La ruta kinurenina
La ruta kinurenina
(RK) es mejor conocida por su relación
con la enfermedad inflamatoria. Sin embargo, muchos de sus metabolitos,
colectivamente conocidos como “kinureninas”, son activos fisiológicamente y no
solamente juegan un rol inmunorregulador
clave, sino que también afectan diversos sistemas fisiológicos. El triptófano
(TRP) es convertido en varias moléculas bioactivas, de las cuales la mejor
conocida es la serotonina. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de TRP es
convertido en serotonina. Más de 95 del TRP es convertido en kinurenina (KIN) y
sus productos de degradación, culminando con la generación de dinucleótido
de nicotinamida adenina (NAD+), una
importante fuente de energía celular. El TRP es predominante convertido en KIN
en diferentes tejidos, por la enzima triptófano dioxigenasa (TDO),
notablemente en el hígado, y por las
isoenzimas indolamina 2,3-dioxigenasa
(IDO). La enzima IDO-1 es expresada en varias células inmunes, notablemente en
células dendríticas, monocitos y macrófagos. Menos conocida por su descubrimiento
reciente, la enzima IDO-2 es más selectivamente expresada en células
dendríticas, hígado, riñón y cerebro; y no parece tener un efecto significativo
sobre la concentración periférica de KIN.
La RK tiene dos ramas principales. (1) En
condiciones fisiológicas, la KIN es preferencialmente convertida en ácido
antranílico por la kinureninasa o en 3-hidroxikinurenina (3HK) por la
kinurenina monooxigenasa (KMO) y luego en ácido 3-hidroxiantranílico (3HAA),
ácido quinolínico (AQ) y NAD+. La 3HK es un generador de radicales libres
mientras el AQ es conocido como neurotoxina y gliotoxina. El AQ es también la
fuente endógena de nicotinamida y NAD+. (2) La KIN también puede ser
metabolizada en ácido kinurénico (KinA) por la enzima kinurenina
aminotransferasa (KAT). El KinA usualmente
es considerado neuroprotector, inhibe competitivamente a los
receptores ionotrópicos de glutamato en
altas concentraciones pero preferencialmente atenúa la actividad en el sitio co-agonista
de glicina del receptor NMDA. Más aún, la administración de bajas
concentraciones de KinA (rango nanomolar) en el cerebro es capaz de disminuir
los niveles de glutamato por 30-40%. La KinA también actúa como un modulador
alostérico negativo en el receptor nicotínico α7. Más recientemente, se ha
demostrado que la KinA actúa como un agonista del receptor orfan acoplado a
proteína G (GPR35), modulando la producción de cAMP e inhibiendo canales de Ca2+
tipo N de neuronas simpáticas y astrocitos; así como también suprimiendo varias
rutas inflamatorias. La KinA regula la respuesta inmune a través de sus efectos
agonistas sobre el receptor aril hidrocarbono (AhR), un factor de transcripción
involucrado en el metabolismo de xenobióticos. La señal AhR juega un rol
importante en la finalización de la liberación de citoquinas en varios tipos de
células, incluyendo macrófagos.
El AQ es un agonista del receptor NMDA que
adicionalmente puede inhibir la recaptación de glutamato por astrocitos, favoreciendo la exocitosis. El AQ ejerce
efectos neurotóxicos a través de al menos nueve mecanismos diferentes,
incluyendo la generación de especies reactivas de oxigeno (ROS), la disrupción
de la barrera hematoencefálica, la desestabilización del citoesqueleto celular,
la promoción de fosforilación tau y la disrupción de la autofagia. El AQ
también potencia la respuesta inflamatoria induciendo la producción d
emediadores proinflamatorios en astrocitos. Teóricamente, el AQ también puede
activar microglias a través de sus receptores NMDA, una ruta que dispara la
muerte celular.
