Péptidos intestinales, metabolismo de la glucosa e
ingesta de alimentos
El sistema
nervioso entérico (SNE), referido como el “segundo cerebro”, está compuesto por
más de 600 millones de neuronas y células gliales en el humano. El SNE corre a
lo largo del tracto gastrointestinal (TGI) y está organizado en dos plexos
principales. El plexo submucoso (o plexo de Meissner) situado en la submucosa
de la pared intestinal y el plexo mientérico (o plexo de Auerbach) entre las
capas longitudinal y circular de la musculatura externa. Los haces de fibras
nerviosas conecta los ganglios con un plexo y entre los diferentes plexos. A
pesar de algunas diferencias en la organización estructural en el TGI, el SNE
controla las principales funciones del TGI como secreción, función de barrera y
movimiento de líquidos a través del epitelio. El SNE también es un regulador
clave del flujo sanguíneo local, la interacción con los sistemas inmune y
endocrino del intestino y la motilidad intestinal.
Los reflejos de motilidad, regulado
principalmente por neuronas mientéricas, son necesarios para la fisiología de
la digestión y para modular el vaciamiento gástrico, el tiempo del tránsito gastrointestinal (propulsión por ondas peristálticas, inducido
por el complejo motor migrante y mezcla del quimo por segmentación, en estado
alimentado, a lo largo del TGI) y la absorción de nutrientes. Después de la
ingesta de alimento, la distorsión mecánica y la modificación de la química
luminal inducida por el quimo activan las redes de neuronas sensoriales
intrínsecas interconectadas (IPAN) y
neuronas entéricas mecanosensibles (NEM). Los potenciales de acción generados
son conducidos a interneuronas y motoneuronas excitadoras/inhibidoras que
inervan el músculo liso. Cada tipo
funcional de neuronas entéricas es definido por un código neuroquímico. El SNE
está compuesto principalmente por neuronas acetilcolina transferasa y sintetasa
de óxido nítrico neuronal (nNOS) que, respectivamente, estimulan e inhiben
células de músculo liso intestinal. El SNE está conectado con el sistema
nervioso central (SNC) a través de neuronas sensoriales que envían fibras
aferentes que conducen el mensaje nervioso. Después de la integración
hipotalámica, las rutas eferentes simpáticas y parasimpáticas pueden modular
las funciones del SNE como motilidad, secreción y circulación.
Los nutrientes absorbidos o producidos por
actividad metabólica son capaces de activar neuronas mientéricas y/o
submucosales, codificar estímulos sensoriales y por lo tanto, modular las
funciones del SNE. En efecto, las neuronas entéricas expresan transportadores y
receptores involucrados en “sensar” nutrientes como SGLT-1 (transportador Na+-glucosa)
para glucosa, receptor acoplado a proteína G (GPR) 41 y 43 para ácidos grasos
de cadena corta, Pept 2 (transportador de dipéptidos) y receptores activados
por glutamato, glicina o GABA para proteínas/péptidos. Las alteraciones de
nutrientes u hormonas en el intestino están asociadas con una respuesta
hipotalámica aberrante que podría provocar estados patológicos, incluyendo
diabetes mellitus tipo 2 (DT2). Por ejemplo, los sujetos obesos exhiben una
disminución de la expresión de nNOS en el TGI en correlación con una alteración
de la actividad del SNE asociada con hipercontractilidad intestinal. La ingesta
de una dieta rica en grasas induce daños y cambios plásticos en las neuronas
mientéricas que alteran los circuitos neurales causando síntomas de
dismotilidad y se correlaciona con neuropatía en el plexo mientérico con
síntomas de DT2 del duodeno al colon.
Los péptidos bioactivos de diferentes
orígenes son capaces de modular la actividad del SNE. Ellos están presentes en
la luz intestinal y alcanzan el plexo mientérico para modular la actividad de
las neuronas del SNE. Entre los tipos de células especializadas
localizados en el epitelio intestinal,
las células enteroendocrinas (CEE) intervienen en la homeostasis intestinal y
la absorción de nutrientes a través de la secreción de péptidos que actúan de
manera autocrina, paracrina o endocrina. Los diferentes subtipos de CEE
expresan distintas familias de péptidos. En este contexto, los péptidos
derivados del proglucagón, particularmente péptido similar a glucagón-1 (GLP-1)
y GLP-2, son secretados en respuesta a la ingesta de comida principalmente por
CEE-L localizadas a lo largo del TGI. Estos péptidos exhiben acciones que
controlan la motilidad intestinal, la ingesta de alimentos y la homeostasis de
la glucosa reduciendo la glucemia postprandial. El GLP-1 ejerce efectos
inhibidores sobre la motilidad gastrointestinal y participa en la absorción de
la glucosa a través de aferentes vagales y mecanismos nerviosos centrales. El
GLP-1 actúa en las neuronas entéricas para
disminuir la neurotransmisión colinérgica excitadora a través de GLP-1R
presinápticos que modulan la liberación de NO. A través de este mecanismo, el
GLP-1 es capaz de reducir la motilidad gástrica. En ratas adultas, el
tratamiento con GLP-2 mejora la supervivencia de las neuronas mientéricas e
incrementa la población de neuronas entéricas que expresan péptido intestinal
vasoactivo (VIP).
