Péptidos natriuréticos y enfermedades
cardiometabólicas
El eje endocrino
entre el corazón y los riñones fue establecido por primera vez en 1981 con el
descubrimiento del péptido natriurético atrial (ANP) por Adolfo J de Bold. El
rol de los péptidos natriuréticos (NP) en la homeostasis cardiovascular ha sido
extensamente estudiado y está bien establecido, aunque todavía no está
completamente claro el rol de la
alteración de su ruta de señalización en estados patológicos como la
insuficiencia cardiaca. Por otra parte, en años recientes, ha sido identificada
la expresión de ANP y péptido natriurético tipo B (BNP) en adipocitos humanos.
A través de su rol en los adipocitos, incluyendo la promoción de la
“marronización”, la lipólisis, la oxidación de lípidos y la modulación de la
secreción de adipoquinas, los NP emergen como reguladores claves del consumo de
energía y el metabolismo. Esto podría
tener implicaciones terapéuticas en el manejo de desórdenes metabólicos como
diabetes mellitus (DM) y obesidad.
El sistema NP está compuesto por tres
péptidos distintos (ANP, BNP y NP tipo C o CNP) y tres receptores (receptor de
ANP o NPR-A o guanil ciclasa A (GC-A), receptor de BNP (NPR-B o GCB) y receptor
de CNP (NPR-C o receptor de aclaramiento). En humanos, el ANP es un péptido de
28 aminoácidos y el BNP es un péptido de 32 aminoácidos. El ANP es secretado
predominantemente por el corazón como una hormona cardiaca en respuesta al
estiramiento atrial. El BNP tiene dos formas moleculares dominantes: proBNP-108
y BNP-32. El BNP-32 es dominante en el tejido atrial mientras el proBNP-108 es
dominante en el tejido ventricular. El proBNP-108 es degradado en BNP -32 y
NT-proBNP-76. Los niveles de ANP aumentan en respuesta a la presión atrial
elevada, mientras el BNP es un reflejo de la sobrecarga ventricular. El
estiramiento mecánico y el estrés de las paredes atriales y ventriculares son
potentes inductores de ANP y BNP, respectivamente. Adicionalmente, los estudios
en modelos animales sugieren que la isquemia del miocardio y la hipoxia también
estimulan la secreción de ANP y BNP, independientemente del estiramiento
miocárdico. Varios factores humorales, incluyendo angiotensina II,
endotelina-1, hormonas tiroideas, glucocorticoides, esteroides sexuales,
citoquinas inflamatorias como IL-1, IL-6 y TNF-α también modulan la secreción
de ANP y BNP. El rol fisiológico del CNP
en tejidos vasculares y cardiacos ha recibido significativa atención en los
últimos años. El CNP ha sido detectado en niveles bajos en sistema nervioso
central, endotelio, riñón, hueso y corazón. El CNP es formado como un
prepropéptido de 126 aminoácidos y es procesado por la enzima furina en
NT-proCNP, CNP-53 y CNP-22. El CNP-22 es rápidamente degradado y su vida media
es de 2,6 minutos en humanos. El CNP-53 es la forma biológicamente más activa y
tiene mayor vida media que el CNP-22. En el endotelio, el CNP tiene un rol
clave en la homeostasis vascular y, en tejido cardiaco, tiene efectos
anti-hipertróficos en los miocitos cardiacos y efectos antifibróticos en los
fibroblastos.