TRP, KIN y 3HK pueden ser transportados a
través de la barrera hematoencefálica. En efecto, en condiciones
fisiológicas, 60-80% de KIN en el
cerebro es de origen exógeno y es activamente transportada en el cerebro por el
transportador de aminoácidos neutros grandes. La cantidad transportada puede ser de 100% en caso de activación
inmune sistémica, aunque si la inflamación está limitada al cerebro, la KIN
puede ser producida centralmente a partir de TRP. Por el contrario, KinA y AQ
cruzan pobremente la barrera hematoencefalica y, por tanto, en el cerebro KinA
y AQ derivan de la KIN. Sin embargo, potencialmente como resultado de episodios
inflamatorios, la integridad de la barrera hematoencefálica disminuye en varios
desórdenes psiquiátricos. Entonces, la penetración de AQ circulante (y
potencialmente otros metabolitos) en el sistema nervioso central (SNC) puede
depender del grado de inflamación subyacente.
Las citoquinas proinflamatorias desvían el
metabolismo de TRP hacia KIN a través de la regulación al alza de la expresión
de IDO. La IDO es activada primariamente
vía receptor de interferón gamma (IFN-γR), pero también por rutas
independientes de IFN-γR, notablemente
receptor similar a toll 4 (TLR4) y la activación sinérgica de TLR4, el
receptor de interleuquina 1 beta (IL-1βR) y el receptor de factor de necrosis
tumoral α (TNF-αR). Las concentraciones de KIN en el SNC también aumenta a
través de un mecanismo independiente de IDO, por ejemplo un incremento en el
transporte de KIN en el cerebro durante la inflamación sistémica. Desde una
perspectiva evolucionista, las células inmunes activadas necesitan grandes
cantidades de energía y, por tanto, el AQ es necesario para producir cantidades
adecuadas de NAD+.
Hay evidencia que la inflamación juega un
rol fisiopatológico en algunos casos de depresión, con reportes de (a)
elevaciones de citoquinas proinflamatorias circulantes asociadas a la
depresión, (b) expresión diferencial de genes relacionados con la inflamación
en monocitos o células mononucleares sanguíneas de sujetos con melancolía, (c)
episodios depresivos en pacientes que reciben tratamiento inmuno-estimulante,
(d) desarrollo de síntomas en algunos participantes sanos que reciben bajas
dosis de endotoxina, (e) una asociación
positiva entre las concentraciones de mediadores inflamatorios y el desarrollo
de desórdenes depresivos, (f) asociación epidemiológica entre depresión y
enfermedades con un componente autoinmune o inflamatorio, (g) altos números y/o
activación de microglías medidos in vivo con tomografía con emisión de
positrones, (h) un incremento en el número y/o activación de
microglías/macrófagos en suicidas deprimidos.
El efecto de los mediadores inflamatorios
sobre la función neural, particularmente la señal dopaminérgica, ha sido bien
caracterizado. En este contexto, las kinureninas ejercen efectos patológicos y
conductuales que se extienden más allá de los efectos de los mediadores inflamatorios. Por ejemplo, en ratones, la
actividad IDO en el cerebro es necesaria para la manifestación de la conducta
depresiva y los metabolitos neurotóxicos de las kinureninas son mediadores claves
de las conductas depresivas inducidas por inflamación. En humanos,
aproximadamente 30% de los pacientes que reciben inmuno-activantes (por
ejemplo, IFNα) para hepatitis C o cáncer desarrollan episodios depresivos
concomitantemente con la activación de la RK. La depresión inducida por el tratamiento
con IFNα también coincide con un incremento en la relación de KIN a KinA
indicando un rol para la activación de la ruta AQ en la génesis de la
depresión. Por otra parte, el balance entre KinA y la ruta AQ está asociado con
la estructura y función del cerebro, particularmente el hipocampo. Esta
relativa especificidad anatómica es
consistente con la alta densidad de receptores NMDA en el hipocampo y los datos
preclínicos demuestran una fuerte desviación hacia la RN neurotóxica en el
hipocampo en comparación con otras regiones cerebrales. Mientras la mayor parte
de investigaciones han estudiado el balance entre la producción de KinA y AQ,
también es posible que la neurotoxicidad pueda resultar de una insuficiencia
para metabolizar adecuadamente el AQ una vez que es formado. En neuronas
humanas, la quinolinato
fosforibosiltransferasa (QPRT), la enzima que metaboliza AQ en ácido nicotínico
mononucleótido y posteriormente en NAD+, se satura en presencia de altas
concentraciones extracelulares (300-500 nM) de AQ. Cuando el AQ es producido a
una tasa más rápida que su conversión en NAD+, el AQ se acumula en
concentraciones toxicas y entonces es posible el aumento de la expresión o actividad de la QPRT pueda
tener beneficios terapéuticos en el contexto de la enfermedad inflamatoria.
