Piroptosis en osteoblastos
La osteoporosis en
una enfermedad del metabolismo óseo con características de deterioro del tejido
óseo y disminución de la densidad ósea. El riesgo de fractura incrementa
considerablemente porque aumenta la fragilidad ósea, especialmente en cadera,
vertebras y antebrazo distal. El hueso es un tejido activo que continuamente es
resorbido y formado en un proceso conocido como remodelado óseo, el cual es
llevado a cabo por dos tipos principales de células: osteoclastos y
osteoblastos. La osteoporosis se desarrolla cuando la tasa de resorción ósea
excede a la de formación de hueso, y es causada por envejecimiento natural o
por condiciones patológicas. Tales condiciones incluyen baja ingesta de calcio,
deficiencia de estrógenos en mujeres postmenopáusicas, enfermedades autoinmunes
como artritis reumatoidea y reacciones adversas de algunas drogas.
En el proceso de osteoporosis está
involucrado un gran número de factores inflamatorios y rutas de señalización
inflamatoria, lo cual indica que hay mecanismos entre la ocurrencia de inflamación
y la osteoporosis que aún no han sido explorados. La piroptosis, una clase de muerte
celular programada, se correlaciona altamente con la inflamación. Comparada con
la apoptosis, la piroptosis media el desarrollo de muchas enfermedades
inflamatorias. Los estudios demuestran que los fenotipos celulares de
piroptosis son manifiestos en la osteoporosis, aunque la conexión entre
osteoporosis y piroptosis no ha sido definitivamente reportada hasta ahora.
La piroptosis fue descrita por primera vez
en 1992 por Zychlinsky y sus colaboradores y es definida por el Nomenclature
Committee on Cell Death (NCCD) como una muerte programada mediada por gasdermin,
la cual causa hinchazón de la célula hasta que se rompe la membrana celular,
causando la liberación del contenido celular y activando una fuerte respuesta
inflamatoria. La piroptosis puede ser iniciada por la caspasa-1 o la
caspasa-11, la caspasa-1 puede ser
activada por una variedad de inflamasomas, los cuales son complejos de señalización multi-proteínas. Una vez
activados, los inflamasomas se ensamblan para formar un complejo macromolecular
intracelular y convertir al precursor de la caspasa-1 en su forma activa. La
caspasa-1 divide a la gasdermin-D en un dominio GSDMD-C terminal hidrofílico y
un dominio GSDMD-N terminal lipofílico. El dominio N-terminal es anclado en la
membrana celular y polimeriza compuestos oligómeros de 10-20 nm de diámetro, los
cuales alteran la barrera de permeabilidad regular de la membrana plasmática a
través un gradiente de concentración de
sodio y potasio, provocando un cambio de presión osmótica. Cuando el número de
poros excede la capacidad compensadora de la célula, el agua fluye vía
gradiente osmótico y la célula se hincha, se rompe y muere. Más aún, durante
este proceso, los precursores de IL-1β e IL-18 también son atacados en su forma
madura por la caspasa-1 y liberados a través de los poros de gasdermin D o más
tarde durante la ruptura de la membrana. Po otra parte, células inmunes
adicionales pueden ser reclutadas durante este proceso para disparar una respuesta inflamatoria, la cual
a su vez induce la piroptosis.
La caspasa-11 también puede mediar la
piroptosis vía una ruta no canónica, puede reconocer y unirse directamente con
lipopolisacáridos (LPS) citoplasmáticos con la intervención de IFN-γ para
iniciar la piroptosis. La caspasa-11 también actúa sobre la gasdermin D
independientemente y produce un fragmento N-terminal que se oligomeriza y
combina con la membrana celular para formar poros piroptóticos. La caspasa-11,
a diferencia de la caspasa-1, es incapaz
de actuar directamente sobre los precursores de IL-1β e IL-18 aunque es un
efector esencial de la activación no canónica de la caspasa-1 y la secreción de
la forma madura IL-1β e IL-18.
La piroptosis es una reacción inflamatoria
clásica que induce la activación de linfocitos T y macrófagos. La excesiva
piroptosis puede provocar altos niveles de muerte celular, lesión tisular e
insuficiencia de los órganos, y causar inflamación autoinmune o shock séptico
resultando en daño irreversible en el cuerpo. Numerosas investigaciones indican
que la piroptosis está conectada con otras enfermedades que atacan casi todos
los órganos o tejidos del cuerpo. Por ejemplo, la piroptosis está estrechamente
relacionada con varias infecciones bacterianas, virales y por hongos. La
piroptosis es de gran importancia en la patogénesis de muchas enfermedades
cardiovasculares, como la ateroesclerosis con la activación del NLRP3. Más aún,
algunos estudios reportan altos niveles de NLRP1 cerebral, in vitro e in vivo,
en la enfermedad de Alzheimer, indicando el importante rol de la ruta NLRP1/caspasa-1
en la progresión de esta enfermedad. Adicionalmente, la evidencia sugiere que
la piroptosis interviene en el desarrollo de la mayor parte de enfermedades
metabólicas y enfermedades inflamatorias
espontáneas. La piroptosis participa en la patogénesis de la osteoporosis
principalmente activando al NLRP3 y secretando la forma madura de IL-1β e
IL-18. Por tanto, IL-1β e IL-18 son nodos importantes de la piroptosis mientras
el NLRP3 es un efector clave de la piroptosis.
