Adiponectina y homeostasis ósea
Los principales
constituyentes del hueso (primariamente osteoblastos y osteoclastos) responden
rápidamente a señales circulantes, alterando
los niveles globales de formación y resorción de hueso, respectivamente,
impactando la homeostasis ósea. Los efectos de la adiponectina en el hueso han
sido investigados en múltiples condiciones. Sin embargo, estos estudios
reportan resultados variables con poca explicación. Muy pocos estudios han
explorado el efecto de la adiponectina sobre los osteoclastos, por lo que
prácticamente no se conoce su rol en el recambio óseo.
La adiponectina es la adipoquina secretada
por los adipocitos más abundante en la circulación sanguínea (5-15 µg/ml en
suero). La proteína de longitud completa (244 aminoácidos) puede ser degradada
en componentes activos más pequeños, los cuales circulan en su dominio globular
o como complejos referidos por sus diferentes pesos moleculares (MW): trímero
(bajo peso molecular, LMW), hexámero (peso molecular medio, MMW) u oligómero
(alto peso molecular, HMW). A nivel celular, los adipocitos del tejido adiposo
de la médula ósea (TAMO) y el tejido adiposo blanco (TAB) producen todas las
isoformas de la adiponectina. Por ejemplo, niveles similares de expresión del
gen adiponectina se observan en adipocitos aislados de TAB o TAMO de ratón. Los adipocitos de ambos tejidos
pueden contribuir a los niveles locales de adiponectina en el hueso (y la
médula ósea) así como con los niveles circulantes que comúnmente son reportados
en los estudios. Los niveles en el TAMO se correlacionan positivamente con los
niveles de adiponectina total en suero humano. Sin embargo, la contribución
relativa de cada tejido adiposo a los niveles de adiponectina en el hueso no
está claro y puede cambiar con la edad y la enfermedad. Muchos estudios
especulan que debido a su proximidad, el TAMO
actúa como el mayor contribuyente de los niveles locales de adiponectina
en el hueso.
La adiponectina actúa a través de los
receptores 1 y 2 (AdipoR1 y AdipoR2) activando varias rutas de señalización,
incluyendo AMP quinasa (AMPK), PI3K/proteína quinasa B, MAP quinasa (MAPK),
STAT3 (transductor de señalización y activador de transcripción 3) y
ceramidasa. Además de los receptores de adiponectina clásicos, las isoformas de adiponectina HMW y MMW
también pueden interactuar con T-caderina (caderina-13, CDH13). Sin embargo,
los ratones AdipoR1 y R2 knockout tienen una carencia casi completa de la señal adiponectina. La relevancia
funcional de la T-caderina en los efectos de la adiponectina aún no está clara.
Más aún, los potenciales mecanismos de señalización de las interacciones
adiponectina-T-caderina no han sido completamente explorados. La evidencia
sugiere que los receptores de adiponectina individuales tienen diferentes
eficacias de unión para las distintas formas de adiponectina. Estas diferencias
en la interacción proteína-receptor resultan en respuestas celulares
divergentes a la adiponectina aún en la misma célula.
En el hueso, las células óseas precursoras,
los osteoblastos y los osteoclastos expresan los receptores de adiponectina. El
AdipoR1 ha sido detectado en niveles significativamente mayores (más de 100 veces) que el AdipoR2. La baja expresión
de AdipoR2 significa que las células óseas responden preferencialmente a la
adiponectina globular, la cual tiene mayor afinidad por el AdipoR1 que las
otras formas de adiponectina. La expresión de receptores de adiponectina por
las células óseas demuestra que tienen el potencial para interactuar y
responder a la adiponectina durante los
diferentes estadios de la homeostasis ósea.
Sin embargo, se mantienen algunas preguntas claves: ¿Cuál es el impacto
de la señal adiponectina sobre la formación y el recambio de hueso? ¿Cómo estos
efectos mediados por adiponectina son afectados por el daño óseo, la edad
y las enfermedades inflamatorias? ¿Puede
un mayor entendimiento de la regulación de la homeostasis ósea por la
adiponectina dar lugar a nuevas estrategias para la reparación del daño en el
hueso?
Los adipocitos de la médula ósea liberan continuamente adipoquinas en el
hueso. Los datos disponibles indican que la adiponectina actúa promoviendo la
osteoblastogénesis mientras simultáneamente inhibe la osteoclastogénesis. La
adiponectina parece tener un rol predominantemente positivo en la diferenciación
de pre-osteoblastos y la capacidad de mineralización, potencialmente
protegiendo al hueso al inducir la formación y reparación de hueso. Por otra
parte, la adición de adiponectina de longitud completa inhibe
significativamente la capacidad de las células mononucleares humanas para
diferenciarse en osteoclastos maduros cuando son cultivadas in vitro en
presencia de factores estimuladores de la osteoclastogénesis [factor
estimulante de la formación de colonias de macrófagos y ligando del receptor activador
del factor nuclear kappa B (RANKL)]. Asimismo, la adiponectina globular bloquea
la osteoclastogénesis inducida por RANKL en monocitos de ratón. Estos estudios
indican que la adiponectina reduce la capacidad de los precursores de
osteoclastos para madurar. Sin embargo, no está claro si la adiponectina media
un efecto directo sobre la osteoclastogénesis o un efecto indirecto reduciendo
el número de células precursoras.
