1y la conversión de ceramida en E1P. La E1P promueve la
expresión y secreción de citoquinas pro-inflamatorias (TNFα, IL-6) en el tejido
adiposo. Por el contrario, la E1P endógena tiene un impacto protector contra la
apoptosis inducida por citoquinas en islotes pancreáticos de rata. La
diferencia en la acción de la E1P está determinada por la proteína con la cual
es combinada la E1P. En la circulación sanguínea, la E1P es transportada por
albúmina (35%) o apolipoproteína M (ApoM) combinada con HDL colesterol (65%).
La albúmina es una proteína que se une a muchos compuestos hidrofóbicos en la
circulación sanguínea mientras la ApoM/HDL
es específica y probablemente es crítica en la respuesta biológica. El complejo
E1P/ApoM/HDL revela un efecto antiinflamatorio en células endoteliales y ayuda
a mantener la integridad vascular, lo cual es una ayuda en el tratamiento de la
enfermedad vascular.
En conclusión, la obesidad se caracteriza
por la excesiva acumulación de lípidos en el TAS y el TAV. Esto provoca alteración de la
liberación de adipoquinas y citoquinas. Los cambios en el metabolismo del
tejido adiposo resultan en inflamación crónica, disfunción de los islotes
pancreáticos y resistencia a la insulina periférica. El exceso de lípidos es
depositado en tejidos no adiposo periféricos, lo cual altera el metabolismo
celular y causa un efecto perjudicial conocido como lipotoxicidad. Los ácidos grasos
son metabolizados en lípidos bioactivos como las ceramidas, a partir de las
cuales son formados los esfingolípidos. Las ceramidas y la E1P están
involucradas en la señalización intracelular, la proliferación celular, la
migración y la apoptosis. Los estudios demuestran que los lípidos bioactivos
tienen un rol crucial en la regulación de la ruta de señalización de la insulina, la homeostasis de la glucosa
y la muerte de células β pancreáticas.
Fuente: Juchnicka
I et al (2021). Ceramides and sphingosino-1-phosphate in obesity. Frontiers en
Endocrinology 12: Article 635995.
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