Irisina y homeostasis metabólica
La irisina ha sido
descrita como una mioquina inducida por el ejercicio con una estructura
peptídica de 112 aminoácidos. Es el producto del clivaje de una proteína de
membrana tipo 1 codificada por un gen
que contiene un dominio de fibronectina tipo III (FNDC5). Específicamente, la
estructura de la FDNC5 consiste en un péptido señal de 29 aminoácidos, un
dominio de 94 aminoácidos y un C-terminal considerado como el sitio de lisis
previo a la secreción en la circulación como irisina. La irisina es secretada principalmente en músculo
esquelético, especialmente en el perimisium, endomisium y partes nucleares.
Adicionalmente, tejido adiposo, páncreas, glándulas sebáceas y músculo cardiaco
han sido identificados como tejidos que secretan irisina. La inmunoreactividad
de la irisina ha sido encontrada en glándulas salivales, ovarios, testículos,
recto, arterias intracraniales, lengua, nervio óptico, estómago, neuronas y
glándulas sudoríparas.
Una de las funciones más importante de la
irisina es la regulación de la termogénesis. La irisina cambia el tejido
adiposo subcutáneo y visceral en tejido adiposo marrón y por lo tanto
incrementa la termogénesis. La irisina actúa incrementando la expresión del
receptor activado por peroxisoma γ y su coactivador-1α (PGC-1α) que a su vez
estimula la manifestación de factores intracelulares con funciones específicas
en la biogénesis mitocondrial como la proteína desacopladora 1 (UCP1). El
tratamiento con irisina eleva la UCP1 a través del incremento de la
fosforilación de la p38 proteína quinasa activada por mitógeno (p38 MAPK) y
quinasas reguladoras. Sobre la base de estos resultados, la irisina ha sido
propuesta como una hormona capaz de incrementar el gasto de energía, promover la
pérdida de peso y disminuir la resistencia a la insulina producida por la
dieta.
La irisina es una mioquina que participa en
los procesos beneficiosos atribuidos al ejercicio y la contracción muscular.
Uno de los primeros estudios en humanos correlaciona la expresión de los genes
FNDC5 y PGC-1α con el rendimiento aeróbico medido a través de la captación de
oxigeno máxima (VO2max) y el intercambio de gas (VE/VCO2)
en hombres adultos con insuficiencia cardiaca e intolerancia al ejercicio atribuida
a los síntomas y desordenes de músculo esquelético característicos de la
enfermedad. Este estudio reporta una significativa correlación positiva entre
los genes FNDC5 y PGC-1α y la capacidad aeróbica. Otros autores proponen a la
irisina como una hormona que previene la disminución de la función muscular
asociada con la edad avanzada. El incremento en irisina en respuesta al
ejercicio intenso ha sido documentado en un estudio que reporta una disminución
de irisina 30 minutos después de finalizado el ejercicio atribuida al corto
efecto de la irisina sobre la restauración de la homeostasis de ATP y, una vez
activada, la irisina disminuye a las concentraciones basales.
La expresión de irisina mejora la tolerancia
a la glucosa y disminuye la insulina en ayunas en ratones. La mayoría de los
estudios publicados demuestran una disminución de la concentración de irisina
en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (T2DM) y una asociación
significativamente inversa entre irisina y desarrollo de T2DM. En los pacientes
con T2DM, la irisina es regulada por diferentes factores incluyendo glucosa y
ácidos grasos. Los niveles de irisina disminuyen en los pacientes con T2DM e
insuficiencia renal, complicaciones macrovasculares como enfermedad arterial
coronaria y vascular periférica. Con relación a los diferentes tipos de DM, la
irisina aumenta significativamente en las pacientes con diabetes gestacional
(DG) con una asociación positiva de
insulina en ayuno con irisina en las mujeres con DG, la cual se atribuye a una
posible compensación de la irisina para contrarrestar la resistencia a la
insulina y limitar sus efectos metabólicos y vasculares así como una probable
resistencia a la irisina. Sin embargo, hay evidencia que demuestra
concentraciones de irisina significativamente más bajas en las mujeres con DG
con relación a mujeres no obesas sin DG, lo cual ha sido atribuido al posible
daño en la expresión de PGC-1α y la función muscular en las mujeres con DG. Por
otra parte, varios estudios reportan niveles de irisina aumentados en niños y
adolescentes con T1DM con relación a los controles sanos. Los niños y
adolescentes con T1DM con infusión subcutánea continua de insulina expresan
niveles elevados de irisina que predicen un mejor control metabólico y la
posible asociación a través de la irisina de un mejor control de la glucemia.