La activación de células T y macrófagos por
la piroptosis puede inducir la liberación de citoquinas, incluyendo IL-1β,
IL-18, interferón-γ (IFN-γ). TNF-α, etc. Más aún, la IL-1β es secretada fuera
de la célula durante la piroptosis. Por tanto, durante la piroptosis, ocurre
una considerable elevación de IL-1β que regula al alza la formación de
osteoclastos de varias maneras. Por ejemplo, en ratones, la Il-1β puede estimular
la formación de hueso y la reabsorción ósea sistemáticamente y tiene un efecto
de larga duración sobre el remodelado óseo. Por otra parte, la IL-1β induce la
expresión de RANKL en stem cells mesenquimales (MSC) y afecta directamente a
los osteoclastos aumentando la expresión de RANK. Más aún, un estudio reciente
demuestra que la sobre expresión del gen IL-1α puede causar osteopenia en
ratones hIL-1α Tg.
Hay 11 miembros en la familia de citoquinas IL-1
y la IL-1β es el principal blanco terapéutico para una variedad de condiciones
inflamatorias. La IL-1β se une a su receptor e inicia la transducción de la
señal IL-1, la cual incluye la cascada de la proteína quinasa activada por
mitogeno (AMPK) y la ruta NF-κB. Estas rutas de señalización causan la
activación de algunos factores de transcripción como la c-Jun N-terminal
quinasa (JNK), Ap-1, NF-κB y p38 AMPK. La IL-1 estimula la osteoclastogénesis
indirectamente a través de la regulación al alza de la producción de RANKL a
partir de células T. La unión de la IL-1β a su receptor en linfocitos T,
linfocitos B y macrófagos promueve la producción de RANKL, el cual se combina
con el RANK de las células precursoras de osteoclastos y contribuye a la
diferenciación y activación de osteoclastos. La IL-1 endógena aumenta el RANKL
de células de médula ósea y este efecto es mediado por mecanismos asociados con
el aumento de actividad de JNK. Más aún, la IL-1β puede activar osteoclastos
incrementando la producción de factor estimulante de colonias de macrófagos
(M-CSF) y también inhibe la apoptosis de osteoclastos. La IL-1 también tiene un
impacto sobre los osteoblastos. La IL-1α inhibe la diferenciación de
osteoblastos a través de las rutas JNK y p38 MAPK. Los osteoblastos pierden sus
capacidades en un ambiente inflamatorio.
La IL-1 es también un mediador crucial de la
osteogénesis mediada por TNF, El TNF y la IL-1 están involucrados inicialmente
en diferentes rutas de señalización, las cuales se fusionan con la activación
de NF-κB y la estimulación del sistema MAPK. La IL-1 puede ser un mediador
indispensable de la formación de osteoclastos inducida por TNF. Por tanto, el efecto de las dos citoquinas
proporciona una señal efectiva para la osteoclastogénesis, inhibir la función
osteoblástica y regular el curso de la vida de las células esqueléticas. La
prolongación del tiempo de vida de los osteoclastos puede representar una
contribución crucial hacia la aceleración de la resorción ósea. La IL-1 regula
el efecto osteoclastogénico del TNF-α estimulando directamente la
diferenciación de los precursores de osteoclastos y aumentando la expresión de
RANKL en las células del estroma.
Las células dendríticas (CD) son reconocidas
células presentadoras de antígenos capaces de activar eficientemente a los
linfocitos T y también son capaces de diferenciarse en osteoclastos in vitro en
un estadio temprano de desarrollo. Las CD inmaduras pueden ser inducidas en
osteoclastos con la asistencia de M-CSF y RANKL. Las CD contribuyen
indirectamente con la osteoclastogénesis y su principal capacidad es activar
células T, las cuales pueden producir RANKL y estimular la diferenciación de
osteoclastos. La formación de osteoclastos derivada de CD es más rápida y más
eficiente en términos de tasa de fusión que la clásica ruta de formación de
osteoclastos derivada de monocitos. IL-1β y TNF-α pueden incrementar la
resorción ósea y la fusión de CD en osteoclastos cuando M-CSF y RANKL están
presentes con mayor eficiencia que cuando solo están presentes la IL-1βy el
TNF-α. La IL-1β puede inducir la transdiferenciación de CD en osteoclastos.
