Exosomas y homeostasis ósea
El hueso es un
tejido compuesto, cuya matriz contiene
proteínas y minerales, que constantemente es modelado y remodelado a
través de la coordinación de osteoclastos, osteoblastos y osteocitos. Los
osteoclastos derivan de células del linaje mieloide hematopoyético mononuclear
y son responsables de la resorción ósea. Los osteoblastos comprenden 4-6% del
total de células residentes en el hueso y son responsables de la formación de
hueso. Los osteocitos, las células más abundantes en el hueso, derivan de los
osteoblastos y están embebidos en la matriz ósea mineralizada. Los osteocitos
juegan un rol crítico como sensores de la carga mecánica y regulan las
funciones de osteoclastos y osteoblastos. La interacción y coordinación de
estas células son importantes para el mantenimiento de la homeostasis ósea. La
formación de hueso usualmente comienza con la muerte de los osteocitos. Los
osteocitos apoptósicos liberan moléculas
bioactivas, las cuales inducen a los osteocitos viables a secretar el ligando
del receptor activador del factor nuclear κB (RANKL), el cual es importante
para la diferenciación de los osteoclastos. Seguidamente, los precursores de
los osteoclastos son reclutados por quimioquinas como la proteína quimioatrayente
de monocitos (MCP) -1, -2 y -3. La unión del RANKL con el receptor activador
del factor nuclear κB (RANK) en la superficie de los monocitos inicia la
osteoclastogénesis. Los osteoblastos, por su parte, producen moléculas bioactivas incluyendo al
factor estimulante de colonias de macrófagos (M-CSF), MCP-1 y RANKL para el
reclutamiento y diferenciación de los precursores de los osteoclastos. Mientras
se resorbe el hueso dañado, los osteoclastos espontáneamente secretan “factores
de acoplamiento”, como el factor de crecimiento similar a insulina (IGF) I y II
y el factor de crecimiento transformante (TGF) β, los cuales son mediadores del
relleno de la laguna de resorción por parte de los osteoblastos. La formación
de hueso se completa cuando la nueva matriz ósea extracelular-mineralizada
reemplaza completamente a la matriz ósea resorbida.
Los exosomas, las microvesículas y los autofagosomas
son tres vesículas extracelulares (VE) identificadas recientemente. La historia
de los exosomas comienza en 1877 cuando
se detectaron por primera vez partículas
derivas del suero. En 1939 se demostró que la principal masa de esas partículas
son los lípidos. La función de los componentes de las vesículas celulares
permaneció desconocida hasta 1969 cuando el hallazgo de cristales en la matriz
ósea sugirió la participación de vesículas de matriz derivadas de cartílago en
la calcificación. Cinco años más tarde, en 1974, las microvesículas fueron
detectadas en suero fetal de carnero,
última clase de VE detectada antes que
fueron definidos los exosomas. En 1981,
el término exosoma fue usado por primera vez para describir partículas entre 50
y 1000 nm. En 1983, se demostró que los exosomas derivados de reticulocitos podían fusionarse con la
membrana plasmática y liberar su contenido por exocitosis. En 1985, el uso de
microscopía electrónica proporcionó evidencia de la externalización de los
exosomas. En 1987 se describió la formación de exosomas y por primera vez se mencionan
las vesículas intracelulares de endosomas multivesiculares (EMV). El análisis
de las características de los exosomas se desarrolló rápidamente en la primera
década posterior a la definición de exosoma. Sin embargo, la función de los
exosomas permaneció desconocida por mucho tiempo. Un avance notable en la investigación sobre
los exosomas tuvo lugar en 1996 cuando
exosomas enriquecidos con péptidos del complejo mayor de
histocompatibilidad (MCH) tipo II liberados por células B fueron detectados en
células T. Este hallazgo describió por primera vez el rol del exosoma en la
comunicación célula-célula. Sobre la base de este dato, fueron investigados
sucesivamente exosomas derivados de
células dendríticas (CD) y exosomas derivados de tumor. Estos dos estudios
demostraron las interacciones entre CD y células tumorales. Los exosomas
derivados de CD pueden suprimir el crecimiento de los tumores y los exosomas
derivados de tumor que contienen antígenos de rechazo de tumor pueden ser
transportados por CD para la protección contra los tumores. En los últimos
años, la investigación sobre exosomas se ha acelerado, especialmente en
estudios sobre la función de los exosomas. Actualmente, los exosomas
constituyen el grupo de vesículas
secretadas por membrana más claramente definido, característicamente contienen
ácidos nucleicos y proteínas para señalización celular. Fisiológicamente, los
exosomas son críticos para la función del sistema inmune relacionada con las
respuestas estimuladora y tolerogénica. Los exosomas también están involucrados
en la reparación y regeneración del tejido dañado. Más aún, también están
involucrados en la regulación de mediadores inflamatorios. En conclusión, los
exosomas son reguladores claves de varias funciones celulares y fisiológicas.