La irisina ha sido relacionada con
diferentes parámetros antropométricos y la composición corporal y los hallazgos
de los estudios muestran notables discrepancias. Uno de esos estudios reporta
mayor concentración de irisina circulante en personas obesas en comparación con
individuos de peso normal, reflejando una correlación positiva entre irisina y
porcentaje de masa grasa y una correlación negativa con la masa de grasa libre.
En este estudio, los diferentes tipos de tejido adiposo son propuestos como
factores importantes en la secreción de irisina, especialmente en condiciones
de obesidad. Sin embargo, otro estudio reporta una correlación negativa, aunque
no estadísticamente significativa, entre
la cantidad de masa muscular y concentración de irisina en personas obesas. Con
relación a la circunferencia de la cintura, un indicador de adiposidad
visceral, los estudios reportan que la concentración de irisina disminuye en la
medida que aumenta la circunferencia de la cintura y/o la circunferencia de la cadera.
La irisina es una hormona que tiene la
capacidad para activar cambios beneficiosos en el tejido adiposo que mejoran la
actividad muscular; por lo tanto, incrementos moderados en irisina producen
mejoría de la resistencia a la insulina inducida por dieta. Sin embargo, los
estudios demuestran que la irisina está asociada con biomarcadores metabólicos
solamente en pacientes no diabéticos. Las investigaciones demuestran
correlaciones negativas entre glucosa y metabolismo de irisina. En un estudio
con adultos obesos, se encontró que la disminución en irisina está asociada con
un incremento en el riesgo de presentar síndrome metabólico e hiperglucemia. Otras
investigaciones reportan además de las asociaciones de la irisina con los
componentes del síndrome metabólico, disminución en adiponectina. Las personas
con síndrome metabólico tienen mayores concentraciones de irisina y menores
concentraciones de adiponectina, asociando el incremento en irisina con una
mayor cantidad de masa grasa durante la obesidad. Algunos autores consideran
que la irisinemia se debe al deterioro de la sensibilidad a la insulina y el
metabolismo de glucosa y lípidos, considerando un posible mecanismo de retroalimentación entre irisina y
adiponectina para incrementar el consumo de energía en los adipocitos. Por otra
parte, la administración periférica de irisina en ratones reduce la presión
arterial y los investigadores proponen a la irisina como el vínculo entre
cerebro, músculo esquelético, tejido adiposo y sistema cardiovascular
conectando uno con otro para modular el gasto de energía y las funciones
cardiovasculares.
Los hombres con obesidad sin enfermedades
degenerativas crónicas tienen concentraciones de irisina circulante más bajas
que las mujeres. Esto sugiere un posible mecanismo secretor relacionado con la
distribución de grasa en el cuerpo de la mujer y posibles implicaciones de
hormonas anabólicas como estradiol, lo cual favorece el incremento de masa
muscular asociado positivamente con la irisina en mujeres de mediana edad.
Hay estudios que relacionan las enfermedades
cardiovasculares (ECV) con la irisina. En este contexto, la irisina es una
hormona que predice eventos coronarios adversos en pacientes con enfermedades
de arterias coronarias bajo tratamiento con intervenciones percutáneas. La
irisina ha sido propuesta en la prevención y terapia de enfermedades
vasculares. Diferentes estudios sugieren que la fosforilación de la ruta de
señalización de la quinasa regulada por señal extracelular (ERK) es uno de los
mecanismos moleculares de la acción de la irisina. Los mecanismos por los cuales la función
endotelial se relaciona con la irisina
han sido estudiados in vitro mediante la administración de diferentes
concentraciones de irisina en células endoteliales de cordón umbilical humano
(HUVEC). La administración de irisina 20 nM incrementa significativamente la
proliferación de células endoteliales a través de la ruta ERK. En este estudio,
se observó que con la misma dosis de irisina disminuyó la apoptosis inducida
por altas concentraciones de glucosa. Otros estudios demostraron los efectos
pro-angiogénesis de la irisina en dosis de 10 nM a 20nM, específicamente en el
proceso de migración celular y estimulación de estructuras capilares en HUVEC
asociados con un incremento en la expresión de metaloproteinasas (MMP),
específicamente MMP-2 y MMP-9.