La coleccistoquinina (CCK) es secretada por
células I, localizadas principalmente en duodeno, yeyuno proximal y SNC, en
respuesta a la ingesta de alimentos. Los receptores CCK (CCK-1 y CCK-2) son
expresados en neuronas entéricas y están involucrados en la regulación de la
segmentación inducida por nutrientes, con la participación de neuronas
serotoninérgicas activan neuronas aferentes primarias intrínsecas y extrínsecas
para iniciar reflejos peristálticos y secretores y para trasmitir información
al SNC. La CCK es co-expresada con oxitocina en las neuronas del plexo
mientérico en el duodeno y participa en la inhibición de la contracción
espontanea de músculo liso.
La ghrelina es producida en células
endocrinas gástricas y ejerce sus efectos interactuando con receptores
(receptor de secretagogo de hormona de crecimiento 1a o GHSR1a) expresados en
los plexos entéricos del TGI. La ghrelina (endógena o administrada
periféricamente) promueve la motilidad gástrica e intestinal, particular la
actividad motora en el ayuno, a través de neuronas colinérgicas intrínsecas en
modelos animales y humanos.
La apelina es un péptido bioactivo
involucrado en el control del metabolismo de glucosa mejorando la sensibilidad
a la insulina. La apelina es secretada por enterocitos y es liberada en la
parte luminal del intestino para favorecer la absorción de glucosa.
El neuropéptido Y (NPY) y el péptido YY (PYY), estructuralmente
relacionados, median acciones inhibidoras sobre la motilidad y la secreción del
TGI. La inyección intraperitoneal de NPY y PYY inhibe las contracciones
colónicas de alta amplitud y la función motora propulsiva del colon estimulada
por acetilcolina. Por otra parte, el polipéptido pancreático (PP) estimula la actividad motora gástrica a
través de la activación de neuronas
excitadoras que liberan acetilcolina (Ach) y taquikininas.
La galanina es un neuropéptido grandemente
expresado en las neuronas del SNE y el cerebro. En el intestino, la mayoría de
los efectos de la galanina son mediados por Gal-R1 predominantemente expresado
en el SNE y en particular en las neuronas que expresan Ach, nNOS o VIP. La galanina
es conocida como un neuropéptido que ejerce una acción inhibidora sobre
neuronas mientéricas colinérgicas y aumenta la actividad de neuronas que
liberan NO.
Los microorganismos son capaces de
sintetizar un gran número de metabolitos con propiedades beneficiosas y
perjudiciales para la salud humana. La interacción entre la microbiota
intestinal y el SNE está bien documentada. En efecto, la microbiota intestinal
produce moléculas bioactivas que actúan sobre neuronas entéricas para influir
en la motilidad del TGI y modificar el eje intestino-cerebro con su impacto
sobre las IPAN. La microbiota intestinal influye en la biosíntesis y liberación
de neurotransmisores entéricos como serotonina, una monoamina que participa en
el control de la motilidad del TGI. Los péptidos de las bacterias son
formilados y los péptidos N-formil son detectados por receptores acoplados a
proteína G que actúan como receptores quimiosensibles. Hasta el presente no se
ha descrito ninguna relación directa entre los péptidos N-formil y el SNE.
¿Cómo impacta el control de la contracción
intestinal al metabolismo de la glucosa? Primero, el estado alimentado se caracteriza por la
presencia de ondas en los segmentos de la parte proximal del intestino que
favorecen la absorción de glucosa. En efecto, existe una correlación positiva
entre contracción intestinal y absorción de glucosa. Segundo, la contracción
duodenal puede ser detectada por el hipotálamo a través de una señal nerviosa
aferente. En consecuencia, el incremento de la contracción duodenal provoca una drástica disminución de la
liberación de NO por el hipotálamo y por lo tanto disminución de la entrada de
glucosa en el tejido muscular. Este dato sugiere que péptidos intestinales como
la apelina podrían modular el acoplamiento SNE-músculo liso y favorecer la
absorción de glucosa en el inicio de la ingesta de alimento. Por el contrario,
un alto nivel de apelina puede disminuir la contracción duodenal y entonces
incrementar la liberación hipotalámica de NO y favorecer la entrada de glucosa
en el músculo. En altas dosis, la apelina puede estimular la actividad de las
neuronas nNOs duodenales y (1) disminuir la absorción de glucosa por una acción
local y (2) restaurar el eje intestino-cerebro y la sensibilidad a la insulina.
