Masa muscular y salud metabólica
La sarcopenia es
una condición caracterizada por una progresiva y generalizada pérdida de masa,
fuerza y/o rendimiento físico de los músculos esqueléticos. En los años
recientes, los investigadores han registrado la sarcopenia no solo como parte
del envejecimiento, sino también como una enfermedad progresiva asociada con
desórdenes metabólicos como síndrome metabólico, diabetes, enfermedad hepática
grasa no alcohólica (NAFLD) y enfermedad cardiovascular. Varios estudios transversales y longitudinales
reportan que la sarcopenia es un nuevo factor de riesgo para el desarrollo de
enfermedades metabólicas. Más aún, la fisiopatología de la sarcopenia y las
enfermedades metabólicas es compleja e involucra varios procesos que todavía no
han sido completamente dilucidados.
El músculo esquelético es el mayor órgano en
el que tiene lugar la captación de glucosa mediada por insulina a través de
transportadores de glucosa 4 (GLUT4). La carencia de GLUT4, músculo-específica,
resulta en severa resistencia a la insulina y alteración de la tolerancia a la
glucosa. La resistencia a la insulina que resulta de la pérdida de masa
muscular incrementa la lipólisis y la liberación de ácidos grasos libres por el
tejido adiposo, lo cual provoca inhibición del eje hormona de
crecimiento-factor de crecimiento similar a insulina 1(IGF-1) y reducción de la
regeneración muscular. La resistencia a la insulina también promueve la
gluconeogénesis, la regulación al alza de la proteína ligadora de elementos
reguladores de esteroles 1c (SREBP-1c), la inhibición de la β-oxidación y
alteración del transporte de triglicéridos, lo cual causa acumulación de
triglicéridos en músculo esquelético e hígado. La hiperinsulinemia
compensadora, inducida por la resistencia
a la insulina, incrementa la gluconeogénesis, promueve la proteólisis, reduce
la síntesis de proteínas y, por esta razón, la hiperinsulinemia compensadora
puede estar involucrada en la sarcopenia
relacionada con la edad.
El músculo esquelético es un órgano
metabólicamente activo que interactúa con otros órganos a través de moléculas
secretadas, incluyendo citoquinas y péptidos, para mediar el metabolismo
energético y ejercer efectos beneficiosos para la salud metabólica. Las
proteínas conocidas como mioquinas son secretadas en respuesta a la contracción
muscular o el ejercicio. La actividad física regular y el ejercicio promueven
un incremento en la masa muscular y la liberación de mioquinas. Las mioquinas,
incluyendo interleuquina 6 (IL-6), miostatina, mionectina e irisina afectan la
adipogénesis de manera paracrina y
endocrina. El tejido adiposo intramuscular es un importante blanco de mioquinas
paracrinas como el musclin, el cual es inducido durante el ejercicio y promueve
la “marronización” de tejido adiposo blanco dependiente de receptor activado
por proliferador de peroxisoma-α (PPAR-α). La IL-6 es una importante mioquina
inducible por el ejercicio que aumenta la producción de glucosa en el hígado,
la lipólisis en el tejido adiposo, la viabilidad de las células β pancreáticas
y la secreción de insulina. La IL-6 intramuscular promueve la captación de
glucosa y la oxidación de ácidos grasos a través de las rutas de señalización
fosfoinositido 3-quinasa (PI3K) y proteína quinasa activada por AMP (AMPK),
respectivamente, y mejora la sensibilidad a la insulina bloqueando rutas de
señalización pro-inflamatorias en el músculo. En modelos de inflamación en
animales, la elevación de la IL-6 hepática regula a la baja la expresión de
genes lipogénicos, pero regula al alza la expresión de genes relacionados con
la oxidación de ácidos grasos en el hígado ejerciendo, por tanto, un rol
protector contra el desarrollo de la esteatosis hepática. Sin embargo, la
liberación de IL-6 por el tejido adiposo y su elevación crónica en respuesta a
una dieta rica en grasas puede promover obesidad vía reclutamiento de
macrófagos en el tejido adiposo. La irisina, una mioquina inducida por el
ejercicio, incrementa el gasto de energía y también mejora la sensibilidad a la
insulina a través de la regulación al alza del factor de crecimiento de
fibroblastos 21 (FGF21); un efecto que se observa independientemente de la
reducción en el peso corporal y la adiposidad en modelos de ratones con
obesidad inducida por dieta. En músculo esquelético humano, la expresión del
gen de la proteína que contiene dominio de fibronectina tipo III-5 (FNDC5), el
cual codifica a un precursor de la irisina, está asociada positivamente con la
actividad física y la masa muscular. Por tanto, la presencia de una cantidad
relativamente grande de masa muscular puede resultar en la secreción de altos
niveles de mioquinas y, por consiguiente, en efectos beneficiosos sobre la
captación de glucosa y el metabolismo de lípidos.
La sarcopenia está relacionada con la
inflamación crónica. En los pacientes con sarcopenia, se observan niveles
elevados de proteína C-reactiva (CRP) y citoquinas pro-inflamatorias, así como
niveles disminuidos de citoquinas anti-inflamatorias, lo cual refleja
condiciones de inflamación crónica. Los niveles de CRP e IL-5 se asocian
negativamente con la masa magra corporal. Más aún, la acumulación intramuscular
de lípidos también altera la función mitocondrial, inhibiendo la capacidad
mitocondrial para llevar a cabo la β-oxidación e incrementando la formación de
especies reactivas de oxígeno (ROS), acompañados por un aumento de la secreción
de citoquinas pro-inflamatorias como factor de necrosis tumoral (TNF)-α, IL-6 y
resistina, lo cual contribuye al desarrollo y agravamiento de la
resistencia a la insulina sistémica. El
incremento en los niveles de TNF-α en el hígado causa acumulación de lípidos
vía activación de la síntesis de novo de lípidos. El TNF-α también activa, directa o
indirectamente, al factor nuclear kappa B, un factor de transcripción que
promueve la expresión de numerosas citoquinas pro-inflamatorias, lo cual
contribuye al catabolismo del músculo esquelético y al desarrollo de NAFLD.