Las células progenitoras de osteoblastos
deben salir de la médula ósea y migrar a
los sitios de resorción y/o daño óseo. Los estudios experimentales revelan que
70% de los osteoblastos que se encuentran en la superficie endosteal durante la
homeostasis se originan a partir de precursores de osteoblastos de la médula
ósea. La adiponectina regula la salida de estas células de la médula ósea al
ambiente local del hueso en donde pueden
diferenciarse en osteoblastos. La adiponectina directamente y a través de un incremento de esfingosina-1-
fosfato (S1P), un lípido bioactivo, provoca un aumento en la migración de
progenitores de osteoblastos en la circulación sanguínea y en el hueso en condiciones
normales, lo cual aumenta durante el daño óseo. En algunos estudios se postula
que los efectos directos de la señal adiponectina y el incremento en S1P
inducido por la adiponectina causan el reclutamiento de precursores óseos en la
periferia y simultáneamente retienen pre-osteoblastos y osteoclastos maduros en
el hueso para la homeostasis y la reparación de hueso.
Las acciones de la adiponectina en el
recambio óseo han sido exploradas en estudios in vivo e in vitro en humanos y
roedores. La sobre producción de adiponectina de longitud completa incrementa
significativamente la masa de hueso trabecular y reduce la resorción ósea.
Similarmente, mayor densidad mineral ósea (DMO) y reducido número de
osteoclastos se observan en ratones transgénicos envejecidos (56 semanas) que
sobre expresan AdipoR1, pero no en ratones jóvenes (8 o 32 semanas). Los
ratones con deficiencia de AdipoR1 presentan disminución del volumen de hueso
trabecular, engrosamiento y reducido número de osteoblastos. Asimismo, los
ratones de 36 semanas con carencia de adiponectina también muestran masa ósea
baja, afectando todos los elementos óseos. Esto ha sido relacionado con la
disminución del número de osteoblastos y a la reducida capacidad de
proliferación de los osteoblastos más que a efectos sobre los osteoclastos.
Estos estudios sugieren que la edad puede alterar significativamente los
efectos de la adiponectina sobre los osteoclastos. Más aún, estos estudios
sugieren que la señal adiponectina a través de
AdipoR1 es crítica para el mantenimiento de la supervivencia y actividad
de los osteoblastos con la edad y puede también regular la apoptosis de
osteoclastos.
Los hallazgos de estudios in vivo indican
que la adiponectina promueve la formación de hueso y limita la resorción ósea
en ratones jóvenes y viejos sanos y la adiponectina exógena puede servir para
mantener la masa ósea durante la pérdida de hueso relacionada con la edad. Más
aún, ajustar los niveles circulantes de adiponectina puede resultar en efectos
beneficiosos sobre el hueso. Los niveles circulantes de adiponectina aumentan
significativamente con la edad y la osteoporosis y se correlacionan
negativamente con la DMO en humanos. Por
ejemplo, las mujeres post-menopáusicas tienen mayores niveles plasmáticos de
adiponectina y DMO reducida que las mujeres premenopáusicas. Los bajos niveles
de adiponectina mantenidos de una manera consistente protegen
contra la pérdida ósea inducida por la menopausia (hormonal) manteniendo
la DMO. Esto contrasta con el hueso joven sano donde los niveles altos de
adiponectina promueven la formación de hueso para mantener la DMO. Los
mecanismos exactos que regulan los efectos diferenciales de la adiponectina con
la edad/ en el estado postmenopáusico no están claros. Una posible explicación
es la capacidad del receptor de estrógenos (ERα) para influir en la respuesta
de los receptores de adiponectina, donde la presencia de ERα dispara la ruta
MAPK más que la ruta AMPK como normalmente ocurre. Como estos cambios ocurren
en ausencia de estrógenos en la mujer posmenopáusica, no es posible que la
señal a través del ERα sea responsable de los cambios, pero cabe la posibilidad
que el ERα actúe como un co-receptor para los receptores de adiponectina y
promueva la señal adiponectina a través de la ruta MAPK y potencialmente
contribuya a la pérdida ósea inducida por la menopausia.
