Impacto metabólico de los ácidos biliares en el
embarazo
Los ácidos
biliares (AB) son un grupo de esteroides derivados del colesterol con una
cadena lateral alifática que son sintetizados en el hígado y exportados en la
bilis. Antes de la secreción, los ácidos biliares son conjugados con glicina o
taurina incrementando su solubilidad y reduciendo la citotoxicidad. Las
funciones primarias de los AB son solubilizar lípidos formando micelas para
ayudar a la emulsificación y facilitar la absorción de grasa por el intestino.
Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que los AB también tienen
funciones hormonales y metabólicas, particularmente en la regulación de la
glucosa y los lípidos. La ruta de señalización de los AB ocurre a través de los
receptores farnesoide X (FXR) y Takeda receptor acoplado a proteína G 5 (TGR5)
en numerosos tipos de células del cuerpo para propagar procesos metabólicos.
El embarazo está asociado con numerosas
adaptaciones metabólicas para facilitar el crecimiento fetal. Hay un gradual
incremento en AB en suero a medida que el embarazo progresa, aunque para la
mayoría de mujeres se mantienen en el rango normal. Sin embargo, para un
pequeño número de mujeres, los AB en suero aumentan por arriba de este nivel,
provocando colestasis intrahepática de la gestación (CIG), la cual está
asociada con un incremento en el riesgo
de situaciones adversas del embarazo, incluyendo parto prematuro. Las mujeres
con CIG también tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes gestacional
(DMG), la cual se caracteriza por elevados niveles de glucosa plasmática y
resistencia a la insulina. Las mujeres con CIG tienen concentraciones elevadas
de triglicéridos y LDL colesterol en suero, similar a la DMG, y se piensa que
los AB y sus receptores pueden jugar un rol en el desarrollo de la alteración
de la tolerancia a la glucosa en el embarazo.
Los componentes de la bilis, incluyendo los
AB, son sintetizados en el hígado, exportados en los conductos biliares y
almacenados en la vesícula biliar hasta la ingesta de una comida. Las altas concentraciones
de AB son tóxicas y, por tanto, su producción y excreción son finamente
reguladas. Hay dos rutas principales para la síntesis de AB: la ruta clásica y
la ruta alterna. En humanos, la ruta clásica de síntesis de AB resulta en la
conversión de colesterol en los AB primarios, ácido cólico (AC) y ácido
quenodeoxicólico (AQDC) y representa aproximadamente 90% de la síntesis de AB.
Esta ruta específica del hígado involucra al menos 17 etapas separadas y la
actividad de la enzima limitante colesterol 7α-hidroxilasa (CYP7A1) determina
el tamaño del pool de AB, mientras la
esterol 12α-hidroxilasa (CYP8A1) incrementa la síntesis de AC y la relación
AC:AQDC. La ruta alterna de síntesis de AB comienza con la hidroxilación del
colesterol por la esterol 27-hidroxilasa (CYP27A1) en sitios extra-hepáticos
para formar 27-hidroxicolesterol, el cual es tomado por el hígado y convertido
en su mayor parte en AQDC. Las sales biliares son formadas por la conjugación
de AB con taurina o glicina en una
relación 1:3 aproximadamente y transportados en los canalículos biliares a
través de la bomba exportadora de sales biliares (BESP; ABCB11). Otros
transportadores que residen en la membrana que pueden influir en los
componentes biliares incluyen a la proteína de resistencia multidroga (MDR3; ABCB4),
que transporta fosfatidilcolina (FC) de la membrana canalicular interna a la
externa, y los transportadores G5/G8 heterodímeros que unen ATP (ABCG5/8), los
cuales transportan colesterol en los canalículos biliares. De aquí la bilis es
transportada a la vesícula biliar para su almacenamiento.
La ingesta de alimentos estimula la
liberación de bilis por la vesícula biliar para facilitar la digestión y
absorción de lípidos y vitaminas solubles en lípidos. La microbiota intestinal
en el ileum y el colon desconjuga los AB primarios y los modifica a través de
7-hidroxilación para producir AB secundarios; el ácido litocólico (ALC) es
formado a partir del AQDC mientras el ácido deoxicólico (ADC) deriva del AC. La
microbiota intestinal también puede modificar los AB por 7α/β epimerización
para hacer ácido ursodeoxicólico (AUDC) y, más raramente, por 3α/β
epimerización. 5α/β epimerización u oxidación para producir iso-, alo-, u oxo-
ácidos biliares, respectivamente. El pool de AB en el ileum terminal comprende
aproximadamente 30% AC, 40% AQDC, 20-30% ADC y menos de 5% ALC, aunque estos
porcentajes varían entre los individuos y son influenciados por factores como
la disponibilidad de nutrientes y la composición de la microbiota intestinal.