La vitamina D modula la función de múltiples
órganos en los humanos y su deficiencia es un problema de salud que ocurre con
el envejecimiento. Varios estudios han reportado que los niveles bajos de
vitamina D están asociados con sarcopenia y que la vitamina D juega un rol
importante en el crecimiento de la masa muscular y el mantenimiento de la
función del músculo esquelético. El receptor nuclear de vitamina D ha sido
identificado en el músculo esquelético humano y la combinación de la
disminución de su expresión con el envejecimiento y la deficiencia de vitamina
D pueden causar sarcopenia. Los individuos con sarcopenia pueden mostrar
niveles bajos de vitamina D independientemente de los efectos del síndrome
metabólico, la diabetes y la resistencia a la insulina. La vitamina D regula al
alza al PPAR-α y la carnitina palmitoiltransferasa-1, los cuales están
involucrados en la oxidación de ácidos grasos en el hígado, mientras regula a
la baja la expresión de SREBP-1c, acetil coenzima A carboxilasa y sintetasa de
ácidos grasos, las cuales median la lipogénesis. La deficiencia de vitamina D
exacerba la NAFLD a través de la activación de receptores similares a Toll y
causa resistencia a la insulina en el hígado y regulación al alza de la
expresión de genes relacionados con la inflamación y el estrés oxidativo en el
hígado.
La inactividad física ejerce un efecto
catabólico en el tejido muscular debido a que los aminoácidos pierden su
capacidad para estimular la síntesis de proteínas. Más aún, la atrofia muscular
inducida por desuso involucra una disminución en el consumo de energía que
causa incremento de la deposición de grasa, inflamación sistémica y resistencia
a la insulina. Numerosas mioquinas son secretadas durante el ejercicio, y la
actividad física resulta en disminución de la producción de citoquinas
pro-inflamatorias e incremento de la producción de citoquinas
anti-inflamatorias, hipertrofia muscular, regeneración muscular y captación de
glucosa. A través de estos mecanismos, el ejercicio disminuye la esteatosis
hepática aun sin pérdida de peso.
El síndrome metabólico es una condición
patológica que incluye obesidad abdominal, resistencia a la insulina,
hiperglucemia, dislipidemia e hipertensión arterial. La pérdida de músculo
esquelético y la acumulación de grasa intramuscular, lo cual induce
alteraciones de la contracción muscular y anormalidades metabólicas, pueden
estar asociadas con el síndrome metabólico a través de varios factores,
incluyendo citoquinas pro-inflamatorias, estrés oxidativo, disfunción mitocondrial,
resistencia a la insulina y carencia de actividad física. Varios estudios han
establecido una relación entre sarcopenia y síndrome metabólico. Un
meta-análisis con 35581 hombres de mediana edad y adultos mayores demostró una
asociación positiva entre sarcopenia y síndrome metabólico y un estudio
longitudinal con 14830 individuos examinados en un centro de salud demostró que
la masa muscular relativamente baja es un factor causal para el desarrollo de
síndrome metabólico y un incremento en la masa muscular puede tener un efecto
preventivo contra el desarrollo de síndrome metabólico.
Desde una perspectiva global, la NAFLD es la
enfermedad metabólica de más rápido crecimiento en el hígado. La prevalencia
mundial de NAFLD es estimada en 25%. La NAFLD comprende un amplio espectro de
enfermedades metabólicas en el hígado, desde la simple esteatosis hasta la
esteatohepatitis no alcohólica (NASH), y puede progresar a enfermedad hepática
avanzada y carcinoma hepatocelular. Sin embargo, la consecuencia más común de
la NAFLD está relacionada con la enfermedad cardiometabólica. Varios estudios
han investigado la relación entre sarcopenia y NAFLD. Por ejemplo, un
meta-análisis de cinco estudios transversales reporta que los pacientes con
sarcopenia tienen 1,5 veces más riesgo de NAFLD que los pacientes sin
sarcopenia. Otro meta-análisis de tres estudios transversales con 3226 sujetos
encontró que la sarcopenia está asociada con NASH y fibrosis hepática avanzada.
Un estudio longitudinal en una población general de 12624 sujetos demostró que
la masa muscular relativamente baja es un factor causal en el desarrollo de
NAFLD.
En conclusión, el músculo esquelético es
considerado un órgano endocrino y paracrino. Las proteínas secretadas por el
músculo esquelético, referidas como mioquinas, median las interacciones entre
masa muscular y otros órganos como hígado, tejido adiposo, páncreas, hueso y el
sistema cardiovascular. La sarcopenia se
caracteriza por una progresiva y generalizada pérdida de masa y fuerza
muscular. Muchos estudios han relacionado los mecanismos comunes que subyacen a
la sarcopenia y la enfermedad metabólica, incluyendo resistencia a la insulina
y obesidad. Recientemente, la masa muscular relativamente baja y su disminución
con la edad han sido establecidas como factores de riesgo causales de síndrome
metabólico y NAFLD.
Fuente: Kim G, Kim
JH (2020). Impact of skeletal muscle mass on metabolic health. Endocrinology and
Metabolism 35: 1-6.
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