La disminución en la DMO relacionada con la
edad está asociada con un incremento en la susceptibilidad a microfracturas en
humanos. Los altos niveles circulantes de adiponectina se correlacionan
negativamente con la fuerza ósea en hombres de mediana edad con sobrepeso
(40±11,5 años, índice de masa corporal (IMC) 25±6,2). Por el contrario, en este
estudio correlativo, no se encontró relación entre los niveles circulantes de
adiponectina y la frecuencia de fracturas en hombres mayores de 70 años con IMC
promedio de ~26. Estos datos limitados parecen sugerir que los niveles
circulantes de adiponectina influyen en la fuerza ósea y el riesgo de fracturas
al menos en hombres de mediana edad con sobrepeso.
Los niveles circulantes de adiponectina
disminuyen en adultos, jóvenes y adolescentes con obesidad. Esto en parte es debido
a que los adipocitos en el TAB adquieren un fenotipo pro-inflamatorio que
altera la producción de varias adipoquinas, incluyendo la adiponectina. Si los
adipocitos de la médula ósea adquieren el mismo fenotipo relacionado con la
obesidad no está claro. La pérdida de peso en adolescentes obesos está asociado
con un incremento en los niveles circulantes de adiponectina acoplado con una
reducción de la resorción ósea. Más aún, la restricción calórica en ratones y
humanos con anorexia nervosa ha sido asociada con un incremento en la
adiposidad de la médula ósea acoplado con un incremento en adiponectina y una
disminución en la masa ósea. La obesidad incrementa el riesgo de desarrollo de
osteoartritis (OA) y, por tanto, es posible que los cambios en adiponectina
puedan tener efectos perjudiciales sobre
los huesos de los pacientes con OA. Los estudios en humanos revelan altos
niveles de adiponectina en los pacientes con OA avanzada.
Los pacientes con artritis reumatoidea (AR)
tienen niveles elevados de adiponectina en plasma y líquido sinovial. Estos
hallazgos se correlacionan con erosiones radiográficas que sugieren un rol de
la adiponectina en la patología de la enfermedad. Más aún, la adiponectina
estimula la expresión de metataloproteinasa 9 (MMP9) en cultivos de osteoblastos de pacientes con
AR. Estos datos sugieren que el ambiente inflamatorio crónico en la AR cambia
la respuesta de la adiponectina en osteoclastos de anti-osteoclastogénesis a
una respuesta pro-resorción patalógica. Estos datos indican que la adiponectina
contribuye al daño óseo en la AR, donde reduce directamente la diferenciación
de osteoblastos mientras estimula la osteoclastogénesis provocando un aumento
de la resorción ósea.
El crecimiento tumoral en el esqueleto puede
ocurrir a través de múltiples mecanismos, incluyendo la inapropiada expansión y
actividad de los osteoblastos (osteosarcoma) o más comúnmente como resultado de
una metástasis tumoral. Aunque los datos sobre los efectos de la adiponectina
en el desarrollo y progresión del cáncer óseo son limitados, el análisis de
secuencia de ARN revela mayor expresión del gen adiponectina en el hueso de
pacientes con osteosarcoma en comparación con el tejido óseo sano. Por otra
parte, la adiponectina puede proteger contra el daño óseo inducido por mieloma
múltiple, potencialmente actuando directamente sobre las células tumorales para inducir apoptosis. Las
respuestas divergentes de la adiponectina han sido reportadas en estudios in
vitro con líneas tumorales, en base a su expresión de receptor de estrógenos.
En conclusión, en el hueso, los osteoblastos
y los osteoclastos expresan los receptores adiponectina, pero hay reportes
conflictivos sobre los efectos de la adiponectina en la formación y el recambio
de hueso. Muchos estudios demuestran un rol pro-osteogénico de la adiponectina
en modelos de roedores en estudios in vivo e in vitro, con incremento de la
proliferación y actividad de osteoclastos y disminución de la osteoclastogénesis.
Sin embargo, los estudios en humanos a menudo demuestran una relación inversa
entre concentración de adiponectina y actividad ósea. Más aún, la presencia de
múltiples isoformas de adiponectina y subtipos de receptores potencialmente
provoca una señal más compleja con consecuencias funcionales. En condiciones
sanas, la adiponectina estimula la proliferación, migración, mineralización y
supervivencia de los osteoblastos, mientras concomitantemente disminuye la
osteoclastogénesis y la resorción ósea.
Este balance es alterado en los huesos de mujeres postmenopáusicas y en pacientes con obesidad o enfermedades
como artritis reumatoidea, osteoartritis o cáncer, donde la pérdida de
adiponectina o los cambios en los factores ambientales (incluyendo los niveles
de estrógenos) que impactan las rutas de señalización disparadas por la
adiponectina (por ejemplo, MAPK vs AMPK) desvían el balance en favor de la
resorción y el daño óseos. Sin embargo, las discrepancias en las observaciones
hechas en animales y humanos hacen difícil sacar conclusiones definitivas que
puedan ser utilizadas clínicamente.
Fuente: Lewis JW
et al (2021). Adiponectin signalling in
bone homeostasis, with age and in
disease. Bone Research 9:1.
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