Este resultado supone que los péptidos intestinales tienen efectos opuestos al
final de la ingesta de alimento y/o digestión para limitar el nivel de glucosa
plasmática en el organismo. Los
pacientes diabéticos y obesos presentan alteración de las neuronas del SNE que
repercute sobre las contracciones colónicas y duodenales. La
hipercontractilidad duodenal está asociada con un significativo incremento de
la absorción de glucosa y con una disfunción del eje intestino-cerebro que
favorece el estado de resistencia a la insulina. Por el contrario, la galanina
oral es capaz de incrementar la liberación de NO en el duodeno para restaurar
el eje intestino-cerebro. La mejora del metabolismo de la glucosa está asociada
con un incremento significativo de la entrada de glucosa en músculo, hígado y
tejido adiposo.
Los péptidos intestinales son capaces de
controlar la ingesta de alimento. Estos péptidos pueden ejercer efectos
anorexigénicos (GLP-1, PYY y CCK) u orexigénicos (ghrelina) actuando
directamente en el cerebro o a través de una ruta vagal aferente. La producción
de glucosa por las células epiteliales del intestino puede constituir un
mecanismo mayor por el cual los nutrientes regulan la ingesta de alimento.
Varios estudios demuestran que la gluconeogénesis intestinal (GNI) es un
proceso clave en la promoción de la disminución del hambre y para mejorar la
sensibilidad a la insulina. La GNI es un proceso activado por la degradación de
las proteínas de la dieta en aminoácidos. Adicionalmente, la GNI es inducida
después de cirugía metabólica y representa alrededor de 20% de la producción
endógena de glucosa en el estado postabsortivo. La cirugía metabólica (por
ejemplo, RYGB) está asociada con un cambio dramático en la ruta de los
nutrientes y, por tanto, puede afectar directamente la composición de la
microbiota intestinal. El “bypass” gástrico también se caracteriza por un
masivo incremento de péptidos intestinales involucrados en la ingesta de alimentos
y el metabolismo de la glucosa como GLP-1 y PYY. Este fenómeno puede ser
atribuido, al menos en parte, al contacto directo entre nutrientes (glucosa,
lípidos y aminoácidos) y las CEE y
también a la fermentación de componentes no digeribles de los alimentos y
nutrientes por la microbiota intestinal. Un ejemplo de esto es la fermentación
de fibras y la secreción de GLP-1. Los mecanismos por los cuales las fibras
dietéticas como los probióticos (inulina, oligofructosa) reducen la glucemia,
la ingesta de alimentos y mejora la sensibilidad a la insulina, están
directamente relacionados con la producción intestinal del péptido GLP-1. Los
metabolitos producidos por las bacterias intestinales, butirato y propionato,
contribuyen a la modulación de la producción
de GLP-1 y PYY en estas condiciones. Los mecanismos antes mencionados (GNI,
fermentación bacteriana o la producción de péptidos) están conectados con el
SNE. Por ejemplo, en el caso de la fermentación de fibras, el propionato generado
se une al GPR41 expresado en las terminaciones nerviosas de la pared de la vena
porta. El propionato producido por la microbiota intestinal también controla la
GNI y eventualmente la ingesta de alimentos. Por otra parte, un estudio
reciente sugiere que la liberación local de VIP por las neuronas entéricas puede ser un mecanismo clave por el cual los nutrientes,
los péptidos y los metabolitos microbianos están involucrados en la activación
de la GNI y por consiguiente en el control del metabolismo de la glucosa y la
ingesta de alimentos.
En conclusión, el intestino es una fuente de
péptidos bioactivos en el cuerpo. Los péptidos intestinales, además de sus
acciones directas en el cerebro y/o tejidos periféricos, tienen un impacto
sobre las neuronas del SNE. Debido a los diversos orígenes de los péptidos
intestinales (nutrientes, pared intestinal, microbiota intestinal) y la
heterogeneidad de la población de neuronas entéricas, los mecanismos de control
de los parámetros fisiológicos son
múltiples. El SNE es un blanco de los péptidos intestinales en el control del
metabolismo de la glucosa y la ingesta de alimentos.
Fuente: Abot A et
al (2018). Impact of intestinal peptides on the enteric nervous system: novel
approaches to control glucose metabolism and food intake. Frontiers in
Endocrinology 9: 328.
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