Aproximadamente 95% de las sales biliares son reabsorbidas a través del
transportador de ácidos biliares dependiente de sodio (ASBT) en ileum distal y
colon, o a través de absorción pasiva de los AB desconjugados o conjugados
protonados no cargados a lo largo del intestino. El restante 5% es excretado en
las heces, y esta pérdida es compensada por la síntesis de novo de AB de
aproximadamente 500 mg/día. Los AB reabsorbidos son exportados de los
enterocitos del ileum en la circulación
enterohepática por el transportador de solutos orgánicos α/β (OSTα/β) en la
membrana basolateral de las células. Los AB son transportados vía vena porta a
través del polipéptido cotransportador de sodio-taurocolato (NTCP) y los
polipéptidos transportadores de aniones orgánicos (OATP) a los hepatocitos
donde son reconjugados y exportados en el conducto biliar.
La síntesis diaria de AB regula la
concentración plasmática de colesterol, asegurando que no alcance niveles muy
altos. El catabolismo del colesterol en AB es regulado por la expresión de CYP7A1,
la alta expresión de CYP7A1 provoca depleción de colesterol hepático e
incrementa la expresión del receptor LDL hepático para reemplazar la pérdida de
colesterol por colesterol circulante. El pool y la composición de AB son
diferentes en los estados diabéticos y hay evidencia que el pool podría
aumentar en la diabetes tipo 2. Estos cambios podrían incrementar la
resistencia a la insulina, afectar el metabolismo de la glucosa y favorecer el
progreso de la diabetes. La activación de FXR y TGR5 por los AB está bien
documentada y ambos receptores tienen roles en el metabolismo de AB, glucosa y
lípidos.
El FXR es un receptor nuclear expresado
principalmente en hígado, intestino y riñones, y es esencial para regular el
metabolismo y la síntesis de AB. El AQDC es el ligando más potente del FXR
(AQDC>ALC>ADC>AC). La activación del FXR hepático promueve la
transcripción de la pequeña proteína heterodímera (SHP), la cual reprime la
transcripción de CYP7A1 y, por tanto, reduce la síntesis de AB. El FXR también
regula al alza la expresión de MD3 y BSEP, promoviendo la salida de AB para
prevenir sobre carga de AB en los hepatocitos. La activación del FXR
intestinal, vía flujo transintestinal de AB, induce la expresión de factor de
crecimiento de fibroblastos 19 (FGF19; FGF15 en ratones), el cual es secretado
por las células epiteliales del intestino. El FGF19 es transportado en la vena
porta y se une en el hepatocito al receptor de FGF 4 (FGFR4)/β-kloto para
causar represión de la transcripción de CYP7A1, regulando a la baja la síntesis
de AB.
La activación del FXR, a través de la
regulación transcripcional, también estimula la β-oxidación de ácidos grasos y
disminuye los niveles de lípidos en el suero y el hígado. La activación del FXR
hepático con agonistas en ratones o ratas diabéticas/obesas alimentadas con una
dieta rica en grasas reduce los triglicéridos y lípidos en suero e hígado. La
expresión hepática de genes involucrados en la síntesis de ácidos grasos, la
lipogénesis y la gluconeogénesis también es reducida. Esto demuestra la
importancia del FXR en el metabolismo de lípidos y que los agonistas FXR tiene
el potencial para mejorar anormalidades metabólicas.
Los estudios también demuestran que la
activación de FXR tiene un efecto beneficioso sobre el metabolismo de la
glucosa, el tratamiento con agonistas FXR o la sobre expresión de FXR disminuye
los niveles sanguíneos de glucosa en ratones diabéticos. Los agonistas FXR
mejoran la glicemia y reducen la ganancia de peso inducida por dieta en ratones
y también reprimen la expresión de geens involucrados en la gluconeogénesis. Sin
embargo, otros estudios demuestran efectos beneficiosos de la inhibición de FXR. Los ratones con FXR KO específico de
intestino mejoran la tolerancia oral a la glucosa y disminuyen el peso
corporal. Estas contradicciones podrían ser explicadas por los efectos
diferenciales de la activación de FXR en el hígado y el intestino. La expresión
de FXR también se encuentra en tejidos periféricos como tejido adiposo, islotes
de Langerhans y glándulas adrenales y podría contribuir al metabolismo de
glucosa y lípidos vía acciones en estos tejidos. Los experimentos in vitro e in
vivo con islotes de animales demuestran que la activación del FXR por los AB estimula
la secreción de insulina. En adipocitos, el FXR parece jugar un rol en la
diferenciación y la promoción de la adipogénesis.