Los exosomas derivados del hueso son
considerados esenciales para la comunicación entre las células óseas. La
transferencia de ácidos nucleicos y proteínas mediada por exosomas juega un rol
vital en la regulación de la homeostasis ósea. La historia de los exosomas
derivados del hueso es relativamente reciente. En 1975, partículas
extracelulares de membrana fueron reportadas por primera vez en la médula ósea
con una posible relación entre vesículas
extracelulares derivadas de mieloma múltiple y daño de tejido óseo. En 1979, VE
derivadas del hueso normal fueron detectadas por microscopia. En 1980, los
investigadores propusieron que las vesículas derivadas de osteoblastos servían
como sitio inicial de calcificación. En
2013, se demostró que los precursores de los osteoclastos liberan exosomas.
Este hallazgo fue el inicio de las investigaciones sobre exosomas de otras
células óseas. En 2016, fueron demostradas las características y actividades
reguladoras de los exosomas derivados de osteoclastos. En 2017, fue reportada
la existencia de exosomas derivados de osteocitos.
Actualmente, los datos de las investigaciones sobre exosomas derivados del hueso han
proporcionado los detalles de las interacciones célula-célula en el hueso.
La función y las características biológicas
de los exosomas son determinadas por sus contenidos específicos. Entre los
componentes de los exosomas, los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos
son las tres principales moléculas que determinan la especificidad de los exosomas
que los distingue de las otras VE. Los lípidos son los principales componentes
del esqueleto del exosoma y están involucrados en la biogénesis de exosomas. Varios
lípidos de los exosomas han sido investigados en los últimos años. En un estudio
de exosomas derivados de células cancerosas se identificaron más de 520 lípidos
de 36 clases diferentes. Los lípidos generalmente son enriquecidos en la membrana de los exosomas. Los
principales lípidos no polares en la membrana plasmática son los esteroles, los
cuales son enriquecidos en los cuerpos multivesiculares (CMV). Los
esfingolípidos también son importantes para la construcción de la membrana de
los exosomas, con la esfingomielina como el componente dominante. Entre los
fosfolípidos de la membrana de los exosomas, la fosfatidilserina es muy
importante por su papel de activadora de cargas negativas y reclutadora de
proteínas de señalización. Los lípidos, además de contribuir a la composición
de la bicapa de la membrana de los exosomas, tiene roles importantes en el
tráfico de exosomas. Durante la formación de exosomas, el enriquecimiento con
esfingomielina se lleva a cabo en las
balsas lipídicas de la membrana. Como
resultado del incremento de esfingomielina ocurre una regulación a la baja de
ceramidas y diacilglicerol hasta alcanzar una proporción balanceada en el
exosoma. Aunque los lípidos no son los
principales participantes de la comunicación entre las células óseas, sus roles
en el mantenimiento de las características biológicas de los exosomas son de
gran importancia.
A través del análisis proteómico, proteínas
componentes del citoesqueleto (tubulina, actina, cofilina, profilina), anexinas
(anexina I, II, IV, V y VII), y los miembros de la familia de proteínas G, rab
7 y rab 11 han sido identificadas en los
exosomas de mamíferos. Entre todas estas proteínas, las proteínas enriquecidas
en el citoplasma como Alix, TSG 101, tetraspaninas como CD9 y CD63 son los
marcadores que distinguen a los exosomas de otras partículas extracelulares.
Los estudios recientes sugieren que las proteínas de shock térmico (Hsp) son
altamente prevalentes en los exosomas. Entre ellas, la Hsp40 puede mejorar el
ambiente para el plegamiento de proteínas y la Hsp70 regula al alza citoquinas
pro-inflamatorias. Además de las proteínas ya mencionadas, hay otras que
reflejan la especificidad del origen celular y las funciones de los exosomas.