Diferentes estudios han investigado la
relación entre irisina y desarrollo de
tumores malignos. Los resultados de tales estudios son controversiales. Un
estudio in vitro reporta la ausencia de efectos sobre la proliferación celular
y potencial maligno de líneas celulares de cáncer de tiroides, endometrio y colon después del tratamiento con
diferentes dosis de irisina. Por el contario, otro estudio revela la capacidad
de la irisina para disminuir el número de células mamarias malignas a través de
la inducción de apoptosis. La irisina, además de disminuir la viabilidad y
migración de las células malignas, sensibiliza las células mamarias malignas
para tratamientos quimioterapéuticos. En el cáncer de mama, niveles
significativamente bajos de irisina han sido detectados en mujeres que sufren
la enfermedad en comparación con mujeres sanas. El incremento de una unidad de
irisina disminuye la probabilidad de cáncer de mama por 90%, por lo que ha sido
propuesta como un posible biomarcador con un gran potencial para la detección
de esta enfermedad.
La irisina ha sido propuesta como una
hormona con un probable efecto terapéutico para la ganancia de masa muscular en
osteopenia atribuida a enfermedad muscular. Varios estudios reportan una
correlación inversa entre irisina y fracturas vertebrales osteoporóticas en
mujeres postmenopáusicas, atribuida a un probable efecto positivo de la irisina
sobre la calidad de hueso más que sobre la masa ósea. Los estudios in vitro
demuestran que la irisina promueve la diferenciación de osteoblastos. Por otra
parte, en un estudio in vivo, la administración de bajas dosis de irisina en
ratones machos jóvenes provocó acciones anabólicas en la masa ósea y la
densidad mineral del hueso cortical y una disminución en osteoclastos. Las rutas
de señalización por medio de las cuales la irisina ejerce sus efectos
osteoblásticos son la p38-MAPK y la ERK.
En modelos animales, la administración de irisina previene y restaura la
pérdida ósea y la atrofia muscular.
Hay evidencia que la irisina puede tener
algunas funciones en el sistema nervioso central. Irisina y FNDC5 son
expresadas por diferentes tipos de células, incluyendo las células de Purkinje en el cerebelo. La
irisina también se encuentra en el líquido cerebroespinal de humanos y su
expresión ha sido detectada en neuronas del núcleo paraventricular del
hipotálamo, donde también es expresado el neuropéptido Y (NPY) que está relacionado con la regulación del apetito, lo
cual sugiere que la irisina tiene funciones metabólicas centrales además de las
funciones metabólicas periféricas. La irisina es responsable de la
neuroprotección en enfermedades como la isquemia cerebral a través de la
activación de las rutas ERK1/2 y Akt en el tejido cerebral. La irisina, en
dosis farmacológicas, incrementa la neurogénesis a través de la ruta de
señalización STAT3 sin asociación con las rutas AMPK y ERK. Por otra parte, el
incremento en FNDC5 induce la expresión
del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), el cual tiene funciones en
la transcripción y transporte de mARN a lo largo de las dendritas y
crecimiento, diferenciación y supervivencia de neuronas.
En conclusión, la irisina es una molécula inducida
por el ejercicio producida por el músculo esquelético. La principal función beneficiosa
atribuida a la irisina es el cambio de tejido adiposo subcutáneo y visceral en
tejido adiposo marrón con el consecuente incremento de la termogénesis. La
irisina también ha sido descrita como una hormona que puede tener un rol clave
en la homeostasis de la glucosa. En años recientes, se han descrito las
posibles rutas de señalización, p38MAPK y ERK, a través de las cuales la
irisina interactúa con órganos como cerebro y hueso.
Fuente: Martínez
Munoz IY et al (2018). Irisin a novel metabolic biomarker: present knowledge
and future directions. International Journal of Endocrinology, Article ID
7816806.
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