Los AB también se unen y activan el TGR5, un
receptor de la superficie celular acoplado a proteína G ampliamente expresado en
humanos y animales. El ligando de TGR5 más potente es el ALC
(ALC>ADC>AQDC>AC). Cuando es activado, el TGR5 estimula a la adenil
ciclasa para incrementar las concentraciones de cAMP, activar la proteína
quinasa A (PKA) y ejercer efectos citoplasmáticos incluyendo movilización de
calcio y activación de cascadas de señalización celular como NF-κB, quinasas
reguladas por señal extracelular (ERK) y Akt/proteína quinasa B. A menudo, las
rutas de señalización del TGR5 son influenciadas por las condiciones celulares
y el tipo de célula. En las células enteroendocrinas L, causa la secreción de
péptido similar a glucagón (GLP-1) en intestino delgado y colon, el cual
promueve la secreción de insulina. La activación de receptores TGR5 en los
islotes pancreáticos causa liberación de insulina y mejora la sensibilidad la
sensibilidad a la insulina y el control glucémico.
La activación del TGR5 también juega un rol
en el metabolismo de lípidos y el gasto de energía. Los tejidos adiposos blanco
y marrón (BAT y TAM, respectivamente) son los dos mayores tejidos adiposos del
cuerpo. El TAB está adaptado para almacenar ácidos grasos derivados de la dieta
en la forma de triglicéridos y liberarlos posteriormente bajo condiciones de balance energético
negativo en el cuerpo. El TAB también contribuye a la respuesta inflamatoria
que ocurre en la obesidad. Por el contrario, el TAM es un órgano altamente
vascularizado, rico en mitocondrias que contiene proteína desacopladora-1
(UCP-1), la cual genera calor vía desacoplamiento del gradiente de protones
mitocondrial. Los agonistas TGR5 causan remodelación de los adipocitos blancos
para generar un fenotipo similar a los adipocitos marrones, incrementando la
β-oxidación y el gasto de energía. La mejoría en el metabolismo de la glucosa y
el consumo de energía son inducidos por la ruta cAMP/PKA en el músculo
esquelético activado por TGR5, promoviendo la diferenciación celular y la
hipertrofia para incrementar la fuerza y función muscular. La expresión de TGR5
también se encuentra en varias células inmunes como monocitos, macrófagos y
células de Kupffer; su activación ejerce actividades anti-inflamatorias, incluyendo inhibición de
la producción de citoquinas pro-inflamatorias y la inducción de la
diferenciación de células inmunes anti-inflamatorias. Muchas enfermedades
metabólicas, incluyendo la diabetes, tienen un componente inflamatorio.
Otros receptores también tienen afinidad
hacia los AB. La función primaria del receptor pregnano X (PXR) es detectar sustancias extrañas y proteger al
cuerpo promoviendo la transcripción de genes involucrados en remover y
metabolizar sustancias tóxicas. El PXR es altamente expresado en hígado e
intestino y el ligando más potente entre los AB es el ALC. Existe fuerte
evidencia que el PXR activado por ligando juega un rol en el metabolismo de
lípidos y glucosa. El receptor de vitamina D (VDR) cuando está unido a la
vitamina D media el metabolismo de calcio, el sistema inmune innato y
adquirido, el metabolismo óseo y la función cardiovascular. El ALC es un
agonista del VDR en el intestino, particularmente en el ileum. Sin embargo, la
relevancia fisiológica de la modulación de la función del VDR por el ALC no
está muy clara. El receptor hepático X (LXR) es un receptor nuclear con dos
isoformas: LXRα, altamente expresado en tejidos con alta actividad metabólica,
incluyendo hígado, intestino y tejido adiposo; y LXRβ es cual es expresado
ubicuamente. La activación del LXR incrementa la transcripción y actividad de
la CYP7A1, aumentando la formación de AB y revirtiendo el transporte de
colesterol. Por tanto, disminuye los niveles plasmáticos de colesterol. Algunos
AB secundarios menores como ácido hiocólico (AHC) y ácido hiodeoxicólico (AHDC)
tienen propiedades de agonista del LXR. Algunos receptores acoplados a proteína
G, además del TGR5, también son activados por AB. Los AB interactúan con
receptores muscarínicos (M1-M5), responsables de los
efectos fisiológicos de la acetilcolina. La modulación alostérica positiva de
receptores M3 mejora la homeostasis de la glucosa y promueve la
liberación de insulina. El receptor esfingosina-1 fosfato subtipo 2 (S1PR2), es
otro receptor acoplado a proteína G para el cual los AB son ligandos. Cuando es
activado, el S1PR2 media numerosas funciones celulares, incluyendo permeabilidad
celular, contracción muscular, migración de neuronas, disminución de los
niveles de glucosa y regulación al alza del metabolismo de lípidos.