Por ejemplo, la proteína latente de membrana 1 (LAMP1) es altamente expresada
por exosomas liberados por células epiteliales malignas derivadas de cáncer
nasofaríngeo. Asimismo, un proteoglucano específico de la superficie celular,
glipican-1 (GPC1), es expresado en exosomas derivados de cáncer pancreático.
Los ácidos nucleicos también son enriquecidos
en los exosomas. ARN codificantes y no codificantes, ADN de una banda y de
doble banda se encuentran en los exosomas. En los exosomas derivados de células
de mamíferos se han detectado más de 1600 mARN y 700 miARN. Los mARN presentes
en los exosomas usualmente están relacionados con la citogénesis, la síntesis
de proteínas y la modificación posttranscripcional del ARN. Los mARN de los
exosomas también están involucrados en la resistencia a las drogas de los
tumores. Otro reporte reciente sugiere que los mARN de los exosomas disparan la
expresión de proteínas exógenas, esto puede ser un enfoque novedoso en el
tratamiento de enfermedades relacionadas con deficiencia genética de proteínas. Los exosomas también contienen abundantes
miARN. En el sistema inmune, los exosomas enriquecidos con miARN son liberados
por linfocitos T, linfocitos B y CD, y están involucrados en la interacción
entre linfocitos T y células presentadoras de antígenos. En varios tumores, los
miARN de los exosomas participan en el crecimiento del tumor, las metástasis y
la resistencia a las drogas. Por otra parte, la evidencia sugiere que los ADN
de los exosomas protegen contra el envejecimiento celular y la muerte celular
causada por daño en el ADN. Las células
pueden secretar exosomas y trasladar el ADN dañino a la matriz
extracelular.
El tráfico de exosomas involucra tres
mecanismos: salida de la carga, liberación del exosoma y captación del exosoma. Durante la generación de exosomas,
la maquinaria endosomal, el estadio inicial de los exosomas, es formada a
través de invaginaciones en la célula
donadora. La incorporación de proteínas,
lípidos y ácidos nucleicos en el endosoma resulta en la formación de EMV.
Seguidamente, los EMV se fusionan con la membrana celular provocando la secreción
del exosoma. A continuación, la proteína unida a la superficie activa la
captación del exosoma en la célula recipiente.
Finalmente, a medida que progresa la endocitosis, el exosoma libera su
contenido que puede influir en los procesos reguladores o ser degradados por
los lisosomas. La incorporación de proteínas en el exosoma involucra mecanismos
que aseguran la especificidad del exosoma en la comunicación intracelular.
Aquí, el sistema ESCRT, constituido por cuatro complejos (ESCRT 0, I, II y III)
es el principal mecanismo para la formación de exosomas. ESCRT 0, I y II son
responsables de reconocer y secuestrar proteínas de la membrana celular en la membrana del endosoma y ESCRT III es
responsable de la reparación de vesículas intraluminales. La incorporación de
proteínas independiente de ESCRT es otra ruta importante para la formación de
exosomas. Este proceso requiere la formación de una plataforma de membrana
asociada a tetraspaninas donde las proteínas citoplasmáticas y transmembrana
ejercen su capacidad para aceptar proteínas específicas. La incorporación de
ácidos nucleicos sigue un mecanismo diferente. La carga de ARN en el
exosoma comienza con la formación de una
región similar a la balsa lipídica. A continuación, los fosfolípidos aniónicos
son enriquecidos en esa región del exosoma y reclutan esfingomielinasa 2 para
producir moléculas de ceramida, un factor indispensable para la incorporación
de ARN. Una vez unido a la región similar a la balsa lipídica, el ARN es
encapsulado en una vesícula y liberado al espacio extracelular en esta
vesícula.