Los receptores NPR-A y NPR-B catalizan la
síntesis de monofosfato de guanosina cíclico o cGMP, el cual se une a proteínas
como la proteína quinasa dependiente de cGMP, fosfodiesterasas ligadoras de
cGMP y canales iónicos disparados por nucleótidos cíclicos. El NPR-C controla
las concentraciones de NP a través de internalización y degradación mediadas
por receptor y la relación NPR-A/NPR-C juega un rol en la regulación de la
actividad biológica de los NP. Además de su actividad de aclaramiento, el NPR-C
también posee actividad intrínseca reguladora de la función endotelial, con la
ruta de señalización CNP/NPR-C jugando un rol fundamental en la regulación del
tono vascular. La unión del CNP al NPR-C también ejerce un efecto inotrópico
negativo sobre los miocitos cardiacos a través de su acción inhibidora sobre la
actividad adenil ciclasa, la cual inhibe canales de calcio tipo L a través de
la disminución de las concentraciones citoplasmáticas de monofosfato de
adenosina cíclico (cAMP) y la actividad
de la proteína quinasa A (PKA). En modelos animales, la administración de
agonistas NPR-C está asociada con relajación vascular y caída en la presión sanguínea. Otro proceso
de degradación de NP es mediado por la enzima endopeptidasa 24.11
(neprilisina).
Los péptidos ANP y BNP funcionan como
mecanismos de defensa contra el estrés ventricular y los efectos perjudiciales
de la sobrecarga de volumen y presión. Ellos son almacenados juntos en gránulos
atriales, secretados en la circulación
en respuesta al estiramiento del miocardio y protegen al corazón de las altas
precarga y postcarga promoviendo la diuresis
y la natriuresis, así como también promueven la vasodilatación. ANP y BNP
reducen el tono simpático y suprimen la secreción de renina y aldosterona. La
acción endocrina coordinada del sistema NP/guanil ciclasa no solo regula la
presión sanguínea sistémica y el volumen intravascular, también juega un rol en la modulación de la
presión arterial pulmonar y ejerce efectos cardiacos locales que contrarrestan
la hipertrofia y la fibrosis cardiacas. El péptido CNP provoca una respuesta
inotrópica negativa en el miocardio a través de la inhibición de la actividad
de la adenil ciclasa mediada por la ruta NPR-C. Adicionalmente, el CNP ejerce
un efecto lusitrópico positivo vía ruta NPR-B/cGMP amplificando la señal del
receptor adrenérgico β1 en la insuficiencia cardiaca crónica. El CNP
endotelial regula la reactividad de leucocitos y plaquetas circulantes, la
presión sanguínea sistémica, así como también el flujo sanguíneo arteriolar y
capilar distal ejerciendo efectos vasodilatadores mediados por cGMP. El CNP
derivado del endotelio también juega un rol en la angiogénesis y la
remodelación vascular después de la isquemia a través de sus acciones mediadas
por el NPR-C. El CNP también juega un rol en la regulación de la frecuencia
cardiaca y la conducción eléctrica en el corazón a través de sus acciones sobre
canales de calcio tipo L en el nodo sinoatrial.
Está bien establecido que los pacientes con
insuficiencia cardíaca tienen niveles elevados de ANP y BNP, los cuales se
correlacionan con la severidad de la enfermedad. Para explicar los niveles
aumentados de estos péptidos cardioprotectores en la enfermedad cardiaca se han
descrito varios mecanismos. En primer lugar, la insuficiencia cardiaca está
asociada con la regulación al alza de proANP y proBNP con deficiencia relativa
de corin, una enzima que es crucial para procesar adecuadamente los NP,
provocando altos niveles de NP no procesados y pobremente activos. En segundo
lugar, hay un incremento en la degradación enzimática de NP a través del
aumento de la actividad de la neprilisina, la peptidasa que inactiva NP. Esto
es apoyado por observaciones clínicas que indican que la inhibición de la
neprilisina disminuye el riesgo de hospitalización y muerte en pacientes con
insuficiencia cardiaca. Otros mecanismos que han sido postulados incluyen el
aumento de la internalización celular de NP por el NPR-C, la desensibilización
del receptor GC-A, la alteración de la ruta de señalización intracelular GC-A y
el aumento de la degradación intracelular de cGMP por las fosfodiesterasas 5 y
9. Los órganos blanco que responden a los NP también disminuyen debido a la desensibilización
de los NPR y a la disminución de la expresión de receptores en cardiomiocitos,
vasos intramiocárdicos y lechos vasculares periféricos. Por otra parte, varios
estudios reportan la sobre activación de antagonistas del sistema NP como el
sistema renina-angiotensina, el sistema nervioso simpático y la endotelina-1 en
la insuficiencia cardiaca crónica. En años recientes se ha propuesto un nuevo
paradigma en el desarrollo de la insuficiencia cardiaca con fracción de
eyección preservada (HFpEF), sugiriendo un estado inflamatorio sistémico,
inducido por obesidad o DM, que causa estrés oxidativo, lo cual provoca
disminución de la biodisponibilidad de óxido nítrico en el miocardio. Esto, a
su vez, provoca reducción de la actividad de la proteína quinasa G, la cual
está involucrada en la ruta de señalización intracelular de los NP. El
resultado es rigidez e hipertrofia de los ventrículos.