Las concentraciones de AB en suero aumentan
en el embarazo en comparación con mujeres adultas no embarazadas, resultando en
una leve hipercolanaemia gestacional. Las concentraciones de AC y AQDC cambian
a medida que avanza la gestación. La composición de la microbiota intestinal
materna puede proporcionar algunas respuestas a estas alteraciones, con algunos
estudios que reportan una gradual
disminución de Bacteroidetes e incremento en Firmicutes a medida que progresa
la gestación, similares a los cambios reportados en la obesidad. En otro
estudio, la gestación avanzada fue asociada con un aumento en la desconjugación
microbiana de AB (secundaria a un incremento en la hidrolasa de sales biliares
codificada por Bacteroidetes), reducción de la captación de AB en el ileum y,
por tanto, disminución de la inducción de FXR en los enterocitos, resultando en
un incremento en la síntesis hepática de AB. De acuerdo con estudios en ratones
hembras embarazadas, la reducción de la actividad FXR reduce la liberación de
FGF15 y la expresión de transportadores de AB en la gestación tardía.
Las hormonas del embarazo también influyen
en la homeostasis de AB. Los estudios en ratones hembras demuestran que la
supresión de FXR está asociada con la regulación a la baja de transportadores
de AB como BSEP, NTCP y OATP, particularmente en etapas tardías del embarazo.
Hormonas como progesterona y estrógenos, cuyas concentraciones aumentan a
medida que avanza la gestación, contribuyen a los cambios en el metabolismo de
AB. Los estrógenos y sus metabolitos inhiben FXR y BSEP e incrementan la
actividad de la CYP7A1 en estudios con animales. Similarmente, BSEP y NTCP son
inhibidos por metabolitos sulfatados de progesterona, los cuales ejercen un
agonismo parcial hacia el FXR que previene la unión de AB y reduce la
activación de FXR. Por tanto, estrógenos, progesterona y sus metabolitos
contribuyen al aumento de AB durante el embarazo normal.
Durante el embarazo también ocurren cambios
metabólicos para acomodar las demandas del feto. Los lípidos en suero,
particularmente triglicéridos y LDL- colesterol aumentan a medida que progresa
el embarazo. La resistencia a la insulina típicamente se observa en el
embarazo, lo cual contribuye a la estimulación de la síntesis de ácidos grasos
y al aumento de la liberación de lípidos en suero. El aumento en la
gluconeogénesis hepática y la alteración de la sensibilidad a la insulina
resultan en un incremento en la concentración de glucosa circulante durante el
tercer trimestre de la gestación. La resistencia a la insulina normalmente es
compensada por un incremento en el tamaño y el número de islotes pancreáticos
y, por tanto, un aumento de la secreción de insulina estimulada por glucosa
(SIEG). Los altos niveles de estrógenos durante el embarazo estimulan la
lipogénesis hepática y reducen el aclaramiento de lipoproteínas ricas en
triglicéridos circulantes. El estradiol actúa sobre las células β pancreáticas
para aumentar la SIEG y también está involucrado en el desarrollo de la
resistencia a la insulina materna y la intolerancia a la glucosa. Uno de los
mecanismos de acción sugeridos es la unión del estradiol directamente a la
insulina y al receptor de insulina para causar resistencia a la insulina. Los
elevados niveles de progesterona también han sido involucrados en la
disminución de la sensibilidad a la insulina. Uno de los mecanismos a través de
los cuales ocurre esto es la inhibición de la translocación del transportador
de glucosa inducido por insulina 4 (GLUT4). La progesterona previene la
translocación de GLUT4 suprimiendo la ruta mediada por fosfoinositido 3 quinasa
(PI3K), inhibiendo la fosforilación de Akt y disminuyendo la fosforilación de
las proteínas de señalización Cb1 inducida por insulina, lo cual causa
reducción de la captación celular de glucosa.