La mayor diferencia en la ruta de exocitosis
entre exosomas y otras VE (autofagosomas y microvesículas) es que los exosomas
dependen de los endosomas tardíos para su liberación, y la fusión de los CMV (endosomas
tardíos) con la membrana plasmática es la última etapa antes de la secreción de
exosomas a la matriz extracelular. Durante esta fase las proteínas SNARE y
miembros de la familia sinaptotagmina son los principales mediadores. La
exocitosis de exosomas requiere complejos SNARE que consisten de sintaxina 7,
sinaptotagmina 7 y VAMP 7. El complejo SNARE es activado por la regulación al
alza del calcio intercelular, el cual es dependiente de proteínas Rab. A
continuación, las proteínas SNARE promueven la aposición de vesículas y
membranas celulares. Después de este acoplamiento, la chaperona factor sensible
a ATPasa N-etilmaleimida (NSF) y las proteínas de adhesión NSF solubles (SNAP)
catalizan la desintegración de los complejos SNARE, provocando la liberación de
exosomas. Otro factor clave para la liberación de exosomas involucra a las
proteínas Rab, una familia de más de 60 miembros que participan en las
interacciones del citoesqueleto. Las proteínas Rab 27A y 27B participan en la interacción de los CMV con
la membrana plasmática. Estas proteínas participan en la eventual fusión de las
membranas de los exosomas y el plasmalema de las células donadoras que resulta
en la exocitosis de exosomas.
La fusión de exosomas con la célula
recipiente requiere la interacción de ligandos vesiculares con receptores
celulares como tetraspanina, integrinas y moléculas de adhesión inetrcelular
(ICAM), las cuales inducen la unión del exosoma a la superficie de la célula
blanco. El reconocimiento de las proteínas de superficie es la primera etapa
durante la internalización del exosoma. La evidencia acumulada sugiere que la
captación de exosomas es altamente dependiente del estatus de señalización de
la célula blanco y de las proteínas de la superficie del exosoma. Durante la
internalización del exosoma, participan varias rutas incluyendo endocitosis,
fagocitosis, micropinocitosis y fusión de membranas. Entre ellas, la ruta
más común para la captación de exosomas es la endocitosis, un proceso
rápido que ocurre en 15 minutos y depende de la participación de caveolina y
clatrina. Los exosomas también pueden
fusionar directamente su membrana con la membrana plasmática de la célula
recipiente. Esto depende de dos etapas intermedias: la hemifusión de
estructuras y la fusión de poros. El
contacto inmediato de las hojuelas de la bicapa provoca la formación del tallo
de hemifusión donde las hojuelas se fusionan. Finalmente, la fusión de poros
se abre en el diagrama de hemifusión
dependiendo de la expansión del tallo donde la conexión entre las membranas
provoca la liberación.
Los estudios recientes sugieren que la
transferencia de proteínas específicas, mARN y miARN es el principal mecanismo
para el remodelado óseo mediado por exosomas. El remodelado óseo es un proceso
complejo, el cual está asociado principalmente con dos etapas: osteogénesis y
osteoclastogénesis. Los exosomas están involucrados en las dos etapas. Durante
el proceso de formación de hueso, los exosomas están involucrados en la
diferenciación osteogénica de stem cells mesenquimales (MSC). Los exosomas
derivados de monocitos son estimuladores de la diferenciación de osteoblastos.
La fusión de estos exosomas con las MSC puede disparar la regulación al alza de
dos marcadores osteogénicos: RUNX2 y BMP-2. La osteogénesis también depende de
la función de los exosomas. Los precursores de osteoblastos, antes de la
diferenciación en osteoblastos, secretan exosomas para promover la
osteogénesis. Durante la cicatrización de las fracturas ósea, los exosomas
derivados de stem cells de la médula ósea expresan MCP-1, MCP-3, SDF-1,
factores angiogénicos, mARN, miARN que cooperativamente contribuyen al
remodelado óseo. Estos exosomas también aumentan la proliferación y
diferenciación de osteoblastos regulando al alza proteínas relacionadas con la
osteogénesis (RUNX2, ALP, OCN y OPN) así como también varios genes (miARN-196a,
miARN-27a y miARN-206). Los exosomas derivados de osteoblastos y osteoclastos
también están involucrados en la osteogenesis. Los osteoblastos pueden secretar
exosomas ricos en Let-7 para aumentar la osteogénesis. Por el contrario, los
exosomas derivados de osteoclastos actúan como inhibidores de la osteogénesis. La
transferencia exosomal de miARN 214-3p de los osteoclastos a los osteoblastos
dispara la reducción de masa ósea en ratones.