Otros factores también pueden tener un rol. La disfunción mitocondrial ha sido
implicada en varios desórdenes psiquiátricos y cuando la bioenergética celular
está comprometida, la actividad KMO aumenta para compensar este déficit
produciendo más NAD+ a partir de AQ. Por otra parte, las células inmunes
activadas desvían su metabolismo de la fosforilación oxidativa dependiente de
NAD+ hacia la glucolisis y la producción de ácido láctico para generar energía
rápidamente, incluyendo un microambiente tisular hipóxico asociado con infecciones. Teóricamente, este
cambio metabólico puede resultar en una
acumulación de AQ.
¿Cómo influyen KinA y AQ en la función
neural y la conducta? La KinA es un antagonista del receptor NMDA mientras AQ
es un agonista. El AQ tiene una potencia
similar al glutamato en el receptor NMDA, permanece en la hendidura sináptica
por un período de tiempo mayor debido a una recaptación menos eficiente y por
tanto sus efectos excitotóxicos son más fuertes. Entonces, altas concentraciones de AQ podrían
contribuir a la excitotoxicidad aunque AQ (y KinA) quizá alteren más la
neuroplasticidad a través del receptor
NMDA. En consecuencia, es posible que las acciones competitivas de KinA y AQ en
el receptor NMDA puedan unificar los modelos de inflamación y glutamato de la
depresión. Entonces, la activación del receptor NMDA por AQ inducida por
inflamación es una ruta a través de la cual la inflamación ejerce sus efectos
depresogénicos.
La conducta suicida ha sido fuertemente
relacionada con la inflamación. Como en el caso de la depresión, la RK ha sido
reportada en intentos de suicidio. Concentraciones aumentadas de AQ y
concentraciones disminuidas de KinA han sido encontradas en líquido
cerebroespinal (LCE) de sujetos que han intentado suicidarse y estas
anormalidades se han mantenido hasta dos años después del intento de suicidio. Consistente con estos datos, un
aumento en el número de microglías inmunoreactivas para AQ ha sido reportado en
subregiones de la corteza cingulada anterior de suicidas deprimidos en un
estudio postmorten. Adicionalmente, los sujetos que han intentado suicidarse
tienen niveles reducidos del metabolito neuroprotector, ácido picolínico (PIC)
y una disminución de la relación APC/AQ en LCE y plasma. El
2-amino-3-carboximucónico-6-semialdehído (ACMS) es degradado espontáneamente
para formar AQ, pero también puede ser convertido en PIC por la enzima
amino-β-carboximuconato-semialdehído descarboxilasa (ACMSD). Entonces, la
disminución de PIC aumenta la posibilidad de una deficiencia en la actividad
ACMSD en el contexto de la conducta suicida. Más generalmente, los datos
sugieren que la señal aberrante de glutamato mediada por AQ manejada por alteración de la actividad
enzimática en varios puntos diferentes de la RK puede contribuir a la conducta
suicida.