La IL-18 también es secretada fuera de la
célula vía caspasa-1. Después de combinarse con su receptor, la IL-18 exhibe
rutas de señalización con receptores IL-1 y receptores similares a toll (TLR) y
activa muchos factores de transcripción, como NF-κB, AP-1 y MAPK. La IL-18
también puede estimular la producción de INF-γ, GM-CSF y TNF-α. La IL-18 puede
facilitar la diferenciación de osteoclastos a través de varias rutas,
incluyendo la producción de INF-γ por células “killer” naturales y actuando
sobre células T. In vivo, el IFN-γ tiene efectos pro-osteoclastogénesis
indirectos y efectos anti-osteoclastogénesis directos, y el balance neto de las
dos fuerzas opuestas se inclina hacia la resorción ósea en condiciones
inflamatorias. Por tanto, la IL-18 promueve la osteoclastogénesis a través del
incremento de la producción de IFN-γ en la condición inflamatoria causada por
la piroptosis. La IL-18 también puede regular al alza la producción de IL-17, la
cual puede inducir directamente la diferenciación de monocitos humanos en
osteoclastos en presencia de TNF-α y RANKL. La IL-17, como la IL-1β, puede
inducir la transdiferenciación de CD en osteoclastos.
Hay dos señales requeridas para la
activación del inflamasoma NLRP3: la ruta dependiente de NF-κB y agonistas que
inducen la oligomerización. La ruta dependiente de NF-κB es de gran significado
en la diferenciación de osteoclastos. Por tanto, la excesiva activación de
inflamasomas podría jugar un rol en la ocurrencia y desarrollo de enfermedades
inflamatorias/autoinmunes. Las especies reactivas de oxígeno (ROS) son
producidas por algunos activadores de inflamasomas NLRP3 y son disparadoras
claves de la formación y activación de inflamasomas NLRP3. Las ROS también son
moléculas efectoras en procesos patológicos. Cuando los inflamasomas NLRP3 son
activados, la respuesta inflamatoria local ocurre con producción de ROS y
citoquinas. Si las ROS derivadas de la activación de NLRP3 son generadas
significativamente ocurre estrés oxidativo intracelular y extracelular, lo cual
contribuye a procesos fisiopatológicos y enfermedades. Por ejemplo, estudios
recientes indican que las ROS son componentes importantes en la patogénesis de
la osteoporosis a través de la regulación al alza de la diferenciación de
osteoclastos y la facilitación de la resorción ósea. La excesiva resorción ósea
debida a la sobre activación de
osteoclastos por las ROS, eventualmente resulta en osteoporosis.
El NLRP3 juega un rol clave en la osteoporosis
inducida por inflamación porque afecta a los osteoblastos y, por tanto, inhibe
la osteogénesis. Los osteoblastos expresan NLRP3, el cual media la muerte
celular inducida por bacterias y participa en la pérdida de hueso durante la
inflamación. El NLRP3 es considerado esencial en muchas infecciones
bacterianas. Cuando aumentan los inflamasomas NLRP3, se activa la ruta
caspasa-1 y los niveles de expresión de IL-1 e Il-18 son regulados al alza,
resultando en la muerte de osteoblastos. Aunque no está explícitamente
establecido, este hallazgo es evidencia de la piroptosis en los osteoblastos.
La viabilidad de los osteoblastos aumenta significativamente cuando el NLRP3 es
inhibido o inactivado.
En conclusión, bajo condiciones
inflamatorias, una serie de moléculas activan la caspasa-1 que separa de la
gasdermin D un fragmento N–terminal con la participación de la caspasa-11. Los
fragmentos N-terminal son anclados en la membrana celular y provocan hinchazón
de la célula y muerte celular vía formación de poros piroptóticos. Los
precursores de IL-1 e IL-18 son procesados por la caspasa-1 durante la
piroptosis y secretados en el medio extracelular con restos celulares, lo cual
agrava la condición inflamatoria. IL-1β e IL-18 pueden directa o indirectamente
facilitar la diferenciación de stem cells hematopoyéticas y preosteoclastos en
osteoclastos maduros, lo cual provoca la excesiva formación de osteoclastos. La
formación de osteoclastos excede a la de osteoblastos provocando un incremento
de la resorción ósea y un desbalance en el remodelo óseo, lo cual resulta en
osteoporosis. Más aún, la estimulación de la osteoclastogénesis por la
piroptosis puede ser más obvia en la osteoporosis relacionada con la edad
debido a la acción dual de las ROS como factor disparador y efector de
inflamasomas NLRP3. Por tanto, varios estudios sugieren que la piroptosis es la
principal patogénesis de la osteoporosis. Cuando el cuerpo es expuesto a
estímulos externos, como infección bacteriana, deficiencia de estrógenos o
envejecimiento, son activadas muchas rutas inflamatorias, aumenta la secreción
de IL-1β e IL-18 y los inflamasomas NLRP3 amplifican esta señal. La piroptosis
ocurre en osteoblastos, lo cual activa los osteoclastos y provoca la agravación
de la pérdida de hueso.
Fuente: Tao Z et
al (2021). Pyroptosis in osteoblasts: a novel hypothesis underlying the
pathogenesis of osteoporosis. Frontiers in Endocrinology 11: 548812.
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