La señal TGR5 es afectada durante el embarazo. Durante el embarazo
normal, la concentración de GLP-1 en suero aumenta a partir del segundo al
tercer trimestre de gestación, lo cual se piensa que es para compensar el
incremento en la glucemia y la resistencia a la insulina. La secreción de GLP-1
es clave para las adaptaciones de las células β pancreáticas. Con los cambios
en la microbiota intestinal que promueven el aumento de la síntesis hepática de
AB y también incrementa la desconjugación y deshidroxilación microbianas de los
AB primarios ALC y AQDC, el receptor TGR5 podría influir en el metabolismo
materno.
La composición y la concentración de AB
pueden diferir en los estados de enfermedad gestacional en comparación con
embarazos no complicados, particularmente en los desórdenes metabólicos como la
CIG y la DMG. La CIG es la enfermedad hepática específica del embarazo más
común. Las mujeres con CIG presentan prurito, niveles elevados de AB en suero,
función hepática anormal, tolerancia a la glucosa alterada y dislipidemia. La
CIG tiene una etiología compleja con factores hormonales y complejos. Los
metabolitos sulfatos de progesterona implicados en la patogénesis de la CIG
están elevados en el tercer trimestre de la gestación. Los estudios genéticos
demuestran variantes patológicas en los
genes involucrados en la síntesis y el transporte de AB (particularmente ABCB4
y ABCB11) en la CIG. El perfil de AB también está alterado en la CIG con un
marcado incremento en AC y, por tanto en la relación AC/AQDC. Este cambio
aumenta la hidrofilicidad del pool de AB debido al grupo hidroxilo extra del AC
y también reduce la activación de FXR pues el AC es un agonista FXR menos
potente. La activación de TGR5 por AB u otros agonistas puede jugar un rol en
el prurito asociado con la CIG.
La DMG se caracteriza por el desarrollo
patológico de resistencia a la insulina e hiperglucemia durante el embarazo.
Aunque las enfermedades pre-existentes como la obesidad contribuyen al
desarrollo de DMG, múltiples factores de riesgo están implicados en su
patogénesis, incluyendo edad, etnicidad, historia familiar de diabetes,
tabaquismo y susceptibilidad genética. La DMG ocurre cuando los islotes
pancreáticos no pueden satisfacer la demanda de insulina y las células β se
vuelven defectuosas, resultando en hiperglucemia. Típicamente, la DMG ocurre en
el tercer trimestre de la gestación cuando la resistencia a la insulina es más
alta y la sensibilidad periférica a la
insulina es más baja. La DMG está asociada con complicaciones a corto y largo
plazo. Las consecuencias a corto plazo incluyen crecimiento fetal acelerado,
macrosomía, hipoglucemia neonatal e ictericia del recién nacido. Las
complicaciones a largo plazo incluyen un mayor riesgo de desarrollar DMT2 en la
madre y la descendencia y un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico,
enfermedades cardiovasculares, renales y hepáticas en la madre. Es posible que
la señal AB influya en el riesgo de DMG y la modulación de la ruta AB puede ser
de beneficio en esta condición. Es posible que los cambios en la actividad de
FXR y TGR5 afecten la susceptibilidad a la DMG, pues ambos receptores juegan un
rol en la regulación de la homeostasis de la glucosa. Es posible que FXR y TGR5
contribuyan a la fisiopatología de la DMG y podrían ser el enlace entre el
aumento del riesgo de desarrollar DMG en mujeres con CIG.
En conclusión, la investigación emergente
revela que los AB y sus receptores contribuyen a la modulación del metabolismo
de lípidos y glucosa y que influyen en la fisiopatología de enfermedades
incluyendo los desórdenes gestacionales CIG y DMG. La gestación causa un
pequeño incremento en la concentración de AB, pero la hipercolanaemia del
embarazo usualmente no es suficiente para causar efectos clínicos relevantes.
Sin embargo, la gestación puede alterar la homeostasis de AB y la elevación de
AB se vuelve patológica. La activación de FXR altera la homeostasis de la
glucosa, pero los resultados de los estudios son conflictivos. La estimulación
de TGR5 en el intestino está asociada con la liberación de GLP-1 que juega un
rol importante en la modulación de enfermedades gestacionales. Mientras la
relación entre CIG y AB está bien establecida, la potencial relación entre AB y
susceptibilidad a la DMG es actualmente menos entendida.
Fuente: Fan HM et
al (2021). Metabolic impact of bile acids in gestation. European Journal of
Endocrinology 184: R69-R83.
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