En el modelo clásico, la psicosis y la
esquizofrenia son consideradas como
desórdenes de un exceso de neurotransmisión dopaminérgica en el cuerpo estriado
que resultan de un incremento en la síntesis y liberación presináptica de
dopamina. Este modelo ha sido modificado para tomar en cuenta los efectos
psicomiméticos de antagonistas no competitivos del receptor NMDA. Es decir, la
causa de la hiperdopaminergia en el cuerpo estriado es la hipofunción del
receptor NMDA en las interneuronas GABAergicas, lo cual a su vez desinhibe las
proyecciones excitadoras en las neuronas dopamina del cerebro medio. Como KinA es el único antagonista endógeno de
receptor NMDA conocido, la psicosis y la esquizofrenia son causadas por el
efecto de la elevación de KinA sobre la neurotransmisión glutamatérgica y por
consiguiente sobre la neurotransmisión dopaminérgica. Consistente con este
modelo, experimentalmente, el incremento en los niveles centrales de KinA aumenta
la tasa de descarga de las neuronas dopaminergicas en modelos animales. Por
otra parte, los elevados niveles de KinA subyacen al déficit cognitivo asociado
con esquizofrenia. En estudios preclínicos, la elevación de KinA en el cerebro
induce anormalidades cognitivas que se asemejan a las observadas en la
esquizofrenia, incluyendo aprendizaje y memoria. Por el contrario, la reducción
de los niveles de KinA en el cerebro a través de inhibición farmacológica,
mejora la función cognitiva.
La señal glutamato a través del receptor
NMDA puede producir hipersensibilidad de las neuronas sensoriales espinales y,
por tanto, incrementa la sensación de dolor. Entonces, el receptor NMDA es un
blanco terapéutico clave en desórdenes del dolor. Un ejemplo es la ketamina que
ejerce efectos analgésicos bloqueando receptores NMDA en dosis sub-anestésicas.
En este contexto, no es sorprendente que
los metabolitos neurotóxicos de la RK estén implicados en la conducta
relacionada con el dolor. El dolor crónico es un factor de riesgo significativo
para la depresión: 30-60% de los individuos con dolor clínico tienen depresión.
La activación de la RK es una importante asa
de retroalimentación negativa que interrumpe la respuesta inflamatoria. La
hipótesis inicial de este proceso señala que es predominantemente mediado a
través de células T que son sensibles a
las reducciones en TRP, una importante fuente de energía para las células T. Sin
embargo, actualmente, la reducción en TRP es generalmente vista a través del
incremento en la utilización de sustratos para proporcionar la energía
requerida (vía conversión de AQ en NAD+) para la respuesta inmune. Los
incrementos en KIN, 3HK y 3-HAA suprimen e inducen la apoptosis de Th1 y
células “killer” naturales (NKC) así como también regulan a la baja la
expresión de receptores de CD8+, alterando su actividad citotóxica.
Adicionalmente aumenta la producción de TGFβ y células T reguladoras (Treg),
provocando un ambiente tolerogénico. La supresión inmune no solo es necesaria
para resolver la respuesta inflamatoria sino
también en el embarazo donde el feto tiene que ser protegido de la
respuesta inmune de la madre. Si la activación crónica de la RK provoca un
estado de tolerancia inmune que incrementa la susceptibilidad a infecciones, se
podría esperar que este fenómeno se presente en individuos con desordenes
psiquiátricos. En efecto, los individuos deprimidos y estresados son más
vulnerables a la infección. Por otra parte, dado el potencial rol en la
tolerancia fetal, es posible que las kinureninas jueguen un rol en el
desarrollo de la depresión postparto.
Las células inmunes son importantes
reguladores del metabolismo energético en el tejido adiposo modulando el
depósito de lípidos, la homeostasis de la glucosa y el gasto de energía. Los
macrófagos en particular se acumulan y favorecen un estado pro-inflamatorio
cuando aumentan los niveles de grasa, teóricamente provocando la producción
preferencial de metabolitos neurotóxicos de la RK. La evidencia preclínica
sugiere que las kinureninas podrían jugar un rol en la disfunción metabólica.