El rol del NT-proBNP como marcador
predictivo de mortalidad cardiovascular ha sido bien establecido. Aun pequeños incrementos
en los niveles de BNP son fuertes predictores de hipertrofia ventricular
izquierda y disfunción diastólica. Los estudios también demuestran que la
insuficiencia cardiaca está asociada con incrementos en los niveles de
proBNP-108, BNP-32 y NT-proBNP-76. El proBNP-108 no induce la producción de
cGMP tan efectivamente como el BNP-32. La relación proBNP-108/BNP-32 también
aumenta marcadamente en los pacientes con insuficiencia cardiaca descompensada.
El incremento en proBNP-108 en la insuficiencia cardiaca, el cual es considerado
hormonalmente menos activo, resulta en una deficiencia relativa de NP a pesar
del incremento total medido en el ensayo. Los pacientes con insuficiencia
cardiaca tienen un incremento en la proporción de proNP inactivo, lo cual
contribuye a reducir la efectividad del BNP circulante, alterando las acciones
compensadoras y causando progresión de la insuficiencia cardiaca. A pesar de
estas limitaciones, los NP juegan un rol clínico importante en el manejo de la
insuficiencia cardiaca.
Los NP controlan la movilización de ácidos
grasos de los adipocitos, así como también la biología mitocondrial y el
metabolismo energético en adipocitos y
miocitos esqueléticos. El aumento mediado por NPR-A en cGMP y la activación de
la proteína quinasa G provoca la fosforilación de la lipasa sensible a hormona
y la perilipina, lo cual a su vez activa lipasas y dispara la lipólisis. La
activación del NPR-A también induce transcripción de genes provocando aumento
del gasto de energía y “marronización” de adipocitos, modula la secreción de
adipoquinas y tiene un efecto beneficioso sobre la inflamación de tejido
adiposo y la resistencia a la insulina. Entre las rutas
propuestas está la activación de la proteína quinasa activada por
mitogenos-factor de transcripción activante 2-coactivador gamma del receptor
activado por proliferador de peroxisoma-1α (PGC-1α). La hipótesis “enlace
intestino-corazón” involucra receptores del péptido similar a glucagón-1 en el
miocardio atrial que inducen la secreción de ANP e indirectamente provocan
cambios metabólicos y hemodinámicos. El CNP también reduce la ingesta de
alimentos y el peso corporal a través de la activación de la ruta melanocortina
en el hipotálamo.
La señal NPR-A en músculo esquelético es
clave para el mantenimiento de larga duración de la sensibilidad a la insulina
regulando la capacidad oxidativa a través de la ruta dependiente de PGC1α. Este
mecanismo es alterado en obesidad y DM
en ratones y humanos. La señal NPR-A también está asociada con la grasa
corporal total y el contenido de ceramida saturada total en músculo
esquelético, factores que influyen negativamente en la sensibilidad a la
insulina. Además del rol del NPR-A, la regulación al alza del NPR-C podría
contribuir a reducir la tolerancia a la glucosa. Los efectos lipolíticos de los
NP, particularmente BNP, también contribuyen al desarrollo de caquexia cardiaca en la insuficiencia
cardiaca avanzada a través de la excesiva movilización de ácidos grasos. Esto
es apoyado por la relación inversa entre NT-proBNP y la reducción de masa grasa
abdominal en los estados caquécticos.