La osteoclastogénesis es la base para la
resorción ósea. Los estudios recientes
sugieren un nuevo mecanismo para la osteoclastogénesis. Inicialmente, los
osteoblastos secretan exosomas ricos en RANKL que tienen como blanco los
monocitos. La unión RANKL-RANK en la superficie de los monocitos activa la
osteoclastogénesis. Este proceso puede ser aumentado por exosomas derivados de
MSC que regulan al alza la expresión de Nfatc1, Trap y Ctsk. Mientras se inicia
la diferenciación de los osteoclastos, también se inicia el mecanismo que
controla el número de osteoclastos. Esto puede ser mediado por exosomas
derivados de los osteoclastos o de los osteoblastos. Los osteoclastos recién
formados liberan exosomas ricos en RANK que puede unirse directamente con el
RANKL de los osteoblastos o competitivamente con el RANKL en la matriz
extracelular para regular la formación de osteoclastos. Adicionalmente, los
osteoblastos pueden liberar exosomas que contienen miARN-503-3p para inhibir la
osteoclastogénesis a través de la inactivación de la señal RANKL-RANK.
Alternativamente, los monocitos pueden secretar exosomas para promover la
diferenciación de los osteoclastos. El resultado final es que los osteoclastos
son rápidamente reclutados durante esta fase aun cuando los exosomas que inhiben
la osteoclastogénesis sean liberados constantemente. Durante la resorción ósea,
la capacidad de los osteoclastos para resorber hueso puede ser afectada por los
exosomas. Por ejemplo, (i) exosomas derivados de suero de pacientes
osteoporóticos, osteopénicos o viejos aumentan la resorción ósea; (ii) cuando
la resorción ósea está cerca de su finalización, los exosomas ricos en RANK
derivados de osteoclastos impiden la osteoclastogénesis; (iii) los exosomas
ricos en RANKL que son secretados por osteoblastos pueden inhibir la resorción
a través de la inducción de la apoptosis de osteoclastos.
Los osteocitos también tienen la capacidad
para liberar exosomas, los cuales están
involucrados en la homeostasis ósea. Los exosomas derivados de los osteocitos
pueden regular la diferenciación de osteoblastos a través del miARN-218 que
actúa sobre la ruta de señalización Wnt/β-catenina. La ruta Wnt/β-catenina es orquestada
por osteocitos y es de gran importancia en la homeostasis ósea tanto en la
formación de hueso como en la resorción ósea. La esclerostina y la DKK1 inhiben
la ruta Wnt/β-catenina uniéndose a los co-receptores de Wnt, LRP5/6 y por tanto
contribuyen a la pérdida ósea. Los exosomas que contienen miARN-218 derivados
de osteocitos también pueden inhibir la ruta Wnt/β-catenina. Estos exosomas son
aceptados por los osteoblastos y provocan la regulación al alza de esclerostina,
DKK1 y RANKL. Por otra parte, los
osteocitos pueden liberar exosomas en respuesta a la carga mecánica.
Inicialmente, la estimulación mecánica dispara la contracción inmediata de la
red de actina, lo cual resulta en un incremento transitorio de Ca2+.
Simultáneamente, la estimulación mecánica induce la secreción de exosomas por
los osteocitos. Este proceso puede ser aumentado por la regulación al alza de
Ca2+ intracelular. Finalmente, los exosomas liberados por osteocitos
que contienen esclerostina, RANKL y osteoprotegerina actúan sobre los
osteoblastos para activar la osteogénesis.
En conclusión, los exosomas son un grupo
heterogéneo de estructuras membranosas que median las interacciones entre las
células. Los estudios recientes revelan una relación entre exosomas y
homeostasis ósea. Las células óseas secretan exosomas que contienen proteínas, lípidos y ácidos nucleicos y
regulan la osteoclastogénesis y la osteogénesis. Los exosomas derivados del
hueso tienen una función reguladora sobre cada tipo de célula ósea. Los
exosomas derivados de osteoblastos aumentan la osteogénesis. Los precursores de
osteoclastos conjuntamente con los exosomas derivados de osteoblastos promueven
la osteoclastogénesis. Los exosomas derivados de MSC son una poderosa herramienta
en el remodelado óseo a través del aumento de la proliferación celular y la
protección contra la muerte celular.
Fuente: Gao M et
al (2018). Exosomes-the enigmatic regulators of bone homeostasis. Bone Research
6: 36.