Por ejemplo, un incremento en la producción de 3HK y su metabolito ácido
xanturénico (AX) interfiere con la producción y actividad de insulina y, por
tanto, con la homeostasis de la glucosa.
Los
mecanismos biológicos que subyacen al envejecimiento aun no son bien
entendidos. Un factor que consistentemente se correlaciona con la edad es la
actividad mitocondrial. La reprogramación asociada con la edad de la expresión
de genes mitocondriales es una causa de la senescencia celular, la cual se
caracteriza por un estado de permanente paro del ciclo celular y la adquisición
de un fenotipo pro-inflamatorio llamado fenotipo secretor asociado a la
senescencia (SASP). La disfunción mitocondrial puede ser causada por muchos
factores, pero al menos dos están relacionados con la RK. Los metabolitos
neurotóxicos de la RK pueden comprometer directamente la función mitocondrial.
Por ejemplo, el incremento en la producción de 3HK y ROS altera la capacidad
mitocondrial. Por otra parte, las concentraciones plasmáticas de KinA disminuyen
en la enfermedad de Alzheimer y los estudios postmorten reportan disminución de
las concentraciones de KinA en corteza frontal, putamen y sustancia nigra de
pacientes con enfermedad de Parkinson. Los mecanismos subyacentes que
relacionan el envejecimiento celular acelerado y la neurodegeneración con
enfermedades psiquiátricas aún no están
claros pero es concebible que puedan involucrar la desregulación del balance
entre metabolitos neuroprotectores y neurotóxicos de la RK en el contexto de la
disfunción mitocondrial y la inflamación.
Hombres y mujeres difieren
significativamente en la función inmune. Las mujeres, por ejemplo, responden
más fuertemente a la infección y las vacunas, y son significativamente más
propensas que los hombres a sufrir enfermedades inflamatorias y autoinmunes.
Estas diferencias sexuales probablemente están relacionadas con la interacción
entre las hormonas y el sistema inmune. Por ejemplo, los receptores de
andrógenos, estrógenos y progesterona son expresados por la mayoría de células
inmunes y muchos genes del sistema inmune innato contienen elementos de
respuesta a los estrógenos. En este contexto, los estrógenos ejercen un efecto
inhibidor sobre las enzimas KAT, provocando una disminución de KinA. Si, como
ha sido propuesto, una elevada concentración de KinA en el cerebro es un
mecanismo fisiopatológico que subyace a la esquizofrenia, entonces la
disminución de KinA asociada con los estrógenos puede ser protectora y podría
explicar porque las mujeres tienen menor riesgo de desórdenes relacionados con
la esquizofrenia. Por otra parte, el tratamiento de macrófagos humanos con
dosis suprafisiológicas de progesterona atenúa la activación de la RK inducida
por IFNγ, disminuye la concentración de AQ e incrementa la concentración de
KinA.
En conclusión, la RK juega un rol crítico en
la generación de energía celular en la forma de NAD+. Dado que los
requerimientos de energía aumentan sustancialmente durante una respuesta
inmune, la RK es un regulador clave del sistema inmune. Muchas kinureninas son
neuroactivas, modulan la neuroplasticidad y/o ejercen efectos neurotóxicos en
parte a través de sus efectos sobre la señal de los receptores NMDA y la
neurotransmisión glutamatérgica. Por tanto, no es sorprendente que las
kinureninas estén implicadas en enfermedades psiquiátricas en el contexto de la
inflamación. La RK es regulada por –y a su vez regula- múltiples sistemas
fisiológicos que comúnmente son alterados en los desórdenes psiquiátricos,
incluyendo sistemas hormonales y metabólicos. Las kinureninas interactúan con
estos sistemas e impactan las emociones, la cognición, el dolor, la función
metabólica y el envejecimiento, incrementando el riesgo de desarrollar desórdenes
psiquiátricos.
Fuente: Savitz J
(2020). The kinurenine pathway: a finger in every pie. Molecular Psychiatry
25:131-147.
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