Los péptidos ANP y BNP son codificados por
los genes NPPA y NPPB, respectivamente. Los polimorfismos en las regiones de
los cromosomas que contienen estos genes han sido asociados con los niveles
circulantes de NP, lo cual contribuye a las variaciones en la presión sanguínea
en los individuos. Las asociaciones de ANP plasmático con rs5068 y rs632793 y
de BNP plasmático con rs5068, rs198358 y rs632793 han sido identificadas,
rs5068 y rs198358 pertenecen al gen NPPB. El rs5068 es un polimorfismo de
nucleótido simple asociado fuertemente con niveles plasmáticos aumentados de
ANP que acarrea 15% menos de riesgo de hipertensión arterial. El mecanismo de
su efecto sobre el ANP involucra la interferencia con la unión de un microARN
miARN425, el cual es un ARN no codificante que juega un en la regulación
post-transcripcional de la expresión de genes. Esta variante de NPPA ha sido
asociada con un perfil cardiometabólico favorable con reducida presión arterial
sistólica, baja prevalencia de infarto de miocardio, bajo índice de masa
corporal, baja prevalencia de obesidad, alta concentración de HDLcolesterol,
bajos niveles de proteína C-reactiva y baja incidencia de DM. Otra variante
genética, rs198359, en el locus BNP tiene un potencial rol causal en la
etiología de DM mediada por altos niveles de NT-proBNP.
Varios estudios reconocen que la obesidad
está asociada con bajas concentraciones de BNP y para explicar esto se han propuesto
múltiples hipótesis, incluyendo un incremento en su aclaramiento mediado por
NPR-C y una disminución en su síntesis. Los estudios en ratones obesos y
diabéticos demuestran que un incremento
en los niveles de NP mejora el control de la glucosa sanguínea y la
sensibilidad a la insulina en músculos esqueléticos. La disminución cardiaca de
la expresión de mARN de ANP y BNP ha sido demostrada en modelos animales de
obesidad. Adicionalmente, la proteína NPR-A de músculo esquelético es regulada a
la baja en la obesidad. El Dallas Heart Study reporta que los niveles de BNP y
NT-proBNP están inversamente asociados con la grasa visceral y hepática y
positivamente asociada con la grasa glutofemoral. Por el contrario, el
ejercicio está asociado con incremento en las concentraciones circulantes de
ANP. Sin embargo, el efecto sobre el BNP es menos pronunciado. El ejercicio con
dieta hipocalórica es superior a la dieta hipocalórica sola para incrementar
los niveles plasmáticos de NT-proBNP y proANP. Una modesta pérdida de peso
reduce la expresión de mARN de NPR-C, lo cual resulta en disminución del
aclaramiento de NP. Además de la obesidad y la resistencia a la insulina, la
raza negra ha sido identificada como un estado de relativa deficiencia de NP.
Esto tiene importantes implicaciones clínicas y fisiológicas porque los individuos afro-americanos tienen
alta prevalencia de hipertensión arterial, sensibilidad a la sal y disfunción
renal. Por otra parte, los hombres tienen niveles más bajos de NT-proBNP que
las mujeres de la misma edad, lo cual parece ser secundario a la supresión de
NP por los andrógenos circulantes.
En conclusión, los NP juegan un rol
importante en el mantenimiento de la homeostasis cardiovascular y tienen un
efecto favorable en el metabolismo de lípidos y el manejo de la glucosa. Los
estudios preliminares proponen una asociación causal entre los estados de
deficiencia de NP y el desarrollo de la DM. Las variantes genéticas que causan
una leve elevación de los niveles de NP están asociadas con menor riesgo de DM.
El aumento de la señal NP está asociado con una menor presión sanguínea y una
mejoría del metabolismo oxidativo y la sensibilidad a la insulina.
Fuente: Vinnakota
S, Chen HH (2020). The importance of natriuretic peptides in cardiometabolic
diseases. Journal of Endocrine Society 4: 1-11.
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